Friendly Game —Priv
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Las navidades se acercan, y en vez de pensar en regalos y preparativos, heme aquí motivada para gastar energías en una dura práctica hasta desfallecer. Hasta que mis huesos tiemblen y los músculos duelan. Me habían convocado a una cena “familiar”, en la prontitud, debía responder para partir de la isla. Me aterraba verles a la cara, escuchar sus agravios de que mi condición de viuda aún es inexplicable. Posarían sus inquisitivas miradas sobre mi persona y me señalarían con el dedo, recayendo en mí la culpa. Mi suegra sobretodo, aún viva y coleando, era la matriarca más espantosa —por su personalidad— y hermosa, que yo haya visto antes. Admirable, pero temible. Fue la primera en desear respuestas, presionando para no posponer los planes que con tanto esmero ha puesto en su maldita cena perfecta. La cual realidad oculta una organizada intervención para mí.
Necesito olvidar, no ahogarme en mis pensamientos.
Tenía mi cabello atado en una coleta alta, comprobando en mi mano la resistencia que tenía respecto a la pelota, luego de haber hecho un par de vueltas para calentar el cuerpo. No habrá más de dos estudiantes en toda la zona deportiva, ya que el invierno, duramente te permite sentir la motivación de ejercitarte. Y doy la razón. Quizás sea la única demente que desea inyectarse adrenalina en una tarde tan triste y blanca, pudiendo beber chocolate caliente en compañía de alguien. Pero ésa intención sólo lograría deprimirme…
Piqué repetitiva sobre el suelo. Alcé el brazo en pose, y encesté justo en la cesta. El ánimo descontrolado, producto de lamentaciones e indignaciones, hicieron que mi mente se vuelva de niebla, cavilando respecto al juego solitario y atacar agresiva a mi oponente inexistente. Cogí velocidad y ritmo en la medida que me entusiasmaba.
No era una batalla en vano, era una batalla contra mí misma.
Una vez que la pelota se fuera de mi vista, corrí en su búsqueda agitada. Los pulmones se me llenaban poco a poco de cemento, pesaban, más mi resistencia atlética me incita a seguir.
—Disculpa que lo moleste. —Dije cortés pero sudorosa—. ¿Podría pasarme el balón?
Necesito olvidar, no ahogarme en mis pensamientos.
Tenía mi cabello atado en una coleta alta, comprobando en mi mano la resistencia que tenía respecto a la pelota, luego de haber hecho un par de vueltas para calentar el cuerpo. No habrá más de dos estudiantes en toda la zona deportiva, ya que el invierno, duramente te permite sentir la motivación de ejercitarte. Y doy la razón. Quizás sea la única demente que desea inyectarse adrenalina en una tarde tan triste y blanca, pudiendo beber chocolate caliente en compañía de alguien. Pero ésa intención sólo lograría deprimirme…
Piqué repetitiva sobre el suelo. Alcé el brazo en pose, y encesté justo en la cesta. El ánimo descontrolado, producto de lamentaciones e indignaciones, hicieron que mi mente se vuelva de niebla, cavilando respecto al juego solitario y atacar agresiva a mi oponente inexistente. Cogí velocidad y ritmo en la medida que me entusiasmaba.
No era una batalla en vano, era una batalla contra mí misma.
Una vez que la pelota se fuera de mi vista, corrí en su búsqueda agitada. Los pulmones se me llenaban poco a poco de cemento, pesaban, más mi resistencia atlética me incita a seguir.
—Disculpa que lo moleste. —Dije cortés pero sudorosa—. ¿Podría pasarme el balón?
Angelique Freetzenvalden
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Re: Friendly Game —Priv
No le gustaban aquellas épocas, detestaba cuando iniciaba diciembre y todas las fechas tradicionales comenzaban, si había algo que realmente detestaba era el trato que le daban. Desde muy pequeño había participado en las ostentosas fiestas que su familia preparaba para las fechas. Siempre fiestas llenas de lujos, de banquetes elaborados, comidas cada vez más magníficas, vestidos y trajes elaborados con las telas más finas y caras telas, siempre iba gente hermosa, gente que quería atraer su atención y juntarlo con sus hermosas hijas, con las que siempre tenía que bailar. Aunque era un chico demasiado “oscuro” siempre le habían gustado las películas navideñas, todo eso, el ambiente familiar, la comida casera, la hora de abrir los regalos, siempre había querido todo eso, pero también sabía que solamente era un cuento de niños. Nada de eso existía porque todo el mundo siempre fingía y nunca eran sinceros.
