{ ☽ } Le Mat ~ Priv.

Le Mat, El Loco invertido: Ingenuidad, insensatez, imprudencia, la asunción de riesgos. Se agachó para recoger el arcano y sonrió para si, en una mezcla de diversión y hasta cierto punto incredulidad. ¿Hacía cuanto no había vuelto a intentar prevenir el futuro utilizando una tirada? Había llegado a la conclusión, años atrás, que aquella no era la mejor, ni la más divertida de las formas. Tener aquella baraja en sus maletas no podía ser más que una coincidencia, a pesar de que quizás fuera el primero en no creer en ellas. Se incorporó, observando por última vez al arcano antes de volver a posarlo sobre el mazo y, todo junto guardarlo en el cajón de su escritorio. No tenía intención de volver a extraños hábitos ahora, no precisamente ahora que toda su monótona vida había adoptado un extraño y maravilloso destello de diversión. Sonrió, divertido y hasta se podría decir emocionado. Extendió una de sus manos para tomar su chaqueta y, tras asegurarse de que ningún importante mensaje hubiera llegado a su celular se dispuso abandonar su habitación y salir hacia el jardín de la Academia. ¿Lo que le empujaba a ello? Simple... ¿Hacía cuanto había llegado a Idarion? ¿Unos días? Y, en esos pocos días había tenido su agenda ocupada con diferentes actividades que ¿Para qué mentir? Le habían resultado realmente divertidas y no porque había hecho algún tipo de actividad divertida... Pero... Para él observar era suficiente, era, uno de sus pocos y peculiares pasatiempos: Observar a los seres humanos y espirituales. Sin decir nada, sin moverse de una cómoda banca en el parque y sin despegar sus labios para pronunciar palabra.

Fue exactamente lo que hizo: Se adentró en el jardín de la Academia y, tras caminar unos minutos bajo un sol que le agradó bien poco y, con una sonrisa misteriosa en sus labios, acabó encontrando una banca oculta por la sombra de un enorme árbol que había a un lado, un lugar perfecto para pasar unos minutos en silencio haciendo nada más que relajarse. Y no era como si a Louie le agradara el silencio, pero tampoco como si no lo hiciera. Lo más justo sería decir que le daba totalmente igual, pero que, al fin y al cabo le encantaba encontrar ese algo que haría ser su día diferente al resto, esa chispa que le daría ganas de levantarse y mezclarse con el gentío al que normalmente solo observaba. En caso de que no sucediera... Daba igual, al fin y al cabo él se divertía igual, sin importar cual de las dos opciones se presentaran. Se cruzó de piernas y desvió su mirada hacia arriba, en dirección al cielo tapado por las verdes hojas de aquél árbol, moviéndose en una calma brisa, conforme con la situación. Y ahora Le Mat había decidido hacer acto de presencia y dejarle pensando, a pesar de que por su expresión eso se pudiera presuponer vagamente, después de todo dudaba que alguien más fuera a preocuparse o preguntarse por lo que pudiera estar vagando en la cabeza de un chico, casi, totalmente desconocido. Se cruzó de piernas y cerró sus ojos durante unos instantes. Una tranquila tarde en el parque, eso casi podía ser un picnic. De hecho, la idea no sonaba mal, quizás la propusiera a sus compañeros en la próxima ocasión que tuviera. Lo único que le faltaba en aquél momento era una taza de té.

