Blue as the deep sea [Priv.]

por **Christian Hansson** Sáb Abr 02, 2016 1:54 pm

Desde que habían anunciado hacía unos días que en aquel acuario habría una exposición especial sobre las profundidades del mar y algunos especímenes que habían logrado conservar en cautividad, la atención del joven se había mostrado activa hacia aquello. Claro, él no era de salir de casa pero...seguía siendo alguien amante del conocimiento, y ese tipo de exposiciones y eventos solía llamar a su lado más curioso y ávido de sabiduría, así que...en e fondo, no era tan extraño verlo en la calle si era por una causa así y, por supuesto, muchísimo menos raro era encontrárselo en el lugar que se trataba.

Y por eso estaba aquella tarde allí, en el acuario, observando previamente los lugares destinados para el habitual espectáculo que aquel sitio tenía al público. No había ido allí previamente, así que pasó un largo rato con un calmo paso observando con una analítica atención todas aquellas peceras con sus correspondientes seres vivos que estaban dentro, desde exóticos y coloridos peces hasta las espectaculares reuniones de coral de diferentes tipos que hacía del lugar como si estuvieran en otro mundo. Encima el acuario tenia esa peculiar penumbra para que todo lo iluminado se observara con mayor atención...sí, era un lugar calmado y agradable para pasar el rato mientras leía con rapidez por puro hábito las descripciones de cada animal y planta acuática con las que complementaban cada pecera.

Pero tras ver todas las peceras del primer y segundo nivel, vio como el tercero tenía el cartel que indicaba que esa era la entrada a la exposición de las profundidades marinas, así que con un nuevo interés naciendo en su mirada, comenzó a descender hasta llegar a una sala que parecía estar en completa oscuridad. Tanta era la oscuridad que, por un momento, creyó que aquel lugar debía de tener mal la instalación eléctrica. Pero en ese momento vio una pequeña luz que dejaba ver lo que parecía ser el inicio de un pasamanos, así que casi por inercia dirigió su mano a el y dejó deslizarla por el mismo a medida que avanzaba a lo largo de aquel que parecía un pasillo completamente negro. Y entonces, lo vio.

Volteó a un lado su rostro al ver una luz inusual, casi fantasmagórica, que era parte de una medusa que, como muchos de los seres que vivían en las profundidades del bar, poseían la habilidad de la luminiscencia. Sus orbes se abrieron más de lo normal por culpa de la sorpresa que le asaltó al verla, y aquellos claros orbes, de un celeste casi blanco, parecieron brillar junto al propio brillo de aquel ser invertebrado, aunque estaba enmarcado por el propio pelo de aquella oscura tonalidad que el chico poseía. Tan oscuro como el azul de las profundidades del mar.