[CERRADO] • Mascarada {Apertura}
Idarion Terra :: Residencia de la Familia Tescotti :: Mansión Tescotti :: • Evento especial "Mascarada" •
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[CERRADO] • Mascarada {Apertura}
El antiguo reloj que se encontraba en el vestíbulo anunciaba las ocho en punto de la noche y las puertas de la enorme mansión al estilo victoriano, perteneciente a la cabeza principal de la familia Lobbosco, abrían sus pesadas puertas de madera labrada para recibir con elegancia a los futuros comensales de aquel especial evento organizado previamente durante meses. Lacayos iban de aquí para allá, arreglando los últimos detalles faltantes a los preparativos antes de conducir al lugar destinado para la festividad a los invitados que el mayordomo recibía en el umbral de la entrada principal.
Las altas puertas dobles del salón de baile estaban abiertas de par en par, haciendo accesible el paso al interior del recinto bellamente decorado para esa ocasión: pesadas telas de color azul colgaban con armonía por los balcones que se encontroban a ambos costados del lugar. En cada columna, que fingían como sostén del techo, había un candelabro dorado de tres velas, todas ellas encendidas, a la vez que llamativos y gruesos listones dorados y azules colgaban de las mismas.
Altos ventanales rodeaban en su mayoría la enorme habitación semicircular, y por los cuales se podía apreciar el bello panorama exterior: el cielo nocturno relucía esa noche por el sin fin de estrellas que lo decoraban, logrando opacar el matiz platinado de la luna. Los jardines y terrenos anexos, siempre bien cuidados, no se encontraban sumergidos en la penumbra por la presencia de variadas linternas chinas, las cuales iluminaban varios de los senderos que conducían a ciertos puntos atractivos al aire libre, como fuentes en funcionamiento e igualmente iluminadas o inclusive un antiguo cenador de metal preparado para aquellos que deseaban disfrutar un poco de la soledad. Estos lugares se encontraban accesibles por una puerta, hecha de cristal y metal pintado de dorado, ubicada justamente al otro extremo de la entrada principal al recinto.
En uno de los extremos se encontraba una orquesta preparada para ejecutar suave música que impregnaría al ambiente y, a su debido momento, invitarían a los presentes a bailar. A lado de ellos una tarima, localizada de manera que fuera visible para todos, lista con un micrófono disponible para dar los avisos pertinentes llegado el caso. Al otro extremo de la estancia varias mesas redondas con pulcros manteles blancos y servilletas de lino, con todos los utencilios ya dispuestos, esperaban a ser ocupadas por las personas a la hora de cenar. Otras dos mesas grandes y largas, al fondo, albergaban los más deliciosos y apetitosos aperitivos y platillos tanto tradicionales como extranjeros, acompañados de suculentos postres, dulces y bebidas. Acomodado todo de esta manera, dejaba un gran espacio al centro, suficiente para que se pudiera disfrutar del baile sobre la pulida superficie de mármol oscuro. Meseros, elegantemente vestidos con uniforme blanco, iban y venían de un lado a otro con charolas que contenían varias copas de burbujeante champagne dorado, listas para ser ofrecidas a los invitados.
Todo esto organizado bajo la escrupulosa supervisión del anfitrión de la fiesta, Leone Lobbosco.
¡Se bienvenido a esta grata mascarada!
Re: [CERRADO] • Mascarada {Apertura}
Bien, los primeros pasos ya estaban trazados. Ella había aceptado mi invitación y nos veríamos en la entrada del salón. Aunque… ¿a eso se le podía llamar salón? Era tan amplio e inesperadamente abierto… Desde lejos se podía sospechar su magnificencia, pero al irme acercando me había quedado literalmente con la boca abierta. Eso, era tener dinero y claro, considerable buen gusto. ¿Lo que mas me gustó? ¡Las fuentes del jardín! Definitivamente. Ya buscaría un momento para compartirlas con mi pareja, de baile obviamente… pues fuera de eso… ni siquiera sabría decir si sosteníamos una amistad, pero me gusta pensar que así es.
Permanecí a la espera a un lado de la puerta que daba al salón, la gente ya tenía tiempo entrando pero aún no había señal de la chica a quien yo esperaba. Me sentía nervioso aún si todo se encontraba como debería. Tanto el saco como el pantalón lucían un negro impecable al igual que la corbata y a pesar de que el tinto no formaba parte de mis colores favoritos me pareció adecuado para la camisa. Solo hacía falta usar el antifaz pero… ¿no luciría extraño? Antes había usado cosas mas estrafalarias en el escenario, quizá en esta ocasión mi duda se debiera a la similitud que le encontraba con el típico antifaz de super héroe… Respiré profundo dos o tres veces, tenía que dejar de moverme de un lado a otro si no quería que mi inseguridad fuese muy obvia, debía ser mas seguro que nunca frente a ella. Agaché el rostro para colocarme el accesorio de una vez por todas y al levantar de nuevo la vista, mi semblante fue completamente distinto y no precisamente porque estuviese usando la máscara. Pasé los dedos por las espinas de plata que ocupaban las cuatro perforaciones de mi oreja derecha como si una parte de mi dudara que éstas permanecían en su lugar y tras ese movimiento producto de la costumbre, resguardé ambas manos en mi espalda, irguiendo un poco el cuerpo. La noche prometía ser larga y yo esperaría cuanto fuese necesario para encontrarme con tan sublime musa, aquella a quien tuve oportunidad de conocer entre jazmines.
Permanecí a la espera a un lado de la puerta que daba al salón, la gente ya tenía tiempo entrando pero aún no había señal de la chica a quien yo esperaba. Me sentía nervioso aún si todo se encontraba como debería. Tanto el saco como el pantalón lucían un negro impecable al igual que la corbata y a pesar de que el tinto no formaba parte de mis colores favoritos me pareció adecuado para la camisa. Solo hacía falta usar el antifaz pero… ¿no luciría extraño? Antes había usado cosas mas estrafalarias en el escenario, quizá en esta ocasión mi duda se debiera a la similitud que le encontraba con el típico antifaz de super héroe… Respiré profundo dos o tres veces, tenía que dejar de moverme de un lado a otro si no quería que mi inseguridad fuese muy obvia, debía ser mas seguro que nunca frente a ella. Agaché el rostro para colocarme el accesorio de una vez por todas y al levantar de nuevo la vista, mi semblante fue completamente distinto y no precisamente porque estuviese usando la máscara. Pasé los dedos por las espinas de plata que ocupaban las cuatro perforaciones de mi oreja derecha como si una parte de mi dudara que éstas permanecían en su lugar y tras ese movimiento producto de la costumbre, resguardé ambas manos en mi espalda, irguiendo un poco el cuerpo. La noche prometía ser larga y yo esperaría cuanto fuese necesario para encontrarme con tan sublime musa, aquella a quien tuve oportunidad de conocer entre jazmines.
