✿ A Little Dream ✿ Priv.
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"¿La escuchas? ¿Escuchas la melodía del cielo?"
Fue ese simple pensamiento el que se escapó de su mente al observar el cielo desde la cúpula del centro comercial... El vidrio era tan claro que pareciera que ni siquiera existiera, pero, estaba claro que estaría ahí. Entonces, una honesta sonrisa escapó de sus labios, tintada con cierto cariño antes de bajar su mirada y seguir avanzando, con una sonrisa un tanto más suave en sus labios, siguió avanzando como hasta ese momento lo había hecho, en un sendero de flores, en soledad, sin vacilar ni dudar. Siempre. Sujetó su blanco sombrero un poco, cubriendo más sus rosados ojos de aquella forma. Esperaba no ser reconocido, en ese preciso instante casi echaba de menos pasar por un pueblo que todos fingían no verla, ser un fantasma. Después de todo... ¿Qué sentido tenía? Era una persona como las demás, solo había acabado ahí por un golpe de suerte, porque por primera vez en mucho, mucho tiempo, la Diosa Fortuna parecía haber empezado a sonreirle... ¿Realmente Miléne sería un nombre con buena suerte? Realmente le daba igual, con o sin, lo atesoraría por toda la eternidad y más. Paró ante una biblioteca de aspecto rústico y ladeó a un costado su rostro. Era su día libre... Podía hacer lo que más quisiera ¿cierto? Aunque fuera algo tan banal como pasarse el día sumergida entre cuentos de hadas y caballeros blancos. Su repentino movimiento para dirigirse hacia aquella tienda causó que su claro vestido hasta poco encima de las rodillas ondeara suavemente, pero, lejos de ser una preocupación para ella simplemente se adentró. ¿Por qué? ¿Realmente se pondría a leer libros de hadas y caballeros? No... No lo haría... ¿Entonces qué? ¿Qué podría ver? Entonces lo recordó, una vieja y casi inocente idea que había tenido, un deseo suyo, puro, personal, uno que no estaba mezclado con los de su hermano o los amigos de su hermano. Ella la había empezado y ella le daría final, sería la asesina de su propio sueño, lo ahogaría con sus propias manos y lo dejaría caer en las profundidades de su pasado, de un mar de lágrimas secas.
"Yo... Quizás pueda aprender medicina... Entonces... Podría ayudarlo, podría ayudar a todos aquellos que no se pueden permitir una consulta... Entonces... Quizás hasta yo sea capaz de ayudar a alguien."
Pero se había ido, había escapado de sus manos, al igual que el tiempo. Antes de darse cuenta el motivo por el cual aquél deseo había nacido, ya se había ido. ¿Entonces por qué se encontraba ahí? ¿Qué sentido tenían ya sus palabras? Aun así, se sintió curiosa al respecto, quería ver... Que era lo que encontraba. En el silencio de la tienda fue subiendo las escaleras que daban al segundo piso y lentamente comenzó a buscar entre los libros de especialización la sección de "medicina". Bueno, nada malo pasaría si buscaba un poco por pura curiosidad ¿no? Después de todo era su tiempo libre y no tenía nada mejor que hacer... ¿Cierto? Cuando finalmente encontró la sección que andaba buscando se acercó con curiosidad. Irónicamente sus títulos eran demasiado complicados para que ella los entendiera, después de todo siquiera había tenido la oportunidad de acabar sus estudios, pero... Con el tiempo se dio cuenta que eso no era un impedimento. Observando la parte más alta de la estantería encontró algo bastante curioso: un libre de cubierta vieja que malamente se podía leer "Medicina para Principiantes" ¡Eso era algo que seguramente hasta ella entendería! Apoyando suavemente una de sus manos sobre la estantería extendió la otra hacia arriba pero, sus dedos a penas pudieron tocar su cubierta. Pasó la lengua por sus propios labios y lo intentó de nuevo, esta vez, sus zapatos con algo de tacón acabaron de puntillas y Miléne se esforzó aun más al casi llegar a tomar el libro. Pero, algo salió de lo planeado, perdió el equilibrio y su mano resbaló de la estantería y así, sin poder evitarlo sintió su cuerpo caer hacia atrás. Una silenciosa exclamación de sorpresa escapó de sus labios al notar como la misma estantería parecía alejarse de ella y su cuerpo caía hacia atrás... Ahh... Que tontería era aquella. Quizás... Quizás el destino no quería que ella se acercara a él... ¿Pero por qué? ¿Por qué la debería rechazar con tanta insistencia? Entreabrió sus labios y siguió observando, como todo se alejaba de ella, aun así no temió, no dudó.
