What if I'm the bad guy? —Priv.

Había pasado por mucho esa última semana, por más que su manager le hubiera dicho que el concierto había sido un éxito, ella sabía que no era así. Aquella isla era el territorio de su prima, Odette. Y sabía que la gente había asistido únicamente por el uso de su apellido 'Chrysomallis' en toda la publicidad del evento, la gente había ido porque les daba curiosidad quien era aquella que utilizaba el mismo apellido que su maravillosa idol. Y si, muchos se habían quedado, la habían amado y habían adorado toda la presentación como si hubieran sido fans de Calliope desde antes de llegar al territorio, pero fue una pequeña minoría la que prefirió a Calliope sobre los éxitos de su prima, principalmente porque entre las canciones que le pedían sobresalían las de ella, que no quería cantar. Sería como rebajarse y hacer algo que solamente le iba a dejar mal. No iba a hacer eso.

En tal caso, Calliope se veía en la creciente necesidad de aceptar que ella había fracasado en la primera batalla contra Odette. Y posiblemente, eso le había destrozado. Había decidido caminar después de tan inminente derrota, sin llevarse su teléfono celular ni nada con lo que pudieran localizarle, incluso se había quitado el localizador que siempre portaba en el cuerpo. Quería estar sola, quería estar sola con sus pensamientos. Completamente sola. Quizás por eso, cuando había salido de la academia no se había percatado de que el cielo estaba nublado y que parecía que se iba a derramar el cielo de las nubes grises que se formaron alrededor del cielo azul que solía inundar los cielos de aquel extraño territorio.

Había sido un fiasco, nadie le había dicho que tan mala podía ser su suerte y cuan tan infravalorada iba a terminar estando... La gente solía ser cruel, siempre moviéndose por sus propios intereses sin preocuparse por lo que los demás pensaban y creían. Se había preparado con anticipación porque sabía lo que los fans hacían, pero su decepción había sido mayor. Aun así se le debían dar puntos extras por aguantar hasta el final sin flaquear.

Pero, ahora, justo durante este casual paseo... No dejaba de pensar en lo sucedido el día anterior. En aquel paseo vestía un vestido sencillo de mangas largas colo negro y un chaleco verde por encima, botas cortas y lentes de marco grueso. No le había dedicado mucho interés a su vestimenta. Antes de darse cuenta las lágrimas ya habían comenzado a caer sobre sus mejillas, a rodar salvajes recordándole lo terrible que había sido y lo alejada que estaba de alcanzar a Odette en su territorio. La idea de su manager desde el inicio había sido usar solo su nombre de pila, pero ella se había aferrado a usar su nombre completo. Sería una victoria vacía.

Debido a eso tomó la mala decisión de salir corriendo por las calles sin mirar atrás. La lluvia se había soltado desde hacia unos minutos y ella no lo había notado, pese a la sensación de ropa pegada al cuerpo. Cruzó la calle, y por un segundo se le heló la sangre, se había cruzado con las luces en verde y los focos de un vehículo le hicieron pensar en lo peor, la muerte.

Pero, no. Un muchacho muy atractivo se acercó a ella. Se quedó estática.

—No... Solo iba distraída...— Murmuró, percatándose de la lluvia y secándose el rostro.—No había notado la lluvia.— Murmuró, de nuevo, entre risas.

Estaba decidida a cambiar. También había decidido volver a sus orígenes en cuanto al canto y la actuación. Se esforzaría por ser la mejor y no solamente una idol. Después de aquel estresante y frustrante garrafal error, había decidido que lo correcto sería simplemente llevar acabo sus metas como salieran como Calliope Chrysomallis, no como una copia no perfecta de Odette, de su queridísima prima. Y por lo mismo, iba a encontrar la forma de rascarse con sus propias uñas y conseguir sus metas. En el momento en que se obsesionó con ser mejor que ella, debido a todos los comentarios que hacían sobre que debería parecerse más a ella, había perdido de vista sus propios sueños, sus metas. Pero después de eso, no iba a equivocarse de nuevo, no iba a fallar, tenía que hacerlo bien. Perfectamente bien. Pero haciendo exactamente lo que ella quería hacer. Actuar.

Cierto que estaba tan distraída que ni siquiera se había dado cuenta de que sus ropas estaban completamente mojadas y que incluso se le pegaban a la piel, dándole una imagen demasiado atractiva a los ojos de los pervertidos que rondaban las calles. Pero estaba tan, pero tan desanimada que ni siquiera podía pensar en una forma de contentarse, era demasiado complicado una vez que se daba cuenta de que estaba sola y no tenía nadie en quien apoyarse. Uno pensaría que al ser primas, Calliope y Odette, estarían la una para la otra sin importar nada, pero Calliope, quien conocía poco a su prima, nunca había tenido la oportunidad de hablar con ella de la forma en la que quería. Y es que su personalidad tampoco ayudaba mucho, que en lugar de acercar a los demás, terminaba ahuyentándolos más lejos.