Raffaele Vecchierelli
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Re: [CERRADO] • Mascarada {Apertura}
Estaba de más decir que me encontraba sumamente nerviosa mientras caminaba por el hermoso sendero que conducía hacia la entrada de aquella colosal e intimidante mansión. En más de una ocasión había pensado seriamente en dar la media vuelta y salir corriendo de allí, pero en cuanto llegaba la idea no tenía de otra más que abortarla. No podía echarme para atrás cuando Miki estaba dando todo su esfuerzo por seguir adelante con los planes de aquella noche: ambas teníamos que cumplir con lo acordado.
Volteé a verla de reojo y una breve y nerviosa sonrisa adornó mi rostro por momentos. En todo caso, tomando en cuenta la fobia que tenía la chica pelirrosada hacia los hombres, la que peor debería sentirse en esos momentos era ella, yo no debería tener un porqué para quejarme. Pero... ¿Raffaele Vecchierelli? ¿Por qué siempre tenía que ser ante él mis peores torpezas? Y si aquella... ¡No! ¡Basta de malos pensamientos!
Procuraría que aquella noche, si bien no saliera perfecta, al menos se convirtiera un rato ameno para ambos. Eso era, disfrutaría de la velada y...
Un mozo nos condujo hacia las altas e imponentes puertas del salón donde se llevaría acabo el evento y no pude más que detenerme abruptamente, sintiendo cómo mi respiración se agitaba y los latidos de mi corazón se aceleraban. Eso no era bueno, definitivamente no lo era. Tragué saliva y me giré hacia mi compañera, tomando de sus manos y estrechándoselas momentáneamente con la intención de darle valor y, a su vez, dármelo a mí de pasada. Aquí era donde ambas nos separábamos.
-Suerte... -musité quedamente antes de soltarla y dejarla ir. La observé por unos momentos antes de centrarme en el pequeño antifaz metálico que tenía en mi mano derecha. Tomé aire y con manos temblorosas lo coloqué sobre los ojos antes de dejar ambos brazos caer sobre mis costados y tratar de que mi respiración se normalizara. Bien, al parecer todo estaba en orden y no había razón alguna para que no traspasara aquel umbral. Antes de hacerlo, me miré fugazmente para comprobar que nada me hacía falta: traía puesto un sencillo vestido con tirantes de color verde suave, ceñido a mi torso. La caída de la falda era ligera y comenzaba a la altura de medio muslo para finalizar en los tobillos, haciendo apenas visibles las zapatillas de un suave tono dorado, a juego con el antifaz que ahora cubría parcialmente la parte superior de mi rostro. No llevaba ningún otro accesorio encima. Para esa ocasión, Miki me había ayudado a sujetar mi cabellera en una coleta baja y ladeada, de manera que esta descansaba con suavidad sobre la base de mi cuello hasta mi desnudo hombro izquierdo, cubriendo aquellas marcas de nacimiento que tantas burlas me habían causado en el pasado.
Sólo esperaba causarle una buena impresión a mi compañero...
Demostrando una valentía que en realidad no sentía, caminé con paso tranquilo pero temoroso hasta adentrarme en la gigantesca estancia. No sabría decir si fue producto de algo ajeno a nosotros, o sencillamente había tenido suerte de encontrarlo a primera vista, pero lo primero con lo que se toparon mis ojos castaños fue con su alta figura, la cual supe reconocer. Una débil sonrisa volvió a aparecer y dirigí mis pasos hacia él, acortando distancias entre nosotros. Cuando me faltaba poco para estar a su lado, no pude evitar desviar el rostro para no tener que verlo al tiempo que comenzaba a juguetear con mis manos, totalmente nerviosa.
Nada dije una vez junto a él, deseando que fuera precisamente el pelinegro quien rompiera el silencio por temor a que si lo hacía yo, dijera algo erróneo.
Volteé a verla de reojo y una breve y nerviosa sonrisa adornó mi rostro por momentos. En todo caso, tomando en cuenta la fobia que tenía la chica pelirrosada hacia los hombres, la que peor debería sentirse en esos momentos era ella, yo no debería tener un porqué para quejarme. Pero... ¿Raffaele Vecchierelli? ¿Por qué siempre tenía que ser ante él mis peores torpezas? Y si aquella... ¡No! ¡Basta de malos pensamientos!
Procuraría que aquella noche, si bien no saliera perfecta, al menos se convirtiera un rato ameno para ambos. Eso era, disfrutaría de la velada y...
Un mozo nos condujo hacia las altas e imponentes puertas del salón donde se llevaría acabo el evento y no pude más que detenerme abruptamente, sintiendo cómo mi respiración se agitaba y los latidos de mi corazón se aceleraban. Eso no era bueno, definitivamente no lo era. Tragué saliva y me giré hacia mi compañera, tomando de sus manos y estrechándoselas momentáneamente con la intención de darle valor y, a su vez, dármelo a mí de pasada. Aquí era donde ambas nos separábamos.
-Suerte... -musité quedamente antes de soltarla y dejarla ir. La observé por unos momentos antes de centrarme en el pequeño antifaz metálico que tenía en mi mano derecha. Tomé aire y con manos temblorosas lo coloqué sobre los ojos antes de dejar ambos brazos caer sobre mis costados y tratar de que mi respiración se normalizara. Bien, al parecer todo estaba en orden y no había razón alguna para que no traspasara aquel umbral. Antes de hacerlo, me miré fugazmente para comprobar que nada me hacía falta: traía puesto un sencillo vestido con tirantes de color verde suave, ceñido a mi torso. La caída de la falda era ligera y comenzaba a la altura de medio muslo para finalizar en los tobillos, haciendo apenas visibles las zapatillas de un suave tono dorado, a juego con el antifaz que ahora cubría parcialmente la parte superior de mi rostro. No llevaba ningún otro accesorio encima. Para esa ocasión, Miki me había ayudado a sujetar mi cabellera en una coleta baja y ladeada, de manera que esta descansaba con suavidad sobre la base de mi cuello hasta mi desnudo hombro izquierdo, cubriendo aquellas marcas de nacimiento que tantas burlas me habían causado en el pasado.
