Della rosa al cuore | SV | [CERRADO]

-Ohhh santo felino ¿Cómo fue que termine metido en esto? Mmmm… si no mal recuerdo fue por curiosidad, si yo y mi curiosidad felina. - Aunque tenía algo o mejor dicho alguien en mente  cuando se inscribió en esto de las citas a siegas; tal vez solo tal vez debí ser más específico a la hora poner requisitos pero bueno no importaba ya. Lo hecho, hecho estaba y no pretendía dejar a un joven o jovencita esperando por él solo porque tenía algunas dudas de si había hecho bien.

Dejo que el agua de la regadera se terminara de llevar sus dudas mientras al igual se llevaba el jabón y  los restos de shampoo, se quedó hay esperando que el agua hiciera lo suyo mientras miraba el azulejo como si fuera lo más importante del mundo o su le fuera a dar las respuestas del existencialismo. Una vez se terminó de asear fue a su habitación y del armario selecciono sus ropas para la cita; no podía negar que estaba ¿ansioso? ¿nervioso?  Tal vez las dos al mismo tiempo. Saco una camisa rojo tinto, un pantalón negro unos zapatos supuso que de cuero italiano solo mirando la marca, una correa negra con hebilla plateada y comenzó a vestirse mientras dejaba la toalla sobre su cuello para no mojar sus ropas. Tenía que admitir que sus padres tenían buen gusto, pero lo usaba solo porque savia que le quedaba bien –modestia aparte- una vez vestido se miró en el espejo término de sacarse el cabello aunque intento acomodarlo no pudo lograrlo y lo dejo ser libre.

Justo antes de salir se regresó por la bufanda roja con flecos con aquella curiosa frase. Se la ato al cuello con un nudo ligero dejando el bordado dorado a la vista, luego se puso la chaqueta de cuero. Estuvo tentado a ponerse un abrigo pero tomando en cuenta a donde iba tal vez sería demasiado y no pensó que tal vez hiciera frio en la noche de regreso.

Cuando iba de camino al lugar donde la cita fue fijada, el ambiente estaba lleno de flores, globos de corazones, letreros en todas las tiendas y sobre todo los descuentos  por San Valentín el rojo, rosa y blanco llenaban las calles, una joyería le llamo la atención aún tenía tiempo de sobra para llegar; hoy no se permitiría llegar tarde, aun así se permitió ir a ver dentro y termino comprándose una esclava lateada que se puso en la muñeca derecha, además había comprado algo bastante unisex para su cita, era algo sencillo y según su gusto discreto, era un buen presente.

Por primera vez llego a tiempo y con quince minutos de sobra, en la entrada del bar se topó con un hombre que casi le van los ojos al tratar de ver la bufanda, rodo los ojos y se acercó para que dejara de hacer forzar la vista. Le sujeto asintió y lo dejo pasar. Una de la cosas que le llamo la atención fue ese lindo papelillo de corazones en el piso, sigue el camino como si de un juego se tratase. Adentro del bar estaba todo muy bien decorado y tenía una aroma agradable para su olfato le gustaba mucho la vainilla y la frambuesa era un toque agradable paseo la mirada ante la tenue luz del local camino alrededor de la mesa y se sentó mientras miraba entretenido todos los pequeños detalles y la pista de baile –realmente será una pena no usarla- dijo para sí mientras sacaba el celular y comenzaba a escribirle a su madre (adoptiva) no era el mejor momento pero algo tenía que hacer mientras su cita aparecía. En ningún momento se le paso la idea de que lo dejaran plantado solo supuso que debía ser paciente dejando el celular de lado se quedó mirando a la bando como siempre su mirada se clavó en el bajo, mientras sonreía alegremente y movía el pie al son de la música. Alguien  le ofreció una copa con agua mientras esperaba y él aceptó gustoso mientras esperaba.

Para ser sinceros no tenía muchos ánimos de ir a un sitio que "por obligación" le habían indicado pero la razón de si asistir era que, en el fondo, tenía una expectativa del evento en el que formó parte; no se iba a decir que estaba del todo emocionado pero si con cierto entusiasmo al no saber lo que le deparará, las cosas sin un orden lógico a seguir o espontáneas siempre le han confundido y emocionado, el no poder predecir lo que sucederá a continuación era lo que provocaba que el peliverde haya decidido incluirse en un evento de cita a ciegas que por lo general no aceptaría.

