Unas pizcas de azúcar y sal ...[Priv.]
Página 1 de 1. • Comparte
Unas pizcas de azúcar y sal ...[Priv.]
El aroma de la comida fue lo primero que percibió al abrir la puerta de aquel establecimiento. Y aunque la hora a la que se metió en el restaurante se podía decir que era tarde, pues no faltaría mucho para que la hora de turno de cenas se cerrara, el sitio tenía un cálido y bullicioso ambiente, no tanto como para que pudiera ser sofocante, pero sí notable. Por eso, la ambarina mirada de la joven voló rápido por entre las mesas en busca de algún hueco libre y que pudiera ser cómodo. Y la idea de cenar fuera no era otra que no quería cenar en su casa. Estaba vacía y prácticamente sin comida porque ese mismo día no había salido a hacer la compra, había necesitado descansar por culpa de un breve ataque de dolor que la hizo quedarse tirada en la cama unas horas con temor a levantarse y que volviera. Por ello, una vez reunió el valor para hacerlo...ya no merecía la pena salir.
Aquella piel cicatrizada de su lado izquierdo del cuerpo...era como una continúa tortura, una advertencia y recordatorio de lo que había, de la crueldad de aquel mundo... era asquerosa. Esas quemaduras que manchaban su nívea piel eran las culpables de que su vida hubiera cambiado, de haberse estrellado contra un duro suelo de realidad y salir del sueño de una vida cómoda y sin problemas. Ella... que había tenido un futuro prometedor, que había sido buscada por los mejores diseñadores y fotógrafos para poder ser su modelo y musa... ¿cómo podía haber acabado todo aquello así? Todo aquello que se arremolinaba en su mente por falta de algo que la distrajese, sumado a que esa noche su hermano gemelo no iba a llegar hasta tarde a casa porque tenía algún asunto con su trabajo como cantante...pues eso, no merecía la pena complicarse, cenaría fuera alguna cosa y se iría directa a trabajar, ya que su horario distaba del común en otros trabajos. Si...su horario estaba bañado por la noche.
También por eso, ni se inmutó ni extraño cuando pudo escuchar algún cuchicheo cerca suyo cuando se decidió a caminar a una de las mesas que veía que estaba vacía. Claro...su aspecto, distaba también de ser el de una persona normal y, por supuesto, no iba a pasar desapercibida, aun cuando nadie probablemente pudiera reconocerla: con un ceñido abrigo que no tardo en retirar de su esbelta y proporcionada figura, dejó ver el elegante y atrevido vestido asimétrico negro con transparencias de encaje que se fijaba a su cuerpo y dejaba gran parte de su espalda al descubierto, además de dejar entrever a través de aquel encaje zonas como era todo su brazo derecho cubierto por esa manga de translucido encaje o una parte de su abdomen, dejando así completamente a la vista las vendas que cubrían la piel de su cuello, brazo y pierna izquierda que eran, en ese caso, de un profundo negro, otorgándole una inusual y misteriosa apariencia. Y su cabello, recogido en una coleta alta adornada por un narciso tan blanco como su propio pelo, caía a pesar de todo por parte de su espalda y hombros, enmarcando así con los mechones sueltos que había su rostro, el cual estaba maquillado solo con unas oscuras sombras de ojos que resaltaban más el iris dorado de la joven.
Si, su aspecto no daba lugar a pasar desapercibida, para nada. Pero esa era precisamente la idea, necesitaba llamar la atención...¿cómo si no iba a encontrar clientes que estuvieran dispuestos a pagar a cambio de su cuerpo? Tenía que saber sacarse provecho. Si...total...su cuerpo estaba roto, daba lo mismo qué fueran a hacer con él.