Sólo esperaba causarle una buena impresión a mi compañero...
Demostrando una valentía que en realidad no sentía, caminé con paso tranquilo pero temoroso hasta adentrarme en la gigantesca estancia. No sabría decir si fue producto de algo ajeno a nosotros, o sencillamente había tenido suerte de encontrarlo a primera vista, pero lo primero con lo que se toparon mis ojos castaños fue con su alta figura, la cual supe reconocer. Una débil sonrisa volvió a aparecer y dirigí mis pasos hacia él, acortando distancias entre nosotros. Cuando me faltaba poco para estar a su lado, no pude evitar desviar el rostro para no tener que verlo al tiempo que comenzaba a juguetear con mis manos, totalmente nerviosa.
Nada dije una vez junto a él, deseando que fuera precisamente el pelinegro quien rompiera el silencio por temor a que si lo hacía yo, dijera algo erróneo.
Marina Valentine
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Re: [CERRADO] • Mascarada {Apertura}
Mascarada
Mansión Lobbosco × Noche × Evento
Mansión Lobbosco × Noche × Evento
Maldijo el día en que anunciaron un evento de máscaras. ¡Y lo maldijo una y otra vez! El vietnamita dejaba descansar su cuerpo en el sofá, aquél individual de un color azul marino del cual comparte algunas viviencias con el peliazul. Encima tenía un traje negro, y por debajo una camisa a juego pero con rayas blancas para variar. Era Armani. Cada tanto observaba el reloj pulsera, y con cada segundo que contaba, perdía aún más la paciencia. Dando por hecho que se estaba arrepintiendo de ir. ¿Por qué tuvo la desgracia de no pensarlo al menos unas 5 veces antes de hacer tal acto caballeroso? Odia la gente, odia las festividades alegres, y odia la muchedumbre. No. Odia a todos, por eso se digna a ir donde hay un número grande de personas en un mismo sitio, es como si, le diera un tic nervioso y quisiera sacar un arma para dispararlos a diestra y siniestra tal cual zombies. Chasqueó la lengua, y admiro a su perro sentado en cuatro patas delante de él, preguntándose que le pasaba a su amo. Bufó con pesadez, y volvió a fijarse en la hora, ¿qué es lo que está haciendo su mujer en el baño para tardarse tanto? Quería meterle pedal a la rubia, y arrastrarla con él aunque estuviera pintada a medias. Mejor así, nadie se fijará en ella, pensó. Sus pies estaban inquietos y prefirió levantarse para andar de un lado a otro. Si alguien le viera, recordaría a una bestia en una jaula. Frotó su cara exasperado con una mano, y tragó saliva, quedándose apoyado en la pared de la sala de estar. Estaba limpia, demasiado pulcra, y eso porque tiene una manía imparable de que todo esté, meticulosamente perfecto. — ¡Perséfone!, ¡apúrate! —exclamó, ya no pudiendo contener la impaciencia que le caracteriza. Gruñe con severidad, y tiró un jarrón cercano, dando por hecho que aquella decoración se hizo pedazos en cuestión de nada. ¡Con cada minuto que demores, un objeto será destruido! —advirtió en un rugido. Si aquello no servía, tendría que resignarse. — ¿Sabes qué?, me iré solo. ¡Te irás a pata!—A prisas corrió a la puerta, abriéndola y cerrándola de un portazo, tenía las llaves del Cadillac en su poder, por lo tanto, ella no tendría más remedio que tomar un taxi. Introdujo las llaves una vez estar dentro del auto, encendió la radio, en ella sonaba «Young and Beautiful», de Lana del Rey. Pero antes de arrancar, busco en su bolsillo su máscara, se mordió el labio... La dejo adentro. — La jodida se salvó —masculla entre dientes. |
Adler R. Edelstein
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Re: [CERRADO] • Mascarada {Apertura}
Para esa ocasión el albino había rentado un cómodo automóvil negro deportivo, el cual utilizaría para trasladarlos hacia el lugar del evento. Su atuendo consistía en un elegante traje al estilo barroco que su sirviente Günther le había ayudado a conseguir, confiando plenamente en el buen gusto de su mejor amigo y, para variar, no salió defraudado. Tanto el pantalón, zapatos, chaleco y saco eran de un precario color azabache con acabados en plata, permitiendo que resaltara el poco blanco que lucía de su pulcra camisa de gala. También su antifaz iba a juego con el atuendo, siendo esta plateada. Se había acicalado la platinada cabellera de manera que esta enmarcara con suavidad su rostro pálido, dándole el toque final de elegancia que necesitaba para presentarse adecuadamente ante su pareja para aquella noche. Consideró que el antifaz era innecesario por el momento, por lo que le dejó encima del tablero del auto mientras iba a recoger en la residencia de chicas a la hermosa joven de cabellera azul que había accedido a darle el honor de ser su acompañante. Mejor sería que Selena no hiciera preguntas al respecto de todos los lujos que el príncipe de Dinamarca se estaba permitiendo en esa ocasión. Cierto era que el salario que daban en aquella institución no era nada desdeñable, pero definitivamente no justificaba la cantidad gastada en esos pequeños detalles que Rainer procuró cubrir a la perfección para darle a la señorita una velada digna.
Como buen caballero, en cuanto observó su atuendo no pudo evitar sonreír y asentir con deleite, inmediatamente dirigiéndole halagos por su apariencia pero sin parecer demasiado empalagoso al respecto. Sólo lo necesario. Tras guiarla hacia el lugar donde se encontraba aparcado su medio de transporte, le abrió la puerta del copiloto y la cerró una vez que ella subió al auto. Después de eso hizo lo mismo consigo y condujo con una velocidad moderada los escasos veinte minutos que mediaban entre una edificación a otra, tiempo que empleó para sacar una plática trivial y que el silencio no les fuera a incomodar.
En cuanto llegaron, Rainer se apresuró a colocarse su antifaz y bajar del auto para abrirle la puerta a la señorita Eadem y ofrecer su mano como ayuda para que pudiera bajar. Las llaves del automóvil se las entregó a un mozo, quien se encargaría de llevarlo a un sitio adecuado y ofreciéndole el brazo a la chica, se encaminó hacia la entrada principal donde fueron recibidos por el mayordomo y, a su vez, conducidos por un lacayo hacia el lugar específico destinado para la celebración. Volteó a ver a Selena y le dedicó una velada sonrisa amigable que iluminó sus enigmáticos ojos, los cuales estaban parcialmente resguardados por la decoración obligatoria para poder asistir al baile.