Su aseo consistió de una ducha rápida puesto que no estaba del todo mal su aspecto y lo único que había hecho en todo el día era leer; se colocó un traje formal negro y se colocó sobre el cuello muy casualmente la bufanda que le daba el acceso al evento, no se la amarró, tan solo colgaba del cuello al pecho tranquilamente, un poco de loción y ya estaba en la calle, caminando tranquilamente a donde sería la locación.

No era muy lejos de su casa en donde se llevaría a cabo su evento por lo que no tardó la gran cosa en llegar, eso si, hizo una parada previa para comprar una rosa para quien sería su cita puesto que no sabía con quien le tocaría, y una sola por demostrar empeño y no un ahogo si llevaba un ramo, suficientes flores para un día las que estaban en el bar seguramente, la idea era no presionar a la pareja y creía que de este modo lo lograría.

Entró en el recinto una vez comprobó que pertenecía a la cita y vio a un joven sentado con una copa en la mesa, veía aburrido o expectante hacia la banda que se alistaba a tocar. Con un poco de nervios caminó hasta su cita y conforme se iba acercando iba viendo mas detalles del joven hasta finalmente rebelar su identidad, componiendo una expresión ligeramente sorprendida.

-¿Takao?

Habló en cierto tono bajo pero lo suficientemente audible para que el otro pudiera notarlo. No sabía si era cosa del destino, las casualidades, el azar o la mano de alguien mas poderoso pero el punto es, que siempre se encuentran sin importar en donde estén, como si sus vidas estuvieran destinadas estar unidas o al menos, yendo en el mismo sendero y eso no hace sino que poner mas confundido al peliverde. Por esa razón no puede sino emocionarse ante lo desconocido.





{Off: adivina quien te toco en el evento? :'D }

Cuando la banda dejo de ensayar, pruebas de sonido y una pequeña pieza que  le dejaron escuchar mientras esperaba miro atento el cuadro ante sus ojos, con un poco de suerte podría dibujar eso cuando llegara a casa, algo fuera de los paisajes no le vendrían mal a su libreta de dibujo. Y pese a que la música parara para que los interpretes se pusieran de acuerdo de que tocar en la velada, para la pantera ellos eran lo más interesante que había en el bar aparte de la decoración miro el celular buscando la hora, aún faltaba para que se cumpliera la hora acordada. Nos es que Takao fuera una persona puntual pero se esforzaba por llegar en los primeros diez minutos, tal vez no se debió esforzar tanto pero otra parte no quería dar una mala impresión.

Se sobre salto, cuando escucho su nombre en una voz suave que le comenzaba a resultar demasiado familiar y no por ello menos agradable, volteo siguiendo esa voz y sonrió asombrado al ver de quien se trataba –¿Shintaro-san? –le miro atento y aun así sorprendido;  no preguntes porque el peliverde le cayó en confianza al punto de que empezó a llamarlo por el nombre o acortándolo pero dada la sorpresa solo completo su nombre con todo y honorifico. Sonrió travieso cuando noto que llevaba aquella bufanda igual a la suya.

-Vaya~ eso sí que es una agradable sorpresa -   se rió un poco nervioso ya no savia que hacer ¡eso era raro! Que la pantera se quedara sin que decir era algo que no pasaba todos los días, de hecho nunca no pasaba. El mundo se acabaría mañana.

Espero un poco a ver qué pasaba, pero de la nada su entusiasmo regreso manifestándose –Vamos siéntate, después de todo hoy es nuestra velada especial – le guiño con un deje de coquetería  y unas pequeñas ganas de molestar.

Bueno no savia a que deidad agradecer, pero le debía una grande esa cita a siegas, tenía mucha luz con Midorima hay era alguien conocido y hacia las cosas más fáciles –No pensé que fueras del tipo de persona que se inscribe en citas a siegas –quería picarlo un poquito pero sin ofenderle.  –Pero me alegra que fueras tu- fue sincero aunque era buen mentiroso no se miraba en la necesidad de hacer con él, estaba cómodo así que no era algo necesario; miro a él joven de la entrada ofrecer otra copa de agua o si gustábamos otra cosas. La pantera solo esperaba a que el mayor pidiera algo para hacer lo mismo. Si estaba muy a gusto con su cita.