"Dime... ¿La puedes oír?
En este preciso instante está sonando...
... Sonando para ti..."
En este preciso instante está sonando...
... Sonando para ti..."
Miléne Von Damme
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Re: ✿ A Little Dream ✿ Priv.
Era raro verle en ese tipo de sitios, los centros comerciales no eran precisamente un lugar de agrado para aquel reconocido cardiólogo, pero en verdad aquel pelimorado admitía la utilidad y eficacia de esos lugares, ya que... en gran medida, si buscabas algo, no tenías porqué recorrer mil y una calles para encontrar lo que buscabas, si no que con acudir a aquel sitio probablemente encontrarías lo que buscabas debido a la gran variedad de tienda que había. Y eso, sin duda, era útil, a pesar de no ser demasiado dado a estar con tanta gente a excepción de cuando caminaba por los pasillos del hospital, claro, eso era inevitable.
A pesar de todo, era obvia la causa por la que podía estar allí. Gerhard Leisser, a pesar de su actitud, nadie podría negar que era un doctor de vocación, realmente apreciaba y disfrutaba con su trabajo, volcándose completamente en él, quizás más de lo que debería. Y en ese caso, mientras caminaba por los pasillos de la librería de aspecto antiguo en la que se metió, no era una excepción, su destino estaba más que claro incluso antes de tan siquiera pensar en meterse en aquella tienda: la sección de ciencias y medicina. ¿Su búsqueda? Sencilla. Buscaba libros antiguos de medicina, él tan acostumbrado a tratar con medicina moderna y poco había tratado con la medicina antigua, la previa, aquella de la que, con evolución, había causado que la medicina actual estuviera donde estaba... no debía de olvidarse, al igual que no debía de olvidare de su pasado, de su meta...de su propósito.
Él realmente había comenzado su carrera sin pensar realmente en que podría llegar a gustarle, simplemente lo hizo por el recuerdo de una niña enferma, una pequeña que, a pesar de su débil corazón, había logrado llegar al suyo y anclarse sin remedio en el mismo, con una pequeña esperanza de quitarle esa carga que parecía oprimir su pequeño corazoncito. Pero en esa búsqueda de esperanza fue cuando supo que había hecho bien. Y allí estaba, como uno de los mejores cirujanos de cardiología y, a su vez, casado con la causante de serlo.
Mas una vez llegó a la zona de amplias estanterías con libros que casi podría asegurar que o eran de segunda mano o habían sido sacados de ruinas como tesoros del pasado, vio de reojo como no parecía ser el único interesado en esa temática, ya que una joven de claras hebras al igual que su vestimenta estaba allí. Y en un inicio no le prestó demasiada atención, total...no era asunto suyo lo que aquella chica hiciera. Claro...eso fue hasta ver como parecía tener complicaciones en coger uno de los libros de la balda alta de la estantería. Fue a acercarse para alcanzárselo, en verdad fue a hacerlo antes de que sucediera un accidente, pero parece que no llegó a tiempo, pues vio como uno de los pies de aquella joven se resbalaba y sin poder agarrarse a tiempo, caía hacia atrás. Y claro...la reacción del pelimorado a aquello fue completamente instintiva: su brazo se extendió para poder impedir que el cuerpo ajeno siguiera su caída e, instantes después de comprobar que el accidente había sido detenido, soltó un leve suspiro.- Ten cuidado, podría haberse hecho daño de caer así -claro, eso él lo sabía aunque no por experiencia, y en ese momento la ayudó a incorporarse y por tanto, dar él un paso atrás una vez no hubo problema- Debería de pedir ayuda si no llega a algún tomo -y tras esas formales palabras, su mirada se dirigió hacia la estantería donde aquella chica había estado intentando coger uno de los libros allí dispuestos. ¿Cuál sería el que había llamado su atención? Claro...él no sabía nada de ella, así que en ningún momento supuso que pudiera o no saber algo de medicina.