Sabía que no saldría de aquella isla en navidad, por suerte tenían la oportunidad de quedarse trabajando en algún proyecto durante las escasas vacaciones navideñas. Él estaba trabajando en nuevas canciones para sacar un demo, había estado flojeando mucho en sus proyectos porque había estado pasando por un mal momento, dígase enamorado de un imposible, pero ahora enfocaría su energía en algo más importante, ni siquiera le interesaba el evento navideño que estaba realizando la academia, no, él se enfocaría en sus canciones hardcore y en las canciones que no le había cantado a Marina. Después de enviarle una carta a su padre con las felicitaciones indicadas, como cada año, solamente para quedar bien con él… Decidió ir a hacer algo diferente, no era sano estar haciendo todo el tiempo lo mismo, como una repetición, una tras otra.
Había decidido ir a correr un poco, no era precisamente el mejor, pero si era rápido y su cuerpo atlético, salió corriendo desde su habitación hacia los deportivos de la academia. Había una cancha de basketball, futbol, voleyball, una pista para correr, era todo demasiado divertido, solamente que Nikolas no tenía mucho interés para hacer ese tipo de cosas. La verdad es que casi nunca tenía interés en esas cosas, pero ahora quería algo diferente. Una energía diferente que nunca habría podido sentir, por eso iba a correr un rato, ese era el plan. Continúo corriendo por la pista, tenía puestos los auriculares y vio como una pelota de basket se detenía justo en sus pies. La vio intrigado, elevó la vista y vio a una chica acercándose. Tiró de los audífonos sacándolos de sus oídos y tomó el balón… Bajo el sonido de “God Save The Queen” de su banda favorita, se acercó a ella.
—¿Jugando sola?— Cuestionó, lanzando el balón hacia ella.—¿No quieres algo de compañía para jugar?— Le mira con una leve sonrisa.
Sabía que no saldría de aquella isla en navidad, por suerte tenían la oportunidad de quedarse trabajando en algún proyecto durante las escasas vacaciones navideñas. Él estaba trabajando en nuevas canciones para sacar un demo, había estado flojeando mucho en sus proyectos porque había estado pasando por un mal momento, dígase enamorado de un imposible, pero ahora enfocaría su energía en algo más importante, ni siquiera le interesaba el evento navideño que estaba realizando la academia, no, él se enfocaría en sus canciones hardcore y en las canciones que no le había cantado a Marina. Después de enviarle una carta a su padre con las felicitaciones indicadas, como cada año, solamente para quedar bien con él… Decidió ir a hacer algo diferente, no era sano estar haciendo todo el tiempo lo mismo, como una repetición, una tras otra.
Había decidido ir a correr un poco, no era precisamente el mejor, pero si era rápido y su cuerpo atlético, salió corriendo desde su habitación hacia los deportivos de la academia. Había una cancha de basketball, futbol, voleyball, una pista para correr, era todo demasiado divertido, solamente que Nikolas no tenía mucho interés para hacer ese tipo de cosas. La verdad es que casi nunca tenía interés en esas cosas, pero ahora quería algo diferente. Una energía diferente que nunca habría podido sentir, por eso iba a correr un rato, ese era el plan. Continúo corriendo por la pista, tenía puestos los auriculares y vio como una pelota de basket se detenía justo en sus pies. La vio intrigado, elevó la vista y vio a una chica acercándose. Tiró de los audífonos sacándolos de sus oídos y tomó el balón… Bajo el sonido de “God Save The Queen” de su banda favorita, se acercó a ella.
—¿Jugando sola?— Cuestionó, lanzando el balón hacia ella.—¿No quieres algo de compañía para jugar?— Le mira con una leve sonrisa.