E ignorando con completo desinterés las miradas y susurros que algunas personas decían tras verla, simplemente dejó su abrigo en una de las sillas dispuestas en la mesa y se sentó en otra, retirando en un fluido y elegante gesto un par de mechones de su cuello tras acomodarse. Pero entonces, sus orbes se fijaron en que no había carta alguna cerca y, tampoco ningún camarero cerca, por lo que simplemente buscó otra opción. Y al mirar a su lado, a la mesa que estaba paralela a la suya, vio a una joven que por un momento pareció sonarle de algo. ¿Quizás alguien del mundo del espectáculo? Eso para ella no tenía mayor importancia, no se iba a comportar como una niñata emocionada por tener cerca a un famoso y pedir fotos para presumir de aquello. Ella había estado en ese mundo, ya sabía lo que había, nada era lo que aparentaba ser.
Pero tras observarla fugazmente, su atención pasó a lo que andaba buscando: el menú del sitio. Por eso, se incorporó en un calmado gesto para, con unos cuantos pasos que hicieron resonar el tacón de sus zapatos, se acercó a la mesa y con absoluto descaro señaló la carta, mirando en ese momento a aquella joven al rostro.- ¿Puedo tomarla? En mi mesa no hay ninguna y no parecen estar dispuestos a darme una -claro, ya no solo se refería a los ocupados camareros, si no a las otras mesas que estaban ocupadas por alguna anciana pareja que la miraban como si fuera el mismísimo satanás.
Aquella piel cicatrizada de su lado izquierdo del cuerpo...era como una continúa tortura, una advertencia y recordatorio de lo que había, de la crueldad de aquel mundo... era asquerosa. Esas quemaduras que manchaban su nívea piel eran las culpables de que su vida hubiera cambiado, de haberse estrellado contra un duro suelo de realidad y salir del sueño de una vida cómoda y sin problemas. Ella... que había tenido un futuro prometedor, que había sido buscada por los mejores diseñadores y fotógrafos para poder ser su modelo y musa... ¿cómo podía haber acabado todo aquello así? Todo aquello que se arremolinaba en su mente por falta de algo que la distrajese, sumado a que esa noche su hermano gemelo no iba a llegar hasta tarde a casa porque tenía algún asunto con su trabajo como cantante...pues eso, no merecía la pena complicarse, cenaría fuera alguna cosa y se iría directa a trabajar, ya que su horario distaba del común en otros trabajos. Si...su horario estaba bañado por la noche.
También por eso, ni se inmutó ni extraño cuando pudo escuchar algún cuchicheo cerca suyo cuando se decidió a caminar a una de las mesas que veía que estaba vacía. Claro...su aspecto, distaba también de ser el de una persona normal y, por supuesto, no iba a pasar desapercibida, aun cuando nadie probablemente pudiera reconocerla: con un ceñido abrigo que no tardo en retirar de su esbelta y proporcionada figura, dejó ver el elegante y atrevido vestido asimétrico negro con transparencias de encaje que se fijaba a su cuerpo y dejaba gran parte de su espalda al descubierto, además de dejar entrever a través de aquel encaje zonas como era todo su brazo derecho cubierto por esa manga de translucido encaje o una parte de su abdomen, dejando así completamente a la vista las vendas que cubrían la piel de su cuello, brazo y pierna izquierda que eran, en ese caso, de un profundo negro, otorgándole una inusual y misteriosa apariencia. Y su cabello, recogido en una coleta alta adornada por un narciso tan blanco como su propio pelo, caía a pesar de todo por parte de su espalda y hombros, enmarcando así con los mechones sueltos que había su rostro, el cual estaba maquillado solo con unas oscuras sombras de ojos que resaltaban más el iris dorado de la joven.
Si, su aspecto no daba lugar a pasar desapercibida, para nada. Pero esa era precisamente la idea, necesitaba llamar la atención...¿cómo si no iba a encontrar clientes que estuvieran dispuestos a pagar a cambio de su cuerpo? Tenía que saber sacarse provecho. Si...total...su cuerpo estaba roto, daba lo mismo qué fueran a hacer con él.