A pesar de todo, era obvia la causa por la que podía estar allí. Gerhard Leisser, a pesar de su actitud, nadie podría negar que era un doctor de vocación, realmente apreciaba y disfrutaba con su trabajo, volcándose completamente en él, quizás más de lo que debería. Y en ese caso, mientras caminaba por los pasillos de la librería de aspecto antiguo en la que se metió, no era una excepción, su destino estaba más que claro incluso antes de tan siquiera pensar en meterse en aquella tienda: la sección de ciencias y medicina. ¿Su búsqueda? Sencilla. Buscaba libros antiguos de medicina, él tan acostumbrado a tratar con medicina moderna y poco había tratado con la medicina antigua, la previa, aquella de la que, con evolución, había causado que la medicina actual estuviera donde estaba... no debía de olvidarse, al igual que no debía de olvidare de su pasado, de su meta...de su propósito.
Él realmente había comenzado su carrera sin pensar realmente en que podría llegar a gustarle, simplemente lo hizo por el recuerdo de una niña enferma, una pequeña que, a pesar de su débil corazón, había logrado llegar al suyo y anclarse sin remedio en el mismo, con una pequeña esperanza de quitarle esa carga que parecía oprimir su pequeño corazoncito. Pero en esa búsqueda de esperanza fue cuando supo que había hecho bien. Y allí estaba, como uno de los mejores cirujanos de cardiología y, a su vez, casado con la causante de serlo.
Mas una vez llegó a la zona de amplias estanterías con libros que casi podría asegurar que o eran de segunda mano o habían sido sacados de ruinas como tesoros del pasado, vio de reojo como no parecía ser el único interesado en esa temática, ya que una joven de claras hebras al igual que su vestimenta estaba allí. Y en un inicio no le prestó demasiada atención, total...no era asunto suyo lo que aquella chica hiciera. Claro...eso fue hasta ver como parecía tener complicaciones en coger uno de los libros de la balda alta de la estantería. Fue a acercarse para alcanzárselo, en verdad fue a hacerlo antes de que sucediera un accidente, pero parece que no llegó a tiempo, pues vio como uno de los pies de aquella joven se resbalaba y sin poder agarrarse a tiempo, caía hacia atrás. Y claro...la reacción del pelimorado a aquello fue completamente instintiva: su brazo se extendió para poder impedir que el cuerpo ajeno siguiera su caída e, instantes después de comprobar que el accidente había sido detenido, soltó un leve suspiro.- Ten cuidado, podría haberse hecho daño de caer así -claro, eso él lo sabía aunque no por experiencia, y en ese momento la ayudó a incorporarse y por tanto, dar él un paso atrás una vez no hubo problema- Debería de pedir ayuda si no llega a algún tomo -y tras esas formales palabras, su mirada se dirigió hacia la estantería donde aquella chica había estado intentando coger uno de los libros allí dispuestos. ¿Cuál sería el que había llamado su atención? Claro...él no sabía nada de ella, así que en ningún momento supuso que pudiera o no saber algo de medicina.
Gerhard Leisser
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Re: ✿ A Little Dream ✿ Priv.
Seamos honestos, se sorprendió sentir de golpe como alguien la sujetaba y, al haber cerrado con fuerza sus ojos no se percató a primeras quién pudiera ser, pero, tampoco es como si necesitara ser adivina para saber que, seguramente debía de tratarse de un hombre por aquél brazo o una mujer muy fortachona, una de dos y... Sinceramente se inclinaba más por lo primero por causas obvias. Pero ahí ese no era el problema, sino que, aparentemente había perdido un poco de sus reflejos desde escaso años atrás. Al abrir sus rosados ojos y fijar su mirada en el, efectivamente, hombre que la había ayudado a incorporarse, se sorprendió. Claro ¿Quién no lo haría? Ese chico era mucho más alto que su hermano... Que Andy incluso... Ya ni que decir de Aidan... De hecho, debía de ser una de las personas más altas que había visto en su corta vida. Soltó un silencioso suspiro y se incorporó correctamente, clavando sus pies en el suelo— Gracias... Admito que me había asustado un poco —Acabó murmurando, inclinando suavemente su cabeza a un costado de tal forma que sus violáceos y ondulados cabellos se balancearan suavemente... Ese hombre era malditamente alto... Y a pesar de llevar tacones, seguía teniendo que observarle con la barbilla algo más levantada de lo debido por causas obvias. Retrocedió unos pasos también, alisando con una de sus manos su impoluto vestido blanco y poco después, siguió la mirada del otro hacia la estantería... Pedir ayuda... ¿Cómo decirlo? No estaba realmente acostumbrada a ello, solía callarse todo, hacerlo por sus propias fuerzas, quizás convirtiéndose eso en su debilidad de cierta forma.