Última edición por Nikolas Loreto el Sáb Ene 16, 2016 9:12 pm, editado 1 vez
Nikolas Loreto
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Re: Friendly Game —Priv
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Lo observé en un deje de simpatía, dejando fluir una sonrisa enigmática, ésas que dicen que todo está de maravilla en mi vida. No lo está. Tengo problemas mayores sin resolver, estancados y apilados en un orden minucioso, pero que a poco a poco iba a desmenuzarlos.
—Me encantaría —respondí valerosa. Sin pensarlo demasiado, desprevenida, actué conformé a mis reflejos al serme regresado el balón.
Una compañía no viene mal a estás alturas, tampoco soy tan ácida para negarme a una propuesta que me ayudaría sacarme de mi entreverada mente. Entregué frescura a mi presencia, buscando parsimoniosamente enfrentarlo cara a cara mientras picaba el balón contra el suelo pavimentado. Rompía el silencio del invierno, centrada en aquél muchacho de bella mirada neutra. En ellos parecen esconder secretos y penas, desconocedora de la posible vida que estaba llevando en estos tiempos.
Me sonaba su cara, ¿nos habremos encontrado al menos una vez? "Del campamento de verano", es lo único que me convencía pensar.
—¿Cómo te llamas, por cierto? —Pregunté educada. Todavía rebotando y haciendo un movimiento grácil de muñeca, logrando aguantarlo en constancia. El juego podría comenzar en cualquier momento, así que éste debe estar expectante de lo siguiente—: Yo soy Angelique —anuncié modesta, cómo si realmente no importara realmente quién soy.
Volví a sonreír, desinhibida en el arte social—: No prometo ser buena o mala jugando, qué salga lo qué salga, ¿no?
Off: La pelota no es de vóley, sino de básquetbal: "Alcé el brazo en pose, y encesté justo en la cesta." xD
—Me encantaría —respondí valerosa. Sin pensarlo demasiado, desprevenida, actué conformé a mis reflejos al serme regresado el balón.
Una compañía no viene mal a estás alturas, tampoco soy tan ácida para negarme a una propuesta que me ayudaría sacarme de mi entreverada mente. Entregué frescura a mi presencia, buscando parsimoniosamente enfrentarlo cara a cara mientras picaba el balón contra el suelo pavimentado. Rompía el silencio del invierno, centrada en aquél muchacho de bella mirada neutra. En ellos parecen esconder secretos y penas, desconocedora de la posible vida que estaba llevando en estos tiempos.
Me sonaba su cara, ¿nos habremos encontrado al menos una vez? "Del campamento de verano", es lo único que me convencía pensar.
—¿Cómo te llamas, por cierto? —Pregunté educada. Todavía rebotando y haciendo un movimiento grácil de muñeca, logrando aguantarlo en constancia. El juego podría comenzar en cualquier momento, así que éste debe estar expectante de lo siguiente—: Yo soy Angelique —anuncié modesta, cómo si realmente no importara realmente quién soy.
Volví a sonreír, desinhibida en el arte social—: No prometo ser buena o mala jugando, qué salga lo qué salga, ¿no?
Off: La pelota no es de vóley, sino de básquetbal: "Alcé el brazo en pose, y encesté justo en la cesta." xD
Angelique Freetzenvalden
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Re: Friendly Game —Priv
Le habría gustado seguir corriendo y escuchar canciones de uno de sus grupos favoritos, fingir que tocaba el bajo y cantar en voz alta sus partes favoritas. Pero, no, no sería necesario en ese momento. Quizás interactuar con otra persona sería suficiente para él en ese momento. Era la primera parte de su plan, interactuar con gente y quizás así podría entender lo que sentía el resto del mundo sobre estar con diferentes personas. Su tutor se lo había recomendado, había dicho que no había nada sano en que él se encerrara en su habitación a escribir canciones y sacarlas lentamente.
Esperaba que la chica no se tomara de mala forma su invitación, no es que él tuviera otras intenciones, solamente quería hacer algo diferente por primera vez desde que estaba en la academia. Algo diferente a estar enamorado pensando en una chica que ni siquiera puede darse cuenta de lo que siente por ella. O estar ensayando como poseído, eso tampoco era sano. Además, todo eso estaba conectado con el hecho de que su tutor le prohibió el uso de la sala de música hasta que no viera que estaba viviendo la vida como se debía vivir.
