UnDEATHable [Priv. Chris Hansson]

El reproductor repetía incansablemente A little piece of heaven porque siempre había sido mi canción favorita, esa que jamás me cansaba de escuchar, que me maravillaba en mil maneras diferentes cada vez que resonaba en mis oídos; lo que muchos adultos decían que les pasaba cada vez que leían El Principito... bueno... eso me sucedía a mí con esta canción de amor, crimen, muerte, depravación y venganza. 

Tarareaba aquellas estrofas que conocía del derecho y del revés mientras caminaba hacia el parque principal de la ciudad; le meta del día: Plantar flores. Las flores eran una parte fundamental de los rituales para los muertos; con sus propios ciclos, su simbología, su propio lenguaje inventado durante la época victoriana... Quería flores propias para ofrendar a mis cadáveres cuando finalmente consiguiera el puesto de trabajo al que aspiraba; apenas había llegado aquí pero mis objetivos estaban claros como siempre. 

El atardecer ya estaba cayendo y los últimos rastros del sol no tardarían en ser tragados por el velo de penumbras, de manera que debía apresurarme; al parecer era una buena hora, ya que apenas quedaban personas en el parque y ninguna de ellas estaba cerca de la zona donde yo me estaba acomodando con mi bolsa de abono, mis sobres con semillas, mi regadera, el fumigador y mi enorme pala.

Seguía entonando aquella canción mientras me posicionaba bajo un enorme castaño que podría echar una buena sombra sobre las flores durante las horas más severas de sol, así no se chamuscarían en los días de insoportable calor. Sin esperar más comencé a cavar determinando un perímetro de 1,50x0,80, suficiente para que la variedad de flores que quería plantar echara raíces;abrí las bolsas de abono deleitándome con su particular olor a estiércol y estaba a punto de verterlas en la tierra cuando sentí un pequeño golpe en mi cabeza; sorprendida me giré para intentar identificar a mi agresor y cual fue mi sorpresa al ver a una pequeña ardilla que me observaba desde lo alto de una rama del frondoso árbol; ante lo que me dispuse a cobrar venganza y raudamente comencé a trepar para atrapara a la muy incordia. 


Mis piernas se enredaron entre una de las gruesas ramas, pinzándola entre mis muslos y mis tobillos cruzados de manera de anudar las extremidades y no permitirme caer, ayudándome con las manos repté por aquella ramificación del tronco principal intentando hacerme con aquel roedor infernal que parecía gozar burlándose de mí. -Cosas más grandes me he comido en un estofado...-La amenazo mientras estiro una mano hacia ella dispuesta a pillarla del cogote, cuando siento debajo de mí la madera crujiendo- E---¡Espera! ¡GYAAAHH!-Alcancé a gritar cuando aquella rama cedió por el peso quebrándose y cayendo uno poco más de tres metros hacia abajo.


-Auuss... Qué daño... -Me quejo intentando manotear mis gafas en el suelo, agradeciendo que las hojas y pequeñas ramitas que nacían de la mayor hubieran amortiguado mi caída, sin embargo todo dejó de ser agradecimiento cuando debajo de mi tacto percibí algo demasiado blandito como para ser suelo o tronco...

El reproductor había volado lejos y la canción se alcanzaba a oír como una austera letanía mientras yo finalmente sí encontraba mis gafas y descubría con una mezcla de espanto y fascinación, un manojo de carne humana sangrante desparramado bajo la pesada rama.-¡Ay dios! ¡Me lo he cargado! -Mirando nerviosamente a todos lados los siguientes segundos se suceden como una eternidad; intento tranquilizarme pero mi primer instinto es quitar la rama para descubrir el cadáver y arrojarle encima las tres bolsas de cinco Kg. (cada una) de abono, encima mientras comienzo a intentar enterrarlo para cubrir el crimen.

-Tú descuida... en un rato volveré para ponerte bonito y darte un buen ataúd... trata de no descomponerte mucho hasta enton--- -Y de pronto un quejido, un anuncio maravilloso de que en realidad no estaba muerto... o al menos no tan muerto como yo pensaba.