Pero claro, debía de estar equivocada ¿Cierto? Seguían habiendo personas que iban a ayudar, sobretodo si se trataba de algo tan banal como conseguir un libro de una estantería quizás demasiado alta para ella... Pero después, si la petición se levantaba de escalón, entonces ya nadie iría a ayudarla ¿Cierto? O al menos, no tan dispuestos a ello. Ahora el dilema era si admitir que quería ese libro en específico o no... Después de todo, no era más que un capricho suyo.— Pensé que lograría alcanzarlo por mi misma... Pero ya que parece ser que mi intento fracasó y usted es bastante más alto que yo... —Lo miró, fijamente, como si con aquella mirada bastara para firmar un contrato de silencio con un completo desconocido, como evaluándolo— ¿Podría facilitarme ese libro de medicina? El que se intitula "Medicina para principiantes" —Dio un paso más hacia atrás, para despejar el camino que le impedía al otro llegar hasta aquél dichoso libro que, al parecer a menos que se hiciera ayudar, no estaría de acuerdo en caer en sus manos... Tacaño de un libro... Su dilema era grande... En parte deseaba poder aprender medicina, deseaba en el fondo de su corazón que había dejado de escuchar, ser una doctora capaz de poder ayudar a todos, sin hacer distinción entre creencias, razas, edades o situación social... El rico y el pobre sería lo mismo. Pero, tampoco podía retractarse de aquella promesa hecha años atrás y clavar su atención en un motivo que había dejado de existir año atrás. Y a pesar de que su expresión siguió calmada, en sus ojos clavados en aquél libro ya, comenzó a nacer cierta duda, una vaga duda que comenzó a corroer su mente... ¿Realmente estaría bien? Ser egoísta y caprichosa... ¿Tenía ese derecho?
¿Habría tenido él razón como siempre la tenía? ¿O esa vez sería diferente? Aun resonaba, aquella simple conversación de un día nublado, había encendido una luz en su corazón en aquél entonces y aún no se daba cuenta que seguía encendida.
Pero claro, debía de estar equivocada ¿Cierto? Seguían habiendo personas que iban a ayudar, sobretodo si se trataba de algo tan banal como conseguir un libro de una estantería quizás demasiado alta para ella... Pero después, si la petición se levantaba de escalón, entonces ya nadie iría a ayudarla ¿Cierto? O al menos, no tan dispuestos a ello. Ahora el dilema era si admitir que quería ese libro en específico o no... Después de todo, no era más que un capricho suyo.— Pensé que lograría alcanzarlo por mi misma... Pero ya que parece ser que mi intento fracasó y usted es bastante más alto que yo... —Lo miró, fijamente, como si con aquella mirada bastara para firmar un contrato de silencio con un completo desconocido, como evaluándolo— ¿Podría facilitarme ese libro de medicina? El que se intitula "Medicina para principiantes" —Dio un paso más hacia atrás, para despejar el camino que le impedía al otro llegar hasta aquél dichoso libro que, al parecer a menos que se hiciera ayudar, no estaría de acuerdo en caer en sus manos... Tacaño de un libro... Su dilema era grande... En parte deseaba poder aprender medicina, deseaba en el fondo de su corazón que había dejado de escuchar, ser una doctora capaz de poder ayudar a todos, sin hacer distinción entre creencias, razas, edades o situación social... El rico y el pobre sería lo mismo. Pero, tampoco podía retractarse de aquella promesa hecha años atrás y clavar su atención en un motivo que había dejado de existir año atrás. Y a pesar de que su expresión siguió calmada, en sus ojos clavados en aquél libro ya, comenzó a nacer cierta duda, una vaga duda que comenzó a corroer su mente... ¿Realmente estaría bien? Ser egoísta y caprichosa... ¿Tenía ese derecho?
"¿Sabes de qué están hechos los sueños?"
"¿Hechos? Sólo son sueños."
"No. No lo son. La gente cree que no son reales porque no son materia, partículas. Son reales. Están hechos de puntos de vista, imágenes, recuerdos, juegos de palabras y esperanzas perdidas..."
"¿Hechos? Sólo son sueños."
"No. No lo son. La gente cree que no son reales porque no son materia, partículas. Son reales. Están hechos de puntos de vista, imágenes, recuerdos, juegos de palabras y esperanzas perdidas..."