E ignorando con completo desinterés las miradas y susurros que algunas personas decían tras verla, simplemente dejó su abrigo en una de las sillas dispuestas en la mesa y se sentó en otra, retirando en un fluido y elegante gesto un par de mechones de su cuello tras acomodarse. Pero entonces, sus orbes se fijaron en que no había carta alguna cerca y, tampoco ningún camarero cerca, por lo que simplemente buscó otra opción. Y al mirar a su lado, a la mesa que estaba paralela a la suya, vio a una joven que por un momento pareció sonarle de algo. ¿Quizás alguien del mundo del espectáculo? Eso para ella no tenía mayor importancia, no se iba a comportar como una niñata emocionada por tener cerca a un famoso y pedir fotos para presumir de aquello. Ella había estado en ese mundo, ya sabía lo que había, nada era lo que aparentaba ser.
Pero tras observarla fugazmente, su atención pasó a lo que andaba buscando: el menú del sitio. Por eso, se incorporó en un calmado gesto para, con unos cuantos pasos que hicieron resonar el tacón de sus zapatos, se acercó a la mesa y con absoluto descaro señaló la carta, mirando en ese momento a aquella joven al rostro.- ¿Puedo tomarla? En mi mesa no hay ninguna y no parecen estar dispuestos a darme una -claro, ya no solo se refería a los ocupados camareros, si no a las otras mesas que estaban ocupadas por alguna anciana pareja que la miraban como si fuera el mismísimo satanás.
Niahm Daems
Mensajes :
18
Re: Unas pizcas de azúcar y sal ...[Priv.]
¡Claro! ¿Y qué hacía ella ahí, toda sola solita sin siquiera una pobre compañía? La respuesta era simple y no menos convincente. Daba el caso que en su piso ya no había prácticamente nada para comer. ¿Era eso posible? Y mira que se había asegurado de rellenar la nevera y, no había ya hombre en casa para culparle de que desapareciera alimento. Pero, seguramente algo más había sucedido y la comida... La comida... ¡La comida se la había comido la nevera! Claro, no tenía mucha lógica, pero... ¡Daba igual! Ya se aseguraría ella de encontrar indicios suficientes para dar con el culpable, en caso de que existiera uno. Ese era el principal motivo por el cual estaba ahí, sentada en una apartada mesa de un bar demasiado escandaloso para sus gustos, pero, el más cercano a su casa. El secundario era que tenía hambre, pero, eso ya estaba claro desde un principio. Era demasiado tarde, y la idea de ir a comprar algo al supermercado para después cocinar... Como que no le atraía. Pero, seguía considerando bastante bullicioso ese lugar y, sabiendo eso de antemano se preparó de forma conveniente, al menos para disimular un poco y no llamar demasiado la atención. Cosa no demasiado fácil teniendo en cuenta que era una mujer de ojos color rosados y cabello de un claro púrpura. ¡Claro! ¿Dónde más se podía ver a alguien así más que en algún poster de la ciudad? En el que, seguramente escribiría algo como "Miléne Von Damme, la nueva celebridad del momento" Daba el caso que ella era Miléne, pero, no la misma que aparecía en el escenario, eso sería demasiado pedir de todas maneras.
Ahí estaba ella, sentada de forma desenfadada en una de las sillas de madera mientras hojeaba el menú de aquél local. Pero, no era solo eso. En medio de aquél bullicio, el único pie que seguía en el suelo marcó el ritmo de una enigmática canción mientras sus sellados labios tararearon en silencio. Pero, eso sería lo último en notar. Primero sería su cabello, esta vez recogido en dos trenzas que se extendían a un lado y otro de su cuerpo de forma elegante, pero curiosa y, las rojizas gafas que llevaba puestas para ocultar sus particulares orbes. Su vestido en cambio no tenía nada de sorprendente, consistía simplemente en una camiseta con adornos azules y una falda blanca que llegaba hasta casi la mitad del muslo, ni demasiado larga, ni demasiado corta y claro, calzada con unos zapatos de tacón eran los causantes que incluso a sus propios oídos llegara aquel compás. ¡Algo para comer! Algo, algo... Realmente le daba igual, pero ya que había salido, iba a disfrutar un rato a solas, a pesar de que eran más usuales los momentos de soledad que aquellos acompañados, pues al fin y al cabo, acompañada nunca lo había estado totalmente, aún no había más que una aparente unión entre ella y su público, algo malo, eso sin duda, pero, en el fondo ella aún no lo había aceptado... No había aceptado nada... ¡Como si pudiera hacerlo tan rápido! Al mismo tiempo sabía que negarlo sería una completa tontería. y por ello no lo hacía. Simplemente fingía no haber caído aún en la cuenta de lo que todo eso significaba.