Spoiler:

Se ajustó las gafas a modo de acto reflejo, una costumbre de ya tiempo al parecer ya que siempre lo hace aunque por diversas razones, en esta ocasión es debido a la forma en la que le llamó el azabache y al no darle mayor importancia, tan solo se limitó a ajustarse las gafas pese a que no eran necesario. Obedeció en cuanto le dijeron que se sentase y tomó la silla de delante de su compañero, depositando la rosa que había traído consigo en la mesa justo entre ellos.

-Es algo curioso el como funciona el destino.

Fue su explicación a su aparición en ese sitio y aunque escuchó el comentario del otro se abstuvo de responder no porque no quisiera decirle lo que le llevó a inscribirse a lo de las citas a ciegas sino que ni él entendía cuales fueron las razones que le llevaron a aquello, pero no lo cuestionaba ni mucho menos reclamaba, porque para él todo está teniendo un "como" y un "porqué" y no eran necesarias las justificaciones.

El camarero llegó para tomar la orden de ambos o si aún iban a esperar con una copa de agua a lo que el peliverde optó por una copa de agua y así tratar de atraer el apetito ya que, quiera que no, los nervios acabaron con su hambre antes de llegar a la locación. Una vez el camarero toma su pedido pasa a su acompañante y al fin se va, vuelve a ver al joven que estaba delante suyo.

-¿Y que hay de ti? ¿Experimentas cosas nuevas con esto?

No lo conoce del todo todavía pero sí al menos lo suficiente como para intuir que la curiosidad y las ganas de probar algo nuevo fueron los móviles del azabache para terminar en el sitio en el que están, aunque no los da por hecho hasta que el propio Takao lo confirmase.

-Por cierto, ¿qué tanta hambre tienes? No quisiera dejarte comer solo.

No se preocupaba por él, claro que no, tan solo era cuestión de ética y modales además de un poco, poquito, de culpa por haberle hecho esperar aunque no hayan sido mas que unos minutos, para el peliverde cualquier tipo de atraso no era justificable a menos que fuera una causa de fuerza mayor, lo cual no fue su caso y por ello el pensamiento. Aunque pensándolo un poco mas, ¿ahora que se supone que debe hacer en la cita? Nunca, o casi nunca sale en una cita y cuando lo hace mayormente son de negocios y no hay mayor tema de conversación que la razón de la cita, pero ahora era distino y los temas de conversación no le salen aunque de todas formas él no es muy conversador, ya algo pasará... ¿verdad?

El pantera(?) que feo se lee eso. La pantera le miro con un tinte de diversión no es que Kazunari no creyera en el destino era más bien que el destino casi siempre le juega en contra o por lo menos así esta acostumbrado a que le acompañe... siempre en contra por lo que no pudo evitar mantenerle la mirada al joven de verdes cabellos solo manteniendo la sonrisa para evitar el tema.

Así que solo escucho atento como cuestiona su cuestionamiento(?) Ok, eso fue un poco raro, pero la verdad parecía que Midorima le conocía bien y eso plantaba un chispazo de alegría en su mirada y asintió -Por supuesto, era solo para salir de la rutina~ Pero mis rutinas cuando esta Shin-chan son mucho más amenos -le dijo animado, pues era su verdad.

Desde el día en la cascada realmente tenia un genuino interés en le mayor pero aun no se atrevía a ponerle nombre a ese sentimiento tan particular que le embargaba cuando le miraba. Pero siempre se recordaba a si mismo que no importaba lo sabría cuando fuera necesario de momento solo era feliz de verlo; hay que cursi culpemos a San Valentin.

Parpadeo sin entender -Comí algo al un rato antes de salir... aunque me sorprende que un Bar tenga comida -pregunto rascándose a mejilla distraído, él no acostumbraba salir a tomar si iba a los bares apostar o a buscar pelea pero nunca como consumidor aunque no es que lo desconociera totalmente pero era más de tomar en la calle que locales, todo era muy costoso en ese tiempo y el dinero no era algo que le abundaba prefería gastarlo en comida para su casa, aunque nunca faltaba el que le invitaba un trago o más;  miro todo el lugar de nuevo, pero el local estaba rentado así que... todo podía pasar.