¿Habría tenido él razón como siempre la tenía? ¿O esa vez sería diferente? Aun resonaba, aquella simple conversación de un día nublado, había encendido una luz en su corazón en aquél entonces y aún no se daba cuenta que seguía encendida.
Miléne Von Damme
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Re: ✿ A Little Dream ✿ Priv.
Vio la sorpresa de aquella chica claramente en sus facciones, aunque fuera por el instante en que la sostuvo con su brazo, mas no lo relacionó a nada en concreto más que a haber sido salvada de un buen golpe contra el suelo o incluso contra la estantería que estaba tras ellos. Por eso no le dio importancia y siguió tras aquello observando los libros cercanos a los que ella pareció alcanzar de esa forma que casi la lleva a una desgracia.- No ha sido nada. Un golpe de ese calibre puede ser peligroso si golpea la primera vértebra o incluso causar un traumatismo craneal peligroso -pronunció como respuesta a ese agradecimiento por parte de la chica, en un cortés y correcto tono de voz, pero nada más. Y por supuesto, todo lo dicho era verdad, y ante todo él era un médico, su código ético indicaba el ayudar a los demás y aunque no estuviera de servicio, no quitaba que si podía evitar el daño de alguna persona, lo haría.
Aún así, cuando las palabras de aquella joven chica de violáceos cabellos le indicó al final cuál de todos aquellos libros era el que buscaba, fue cuando la rasgada mirada turquesa que poseía el cardiólogo se fijó en el título indicado. 'Medicina para principiantes', ¿eh..? Por un momento, desvió su mirada hacia el rostro de ella con una sutil curiosidad en sus orbes, pero no tardó en volver a voltearla hacia el estante para extender su mano y con facilidad alcanzar el libro dicho que, a pesar de todo parecía en un precario estado y casi llegó a pensar que se podría romper en cualquier momento aun cuando la cubierta parecía resistente a pesar de lo ajada que se veía.- Tome... aunque no estoy seguro de que pueda sacarle mucho provecho a un libro en ese estado -opinó tras ofrecerle aquel tomo.- Y a juzgar por el título y la alta antigüedad del libro, también dudo que pueda sacar algo en conclusión de lo que pueda poner. La medicina es una rama que está en continua evolución y hay estudios y tratamientos que en la actualidad son considerados erróneos e incluso perjudiciales.-
Claro, eso él lo sabía, y aunque era verdad que no podía compararse lo que sabía de la actualidad con lo que pudiera saber de medicina antigua, sí era capaz de afirmar con firmeza y seguridad lo que había expuesto. Sobre todo porque él había estudiado, trabajaba por vocación. Él realmente apreciaba su trabajo, le complementaba y además, era parte importante porque por él era que podía mantener una esperanza, mínima, de poder mejorar la salud y estado de aquella persona por la que había comenzado todo. Por el recuerdo de una pequeña niña de frágil corazón... por el presente que ahora esa niña era una mujer y su esposa, quería protegerla y cuidarla. Quería mantenerla viva, con él.
Aún así, cuando las palabras de aquella joven chica de violáceos cabellos le indicó al final cuál de todos aquellos libros era el que buscaba, fue cuando la rasgada mirada turquesa que poseía el cardiólogo se fijó en el título indicado. 'Medicina para principiantes', ¿eh..? Por un momento, desvió su mirada hacia el rostro de ella con una sutil curiosidad en sus orbes, pero no tardó en volver a voltearla hacia el estante para extender su mano y con facilidad alcanzar el libro dicho que, a pesar de todo parecía en un precario estado y casi llegó a pensar que se podría romper en cualquier momento aun cuando la cubierta parecía resistente a pesar de lo ajada que se veía.- Tome... aunque no estoy seguro de que pueda sacarle mucho provecho a un libro en ese estado -opinó tras ofrecerle aquel tomo.- Y a juzgar por el título y la alta antigüedad del libro, también dudo que pueda sacar algo en conclusión de lo que pueda poner. La medicina es una rama que está en continua evolución y hay estudios y tratamientos que en la actualidad son considerados erróneos e incluso perjudiciales.-
Claro, eso él lo sabía, y aunque era verdad que no podía compararse lo que sabía de la actualidad con lo que pudiera saber de medicina antigua, sí era capaz de afirmar con firmeza y seguridad lo que había expuesto. Sobre todo porque él había estudiado, trabajaba por vocación. Él realmente apreciaba su trabajo, le complementaba y además, era parte importante porque por él era que podía mantener una esperanza, mínima, de poder mejorar la salud y estado de aquella persona por la que había comenzado todo. Por el recuerdo de una pequeña niña de frágil corazón... por el presente que ahora esa niña era una mujer y su esposa, quería protegerla y cuidarla. Quería mantenerla viva, con él.