Pero, aquél compás se interrumpió por la aparición de un nuevo sonido, repentino, uno que, denotaba elegancia y seguridad. Su propio sonido cesó y su atención se desvió hacia la curiosa mujer que se había plantado ante ella. La observó fijamente a los ojos, sorprendiéndose de su peculiar color bañado en otro. La observó en silencio, sin considerar hacer algo malo con ello y llegó a una conclusión: Era una hermosa mujer en su propia imperfección. ¿Pues por qué otros motivos estaría ocultando parte de su cuerpo? ¿Llamar la atención? Con lo descarada que parecía haber sido no lo pensó. Pero, quizás si se estuviera equivocando y por ello no comentó al respecto. Dibujando una cortés sonrisa en sus labios cerró el menú y, volteándolo se lo ofreció— Aquí tiene. Efectivamente los encargados parecen estar ocupados con tanta clientela —Pronunció calmada, con un dulce y melodioso tono de voz, propio de una cantante. Pero... Ahí cayó en la cuenta de un hecho innegable: Estaban solas, ambas ¿qué tal si...? Se inclinó un poco al frente, apoyando ambas manos en el borde de la mesa mientras sus piernas se descruzaban con elegancia, en cambio, en sus labios se dibujó una compleja sonrisa— Dígame, ¿le apetece sentarse conmigo? Al parecer estamos solas, ambas. ¿No cree que una cena sin compañía es bastante triste? Faltarían las anécdotas propias de una cena. —Realmente triste o no estaba acostumbrada y si hablaba en aquél momento, era solo por la curiosidad que le infundía la presencia ajena.
"Me enamoré cuando vi esos ojos.
Solo en ellos podía pensar."
Solo en ellos podía pensar."
Ahí estaba ella, sentada de forma desenfadada en una de las sillas de madera mientras hojeaba el menú de aquél local. Pero, no era solo eso. En medio de aquél bullicio, el único pie que seguía en el suelo marcó el ritmo de una enigmática canción mientras sus sellados labios tararearon en silencio. Pero, eso sería lo último en notar. Primero sería su cabello, esta vez recogido en dos trenzas que se extendían a un lado y otro de su cuerpo de forma elegante, pero curiosa y, las rojizas gafas que llevaba puestas para ocultar sus particulares orbes. Su vestido en cambio no tenía nada de sorprendente, consistía simplemente en una camiseta con adornos azules y una falda blanca que llegaba hasta casi la mitad del muslo, ni demasiado larga, ni demasiado corta y claro, calzada con unos zapatos de tacón eran los causantes que incluso a sus propios oídos llegara aquel compás. ¡Algo para comer! Algo, algo... Realmente le daba igual, pero ya que había salido, iba a disfrutar un rato a solas, a pesar de que eran más usuales los momentos de soledad que aquellos acompañados, pues al fin y al cabo, acompañada nunca lo había estado totalmente, aún no había más que una aparente unión entre ella y su público, algo malo, eso sin duda, pero, en el fondo ella aún no lo había aceptado... No había aceptado nada... ¡Como si pudiera hacerlo tan rápido! Al mismo tiempo sabía que negarlo sería una completa tontería. y por ello no lo hacía. Simplemente fingía no haber caído aún en la cuenta de lo que todo eso significaba.