Le Mat, El Loco invertido. Cero, potencial sin límites. Nuevo comienzo. ¿Acaso estaba actuando él como un loco? La misma idea le causó gracia, el era lejos de parecerse a un loco; le habían llamado extravagante, extraño y peculiar, pero nunca loco. En ese caso solo le quedaba pensar que significaba un nuevo comienzo, un inicio, una aventura. Abrió sus ojos y volvió a fijar su mirada hacia el frente, calmado— Eso promete diversión de todas formas... —Pronunció en voz baja, un pensamiento pronunciado con palabras para si mismo, nada más que eso. Una premonición. Parpadeó y observó hacia el frente, como los estudiantes caminaban en dirección a sus respectivos dormitorios, como simplemente caminaban... ¿Quizás en dirección a la biblioteca? ¿A hablar con algún profesor? Tenían día libre, resultaba un incordio el tener que buscar a algún profesor, el pisar el suelo de la academia cuando, en días tales, lo más divertido sería hacer algo totalmente diferente al resto. Pero, él estaba ahí, sentado en un banco en la sombra, observando a los estudiantes pasar con completa calma. Y, sobretodo, tenía encima el buen presagio que Un Loco le había echado.

No se inmutó, siguió igual de relajado y calmado que siempre, con aquella particular sonrisa suya grabada en fuego en sus labios. Misterio, eso era todo lo que expresaba aquella fina línea en sus labios. Notó como repentinamente algo bajaba del árbol y pronunciaba aquello con tanta emoción. ¿Mío, eh? Levantó su mirada hacia arriba una vez más y, por muy extraña e inverosímil que pareciera aquella situación, Louie no se inmutó, siguió observando la misteriosa muchacha que parecía celosamente mantener entre sus manos algo y, cuyos oscuros cabellos como la noche caían sin cuidado alguno por sus hombros vestidos con una blanquecina camisa. Buscó los ojos de aquella particular muchacha y los fijó en ella, un inesperado contraste, oscuridad contra luz. Ensanchó su sonrisa y cerró sus ojos mientras bajaba nuevamente la mirada al frente. Así que Le Mat ¿Eh? Sin moverse aún, habló— Deberías tener cuidado con ella —¿Qué más podía ser a parte de una mariposa? De hecho, instantes antes había visto alguna de ellas volar a de un lado a otro, solo que, nunca se le había ocurrido intentar atrapar una... ¿Por qué será? Parpadeó y volvió a fijar su mirada hacia arriba... Ah, cierto, si esa chica se caía encima suya sería un buen problema, aún cuando la idea de moverse de ahí no le parecía demasiado emocionante. Era calmado, fresco y además, tenía una bonita vista de todos los alumnos y personas que por ahí pasaban. Claramente más que uno se habría fijado en la extraña escena formada, pero, nadie se había atrevido preguntar.

Es una mariposa ¿Verdad? —Sonríe de lado, entretenido— Tienen vida corta y sin el polvo de hadas no son capaces de volar. —Claro, realmente no era totalmente como lo decía él, pero, siempre era más interesante cambiar un poco las cosas y, su segura mirada junto al tono de voz calmado, muchas veces causaba que los demás confiaran en él sin caer en la cuenta que, en muchas de las ocasiones, sus ideas carecían de argumentos válidos para ser considerados una verdad, pero, Louie no flaqueaba, no mostraba duda al respecto y esa seguridad terminaba trasmitiéndosela a los demás queriendo o no. Al menos así resultaba ser la mayor parte del tiempo— ¿Y si en cambio es una vieja hada al atento de las cualidades de los jóvenes de hoy día? —Nuevamente aquella sonrisa que parecía afirmar rotundamente todo lo que decía. Parpadeó unos instantes antes de inclinar suavemente a un costado su rostro, en un gesto de curiosidad. Esa era, una extraña conversación entre un ser de la tierra y uno del mundo al inverso, se le hacía curioso, hasta divertido. Sí... Eso era lo que había estado deseando, diversión y sorpresas diarias, despertar y darle la bienvenido a un nuevo día con emoción— No tengo nada en contra de que estés boca abajo, de hecho parece entretenido. Pero me da que acabaré con dolor de cuello a este paso —Concluyó, honesto y tranquilo como siempre. Sin borrar aquél misterio, aquél espejismo de verano que había empezado con nada más que una carta, una de entre muchas. Le Mat ¿Qué tenía preparado para él? Sonaba emocionante descubrirlo. Sus peculiares ojos verde lima se entrecerraron con suavidad.