Gerhard Leisser
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Re: ✿ A Little Dream ✿ Priv.
"- ¿Estás aquí?
- Nunca me fui.
- ¿Por qué te quedaste?
- Por si me necesitabas."
- Nunca me fui.
- ¿Por qué te quedaste?
- Por si me necesitabas."
Entreabrió sus labios como si de ellos estuviera por escaparse alguna palabra, pero realmente no fue así. Su reacción fue de puro estupor... ¿Qué?... ¿Qué había dicho ese hombre? Su casi nulo conocimiento de medicina le estaba advirtiendo que ese vocabulario era algo que debería de aprender si quería conocer algo de todo aquél pequeño mundo en el que, el conocimiento muchas veces podía salvar al hombre.— Tiene razón... Lo que acaba de decir suena peligroso. —Vagas ideas de lo que significaba las tenía, pero, las ideas, la percepción, dudaba que fueran permitidas en la medicina... Aunque muchas veces era el 'algo' que se necesitaba para poder avanzar y descubrir la verdad. Casos de ellos siempre se habían presenciado en mayor o menor medida. Prefirió no darle más vueltas al asunto y, sin percatarse de lo atrevido que podría resultar, permaneció observando en una apacible expresión. Ese hombre era, sin lugar a duda, un sujeto... Muy imponente, o al menos esa fue su primera impresión de él. Su tono de voz, su porte, su misma existencia. ¿Se trataría de un hombre difícil de tratar? Supuso que no haría parte del abanico de personalidades que consideraría divertidas, pero, eso no cambiaba nada, quizás encontrara algo interesante en aquél hombre, aunque sea solo para resolver un misterio de muchos. Era una cantante, queriendo o no, su atención se fijaba en la voz.
¿Pero cuál había sido su sueño tiempo atrás? Cuando no era más que una niña corriendo detrás de su hermano y sus amigos, cuando escuchaba sus canciones con asombro. Ella ya no era tan inocente en ciertos aspectos, la música hasta cierto punto se había vuelto en algo que le desagradaba... No ella como si, sino la idea de formar un grupo, de actuar en un escenario y que la envidia tomara forma en el corazón de la gente y los convirtiera en demonios capaces de hacer cualquier cosa con tal de poder salir con la suya. Ese año que había pasado lejos de la civilización le había hecho entender de lo poco que se necesitaba para ser feliz, pero de lo frustrante que era no poder hacer nada. Pero pronto dejó de lado todo ello y volvió a la realidad. Parpadeó mientras extendía sus manos para sujetar con cierto cuidado aquél viejo libro y después miró hacia el hombre delante suya—¿Eh? —Ladeó su cabeza causando que mechones de su violáceo cabello se balancearan a un lado. Aquello la desconcertó, totalmente y, a pesar de que su ligera exclamación dio a entender eso, realmente no era que no hubiera entendido el mensaje. Se inclinó un poco hacia el otro, seria, mientras apretaba contra su pecho aquél antiguo libro— Pero... —había aprendido que algunas plantas eran venenosas, todo eso gracias a que Aidan sabía bastante de eso, ahora... ¡No quería ser considerada como una potencial criminal!
¡Mi intención no es matar a nadie! —Afirmó, firme, pero en bajo, después de todo estaba en una biblioteca y, su violácea mirada observó al otro con una particular seriedad que dejaba entrever su casi convención al respecto: Podía ser perfectamente considerada como un peligro andante. Espera, espera, espera... ¡Se supone que debía estar manteniendo cierta apariencia! Cerró sus ojos y volvió a extender el libro hacia el otro, dubitativa— ¿Podría volver a dejarlo en su lugar? Yo... ¡Pensé que serviría! Pero no es mi intención causar más mal...—No... Esa idea suya parecía demasiado lejos de poder cumplirse, al menos, por cuenta propia. Entonces fijó de nuevo su mirada en el otro, callada. ¡Pero bueno! ¿Qué se supone que debería hacer? ¡Ese era un complicado puzzle sin muchas alternativas de salida! A ella le gustaban pero... Cuando era demasiado, era demasiado... O quizás no, eso terminaría por hacerlo todo mas divertido aún, seguramente.
Miléne Von Damme
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