—Perfecto.— Murmuró.— Debo advertirte que hace bastante que no juego, así que podría ir un poco lento.— Sonrió, alegrándose por tener la fortuna de aprender rápido.
Observó a la chica botando el balón, pendiente de ese movimiento con el fin de arrebatarle el balón de las manos. Se acercó a ella con el fin de realizar el robo y comenzó a botar el balón en su mano, no esperaba tenerlo mucho en sus manos, así que le miró con una sonrisa en los labios. Al menos se estaba divirtiendo un poco. Le devolvió el balón para poder empezar bien, miró a la chica con curiosidad. No estaba seguro, pero se le hacía conocido de algún sitio, necesitaba saber de dónde. En realidad, no, estaba bien sin saber qué hacer.
—Es un placer, Angelique.— Expreso, con una mirada suave, algo extraño en Nikolas.—Soy Nikolas, de Música.— Completo, observándole más fijamente, no tenía idea de donde podría haberle visto.—No te preocupes, tampoco soy muy bueno.— Rio un poco. Y luego se fue directo al grano.—¿Nos hemos visto en algún sitio? Tu rostro se me hace familiar.— Hizo un par de estiramientos antes de prepararse para jugar. Y también puso su móvil en una de las banquitas de la cancha.—¿Tu eres alumna?— Cuestionó, aunque estaba casi seguro de que si lo era.
OFF: Perdón ;--;, no sé porque puse vóley, ya lo edite.
Esperaba que la chica no se tomara de mala forma su invitación, no es que él tuviera otras intenciones, solamente quería hacer algo diferente por primera vez desde que estaba en la academia. Algo diferente a estar enamorado pensando en una chica que ni siquiera puede darse cuenta de lo que siente por ella. O estar ensayando como poseído, eso tampoco era sano. Además, todo eso estaba conectado con el hecho de que su tutor le prohibió el uso de la sala de música hasta que no viera que estaba viviendo la vida como se debía vivir.
—Perfecto.— Murmuró.— Debo advertirte que hace bastante que no juego, así que podría ir un poco lento.— Sonrió, alegrándose por tener la fortuna de aprender rápido.
Observó a la chica botando el balón, pendiente de ese movimiento con el fin de arrebatarle el balón de las manos. Se acercó a ella con el fin de realizar el robo y comenzó a botar el balón en su mano, no esperaba tenerlo mucho en sus manos, así que le miró con una sonrisa en los labios. Al menos se estaba divirtiendo un poco. Le devolvió el balón para poder empezar bien, miró a la chica con curiosidad. No estaba seguro, pero se le hacía conocido de algún sitio, necesitaba saber de dónde. En realidad, no, estaba bien sin saber qué hacer.
—Es un placer, Angelique.— Expreso, con una mirada suave, algo extraño en Nikolas.—Soy Nikolas, de Música.— Completo, observándole más fijamente, no tenía idea de donde podría haberle visto.—No te preocupes, tampoco soy muy bueno.— Rio un poco. Y luego se fue directo al grano.—¿Nos hemos visto en algún sitio? Tu rostro se me hace familiar.— Hizo un par de estiramientos antes de prepararse para jugar. Y también puso su móvil en una de las banquitas de la cancha.—¿Tu eres alumna?— Cuestionó, aunque estaba casi seguro de que si lo era.
OFF: Perdón ;--;, no sé porque puse vóley, ya lo edite.
Nikolas Loreto
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Re: Friendly Game —Priv
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El chico parece simpático. De hecho, me daba un poco de pena por haber sido algo egoísta al pensar en mí, y no en mi nuevo compañero de juegos. Quiero decir, deseaba tener compañía y siquiera me cuestioné, si éste tiene asuntos mejores que tratar, tras no negarme a su invitación.
¿De verdad… podremos ser amigos? La confianza es estrecha, larga y sinuosa, uno de los condimentos fundamentales en las relaciones, es el respeto mutuo. Aunque a veces, éste se olvide cuando las dos personas se confrontan, allí las verdades salen disparadas como balas y hieren el corazón.