Pero, aquél compás se interrumpió por la aparición de un nuevo sonido, repentino, uno que, denotaba elegancia y seguridad. Su propio sonido cesó y su atención se desvió hacia la curiosa mujer que se había plantado ante ella. La observó fijamente a los ojos, sorprendiéndose de su peculiar color bañado en otro. La observó en silencio, sin considerar hacer algo malo con ello y llegó a una conclusión: Era una hermosa mujer en su propia imperfección. ¿Pues por qué otros motivos estaría ocultando parte de su cuerpo? ¿Llamar la atención? Con lo descarada que parecía haber sido no lo pensó. Pero, quizás si se estuviera equivocando y por ello no comentó al respecto. Dibujando una cortés sonrisa en sus labios cerró el menú y, volteándolo se lo ofreció— Aquí tiene. Efectivamente los encargados parecen estar ocupados con tanta clientela —Pronunció calmada, con un dulce y melodioso tono de voz, propio de una cantante. Pero... Ahí cayó en la cuenta de un hecho innegable: Estaban solas, ambas ¿qué tal si...? Se inclinó un poco al frente, apoyando ambas manos en el borde de la mesa mientras sus piernas se descruzaban con elegancia, en cambio, en sus labios se dibujó una compleja sonrisa— Dígame, ¿le apetece sentarse conmigo? Al parecer estamos solas, ambas. ¿No cree que una cena sin compañía es bastante triste? Faltarían las anécdotas propias de una cena. —Realmente triste o no estaba acostumbrada y si hablaba en aquél momento, era solo por la curiosidad que le infundía la presencia ajena.
Miléne Von Damme
Mensajes :
26
Re: Unas pizcas de azúcar y sal ...[Priv.]
En cuanto aquella joven alzó su mirada para clavarla en la propia de aquella ambarina tonalidad, le sostuvo sin inconveniente alguno la mirada, aunque el color que entrevió por las gafas de los iris de aquella chica le llamó la atención, pero nada en su actitud dio lugar a que aparentara aquello, solo fue eso, un fugaz pensamiento, el objetivo de haberse acercado no había sido otro que conseguir aquel menú pues seguía sintiendo sobre su espalda contradictorias miradas, aunque las más abundantes eran de indignación. ¿Pero qué más daba eso? Por eso las ignoraba, hasta que se hartara, pero... sí, por el momento las ignoraría. Pero sí, cuanto más observaba a aquella chica, más le recordaba a alguien que ya hubiera visto, pero... eso tampoco era su asunto, el donde la pudiera haber visto.
- A quienes menos me refería eran a los encargados... -pronunció en bajo, pero no por ello con el tono mordaz de su voz más suavizado, si no todo lo contrario. Y en ese momento en que escuchó un claro 'Ay que ver... qué descocada' de la señora que tenía detrás, a uno de los lados de la mesa ahora vacía por la albina. se volteó hacia esa señora que se encontraba acompañaba por su marido que parecía algo incomodo por la indignación de su mujer. Y Niahm clavó su mirada en el rostro de la señora mayor.- Señora, yo seré desvergonzada, pero usted es una irrespetuosa que no sabe donde meter la lengua. Cállese y mire a otro lado si no le gusta lo que ve -le espetó sin pelos en la lengua mientras entrecerraba su ambarina mirada en una cortante mirada de aviso. Pero pocos instantes después, volvió a voltear hacia aquella chica que le había ofrecido la carta, haciendo que el largo cabello albino amarrado en una coleta alta ondeara suavemente por sus movimientos. Y ante el ofrecimiento que de golpe escuchó provenir de aquella joven de lilas cabellos, hizo que arqueara sutilmente una de sus cejas, con cierto recelo más inconsciente que otra cosa. ¿Qué decía? ¿Cenar con ella?
Pero... tras unos momentos de reflexión, acabó por encogerse suavemente de hombros y simplemente sentarse en el hueco libre en la mesa. No tenía motivos para negarse y, al menos, esa chica no parecía dar lugar a querer tocarle la paciencia con cosas banales como podía ser su aspecto, cosa que, como se había comprobado, al resto de clientes de aquel bar sí parecía haberse trastocado un poco.- Está bien. De todas formas no venía con intención de pasar mucho rato aquí, al menos así lo haré sin el fondo de miradas despectivas y cuchicheos de gallinas como compañía...-acabó por decir mientras cruzaba sus piernas en un elegante gesto y comenzaba a ojear la carta en busca de algo que pedir.