-Ya estamos aquí, ¿le está agradando el lugar?
Como buen caballero, en cuanto observó su atuendo no pudo evitar sonreír y asentir con deleite, inmediatamente dirigiéndole halagos por su apariencia pero sin parecer demasiado empalagoso al respecto. Sólo lo necesario. Tras guiarla hacia el lugar donde se encontraba aparcado su medio de transporte, le abrió la puerta del copiloto y la cerró una vez que ella subió al auto. Después de eso hizo lo mismo consigo y condujo con una velocidad moderada los escasos veinte minutos que mediaban entre una edificación a otra, tiempo que empleó para sacar una plática trivial y que el silencio no les fuera a incomodar.
En cuanto llegaron, Rainer se apresuró a colocarse su antifaz y bajar del auto para abrirle la puerta a la señorita Eadem y ofrecer su mano como ayuda para que pudiera bajar. Las llaves del automóvil se las entregó a un mozo, quien se encargaría de llevarlo a un sitio adecuado y ofreciéndole el brazo a la chica, se encaminó hacia la entrada principal donde fueron recibidos por el mayordomo y, a su vez, conducidos por un lacayo hacia el lugar específico destinado para la celebración. Volteó a ver a Selena y le dedicó una velada sonrisa amigable que iluminó sus enigmáticos ojos, los cuales estaban parcialmente resguardados por la decoración obligatoria para poder asistir al baile.
-Ya estamos aquí, ¿le está agradando el lugar?
- Atuendo:
Rainer Anderberg
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Re: [CERRADO] • Mascarada {Apertura}
Se había preparado con algo de prisa para el evento, ya que antes que todo debía encargarse de ayudar a Rainer en lo que necesitara, por lo que en ultimos momentos dedició cuál sería su atuendo. Incluso el envío de la invitación fué algo demorosa, por lo que tuvo ciertas dudas en si la joven a la que invitó tendría ya una pareja o no, por fortuna ese no fué el caso y podrá asistir con quién el deseaba. Era escaso lo que sabía de ella y por lo mismo aprovecharía la velada para conocerle y disipar ciertas dudas.
Vistió y arregló meticulosamente, deseaba dar una buena impresión como siempre lo hacía, cuidó cada detalle en su traje y en su cabello, el cual al ser largo no era sencillo manejar para este tipo de ocasiones. Ató su cabello en una coleta baja y usó para ello una cinta gris; tanto el flequillo como patillas las peinó y acomodó en los costados de su rostro, por muy rebeldes que fueran normalmente ahora le coferían un aspecto trabajado y elegante, el idóneo para el traje que usó. Sus ropas eran oscuras, en un tejido New Performance en tono gris y con solapa a contraste, de tres piezas y un único bolsillo para colocar el típico pañueloque en el caso de Günther era de igual color que la camisa. Esta última, de tonalidad rojiza y hecha de lurex, poseía un bordado "drako" en plateado por el cuello y puños, la corbata lucía el mismo diseño. Los adornos, como un pequeñocolgante en la solapa izquierda, los gemelos y la cadena en la chaqueta interna usaban el mismo diseño y material: metal de color gris acero con una pequeña figura. Para cuando estuvo satisfecho con su atuendo, acomodó un último accesorio en la corbata, la cual a diferencia de lo normal en eventos de la alta sociedad,no era de moño, sino que larga y ancha al final.
Tomó su teléfono y lo guardó en un bolsillo del pantalón, agradeció que era u dispositivo pequeño y delgado, aunque no estaba del todo a gusto con usar es etipo de aparatos. No debía llevar muchas cosas, por lo que solamente guardó lo que necesitaría en el bolsillo de la chaqueta interna, lo cual más adelate ha de usar. El clima era ideal, por lo que no llevó una gabardina sobre su atuendo y se dispuso a salir con entusiasmo. Lo único que faltaba era en antifaz a usar, el cual no se colocó por el momento.
No tardó demasiado en llegar a la mansión y fué guiado por uno de los empleados hasta la zona donde se llevaría a cabo la mascarada. Al acercarse al sitio pudo ver como otros invitados iban delante de él, a esa hora eran pocos los que ya estaban en camino. Pensó que quizás había llegado demasiado temprano, pero Günther prefería estar siempre quince minutos antes de la hora que pacte. y todo por la posibilidad de que surja algun tipo de percance en el camino o en su destino. Llegó finalmente a la gran entrada, el ambiente era distinto, se escuchaba desde el exterior la suave música que había iniciado hace ya un buen rato. Günther se mantuvo en ese sitio, agradeció al guía que le trajo y observó con tranquilidad los alrededores. — Es un sitio realmente hermoso, demasiado quizás...— estaba acostumbrado a ver lugares con decoraciones ostentosas, este era solo uno más, aunque debía admitir que la atmosfera aquí no parecía ser tan frívola.
Vió como más personas fueron entrando a la gran estancia y es entonces que recuerda colocarse el antifaz, hubiese sido una vergüenza si entraba a la mascarada sin lo mínimo requerido. Se lo colocó rápidamente y ajustó bien el objeto, el cual usaba una cinta negra que pasaba desapercibida en su negra cabellera. Tras eso solo restaba esperar a la joven, si aquella hubiese llegado antes estaría ahí, pero de momento el único que estaba de pie cercano a la entrada era él. [¿Y si entró antes que yo?... ] pensó dudoso unos momentos, llevó la zurda al mentón en actitud pensativa, le tocaría aguardar a la hora fijada y si no llegaba simplemente era cosa de buscarle.
Vistió y arregló meticulosamente, deseaba dar una buena impresión como siempre lo hacía, cuidó cada detalle en su traje y en su cabello, el cual al ser largo no era sencillo manejar para este tipo de ocasiones. Ató su cabello en una coleta baja y usó para ello una cinta gris; tanto el flequillo como patillas las peinó y acomodó en los costados de su rostro, por muy rebeldes que fueran normalmente ahora le coferían un aspecto trabajado y elegante, el idóneo para el traje que usó. Sus ropas eran oscuras, en un tejido New Performance en tono gris y con solapa a contraste, de tres piezas y un único bolsillo para colocar el típico pañueloque en el caso de Günther era de igual color que la camisa. Esta última, de tonalidad rojiza y hecha de lurex, poseía un bordado "drako" en plateado por el cuello y puños, la corbata lucía el mismo diseño. Los adornos, como un pequeñocolgante en la solapa izquierda, los gemelos y la cadena en la chaqueta interna usaban el mismo diseño y material: metal de color gris acero con una pequeña figura. Para cuando estuvo satisfecho con su atuendo, acomodó un último accesorio en la corbata, la cual a diferencia de lo normal en eventos de la alta sociedad,no era de moño, sino que larga y ancha al final.