Miro la rosa que trajo Midorima, se veía tan solitaria por lo que recordó lo que había comprado para su "pareja" coloco una cajita roja con lazos plata -Ara... Compre esto para mi sita, pero de haber sabido que eras tú... escogía algo más personal, pero es parte de la experiencia aquello de la incertidumbre- se mostró un poco nervioso pero se recompuso rápido.

Era una pulsera sencilla bastante unisex, bien tejida en color plata algo pesada pero era agradable a la vista, ni tan ostentoso a su gusto era algo sencillo y muy bonito -Espero te guste Shin-chan- y ahí estaba de nuevo esa sonrisa ligeramente coqueta. Pero faltaba ver si a la persona que le tenia que gustar le gustase.

Ignoraba que se había hecho el mesero, también se abría comida o solo tragos, aunque un postre no le vendría mal, tenía los ojos clavados en los de su cita, esperando alguna reacción.

Se ajustó las gafas ante el comentario de Takao y ni siquiera lo necesitaba, tan solo quería hacer algo para no responder o evadir ese punto de la conversación; no sabía si él mismo le dio "demasiada cuerda" al chico con alguna confianza o por el hecho de no formalizarse entre sí por la relación profesor-alumno, lo que fuera, algo había hecho y ahora tenía a un chico demasiado sincero sentado delante de él que no sabía como lidiar... o al menos, no entendía aún.

Voltea a ver a la banda aunque realmente no le puso ninguna atención, lo que buscaba era saber como continuar con la velada sin morir ya sea por sus inútiles intentos de conversación o por las palabras tan sacadas de la nada del azabache, pero de todas formas, dentro de lo que cabe le agradaba la sensación de estar con alguien conocido aunque fuera muy diferente de él; no sacaba de que si hubiera sido con otra persona la velada, se vería demasiado distante y no sería cómodo ni para su acompañante ni para él, así que agradece que el destino los juntase... juntase... ¿hasta donde quería llegar con él? Era claro que la amistad ya estaba o eso creía.

-Si ya comiste, entonces esperemos hasta que sea el momento adecuado.

Si, si, ¿y ahora, qué? Porque muy fluido para dar órdenes o para hacer las cosas correctas, todo mecánico y automático como si fuese una máquina ya que para el momento en el que deba decir algo mas allá de lo que acostumbra realmente le era complicado, no tenía la misma sencillez que el azabache de decir lo que piensa o hacer un comentario acertado a las situaciones nuevas, al menos para el peliverde era nueva, quizás Takao ya haya tenido experiencia con eso de las citas o salir con alguien...

... ¿y porqué de la nada eso le molesta?

Sale de sus pensamientos en cuanto le escucha mencionar un regalo, y es la primera vez que le veía nervioso; decía muchas cosas como para evitar que le preguntase demasiado pero aún así el peliverde estuvo atento a todo, incluso a esa sonrisa coqueta que de pronto compuso para recuperarse, y sabía que estaba recuperado ya que sus ojos se habían clavado en su persona, y se veía sino confiado pero si con mucha voluntad para seguir con la velada. Era impresionante, porque Midorima ya no sabía si tenía energías o necesitaba un respiro.

-No creo que haya sido adecuado el hacer regalos a desconocidos, pero si lo que dices es solo un mero detalle entonces está muy acertado. Y no deberías preocuparte tanto por eso.

Tomó la cajita que le extendía y tras analizarla unos segundos se dispuso a abrirla, observó la pulsera que había en su interior y aquella podía lucirse tanto en un hombre como una mujer; no era demasiado detallista pero demasiado discreto. El regalo pudo ser para cualquiera, pero aún así, se sentía algo apenado por el hecho de haber recibido algo mejor de lo que él dispuso como regalo, y de haber sabido, se hubiese esforzado mas en el detalle.

-Gracias.

Fue todo lo que comentó al tiempo que hacía una leve reverencia, para luego añadir.

-Yo lamento que lo único que haya traído conmigo fuese esa rosa, no es un gran detalle.

Era mejor admitirlo antes de que se lo echasen en cara, además que por alguna razón, realmente quería darle algo mejor a su cita; odiaba admitirlo, pero quizás le deba una al azabache.


