¡Popcorn Time! [Priv]
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Después de una junta con sabor a eterna Dante ya no quería saber nada de la empresa, bastó con cruzar la puerta que daba al estacionamiento subterráneo del corporativo para que su expresión reflejara el fastidio que realmente sentía esa tarde. Pero por esa ocasión no se quejaría, después de todo la culpa era suya por imponer una sesión con escasos quince minutos de descanso para lograr los objetivos de la primera fase del proyecto que tenían en marcha. Las quejas vendrían del resto del equipo de trabajo, lo cual no preocupaba en lo más mínimo al empresario, en esos momentos su único interés era llegar puntual al punto donde había quedado de recoger a cierta señorita. La dueña de sus sentimientos.
-Ni de broma llegaré tarde.- se dijo fríamente a sí mismo en cuanto estuvo dentro del auto, con las manos sobre el volante. Moría por quitarse la formalidad de encima, pero primero lo primero. Aceleró en cuanto estuvo en calle abierta y aunque cuidó el no pasarse los semáforos, sí rebasó a más de uno incluso por el carril derecho.
Afortunadamente llegó con escasos doce minutos de retraso al monasterio ubicado en las afueras de la ciudad donde Odette sería el centro de una sesión fotográfica. El único problema radicaba en que para Zuegg, doce minutos lucían como una calamidad… ¿Y si al manager de la chica se le ocurría aprovechar el retardo del hombre y llevarse a la modelo a trabajar una segunda jornada en otro sitio? No, seguro que la musa griega lo acribillaba con los tacones si intentaba algo como eso, porque esa tarde era especial: finalmente la pareja se olvidaría de sus respectivas labores para divertirse el resto del día en casa. Aunque el sol ya amenazaba con emprender retirada en poco tiempo, de ahí que el rubio tuviese prisa, no quería perder ni un segundo en cosas sin importancia.
Y sin embargo ahí estaba, al borde del estrés por no dar con el lugar que aparecía en la fotografía que su prometida le había enviado al móvil para que supiera dónde lo estaría esperando. -¿Es en serio Dante? ¿Nunca habías pisado éste rincón de la isla?- exhaló mirando a su alrededor el solitario paisaje. Fue entonces que optó por hacer una pausa obligada, respiró profundo y eliminó cuanto pudo de su aura negativa pues de otra forma nada bueno iba a resultar. Además, no quería cargar ese humor al encontrarse con su musa. Bien, no había otra opción mas que tomar con calma la situación.
Así fue como reanudó la caminata por la zona ya sin fijarse en la dichosa fotografía. De hecho poco avanzaron las manecillas del reloj cuando por fin unas voces llegaron a su oído, guiándolo en el camino correcto. Sus ojos no tardaron en encontrar a quien tanto buscaba, se ajustó el saco, alzando luego la mano derecha para saludar anticipadamente a Thea. ¿Era normal que su corazón acelerara sólo de verla? Su alma se recargaba de energía al tener a Odette en las cercanías, con ella la vida cobraba sentido.
-Ni de broma llegaré tarde.- se dijo fríamente a sí mismo en cuanto estuvo dentro del auto, con las manos sobre el volante. Moría por quitarse la formalidad de encima, pero primero lo primero. Aceleró en cuanto estuvo en calle abierta y aunque cuidó el no pasarse los semáforos, sí rebasó a más de uno incluso por el carril derecho.
Afortunadamente llegó con escasos doce minutos de retraso al monasterio ubicado en las afueras de la ciudad donde Odette sería el centro de una sesión fotográfica. El único problema radicaba en que para Zuegg, doce minutos lucían como una calamidad… ¿Y si al manager de la chica se le ocurría aprovechar el retardo del hombre y llevarse a la modelo a trabajar una segunda jornada en otro sitio? No, seguro que la musa griega lo acribillaba con los tacones si intentaba algo como eso, porque esa tarde era especial: finalmente la pareja se olvidaría de sus respectivas labores para divertirse el resto del día en casa. Aunque el sol ya amenazaba con emprender retirada en poco tiempo, de ahí que el rubio tuviese prisa, no quería perder ni un segundo en cosas sin importancia.