Aquel susto que se había pegado al ver su vida pasar frente a sus ojos al verse en un posible atropellamiento, fue suficiente para devolverle la visión de lo que sucedía. Sin embargo, era tarde, su móvil estaba completamente mojado y no tenía idea de en que parte de la ciudad se encontraba, no traía dinero para pedir un taxi y estaba en una situación inapropiada, especialmente por su ropa. Escuchó su comentario y su rostro adquirió una tonalidad rojiza. ¡No podía creer lo que aquel hombre estaba proponiéndole! ¡Si apenas se conocían! ¿Qué todos en aquella ciudad eran así?

—¿Qué? Pero, si las motos son tan inseguras...— Mencionó, un poco insegura, aunque por otro lado era el único transporte que tenía por el momento y no iba a cobrarle.—¿Conoces la academia que esta por aquí?— Cuestionó, dudosa. Aunque de todas formas, se subió en la moto y se sujetó de donde pudo.—Por cierto, ¿no tendrás otro casco?— Preguntó, algo temblorosa por el frío. Frío que apenas en ese momento había comenzado a sentir. Se ruborizó, porque el cuerpo contrario desprendía calor y no pudo evitar acercarse un poco más hacia él.—P-por cierto, muchas gracias por ayudarme.— Murmuró entre dientes, como si le doliera el orgullo mencionarlo.

Aquel sujeto estaba más que loco si pensaba que ella se iba a subir a una motocicleta. Aunque lo cierto es que estaba en un lugar que no conocía, completamente mojada por la lluvia que acababa de comenzar a caer. La verdad es que las cosas no pintaban demasiado bien como para decirle a su único posible transporte, que la había salvado de morir atropellada, eso ya era suficiente para Calliope. Le daba miedo, estaba asustada, pero también estaba sumamente agradecida con aquel joven, especialmente por intentar cuidarle y no sabía de qué forma aprobar lo que sea que estuviera pasando. Odette habría perdido la cabeza si estuviera en su situación, con lo santurrona que era su prima, no sería extraño algo como eso.

Frunció el ceño sobre lo que dijo de la academia. En realidad, no le interesaba lo que dijeran de la academia, pero detestaba que le dijeran rica o que la encasillaran en una categoría ridícula únicamente porque tenía bastante dinero. Era su familia la que ganaba dinero, si Calliope contara con un trabajo ridículo, ah, bueno si tenía uno. De cuando conseguía dinero por las canciones que cantaba y ahora ya era como “reivindicarse”. Quería cantar, quería cantar como nadie, pero necesitaba encontrar su estilo y escribir sus propias canciones, iniciar de cero como siempre había deseado, pero como siempre se había visto retenida por los comentarios de sus padres, de sus tíos e incluso de sus abuelos, que le decían que debía ser como Odette. Ella ahora, Calliope, quería ser ella misma. Y si a alguien no le gustaba… El punto es que la chica tenía sus ahorros para no tener que depender de sus padres o el dinero de la familia durante una buena temporada.

—Se supone que lo soy. Aunque estoy segura de que la mayoría sabe dónde está ubicada…— Miró hacia la calle llena de pequeños charcos de agua provocados por la lluvia.—Ya pues, solo vamos.— Contestó ante su comentario sobre el casco, ya lo único que quería era salir de ahí y llegar a su habitación, cambiarse de ropa y colocarse bajo las cobijas calientitas.—Solo lléveme, por favor.— Expresó, colocándose en la parte de atrás, sujetándose de la cintura del joven, para asegurarse de no morir en una noche húmeda como había visto en muchas películas. Al menos le había prestado un casco, era bastante caballeroso, pese a su personalidad. Tampoco es que Calliope fuera muy agradable.

Cuando llegaron al territorio de la academia, escuchó su voz y mostró una vez más la voz de aquel joven, frunció las cejas y le vio con una pequeña sonrisa. Indicándole con la mano que le acompañara. Después de todo, al menos le ofrecería una taza de té caliente y una toalla para que se secara. No estaba segura de si podía llevar a un hombre a su habitación en la academia, pero si nadie se enteraba mejor. Las ropas mojadas estaban comenzando a darle frío a la joven. Dejó escapar un suspiro y luego le hizo una seña para que guardara silencio, no quería tener problemas, ya tenía suficiente con los que tenía.

—No creo que tengamos permitido llevar hombres a nuestra habitación, pero, puedo romper las reglas porque me ayudaste.— Murmuro para sí misma.—Soy Calliope.— Expresó una sonrisa cálida, pese al frío que tenía en ese momento.—Ven…— Murmuró, tomándole del brazo con algo de fuerza y tirando de él para llevarle por las zonas oscuros del complejo de departamentos de la academia. No podía permitirse que nadie le viese. Especialmente, porque estaban empapados y bueno porque seguramente ya había pasado el toque de queda. Buscó entre sus ropas la llave de su habitación y abrió la puerta introduciéndole dentro y cerrando de golpe. Respiro profundamente, dejando una respiración prolongada debido al alivio.