{Off: perdonad D: no tenía internet hasta ayer }

Aunque tuviera que confesarlo y tal vez no lo aria de momento, pero la pantera estaba nervioso  ¿eso es malo? Puede que siempre muestre confianza y algo mucha rebeldía pero hay cosas que lee ponían nervioso, no pudo evitar pensar que tal vez exageró con el detalle, pero es algo que le nació hacer y tal vez hubiera buscado con más empeño si hubiera sabido para quien era; pero ya lo dijo una vez… es parte de la experiencia y se siente conforme solo esperaba que le gustase, en su cabeza solo bailaba un pensamiento “por todos los santos ¡que le guste! Aunque sea un poquito” que resonaba con tanta fuerza que temía que Midorima terminara escuchándolo sin salir de su boca.

Pero a medida que Shintaro le hablaba se estaba desanimando de poco a poco. Entonces… ¿no lo había gustado? Se sentí un poco decaído y puede que se notara un poquito, pero busco fuerzas de orgullo felino y  le mantuvo la mirada directamente en sus ojos; la verdad es que se molestaba un poco con el peli-verde, pero no podía simplemente no podía. Tomo aire mientras bajaba la vista al mantel. –No puedo evitar preocuparme… es normal ¿creo? – Pero él dijo “gracias” que lo mirara como un regalo o un detalle era cosa suya, para la pantera era un presente. Se enojaba con no poder estar enojado con él, “¡es que no puedo! Simplemente no puedo hacerlo, no sé por qué pero me gusta estar en paz con Shintaro; salvo en clases hay… sé que no me portare bien y puede que entonces le desagrade pero odio que me fuercen a estudiar algo por voluntad ajena.” Pensamientos que invadían su mente, normalmente la pantera no pensaba tanto y hablaba.

La pantera le sostuvo la mirada nuevamente ¿Entonces aquella rosa era para él? Takao juraba que se la habían obsequiado al peli-verde en el camino o algo así. A él nunca le habían regalado nada, sus amigos eran tan amigos como enemigos se valían de astucia y desconfianza cuando estaba en la calle así los regalos de su madre eran comida mejor y un poco más costosa, pero nada exagerado desde los once años es ladrón y se vale de eso para sus ropas obtener objetos de utilidad. Y se sintió avergonzado y fuera de lugar.

Realmente no debería estar ahí, pero hay estaba… teniendo una cita con la persona que más constante en su vida y que apreciaba mucho. Aunque no supiera exactamente cuánto, pero sabía que era más que al promedio.

-Entonces ¿es para mí?- cuestiono con duda, pero con un brillo felino en los ojos y pequeña sonrisa traviesa se pintó en sus labios mostrando un poquito los colmillos –Nunca me han regalado nada…- murmuro tocando con sutileza los pétalos de la roza, seguro que la aria inmortal apenas llegara a su habitación. Quería conservarla para siempre. –Gracias- fue casto y sincero pero tan llenas de agradecimiento.

Pero el desaparecido mesero se acercó preguntando si gustaban algo de tomar, con o sin alcohol y si deseaban un tentenpie o entrada, Takao se tensó ¿Qué pediría? No era algo que hiciera todos los días –Algo que no sea muy fuerte para mí. ¿Shin-chan tu que vas a pedir? ¿A todo esto que será la entrada?- pregunto mientras el mesero les informaba que sería entre pescado o pollo, puede que sean las típicas entradas a las que estaba acostumbrado a ver en la tele.

-¿De qué te gustarían las entradas Shin-chan?- pregunto alegremente, como todo buen felino ambos le gustaban así que no era problema, pero quería la opinión del profesor que le gustaba, momento… ¿le gustaba? ¿De qué forma? Para la pantera hay muchas formas de gusta y de mostrar afecto, pero lo más que quería era ver un sonrisa en el mayor.

Sí eso quería, quería ver como sería el rostro sonriente de Midoriama Shintaro.  

Pero cuando el mesero se retiró después de las palabras del oji-verde; aunque el azabache había esa manía por acomodarse las gafas cada que podía, le parecía solo una peculiaridad de él.  Le miro un momento –Recuerdo que dijiste gracias… pero no me dijiste si te gusto el presente. Shintaro-san ¿le gusto?- pregunto de forma coqueta, quería molestarlo un poco aunque fuera y porque no, de paso ver hasta donde llegaban sus propios sentimientos o que eran. No tenía prisa por descubrirlo le gustaba estar en su compañía.