Tomó su teléfono y lo guardó en un bolsillo del pantalón, agradeció que era u dispositivo pequeño y delgado, aunque no estaba del todo a gusto con usar es etipo de aparatos. No debía llevar muchas cosas, por lo que solamente guardó lo que necesitaría en el bolsillo de la chaqueta interna, lo cual más adelate ha de usar. El clima era ideal, por lo que no llevó una gabardina sobre su atuendo y se dispuso a salir con entusiasmo. Lo único que faltaba era en antifaz a usar, el cual no se colocó por el momento.
No tardó demasiado en llegar a la mansión y fué guiado por uno de los empleados hasta la zona donde se llevaría a cabo la mascarada. Al acercarse al sitio pudo ver como otros invitados iban delante de él, a esa hora eran pocos los que ya estaban en camino. Pensó que quizás había llegado demasiado temprano, pero Günther prefería estar siempre quince minutos antes de la hora que pacte. y todo por la posibilidad de que surja algun tipo de percance en el camino o en su destino. Llegó finalmente a la gran entrada, el ambiente era distinto, se escuchaba desde el exterior la suave música que había iniciado hace ya un buen rato. Günther se mantuvo en ese sitio, agradeció al guía que le trajo y observó con tranquilidad los alrededores. — Es un sitio realmente hermoso, demasiado quizás...— estaba acostumbrado a ver lugares con decoraciones ostentosas, este era solo uno más, aunque debía admitir que la atmosfera aquí no parecía ser tan frívola.
Vió como más personas fueron entrando a la gran estancia y es entonces que recuerda colocarse el antifaz, hubiese sido una vergüenza si entraba a la mascarada sin lo mínimo requerido. Se lo colocó rápidamente y ajustó bien el objeto, el cual usaba una cinta negra que pasaba desapercibida en su negra cabellera. Tras eso solo restaba esperar a la joven, si aquella hubiese llegado antes estaría ahí, pero de momento el único que estaba de pie cercano a la entrada era él. [¿Y si entró antes que yo?... ] pensó dudoso unos momentos, llevó la zurda al mentón en actitud pensativa, le tocaría aguardar a la hora fijada y si no llegaba simplemente era cosa de buscarle.
- Atuendo:
Invitado
Re: [CERRADO] • Mascarada {Apertura}
El día del evento tan esperado al final había llegado el baile de máscaras iba a dar comienzo esa misma noche, aun recordaba los preparativos que había tenido que hacer para tal evento. Además de todo tenía que intentar ser una buena compañera para el evento, su sorpresa se había llevado aun cuando siendo recién llegada le había llegado una invitación para asistir al baile, más bien pensó en su momento que tendría que ir sola y ya allí intentar hablar con alguna de las muchas personas que asistirían. Aun así aquella vez se había equivocado al parecer, y al final había accedido sin problemas a acudir con aquel chico de cabellos blancos.
Dos horas a próximamente entes de que fueran a por ella, ya tenía todo listo para comenzar a arreglarse. El vestido había tenido que escogerlo yo misma, pero bueno más o menos estaba acostumbrada a hacerlo aunque en casa siempre había alguien ayudándome, la mayoría de las veces había sido yo quien había decidido cuál sería el traje que llevaría a fiestas y demás. Sobre la cama se encontraba el traje que había escogido y a los pies de la cama estaban los zapatos que llevaría con el traje.
Bueno primero sería arreglar el cabello que tenía, el cual iba a dejar suelto recogido con una diadema en plateado y con adornos en ese mismo color y en rosa claro, perfecto para hacer juego con el vestido, pero termine por decidir que lo mejor iba a ser hacerme una pequeña ondulación al final del cabello. Tras eso comencé a vestirme con aquel vestido rosa claro que había sido el escogido para llevar a la fiesta, el vestido tenía su escote pero nada que llamara mucho la atención, además de que era largo, aunque eso sí resaltaba muy bien la figura. Maquillada y ya lista con la máscara en la mano, solo me quedaba esperar a que mi acompañante viniera a por mí, el cual no tardó mucho en aparecer después de haber terminado.
El chico de cabellos blancos llamado Rainer llego a recogerme a la residencia de las chicas, en cuanto me vio lo que hizo fue asentir con la cabeza, a lo cual le correspondí con una sonrisa, él iba bastante elegante a decir verdad. Tras aquel pequeño cruce palabras me llevo hasta el automóvil donde iríamos a la fiesta, y tras veinte minutos de recorrido conseguimos llegar a la Mansión Lobbosco lugar donde se iba a celebrar la fiesta.
Una vez dejo el coche al cuidado de uno de las personas que trabajaban allí, tome su brazo para entrar juntos a la fiesta y así poder comenzar con aquella velada, que esperaba que fuera realmente agradable.
- Por el momento si, el lugar es bastante agradable, espero que sea así durante toda la noche - dije con una sonrisa en el rostro y tras aquello me coloque la máscara en el rostro, después de todo aquel baile debía de ocultar nuestros rostros para darle algo más de misterio al asunto suponía.
Dos horas a próximamente entes de que fueran a por ella, ya tenía todo listo para comenzar a arreglarse. El vestido había tenido que escogerlo yo misma, pero bueno más o menos estaba acostumbrada a hacerlo aunque en casa siempre había alguien ayudándome, la mayoría de las veces había sido yo quien había decidido cuál sería el traje que llevaría a fiestas y demás. Sobre la cama se encontraba el traje que había escogido y a los pies de la cama estaban los zapatos que llevaría con el traje.
Bueno primero sería arreglar el cabello que tenía, el cual iba a dejar suelto recogido con una diadema en plateado y con adornos en ese mismo color y en rosa claro, perfecto para hacer juego con el vestido, pero termine por decidir que lo mejor iba a ser hacerme una pequeña ondulación al final del cabello. Tras eso comencé a vestirme con aquel vestido rosa claro que había sido el escogido para llevar a la fiesta, el vestido tenía su escote pero nada que llamara mucho la atención, además de que era largo, aunque eso sí resaltaba muy bien la figura. Maquillada y ya lista con la máscara en la mano, solo me quedaba esperar a que mi acompañante viniera a por mí, el cual no tardó mucho en aparecer después de haber terminado.