Y sin embargo ahí estaba, al borde del estrés por no dar con el lugar que aparecía en la fotografía que su prometida le había enviado al móvil para que supiera dónde lo estaría esperando. -¿Es en serio Dante? ¿Nunca habías pisado éste rincón de la isla?- exhaló mirando a su alrededor el solitario paisaje. Fue entonces que optó por hacer una pausa obligada, respiró profundo y eliminó cuanto pudo de su aura negativa pues de otra forma nada bueno iba a resultar. Además, no quería cargar ese humor al encontrarse con su musa. Bien, no había otra opción mas que tomar con calma la situación.
Así fue como reanudó la caminata por la zona ya sin fijarse en la dichosa fotografía. De hecho poco avanzaron las manecillas del reloj cuando por fin unas voces llegaron a su oído, guiándolo en el camino correcto. Sus ojos no tardaron en encontrar a quien tanto buscaba, se ajustó el saco, alzando luego la mano derecha para saludar anticipadamente a Thea. ¿Era normal que su corazón acelerara sólo de verla? Su alma se recargaba de energía al tener a Odette en las cercanías, con ella la vida cobraba sentido.
Dante Zuegg
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Re: ¡Popcorn Time! [Priv]
-¡Bien, eso es todo por hoy, muchas gracias a todos!
En cuanto el fotógrafo elevó la voz para decir aquellas palabras, me permití respirar con alivio. Como si de arte de magia se tratara, los ayudantes comenzaron a elevar sus murmullos al tanto que se disponían a recoger el equipo que se había utilizado a lo largo de la tarde para sacar aquella fotos. Las maquillistas y estilistas se acercaron a nosotras las modelos y, tan eficientes como siempre, se dispusieron a quitarnos el exceso de accesorios y maquillaje.
La temática de aquella sesión había sido lo gótico, así que las chicas que habíamos sido solicitadas para modelar estábamos ataviadas con la ropa oscura ceñida y atestada de encajes característica de este género. En lo particular me había gustado el vestido que a mí me tocó lucir, lástima que no fuera mi estilo de vestimenta diaria y no se me podía ocurrir ocasión alguna en el que pudiera volver a usarlo, que no fuera en una fiesta de disfraces para la noche de brujas. Le entregué a Irene, la estilista a cargo de mí, el conejito de peluche color negro que me había tocado usar para las fotos y permití que me quitara el tocado extravagante en mi cabello mientras que mi vista se perdía en el horizonte, allí donde el enorme sol del atardecer, de a poco, iba ocultándose en el lejano mar que rodeaba la isla de Idarion. Era un hermoso lugar, y aquel monasterio abandonado había sido la locación ideal para este trabajo... Aunque no me convencía del todo ser modelo, al menos me alegraba haber sido requerida para la ocasión, así fui capaz de contemplar tan hermoso escenario.
Algo captó mi atención por el rabillo del ojo, mientras la joven se daba a la tarea de aflojar el ajustado corsé de mi vestuario, permitiéndome respirar a profundidad por primera vez desde que me lo habían ceñido. Una sonrisa asomó a mis labios al descubrir las familiares facciones de mi prometido y alcé mi zurda para devolverle el saludo para después hacerle una seña de que me esperara un momento. Con cuidado me deshice de la torerita estilo victoriano y se la entregué a la estilista, antes de desaparecer tras los vestidores dispuestos sólo a una veintena de pasos de donde me encontraba. Con rapidez me quité el resto de estorbosas prendas y las cambié por mi propia ropa. Ni oportunidad le di a la maquillista de limpiarme el maquillaje a base de excesivas sombras negras; de eso me encargaría cuando llegara a casa.
Una vez que me aseguré de no olvidar ninguna pertenencia mía, me alejé del biombo y me encaminé hacia Dante, quien al parecer aguardaba paciente, ¿o quizá no?, por mi aparición.
-Ya estoy libre. Lo lamento, ¿te hice esperar demasiado? -pregunté con curiosidad, ladeando parcialmente mi rostro al hacerlo. Después sonreí- ¿listo para volver a casa? ¿Ya pensaste en qué películas vamos a ver?
Mientras lo acribillaba a cuestionamientos, comencé a caminar para alejarme del barullo del resto de trabajadores, antes de que el fotógrafo principal me viera y se le ocurriera retenerme allí más tiempo. Lo cierto era que me emocionaba la idea de una noche de películas a lado de mi compañero de vivienda, aunque tenía entendido que primero teníamos que pasar a hacer unas cuantas compras, las suficientes para abastecernos de los víveres necesarios.