Me reí levemente con su advertencia, cabeceando ligeramente en negación: —Entonces intentaré ser “suave”. Aunque no prometo nada. —El que avisa no es traidor. La arteria competitiva siempre late con fuerzas si un adversario digno se presenta delante. En nuestro caso, sanamente y sin malas intenciones, sólo romper el hielo y acortar las distancias invisibles, etiquetas que nos señalan de “desconocidos dispares”.
—¿Nikolas? —brilló en mis ojos un tinte travieso—, me agrada mucho tu nombre. Y no porque las festividades navideñas se acercan, sino porque de verdad es precioso —aclaré. Bueno, aquello ha sonado bastante extraño, lo admito, pero juro que no hay propósitos de burla.
Aproveché su pregunta para estudiarle. Yo ya había hecho un calentamiento previo, por lo que no me molestaría esperarlo.
—También me suenas y… Sí. Soy alumna, de lo contrario, no podría estar en las instalaciones deportivas de la academia —oculté una risita tapándome la boca, ¿una torpeza? Se lo perdono—. Quizás me equivoqué, pero pudimos habernos visto en el campamento de verano. Creo que te oí discutir con otro chico, tal vez, aunque eres bastante amigable en mi opinión —me giré, tomándome un pequeño bocado del fresco aire, está helado. Pero mi espíritu hervía.
—¿Estás preparado? —solté, agrandando la sonrisa de mis labios, y comenzando con una posición de ataque. Los pies bailan, los talones se apoyan firmes y procuran robarle el balón que pica, intercepto los cuerpos, empujando para buscar el tanto deseado.
¿De verdad… podremos ser amigos? La confianza es estrecha, larga y sinuosa, uno de los condimentos fundamentales en las relaciones, es el respeto mutuo. Aunque a veces, éste se olvide cuando las dos personas se confrontan, allí las verdades salen disparadas como balas y hieren el corazón.
Me reí levemente con su advertencia, cabeceando ligeramente en negación: —Entonces intentaré ser “suave”. Aunque no prometo nada. —El que avisa no es traidor. La arteria competitiva siempre late con fuerzas si un adversario digno se presenta delante. En nuestro caso, sanamente y sin malas intenciones, sólo romper el hielo y acortar las distancias invisibles, etiquetas que nos señalan de “desconocidos dispares”.
—¿Nikolas? —brilló en mis ojos un tinte travieso—, me agrada mucho tu nombre. Y no porque las festividades navideñas se acercan, sino porque de verdad es precioso —aclaré. Bueno, aquello ha sonado bastante extraño, lo admito, pero juro que no hay propósitos de burla.
Aproveché su pregunta para estudiarle. Yo ya había hecho un calentamiento previo, por lo que no me molestaría esperarlo.
—También me suenas y… Sí. Soy alumna, de lo contrario, no podría estar en las instalaciones deportivas de la academia —oculté una risita tapándome la boca, ¿una torpeza? Se lo perdono—. Quizás me equivoqué, pero pudimos habernos visto en el campamento de verano. Creo que te oí discutir con otro chico, tal vez, aunque eres bastante amigable en mi opinión —me giré, tomándome un pequeño bocado del fresco aire, está helado. Pero mi espíritu hervía.
—¿Estás preparado? —solté, agrandando la sonrisa de mis labios, y comenzando con una posición de ataque. Los pies bailan, los talones se apoyan firmes y procuran robarle el balón que pica, intercepto los cuerpos, empujando para buscar el tanto deseado.
Angelique Freetzenvalden
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Re: Friendly Game —Priv
Estaba seguro de que su escasa cháchara estaba lejos de ser amigable. Era un poco seco, no podía hablar mucho sin ponerse nervioso pero lo intentaba arduamente. Nikolas era tímido y era complicado que se relacionara, prefería pasar como un antisocial antes de orillarse a una acción social. Su rostro tomó un vivido sonrojo. Se encontraba bastante nervioso. Pero, estaba bien, esa chica parecía agradable y paciente. Quizás se estresaría con la incapacidad social de Nikolas para contestarle rápidamente o no quedarse perdido en sus pensamientos pensando en que sería correcto responderle a la chica, quizás se tardaba mucho en hablar. No estaba seguro, toda esa situación era extraña para él.