El chico de cabellos blancos llamado Rainer llego a recogerme a la residencia de las chicas, en cuanto me vio lo que hizo fue asentir con la cabeza, a lo cual le correspondí con una sonrisa, él iba bastante elegante a decir verdad. Tras aquel pequeño cruce palabras me llevo hasta el automóvil donde iríamos a la fiesta, y tras veinte minutos de recorrido conseguimos llegar a la Mansión Lobbosco lugar donde se iba a celebrar la fiesta.
Una vez dejo el coche al cuidado de uno de las personas que trabajaban allí, tome su brazo para entrar juntos a la fiesta y así poder comenzar con aquella velada, que esperaba que fuera realmente agradable.
- Por el momento si, el lugar es bastante agradable, espero que sea así durante toda la noche - dije con una sonrisa en el rostro y tras aquello me coloque la máscara en el rostro, después de todo aquel baile debía de ocultar nuestros rostros para darle algo más de misterio al asunto suponía.
- Traje:
Invitado
Re: [CERRADO] • Mascarada {Apertura}
Este no era ni el primero ni el ultimo baile al que asistiría en mi vida por lo tanto ya contaba con el atuendo idóneo para asistir sin andar perdiendo el tiempo en innecesarias compras por el centro comercial, sin embargo, en una primer estancia, mi opción había sido la de no asistir puesto que carecía de un acompañante y presentarte a un gran evento como aquel sin acompañante era un tanto bochornoso, pero por suerte, uno de los profesores de la academia capto mi presencia y me pidió asistir con él. A priori seguía en mis trece de no asistir pero hacerlo suponía la posibilidad de relacionarme por fin con las demás personas y quien sabe, salir con algún amigo de aquella fiesta.
Del alto del armario saque una caja blanca que desempolve con cuidado, en ella, mi vestido preferido. Tras una ducha caliente comencé a vestirme. Saque de la caja un bonito vestido largo de estilo victoriano de color negro y de un blanco puro, sin duda, adoraba aquellas ropas pues no suponían un incordio a la hora de moverme libremente y además, era sutil y desenfadado. Maquille mis ojos para hacerlos mas vistosos tras la mascara que después me pondría, solo esperaba que la fiesta mereciese la pena puesto que el maquillaje y yo no nos llevábamos del todo bien. Recogí mi cabello de una forma desenfadada con algunos mechones sueltos de modo que, al colocarme el antifaz, las cintas negras de este pasasen completamente desapercibidas entre mis cenizos cabellos y tras unos retoques mas estaba completamente lista.
Admire la fachada de la casa en cuanto llegaré colocándome el antifaz antes de ingresar. Amablemente uno de los empleados me acompaño hasta el gran salón donde transcurriría la noche e impresionada me quede al ver la elegante decoración y el amplio espacio que nos ofrecían. Con una sonrisa amable y una ligera reverencia de cabeza, agradecía al hombre el haberme acompañado lo que pareció perturbarle ligeramente ¿acaso no estaba acostumbrado a que le agradeciesen por su trabajo? Reste la importancia a ese hecho y me adentre en el gran salón que, por suerte para mi nerviosismo, empezaba a llenarse de gente.
- Ahora solo toca esperar- susurre en voz alta desde una esquina esperando a que mi acompañase llegase. Para ser sincera mis nervios estaban a flor de piel, mis manos estaban temblorosas pero intentaba disimularlo dejándolas reposar sobre el regazo de mi vestido procurando mantener una compostura a vista de los demás complemente tranquila e increbrantable
Más de una vez podía vérseme suspirar intentando calmarme. Debería estar acostumbrada, pero siempre me resulto difícil manejarme entre grandes multitudes como aquella, no obstante, daría lo mejor de mi en aquella noche, quería pasármelo bien, bailar alguna canción con mi acompañante o bien con algún otro invitado fuese quien fuese.
Del alto del armario saque una caja blanca que desempolve con cuidado, en ella, mi vestido preferido. Tras una ducha caliente comencé a vestirme. Saque de la caja un bonito vestido largo de estilo victoriano de color negro y de un blanco puro, sin duda, adoraba aquellas ropas pues no suponían un incordio a la hora de moverme libremente y además, era sutil y desenfadado. Maquille mis ojos para hacerlos mas vistosos tras la mascara que después me pondría, solo esperaba que la fiesta mereciese la pena puesto que el maquillaje y yo no nos llevábamos del todo bien. Recogí mi cabello de una forma desenfadada con algunos mechones sueltos de modo que, al colocarme el antifaz, las cintas negras de este pasasen completamente desapercibidas entre mis cenizos cabellos y tras unos retoques mas estaba completamente lista.
Admire la fachada de la casa en cuanto llegaré colocándome el antifaz antes de ingresar. Amablemente uno de los empleados me acompaño hasta el gran salón donde transcurriría la noche e impresionada me quede al ver la elegante decoración y el amplio espacio que nos ofrecían. Con una sonrisa amable y una ligera reverencia de cabeza, agradecía al hombre el haberme acompañado lo que pareció perturbarle ligeramente ¿acaso no estaba acostumbrado a que le agradeciesen por su trabajo? Reste la importancia a ese hecho y me adentre en el gran salón que, por suerte para mi nerviosismo, empezaba a llenarse de gente.
- Ahora solo toca esperar- susurre en voz alta desde una esquina esperando a que mi acompañase llegase. Para ser sincera mis nervios estaban a flor de piel, mis manos estaban temblorosas pero intentaba disimularlo dejándolas reposar sobre el regazo de mi vestido procurando mantener una compostura a vista de los demás complemente tranquila e increbrantable
Más de una vez podía vérseme suspirar intentando calmarme. Debería estar acostumbrada, pero siempre me resulto difícil manejarme entre grandes multitudes como aquella, no obstante, daría lo mejor de mi en aquella noche, quería pasármelo bien, bailar alguna canción con mi acompañante o bien con algún otro invitado fuese quien fuese.
