Under the water...[Priv. Lawliet]

por **Niahm Daems** Dom Mayo 29, 2016 6:55 pm

Mar. Más allá de lo que alcanzaba su vista, solo seguía habiendo mar. Esa extensión amplia y vasta de líquido que, por el reflejo se veía de un profundo azul. Y allí estaba ella, medio sentada en uno de los pivotes que delimitaban el final del camino del puerto, con sus estilizadas piernas entrecruzadas en una delicada postura mientras los dorados orbes seguían fijos allí, en el mar que se extendía a partir del puerto. Y aunque los rayos del sol comenzaban a amenazar con que la noche pronto haría dominio del momento, tornándose de un tono más cálido y anaranjado, la actitud de la de largos cabellos albinos no parecía ser la de moverse de donde se encontraba. Ya que...

No quería volver, aún no. Acababa de bajar de uno de los yates de algún ricachón que había pedido sus servicios y, aunque estuviera limpia por la ducha que había tomado...aun no se encontraba con un estado anímico adecuado como para querer moverse de allí y volver. Aquellos níveos cabellos, impolutos y aún algo húmedos, se balanceaban con la suave brisa que recorría la zona marítima, y si esos cabellos no acababan revueltos era porque estaban amarrados en una suelta coleta baja que dejaba todo el largo del mismo a la vista, el cual llegaba hasta más abajo de la lumbar, otorgándole un aspecto más de muñeca a aquella mujer. Pero no...ella estaba rota, se podía incluso ver a primera vista que lo estaba, esas vendas que cubrían casi la mitad de su cuerpo, desde el tobillo hasta el cuello pasando por el brazo izquierdo cubrían la piel quemada, sucia y desagradable que poseía. Esa piel...ese suceso...era el que había hecho que Niahm hubiera cambiado tanto.

Se estrelló, contra el suelo de la realidad, de la crueldad. Cayó en un mundo que no tuvo porque ser el suyo, pues su futuro había sido prometedor y acomodado entre focos de luces y cámaras de fotografía, pero...todo se había desmoronado. Solo le quedaba un cuerpo roto y el puro hecho de intentar seguir adelante.

Y aun así...por un momento, pensó lo agradable que podría ser desaparecer. Ya lo había pensado pero siempre había encontrado algún motivo para seguir adelante y no ceder, pero....aun así, seguía pensándolo. Que agradable sería...- ...bajo el agua...hundiéndote en el mar...-susurró para sí mientras otra ráfaga de aire volvía a agitar a su espalda los claros cabellos mientras alzaba su mano derecha para pasarla por su brazo izquierdo, sintiendo la textura de las vendas bajo sus dedos mientras el resto de su cuerpo era cubierto por un vestido azul ultramar ajustado a su figura. Sí..podría ser agradable...pero aun era pronto para ceder, aun no podía permitirse abandonarse. Por eso un fugaz brilló cruzó sus ambarinos orbes antes de cerrar por completo su mirada y suspirar levemente. Ya era hora de volver...de volver de nuevo a la realidad. A esa cruel, maldita realidad.

por Invitado Vie Jul 01, 2016 6:06 pm

Su vida había estado en la punta de la montaña. Había visto el cielo, las estrellas y las personas que estaban escalando la montaña, esperando el momento para llegar a ser tan bueno como él y compartir la vista que daba la cima o simplemente ser empujado por el risco para no volver a ser visto. Desafortunadamente, a Law le había pasado lo último.

Había estado en la punta más alta, en el éxito, en la popularidad innegable, pero había llegado alguien mejor, alguien más joven, más atractivo, más popular, había sido el mejor de todos y por ello mismo la caída fue más dolorosa. Ahora solamente era un profesor para una reconocida academia que entrenaría a nuevos chicos que intentarían escalar la montaña y no caer en el intento. Desde que llegó e inició las clases se dio cuenta de que había mucho talento. Habían muchos chicos que sentían pena por cantar, y mucho otros que se desenvolvían incorrectamente en el escenario. Había uno que otro talento que solo necesitaba ser pulido, pero en general, todos los estudiantes que había conocido en esas escasas semanas, eran completamente capaces y talentosos, se divertiría ayudándoles a pulir sus habilidades y dándoles las herramientas para triunfar en el mundo del estrellato.

Tenía sus esperanzas puestas en los pocos chicos que había conocido. Había decidido salir a caminar, mientras pensaba en una actividad que estaba seguro lograría solidificar los lazos de los compañeros de clase que había en el salón que manejaba en la primera hora. Había notado que todos tenían personalidades bastantes diferentes, había pensado en hacer un evento temático, algo donde hicieran equipos o parejas y pudieran cantar una canción entre todos, algo lindo y diferente a lo que todos estaban acostumbrados. Por eso mismo, había ido al puerto, había muchas buenas canciones que podían cantar (quizás de piratas), quería impulsar el talento de sus estudiantes a conseguir algo más de lo que él había conseguido cuando inició.

Había una chica increíblemente hermosa mirando el mar. Era una imagen tan bella, el cabello dejándose acariciar por el viento, dulce y tranquila. Lawliet no podía dejar de observarla, pero tuvo que apartar la mirada cuando un mocoso gritó: «¡Ese chico es un pervertido, quiere violar a esa muchacha con la mirada!» Giró la cabeza enojado, fue tan lento y silencioso que pudo darse cuenta de que iba a morir si se quedaba justo donde estaba.

por **Niahm Daems** Vie Jul 08, 2016 8:15 pm

Y en ese momento, ese momento en que por dentro estaba maldiciendo repetidamente por tener que volver a la realidad, fue cuando la realidad le golpeó en la cara con el chillido de un niño que había por ahí. Parpadeó, algo desconcertada por haber estado durante todo ese rato en su mundo, enfrascada en su mente, y mientras se incorporaba de donde había estado parcialmente acomodada, volteó para mirar con sus dorados iris hacia donde había escuchado gritar a aquel muchacho. ¿Qué había dicho de violar con la mirada?

Pero en vez de ver a un crío que era lo que se esperaba, vio a un chico bastante alto de plateada cabellera de aspecto desordenado. Y de reojo, sí captó el movimiento de lo que era una figura de infante que salía corriendo como si le hubiera amenazado con la muerte. Por eso fue que una de sus cejas se arqueó en un sutil gesto mientras su atención iba de nuevo a la figura de aquel hombre y, segundos después, mirar a su alrededor. No había nadie más que encajara con la descripción de 'muchacha', solo unos ancianos marineros y alguna que otra persona que caminaba por la zona más dedicada a las tiendas. Por lo que... en ese momento fue cuando volvió a dirigir su mirar, esta vez, al rostro de aquel chico, directamente a los orbes que, para dato curioso, parecían tener heterocromía en ellos.

Y de nuevo, una ráfaga de aire causó que los albinos cabellos amarrados en una baja coleta danzaran al compás marcado por el viento más fuerte que antes, pero solo alzó una de sus manos para evitar que las hebras llegaran a su rostro a molestar y dejó cargar todo su peso en una de sus piernas, acentuando así de manera inconsciente más la curva de su cadera pero que, en contraste con el anaranjado cielo que tenía a sus espaldas ahora, quedaba más visible todavía. Ese chico... ¿Qué pasaba con él para que hubiera causado que un niño gritara eso?

- Los niños tienen la lengua afilada aunque parezcan unos santos -comentó, mordaz, acompañando esas palabras con una sonrisa ladeada, felina, entrecerrando sus orbes mientras ladeaba un poco su rostro. Bueno...quizás ya estuviera de nuevo en la realidad...pero no necesariamente tenía porque volver aún. ¿No?

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