Orange, red...¿Black? [Priv.]

Veía sombras, oh, sí que las veía. Las veía balancearse detrás de las puertas de la nave, las veía tomar forma humanoide y bailotear con muchas otras al otro lado de la madera. Lo había intentado una y otra vez, una y otra vez, una y otra vez. ¿Pero quién hacerle caso? ¡Nadie! ¡Claro! Le habían tachado de loco y le habían confinado a la oscuridad más oscura que el abismo, lo habían encerrado en un lúgubre lugar sin importar cuanto llorara... ¿Esperaban que fuera a dejar de mentir? ¡Nada! No había nada que pudiera impedirle decir eso... Porque era la verdad ¿O no? Él los veía, los había siempre visto, los vería siempre, los vería más y más y más... ¡No estaba loco! ¿Cómo podría ver él todo eso si lo fuera? ¿Acaso los locos no eran ellos por no poderlos ver? ¿Qué tipo de vida solitaria habían tenido que pasar aquellas sobras sin forma y los animales pisoteados por los crueles seres humanos?

Se inclinó un poco al frente, encorvándose sobre si mismo mientras su cabello igual de oscuro que la habitación en la que estaba, se balanceaba suavemente al frente. En cambio... En cambio sus ojos rojos como la sangre siguieron viendo hacia delante, hacia las sombras que él y solo él era capaz de ver. ¿Qué estarían haciendo? ¿Darle la bienvenida? ¿Amenazarle a muerte? No le importó y, su rostro expresó exactamente eso: indiferencia. Se levantó, en un lento movimiento semejante al de un gato que estaba por atrapar a su presa y, caminando en silencio hacia la puerta levantó su mano hacia el pómulo de esta para abrirla... Cuando lo hizo quedó cegado: cegado por la luz a la que no estaba acostumbrado, cegado porque él pertenecía a la oscuridad y la oscuridad era suya... Pero, en medio de aquella ceguera los vio: Vio a las oscuras sombras de manos demasiado largas balancearse delante suya, como si el viento moviera sus miembros, en un tétrico dance.

Cuando sus ojos se acostumbraron a la luz, las oscuras figuras desaparecieron como si nunca hubieran existido y quizás eso era también la verdad. No le prestó atención, siquiera pasó por su cabeza la posibilidad de que existieran o, en su defecto de que no. Giró hacia la derecha y se alejó de ahí como si nada, igual de neutral y falto de sentimiento alguno. Sus pasos le dirigieron hacia la parte que daba afuera, cerca de la salida y, en cuanto vio tierra a un lado, no muy lejos, sonrió vagamente. Tan lento y suavemente que casi pareció una alucinación, cosa no demasiado complicada al fin y al cabo. Esperó que el barco quedara anclado al puerto y, una vez formaron un pasaje por el cual tocar tierra, no tardó en realizarlo. Lento, como una sombra oscura moviéndose por la ciudad, como la misma oscuridad apoderándose del camino. Pero claro... ¿Quién iría a esperar que alguien llamara su atención de aquella forma tan descarada? A él, una persona que, claramente tenía escrito en la cara: 'Sospechoso'

Pero lo hizo, aquella chica lo hizo y despertó su curiosidad. Rein levantó su mirada y fijó sus ensangrentados iris en los ojos rojos de ella... ¡Ohh! Si hasta se podían considerar parecidos— ¿Eh? —Murmuró. ¿Qué le gustaban sus ojos? ¿Desde cuando su color era algo agradable? ¿Sería acaso que aquella muchacha tuviera unos gustos tan extraños? Inexpresivo permaneció observándola por unos segundos más antes de volver a entreabrir sus labios para seguir hablando, calmado— No creo que sean tan diferentes a los tuyos —Voz baja, profunda, oscura, desinteresado, frío, calculador... ¿Malicioso?— Solo necesitas mirarte en un espejo para verlos —Porque, aquella muchacha los tenía rojos, iguales a los suyos. Parpadeó, ladeando exageradamente su cabeza a un lado, con la antítesis de una sonrisa. Observando ahora, un lugar inexistente detrás de aquella muchacha.

¡Ah! ¡Volvían a moverse! De esa forma tan molesta...