- Vestimenta:
Invitado
Re: [CERRADO] • Mascarada {Apertura}
¿Cuando fue la última vez que asistió a un baile?, ¡hace tanto! No es que al principio se interesase, ni siquiera había planeado invitar a alguien porque es demasiado reservado para hacer estas cosas, aunque, ciertamente tiene su lado encantador. Hoy era ése día. Lo estuvo esperando de forma ansiosa, estaba nervioso, y ni siquiera asimila todavía como aquella chica acepto sin problemas su invitación tímida. El taxi circulaba por las avenidas, las calles, y en tanto, él olía el ánimo de la noche. Aún es joven, pensó, y le depararían sorpresas. ¿Cómo se sentirá su acompañante? Bailaría con ella, por supuesto, sería una falta grande no hacerlo pero, hay demasiado público para hacerlo. ¡Si estuvieran en una habitación no le preocuparía!, ¿pánico?, ¿vergüenza? No. Nada de eso. Es humilde, no le gusta alardear de sus auténticos pasos de baile.
Vestía con su mejor ropa formal, un traje completamente blanco más una flor azul que hacía juego con su tono de cabello y una corbata azul marino del cual, con mucha paciencia fue capaz de atar. Pese a ser ciego, no desencajaba con la ropa, teniendo cierto sentido común por el buen vestir. Consigo ya traía puesta la máscara; ésta había sido escogida por él hace tiempo, cuando aún podía ver con sus dos aguamarinas que tenía por ojos. De un color dorado, con relieves tallados delicadamente y un par de figuras musicales, le identificaba muy bien. Además, es aquella que uso para una mascarada y tuvo por pareja a Ángela, su primer amor. Suspiró, no quería recordar cosas pasadas y permaneció meditabundo, escuchando el motor del auto rugir suavemente. Desplazándose a una velocidad moderada hasta que el auto se detiene.
— Tal parece que tendremos que esperar un buen rato —anunció el taxista. Ahí es cuando pudo oír el barullo del tráfico, ¿tan transitado estaba la calle? Tragó saliva, no quería que su acompañante piense que la iba a dejar plantada. Inclusive, por un milisegundo se le vino a la cabeza si la joven se sentiría triste por su culpa, y en una actitud sabia, consideró que las cosas deberán resolverse por sí solas, que mejor todo quedará en manos del destino. A su lado tenía el bastón blanco para poder caminar sin atropellarse con lo que tenga en su camino, al igual que, el único elemento que necesitaría al bajarse. Pasaron al menos 20 minutos, y por fin todo vuelve a ser mucho más fluido. Solo era cuestión de esperar, reflexiona, las personas deben saber ser pacientes, porque todo al tiempo. El único problema que estaba patente es… ¿La encontraría entre tanta multitud?, ¿o ella lo buscaría a él? Masajeó sus sienes y una vez el coche detenerse, sacó de sus bolsillos dinero.
— Gracias —musito relajado, a pesar de tener en la cabeza aquél enigma a resolver. Piso por fin el suelo, encontrándose en un lugar para nada conocido para él. ¿Estará dentro? Uno de los sirvientes apenas notarlo, tomó su brazo y lo llevó consigo a la mansión. Helder podía percibir el ambiente festivo, el aroma tan extravagante y percibir que, tal vez había una decoración ostentosa. Algunos murmullos a su alrededor, personas que caminaban de un lado a otro, ¿dónde estará ella? Volvió a reiterarse. No quería parecer un perrito perdido en busca de su amo, y una vez que le soltaron, caminó unos pasos más adelante, intentando no pechar a nadie y tampoco chocar contra alguna mesa de aperitivos.
Invitado
Re: [CERRADO] • Mascarada {Apertura}
¡La espera me estaba matando! Y eso que no llevaba mucho ahí de pie. Aunque en apariencia me encontrara perfectamente en calma, internamente era un manojo de nervios sin pies ni cabeza. ¿Cómo era posible que una chica me tuviera de esa manera?! Por supuesto no se trataba de cualquier chica, era a Marina a quien esperaba y podía sentir un desesperado palpitar cada que su imagen acudía a mi memoria…
Me descubrí sonriendo desconcentrado del asunto de la noche. No sabría decir cuánto tiempo llevaba con la vista perdida entre los árboles cercanos, pero aceptar que mi sentir iba mas allá de una atracción por su belleza física consiguió hacer hervir mis mejillas irremediablemente. Por naturaleza agaché la cara, no quería ni pensar en la clase de espectáculo que alguien se podría estar dando solo con observarme. Para mi suerte la máscara ayudaba a ocultar la mitad de mi expresividad pero aún así…
¿Qué estaba haciendo…? Exhalé pesadamente, necesitaba calmarme inmediatamente, no fuera a ser que ella se encontrara ya en las cercanías y fuese testigo de mi ridiculez. No, en definitiva esa no era una opción. Al levantar nuevamente el rostro con resolución, me encontré con la grata sorpresa de ver a mi pareja caminando directo hacia mi. ¿Es que acaso su encanto no tenía límites…? Ah… pedirle a mi pulso que mantuviera la cordura era mucho pedir aquella noche…
-Buenas noches. – saludé con entusiasmo en cada letra cuando se detuvo a pasos de mí. Había abierto y cerrado los labios un par de veces en intentos fallidos de decirle algo, pero en ocasiones, encontrar las palabras indicadas llevaba tiempo y éste era una de ellas. Por esa razón inicié tal cual dictaba la etiqueta: con un saludo. Noté que evadía mi mirada mas no podía culparla, después de todo no habíamos charlado mas que un par de veces y la segunda fue el día en que la abordé sin previo aviso para pedirle que fuera mi pareja de baile. Había encontrado una forma de averiguar un poco mas sobre ella, o mejor dicho, un contacto. Y la verdad era que sin esa ayuda… quizá no habría conseguido encontrarme con Marina, como mínimo me habría representado el doble de esfuerzo. Sí, porque si no era con ella, no habría asistido con nadie mas al evento.
-Luces especialmente encantadora esta noche, Marina. – declaré con toda sinceridad al inclinarme en busca de sus facciones, yo sí quería verla, me encantaba hacerlo. Sin embargo… no podía confesarme de buenas a primeras. De momento me conformaría con un espacio en su vida, por reducido que éste fuera. –Vayamos adentro, el lugar parece sacado de un cuento! – animado y convencido de que todo marcharía bien entre ambos, ofrecí con elegancia mi brazo para entrar juntos y disfrutar cuanto fuese posible de la velada. Tenerla ya a mi lado me tranquilizó, sé que el efecto tiende a ser el opuesto en ese tipo de situaciones, pero a mi sin duda alguna me reconfortó. No podía negar que había invertido minutos en deleitarme con su silueta, cada detalle en ella era perfecto y no estaba exagerando al dar opinión para mi mismo. Solo faltaba que las joyas de sus ojos me miraran a mi… solo eso y nada mas…
Al cruzar la puerta el ambiente parecía cambiar por completo, ya se encontraba en el lugar bastante gente, ni un rostro conocido de momento pero prefería que así siguiera. Por algo había cortado mi cabello pensando en que no deseaba ser reconocido esa noche, la verdad era que un antifaz no bastaba para ocultar la identidad. Marina era una de las pocas personas que me había visto así y a ella me quería dedicar lo que durara el baile y de ser posible… aún más.