Se rió cálidamente ante la advertencia de la chica. Bueno, no había problemas con eso, Nikolas era un hombre competitivo, siempre estaba en competencias con otros (canto, tocar, guitar hero, videojuegos variados), pero nunca había pensado en una competencia de deportes. Le gustaba correr, consideraba que era bastante rápido corriendo. Las carreras de resistencia eran lo suyo, incluso gimnasia. Pero nunca había intentado un deporte en particular. Nikolas consideraba que era rápido aprendiendo, quizás en cuanto a los movimientos de la chica aprendería la forma en la que ella se movía y pudiera hacerle competencia en su partido amistoso.
—En ese caso, eres afortunada de que consiga aprender rápido.— Muestra una sonrisa, ligeramente amistosa, con un atisbo de competitividad. Sus mejillas adquirieron un color curioso, inocente y algo avergonzado, un rojo tierno que crecía en sus mejillas. Se veía un poco incómodo, pero debido a que no recibía halagos a menudo, mucho menos de chicas; estaba ruborizado, pero intento tranquilizarse aclarando la garganta.—Gracias. Tu nombre también parece un poco al de las festividades. Por bueno, la cristiana y el ángel de la estrella.— Su voz sonó atropellada, posiblemente por los nervios que sentía en ese momento.—De hecho, es un nombre muy bello. Tus padres habrán tenido sus motivos para ponértelo.— El de Nikolas, había sido, posiblemente porque había nacido dos semanas después de las fiestas navideñas. Su madre amaba a San Nicolas… Pero, no estaba seguro de que hubiera sido el motivo. Su padre había dicho (cuando se llevaban bien) que era debido a Nike, la diosa griega de la victoria.
Hizo los estiramientos. Estaba hablando con ella mientras calentaba su cuerpo para comenzar a jugar. Estaba un poco fresco, pero sabía que su cuerpo no tardaría en calentarse y ser capaz de hacerle la competencia. Cuando escuchó las palabras de la chica, se quedó en silencio dubitativo. Seguramente tenía razón, no había prestado mucha atención a las personas que estaban ahí porque estaba eclipsado dándose cuenta de los sentimientos que tenía por Marina. Se ruborizó un poco, dándose cuenta de que en efecto había quedado como un idiota frente a una chica que bien podría haberse convertido en su amiga en algún momento. De hecho, había quedado como un estúpido, no solamente, frente a una persona, sino, frente a muchas personas con las que podría haberse podido llevar bien. Era un idiota.
—Oh, vaya. Estaba un poco irritado porque no sabía si la chica por la que fui había ido.— Se quedó en silencio, desconocía si era un buen motivo para discutir con alguien.—La verdad, es que soy un poco… Tímido y brusco con la gente nueva; lamento haber reaccionado de esa forma. Fue estúpido.— Deja escapar un suspiro, termina de estirarse. La verdad, que la chica piense que es agradable aunque en el fondo, él sabe que no es cierto. Aun así le hace feliz el comentario. Sacude los brazos, nervioso.
Asintió y comenzó a mover los pies cuando vio el movimiento coordinado de los suyos. Los pasos se volvieron más rápidos y comenzó a analizar lo que hacía con las manos. Mientras entiende cómo funciona el deporte, le roban la pelota. Entonces es él, quien empuja el cuerpo de la chica, sin violencia, algo fuerte pero sin intenciones de dañarle. Las risas no tardaron en acudir a su garganta. Era la primera vez en mucho tiempo que sentía que se estaba divirtiendo, sin presiones, sin nada que le molestara. Era como ser un niño de nuevo. Aunque claro que ya no lo era. Pegó un estirón hacia el balón, el cual salió disparado contra la reja que dividía la cancha. Aun con ese pequeño error, no podía dejar de reír.
Se sentía feliz.
—Disculpa, yo voy por él.— Menciona caminando hacia la reja.—Estaba un poco nervioso porque he estado escribiendo canciones como loco, pero creo que salir afuera realmente hace mucho bien.—Menciona, aunque no está seguro de porque lo hace, quizás porque ese poco tiempo fuera, realmente le ayudo a despejar su mente. Ahora ya sabía que quería hacer respecto a Marina.