En cuanto el fotógrafo elevó la voz para decir aquellas palabras, me permití respirar con alivio. Como si de arte de magia se tratara, los ayudantes comenzaron a elevar sus murmullos al tanto que se disponían a recoger el equipo que se había utilizado a lo largo de la tarde para sacar aquella fotos. Las maquillistas y estilistas se acercaron a nosotras las modelos y, tan eficientes como siempre, se dispusieron a quitarnos el exceso de accesorios y maquillaje.
La temática de aquella sesión había sido lo gótico, así que las chicas que habíamos sido solicitadas para modelar estábamos ataviadas con la ropa oscura ceñida y atestada de encajes característica de este género. En lo particular me había gustado el vestido que a mí me tocó lucir, lástima que no fuera mi estilo de vestimenta diaria y no se me podía ocurrir ocasión alguna en el que pudiera volver a usarlo, que no fuera en una fiesta de disfraces para la noche de brujas. Le entregué a Irene, la estilista a cargo de mí, el conejito de peluche color negro que me había tocado usar para las fotos y permití que me quitara el tocado extravagante en mi cabello mientras que mi vista se perdía en el horizonte, allí donde el enorme sol del atardecer, de a poco, iba ocultándose en el lejano mar que rodeaba la isla de Idarion. Era un hermoso lugar, y aquel monasterio abandonado había sido la locación ideal para este trabajo... Aunque no me convencía del todo ser modelo, al menos me alegraba haber sido requerida para la ocasión, así fui capaz de contemplar tan hermoso escenario.
Algo captó mi atención por el rabillo del ojo, mientras la joven se daba a la tarea de aflojar el ajustado corsé de mi vestuario, permitiéndome respirar a profundidad por primera vez desde que me lo habían ceñido. Una sonrisa asomó a mis labios al descubrir las familiares facciones de mi prometido y alcé mi zurda para devolverle el saludo para después hacerle una seña de que me esperara un momento. Con cuidado me deshice de la torerita estilo victoriano y se la entregué a la estilista, antes de desaparecer tras los vestidores dispuestos sólo a una veintena de pasos de donde me encontraba. Con rapidez me quité el resto de estorbosas prendas y las cambié por mi propia ropa. Ni oportunidad le di a la maquillista de limpiarme el maquillaje a base de excesivas sombras negras; de eso me encargaría cuando llegara a casa.
Una vez que me aseguré de no olvidar ninguna pertenencia mía, me alejé del biombo y me encaminé hacia Dante, quien al parecer aguardaba paciente, ¿o quizá no?, por mi aparición.
-Ya estoy libre. Lo lamento, ¿te hice esperar demasiado? -pregunté con curiosidad, ladeando parcialmente mi rostro al hacerlo. Después sonreí- ¿listo para volver a casa? ¿Ya pensaste en qué películas vamos a ver?
Mientras lo acribillaba a cuestionamientos, comencé a caminar para alejarme del barullo del resto de trabajadores, antes de que el fotógrafo principal me viera y se le ocurriera retenerme allí más tiempo. Lo cierto era que me emocionaba la idea de una noche de películas a lado de mi compañero de vivienda, aunque tenía entendido que primero teníamos que pasar a hacer unas cuantas compras, las suficientes para abastecernos de los víveres necesarios.
- Vestimenta en la sesión:
Odette Chrysomallis
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Re: ¡Popcorn Time! [Priv]
Todavía parecía mentira que la señorita elegida para él por sus padres le sonriera con gusto. Había ocasiones en que despertaba con miedo atroz a que lo sucedido hace algún tiempo entre ambos en la playa fuese solo un sueño, pero para su fortuna, era tan real como el hecho de que Odette le estaba regresando el saludo desde la distancia en ese instante. Solo esperaba ser capaz de brindarle todo lo que ella necesitaba para ser feliz para que así nunca se arrepintiera de haber abierto su corazón. Pero… ¿desde cuándo se había convertido en una persona con dudas encima? Admitirlo le hizo suspirar con pesar mientras observaba como la modelo se encaminaba hacia el biombo donde normalmente cambiaba sus ropas.