- A quienes menos me refería eran a los encargados... -pronunció en bajo, pero no por ello con el tono mordaz de su voz más suavizado, si no todo lo contrario. Y en ese momento en que escuchó un claro 'Ay que ver... qué descocada' de la señora que tenía detrás, a uno de los lados de la mesa ahora vacía por la albina. se volteó hacia esa señora que se encontraba acompañaba por su marido que parecía algo incomodo por la indignación de su mujer. Y Niahm clavó su mirada en el rostro de la señora mayor.- Señora, yo seré desvergonzada, pero usted es una irrespetuosa que no sabe donde meter la lengua. Cállese y mire a otro lado si no le gusta lo que ve -le espetó sin pelos en la lengua mientras entrecerraba su ambarina mirada en una cortante mirada de aviso. Pero pocos instantes después, volvió a voltear hacia aquella chica que le había ofrecido la carta, haciendo que el largo cabello albino amarrado en una coleta alta ondeara suavemente por sus movimientos. Y ante el ofrecimiento que de golpe escuchó provenir de aquella joven de lilas cabellos, hizo que arqueara sutilmente una de sus cejas, con cierto recelo más inconsciente que otra cosa. ¿Qué decía? ¿Cenar con ella?
Pero... tras unos momentos de reflexión, acabó por encogerse suavemente de hombros y simplemente sentarse en el hueco libre en la mesa. No tenía motivos para negarse y, al menos, esa chica no parecía dar lugar a querer tocarle la paciencia con cosas banales como podía ser su aspecto, cosa que, como se había comprobado, al resto de clientes de aquel bar sí parecía haberse trastocado un poco.- Está bien. De todas formas no venía con intención de pasar mucho rato aquí, al menos así lo haré sin el fondo de miradas despectivas y cuchicheos de gallinas como compañía...-acabó por decir mientras cruzaba sus piernas en un elegante gesto y comenzaba a ojear la carta en busca de algo que pedir.
Niahm Daems
Mensajes :
18
Temas similares
» Who? || Priv
» { ☽ } Le Mat ~ Priv.
» What if I'm the bad guy? —Priv.
» ¿Te apetece? [Priv]
» The Devil Wants You —Priv.
» { ☽ } Le Mat ~ Priv.
» What if I'm the bad guy? —Priv.
» ¿Te apetece? [Priv]
» The Devil Wants You —Priv.
Página 1 de 1.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Vie Abr 13, 2018 6:04 pm por Cian Sheehan
» #Libro de Firmas
Sáb Mar 17, 2018 10:57 am por Gu Bei Chen
» ꧁ Gu Bei Chen ꧂
Sáb Mar 17, 2018 10:56 am por Gu Bei Chen
» ❉ Duanmu Louye ❉
Vie Mar 02, 2018 11:09 am por Duanmu Louye
» Los secretos y el pasado en la tumba deberían de quedar [Priv. Jun Kazuya]
Lun Feb 26, 2018 10:06 pm por Jun Kazuya
» Bajo el cielo inmaculado [Priv.]
Sáb Feb 24, 2018 11:41 pm por Larrence O'Brian
» ||Stars Can't Shine Without Darkness|| Priv.
Sáb Feb 24, 2018 10:04 pm por Larrence O'Brian
» One Step Closer...[Priv. Tasha || +18]
Miér Feb 21, 2018 3:20 pm por Gerhard Leisser
» ¿Fría atracción o cálida avidez? [Priv. Ahri]
Miér Feb 21, 2018 1:36 am por Rai R. Solberg
» Bake your Mood (Priv. Arlyne)
Sáb Nov 11, 2017 1:44 am por Arlyne Ní Laoghaire
» ENCUENTRO ACCIDENTADO (Priv. Kailen Tsukishiro)
Jue Nov 09, 2017 7:27 pm por Arlyne Ní Laoghaire
» {Juego} ¡Confiesa!
Vie Nov 03, 2017 3:24 pm por Dante Zuegg