Se rió cálidamente ante la advertencia de la chica. Bueno, no había problemas con eso, Nikolas era un hombre competitivo, siempre estaba en competencias con otros (canto, tocar, guitar hero, videojuegos variados), pero nunca había pensado en una competencia de deportes. Le gustaba correr, consideraba que era bastante rápido corriendo. Las carreras de resistencia eran lo suyo, incluso gimnasia. Pero nunca había intentado un deporte en particular. Nikolas consideraba que era rápido aprendiendo, quizás en cuanto a los movimientos de la chica aprendería la forma en la que ella se movía y pudiera hacerle competencia en su partido amistoso.
—En ese caso, eres afortunada de que consiga aprender rápido.— Muestra una sonrisa, ligeramente amistosa, con un atisbo de competitividad. Sus mejillas adquirieron un color curioso, inocente y algo avergonzado, un rojo tierno que crecía en sus mejillas. Se veía un poco incómodo, pero debido a que no recibía halagos a menudo, mucho menos de chicas; estaba ruborizado, pero intento tranquilizarse aclarando la garganta.—Gracias. Tu nombre también parece un poco al de las festividades. Por bueno, la cristiana y el ángel de la estrella.— Su voz sonó atropellada, posiblemente por los nervios que sentía en ese momento.—De hecho, es un nombre muy bello. Tus padres habrán tenido sus motivos para ponértelo.— El de Nikolas, había sido, posiblemente porque había nacido dos semanas después de las fiestas navideñas. Su madre amaba a San Nicolas… Pero, no estaba seguro de que hubiera sido el motivo. Su padre había dicho (cuando se llevaban bien) que era debido a Nike, la diosa griega de la victoria.
Hizo los estiramientos. Estaba hablando con ella mientras calentaba su cuerpo para comenzar a jugar. Estaba un poco fresco, pero sabía que su cuerpo no tardaría en calentarse y ser capaz de hacerle la competencia. Cuando escuchó las palabras de la chica, se quedó en silencio dubitativo. Seguramente tenía razón, no había prestado mucha atención a las personas que estaban ahí porque estaba eclipsado dándose cuenta de los sentimientos que tenía por Marina. Se ruborizó un poco, dándose cuenta de que en efecto había quedado como un idiota frente a una chica que bien podría haberse convertido en su amiga en algún momento. De hecho, había quedado como un estúpido, no solamente, frente a una persona, sino, frente a muchas personas con las que podría haberse podido llevar bien. Era un idiota.
—Oh, vaya. Estaba un poco irritado porque no sabía si la chica por la que fui había ido.— Se quedó en silencio, desconocía si era un buen motivo para discutir con alguien.—La verdad, es que soy un poco… Tímido y brusco con la gente nueva; lamento haber reaccionado de esa forma. Fue estúpido.— Deja escapar un suspiro, termina de estirarse. La verdad, que la chica piense que es agradable aunque en el fondo, él sabe que no es cierto. Aun así le hace feliz el comentario. Sacude los brazos, nervioso.
Asintió y comenzó a mover los pies cuando vio el movimiento coordinado de los suyos. Los pasos se volvieron más rápidos y comenzó a analizar lo que hacía con las manos. Mientras entiende cómo funciona el deporte, le roban la pelota. Entonces es él, quien empuja el cuerpo de la chica, sin violencia, algo fuerte pero sin intenciones de dañarle. Las risas no tardaron en acudir a su garganta. Era la primera vez en mucho tiempo que sentía que se estaba divirtiendo, sin presiones, sin nada que le molestara. Era como ser un niño de nuevo. Aunque claro que ya no lo era. Pegó un estirón hacia el balón, el cual salió disparado contra la reja que dividía la cancha. Aun con ese pequeño error, no podía dejar de reír.
Se sentía feliz.
—Disculpa, yo voy por él.— Menciona caminando hacia la reja.—Estaba un poco nervioso porque he estado escribiendo canciones como loco, pero creo que salir afuera realmente hace mucho bien.—Menciona, aunque no está seguro de porque lo hace, quizás porque ese poco tiempo fuera, realmente le ayudo a despejar su mente. Ahora ya sabía que quería hacer respecto a Marina.
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