Despacio fue acortando la distancia hacia el sitio donde el personal se desplazaba de un lado a otro recogiendo el material utilizado, esquivó a unos cuantos que parecían llevar demasiada prisa y entonces se ubicó en un punto donde no le estorbase a nadie al transitar y que a la vez su prometida pudiese localizarlo fácilmente. Allí esperó los minutos necesarios para que Odette se alistara y una vez que apareció de nuevo frente a él, un poco más de energía regresó a su persona.
–No más de lo normal, pero no te preocupes por eso. – respondió sincero, alegrándose otro poco al recibir de nuevo una sonrisa de su parte. Asintió sin dudar, ansiaba regresar a casa cuanto antes. Solo ahí podía permitirse soltar parte del cansancio acumulado a lo largo de los días. –Tengo algunos títulos en mente, pero primero quiero saber qué géneros te atraen, nunca te lo había preguntado. – de hecho, desconocían numerosos detalles del otro y a eso había que ponter solución –Una de las que están en mi lista es sobre samuráis, y la otra es Moulin Rouge. ¿La has visto antes? – preguntó curioso pues por el estilo de la película quizá entraba en el repertorio ya visto por la castaña.
–Pasaremos a comprar provisiones para la noche, como habíamos quedado. Pizza, palomitas, caramelos o lo que se te antoje. También podría probar suerte y prepararte algo personalmente. – agregó con media sonrisa, bajando la mirada hacia las facciones de la chica en espera de su reacción. La cocina no era su fuerte, pero tenía días dándole vueltas al asunto, no sonaba mal practicar para ofrecerle algo de comida casera a Odette.
Estando ya junto al auto abrió la puerta para ella –Por cierto, lucías espléndida en el atuendo que usabas para la sesión. Imponente. Quedaría perfecto para un concierto. – guardó silencio por unos segundos, pensativo. –¿Sabes? Llevo tiempo pensando en la posibilidad de organizar un evento artístico… Me he preguntado si no es una idea demasiado descabellada para mi. – Alguien debía aprovechar el potencial artístico de la isla ¿no? Pero solo no podría organizar tal cosa, eso era definitivo.
Despacio fue acortando la distancia hacia el sitio donde el personal se desplazaba de un lado a otro recogiendo el material utilizado, esquivó a unos cuantos que parecían llevar demasiada prisa y entonces se ubicó en un punto donde no le estorbase a nadie al transitar y que a la vez su prometida pudiese localizarlo fácilmente. Allí esperó los minutos necesarios para que Odette se alistara y una vez que apareció de nuevo frente a él, un poco más de energía regresó a su persona.
–No más de lo normal, pero no te preocupes por eso. – respondió sincero, alegrándose otro poco al recibir de nuevo una sonrisa de su parte. Asintió sin dudar, ansiaba regresar a casa cuanto antes. Solo ahí podía permitirse soltar parte del cansancio acumulado a lo largo de los días. –Tengo algunos títulos en mente, pero primero quiero saber qué géneros te atraen, nunca te lo había preguntado. – de hecho, desconocían numerosos detalles del otro y a eso había que ponter solución –Una de las que están en mi lista es sobre samuráis, y la otra es Moulin Rouge. ¿La has visto antes? – preguntó curioso pues por el estilo de la película quizá entraba en el repertorio ya visto por la castaña.
–Pasaremos a comprar provisiones para la noche, como habíamos quedado. Pizza, palomitas, caramelos o lo que se te antoje. También podría probar suerte y prepararte algo personalmente. – agregó con media sonrisa, bajando la mirada hacia las facciones de la chica en espera de su reacción. La cocina no era su fuerte, pero tenía días dándole vueltas al asunto, no sonaba mal practicar para ofrecerle algo de comida casera a Odette.
Estando ya junto al auto abrió la puerta para ella –Por cierto, lucías espléndida en el atuendo que usabas para la sesión. Imponente. Quedaría perfecto para un concierto. – guardó silencio por unos segundos, pensativo. –¿Sabes? Llevo tiempo pensando en la posibilidad de organizar un evento artístico… Me he preguntado si no es una idea demasiado descabellada para mi. – Alguien debía aprovechar el potencial artístico de la isla ¿no? Pero solo no podría organizar tal cosa, eso era definitivo.
Dante Zuegg
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