Frivolous Affection [Priv. Leone]

Había terminado por quedarse dormido una vez más, en medio del día, sentado en uno de los mullidos sofás de la sala de estar, últimamente sus oras de sueño y vigilia habían vuelto a tener un ritmo irregular, aunque no tan extremista como lo solía ser. Por ello, sobretodo el mayordomo de la mansión, había aprendido que su trabajo era el de despertar a su amo cuando se le requiriera, exactamente como en aquella ocasión. Acabó siendo suavemente zarandeando y, cuando finalmente abrió sus ojos, el mayordomo estaba delante suya, sonriendo con calma.— Señor Leone. La hija de los Daghetti iba a llegar hoy. Pedí a unos sirvientes que fueran a por ella, pero, tuvieron un contratiempo... ¿Desea que vaya yo? —Tardó unos momentos en relacionar conceptos y, tras parpadear unos momentos para despertarse por completo, ejerció algo de fuerza en los reposabrazos del sofá para incorporarse, causando que el hombre de negro diera un paso hacia atrás— No es necesario, ya voy yo... Era... Maria Daghetti ¿Cierto? La hermana de Rowan Daghetti y... El prometido de Julietta...—Entrecerró sus ojos, levantando una mano hacia su cabeza con cierta molestia antes de empezar a caminar hacia la salida de aquella sala, acompañándolo unos pasos atrás seguía avanzando también el mayordomo quién, como era ya costumbre estaba sonriendo con calma, incluso más que el propio Leone Tescotti— ¿Problemas con su memoria, Señor Leone? No lo sabía tan anciano ya —Pronunció, mordaz, casi más como lo que un amigo diría que otra cosa. Leone lo miró de reojo y dibujó una pequeña mueca.— Realmente no lo soy... Yo la recibiré, de hecho, ya llego tarde. ¿Puedes encargarte de tenerle lista una habitación?—Ante su asentimiento, el Tescotti salió de la casa en busca de la pequeña dama que iba a llegar y a quién, estaba tardando ya en recibir.

¡Ahora! El problema era uno bastante gordo y a la vez terriblemente simple: ¡Ya no quería un compromiso! No porque el joven Rowan no le gustara... Aunque realmente tampoco le había visto en persona. Ni que la familia Daghetti no le inspirara confianza, aunque realmente su padre era quién llevaba estrechas relaciones con ellos... ¡Claro, eso no tenía nada que ver! Pero... Ahora que pensaba un poco en ello se daba cuenta que, realmente él no sabía nada de ellos... Siquiera de como era la famosa Maria... ¡Horrible error el suyo! Pero, el problema era especialmente ese: Seguro que los Daghetti estaban interesados en el compromiso y no había forma de que le hicieran caso... Pero, de todas formas podía intentarlo. Tras bajar las escaleras que daban al jardín y mirar a su alrededor, escuchó también una alegre voz referirse a él como... ¿Tito Leone? ¿Qué era eso? Se volteó, lentamente y fijó su mirada en la muchacha, en la pequeña y elegante muchacha de dorada cabellera— ... Maria... Daghetti ¿Cierto? —Pronunció, algo dudoso al respecto... No importaba como se le veía, era, una inocente y refinada muchachita... Pero... ¿Entonces por qué tenía esa extraña corazonada de que las cosas no estaban realmente bien? ¿Estaría volviéndose loco? Parpadeó, en un intento de concentrarse y, tras aquello sonrió con suavidad y amabilidad, totalmente cortés— Lo siento, había pedido que fueran a por ti pero tuvieron un contratiempo... Acabo de enterarme ahora y vine yo mismo. Sí, soy Leone—Cerró sus ojos por un instante, antes de volver a abrirlos e inclinarse para tomar su equipaje con bastante facilidad— Te volviste una hermosa dama en todo este tiempo que no te vi, Maria. ¿Cómo están tus padres?—Claro... Él no tenía como saber lo que sucedió, porque, durante más de seis años había permanecido totalmente ajeno al mundo y, tampoco le había interesado hasta el momento, a pesar de que... Él nada tenía directamente que ver con dicha familia.