—Ehm, ponte cómodo.— Murmuró, mirando el desordenado cuarto, había estado tan molesta y triste que había tirado todos sus vestidos y todos los guiones de las obras que podría protagonizar en algún momento. Tomó una toalla del clóset a su lado y se la ofreció al joven, comenzando a desabrochar las prendas superiores empapadas.—Eh, si gustas puedes quitarte las ropas mojadas, puedo prestarte mi bata.— Se ruborizó y caminó al otro lado de la habitación.—Y… Tengo una pequeña cafetera, puedo calentar agua y prepararte un café o un té…— Murmuró, poniendo un poco de agua a calentar.

off:

Se preguntaba si estaba algo mal que llevara a ese chico que no conocía a su habitación. Decir que no entendía si era una mala idea, era corto. Estaba segura de que si Thea estuviera en ese lugar, sabría aconsejarla. ¿Quizás le diría que no era tan buena idea como le parecía? Era posible, estaba segura de que su prima pensaría que era una idiota por dejar que un hombre mayor y desconocido estuviera en su habitación mientras ella estaba mojada. Si bueno, si lo ponía así tenía sentido, pero ella era demasiado inocente. No sabía que las cosas podían siquiera salir mal. Sé quedo en silencio por un rato, sin saber que hacer exactamente en ese momento. Ya no podía cerrarle la puerta en la cara, mucho menos después de haber sido grosera y arrogante con él, lo mínimo que podía hacer era esperar a que la tormenta terminara, antes de correrlo de su habitación, eso no era algo que le habían enseñado sus padres. ¿Debería marcarle a Thea para preguntarle qué hacer? No, prefería tomar las riendas de la situación por su cuenta antes de preguntarle algo a su prima después de arruinar su presentación en la ciudad. Sí, no quería arruinar más las cosas con ella.

¿Es que ella no podía notar la mirada de aquel sujeto? Bueno, no estaba segura, pero podía darse cuenta fácilmente de que aquel chico era realmente atractivo. Si se había sentido encantada, de alguna forma, cuando le vio en la calle. Él había sido muy amable en no atropellarla aunque fue ella la que se distrajo. Cuando subió a su motocicleta, se dio cuenta de que tenía buen cuerpo… Brazos firmes y fuertes. Se había ruborizado pensando en ello. Se había ruborizado de nuevo, pensando en ello. Quizás había algo mal en su cabeza, justo en ese momento, tenía que dejar de pensar tonterías, primero estaba sumamente decepcionada por su presentación en Idarion y segundo había un chico increíblemente atractivo en su habitación, no sabía qué hacer con los sentimientos que se estaban desembocando en su cabeza.

Intentó no girar la cabeza hacia aquel chico, porque cuando había mirado de reojo se dio cuenta de que se estaba sacando las prendas. Se ruborizó, vaya que si tenía un buen cuerpo. Quería probar un poco de eso, se ruborizó de nuevo, pero continúo sacándose las prendas mojadas con timidez, no ella no tenía dobles intenciones, pero se sentía con las hormonas a todo lo que daban. Maldijo a sus hormonas por un instante. ¿Cualquier chica habría reaccionado de esa manera? Suponía que si, a menos que tuvieran otras preferencias.

Dejó escapar un jadeo. Nadie le decía ‘baby’ y quizás debería gritarle por llamarle de esa forma, las prendas húmedas se pegaban en su cuerpo, y se sentía atraída a aquel chico, quizás más de lo que era inteligente. El beso en sus nudillos le provocó nervios, le hizo estremecer de la punta de los pies hasta el inicio de su rubia cabellera, el chico se sabía guapo, y según su madre, eran aquellos los hombres más peligrosos, los que sabían el efecto que causaban en las mujeres. Miró al chico y asintió, un poco apenada por la situación.

—Si, no te preocupes, lo haré.— Murmuró, luego miró al joven con algo de timidez, debido a que necesitaba cambiarse y debía hacer una pregunta que quizás éste ignoraría. Si estuvieran en la habitación de él, y este le pidiera hacerlo que ella iba a pedirle, tampoco haría caso. Ella preferiría ver.—¿Podrías girarte para que me desvista?— Se dio cuenta de que aquello, no sonaba nada bien.—Digo, es que necesito vestirme o pillare un resfriado.— Desvió la mirada hacia abajo, pero al estar tan cerca de él, de nuevo pudo ver su abdomen y soltar un suspiro de nerviosismo.


Se alejó sin esperar respuesta y comenzó con su enmienda. Se sacó la chaqueta que traía puesta y se escondió detrás de la puerta del armario para sacarse el vestido. Era claro que no había sido una buena idea. Esperó a que el chico estuviera mirando a otro lado, para girarse hacia el clóset. Tenía las bragas y el sostén mojados, pero podía vivir con ello un rato. Se pasó una playera traslucida por encima y se puso los shorts deportivos que usaba en gimnasia. Se colocó un suéter gris y que le quedaba algo grande sobre la playera, al darse cuenta de que era demasiado transparente. Se viró, ruborizada.

—Bueno, ¿en qué estábamos? Tu té, ¿cierto?— Cuestiona con las mejillas ruborizadas y completamente nerviosa, espera que el chico no la haya visto.