Me descubrí sonriendo desconcentrado del asunto de la noche. No sabría decir cuánto tiempo llevaba con la vista perdida entre los árboles cercanos, pero aceptar que mi sentir iba mas allá de una atracción por su belleza física consiguió hacer hervir mis mejillas irremediablemente. Por naturaleza agaché la cara, no quería ni pensar en la clase de espectáculo que alguien se podría estar dando solo con observarme. Para mi suerte la máscara ayudaba a ocultar la mitad de mi expresividad pero aún así…
¿Qué estaba haciendo…? Exhalé pesadamente, necesitaba calmarme inmediatamente, no fuera a ser que ella se encontrara ya en las cercanías y fuese testigo de mi ridiculez. No, en definitiva esa no era una opción. Al levantar nuevamente el rostro con resolución, me encontré con la grata sorpresa de ver a mi pareja caminando directo hacia mi. ¿Es que acaso su encanto no tenía límites…? Ah… pedirle a mi pulso que mantuviera la cordura era mucho pedir aquella noche…
-Buenas noches. – saludé con entusiasmo en cada letra cuando se detuvo a pasos de mí. Había abierto y cerrado los labios un par de veces en intentos fallidos de decirle algo, pero en ocasiones, encontrar las palabras indicadas llevaba tiempo y éste era una de ellas. Por esa razón inicié tal cual dictaba la etiqueta: con un saludo. Noté que evadía mi mirada mas no podía culparla, después de todo no habíamos charlado mas que un par de veces y la segunda fue el día en que la abordé sin previo aviso para pedirle que fuera mi pareja de baile. Había encontrado una forma de averiguar un poco mas sobre ella, o mejor dicho, un contacto. Y la verdad era que sin esa ayuda… quizá no habría conseguido encontrarme con Marina, como mínimo me habría representado el doble de esfuerzo. Sí, porque si no era con ella, no habría asistido con nadie mas al evento.
-Luces especialmente encantadora esta noche, Marina. – declaré con toda sinceridad al inclinarme en busca de sus facciones, yo sí quería verla, me encantaba hacerlo. Sin embargo… no podía confesarme de buenas a primeras. De momento me conformaría con un espacio en su vida, por reducido que éste fuera. –Vayamos adentro, el lugar parece sacado de un cuento! – animado y convencido de que todo marcharía bien entre ambos, ofrecí con elegancia mi brazo para entrar juntos y disfrutar cuanto fuese posible de la velada. Tenerla ya a mi lado me tranquilizó, sé que el efecto tiende a ser el opuesto en ese tipo de situaciones, pero a mi sin duda alguna me reconfortó. No podía negar que había invertido minutos en deleitarme con su silueta, cada detalle en ella era perfecto y no estaba exagerando al dar opinión para mi mismo. Solo faltaba que las joyas de sus ojos me miraran a mi… solo eso y nada mas…
Al cruzar la puerta el ambiente parecía cambiar por completo, ya se encontraba en el lugar bastante gente, ni un rostro conocido de momento pero prefería que así siguiera. Por algo había cortado mi cabello pensando en que no deseaba ser reconocido esa noche, la verdad era que un antifaz no bastaba para ocultar la identidad. Marina era una de las pocas personas que me había visto así y a ella me quería dedicar lo que durara el baile y de ser posible… aún más.
Raffaele Vecchierelli
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Re: [CERRADO] • Mascarada {Apertura}
Mascarada
Donde incluso tu amigo es engañado
La gente normal hacía cosas normales, la gente normal iba a bailes, la gente normal disfrutaba en los bailes, la gente normal iba sin ser amenazada a los bailes, todo el mundo era feliz en los bailes, era un lugar en el que se creaba un escenario idílico y mágico en el cual todo podía pasar, todos los sueños podían cumplirse y nadie, absolutamente nadie podía sentirse mal allí...nadie salvo alguien que tuviera un aura tan oscura como yo.
Rápidamente y sin pesar dos veces sobre las dudosas causas que me habían llevado a invitar a una chica al baile me vestí con un traje simple, negro con una camisa blanca y una corbata roja. A continuación tome un antifaz de color plateado y lo coloqué sobre mi rostro.
Tsk...que molesto.
Era imposible no pensar en aquellas extrañas coincidencias.
Porque justo cuando me había decidido casi invitar a Bet el tío de ella había llamado diciéndome que si quería continuar a su lado debía de asistir a esa fiesta sin ella dejándola sola y sin protección, que estaría tramando?
Precisamente por eso iría al baile con aquella chica y a la vez trabajaría en la seguridad de la fiesta por si acaso veía a Bet por allí, la protegería, no podía permitir que le pasara nada, no después de que su tío fuera siempre tras ella para intentar acabar con su vida.
Comencé a caminar por los pasillos buscando a aquella chica llamada Michella. Porque a pesar de salir con ella esa noche no podía dejar de pensar en otra mujer?
Llamé a su puerta a la hora indicada, ni un segundo más ni uno menos, justo a la hora acordada. Me apoyé contra la pared al lado de la puerta y cerré los ojos con mi espalda y uno de mis pies apoyados contra la pared suspirando con fuerza.
No se porque en aquel momento echaba tanto de menos tener a Bet cerca fumando de seguro le hubiera cogido uno de esos papeles blancos con nicotina dentro.
No podía dejar de pensar en ello. Parecía que cuanto más intentaba alejarme de ella más pensaba en ella, mis pensamientos ya no eran coherentes, solo podía ver su nombre y su cara pro todas partes, era como un virus que lo devoraba todo poco a poco sin dejar nada para los demás. Acaso aquel era mi castigo por haberla dejado sola cuando más me necesitaba? Ya lo había querido así...todo...todo había sido por culpa de su asqueroso tío, yo no tenía la culpa, yo no había hecho nada y los sres espirituales tampoco, eramos igual que los humanos, nadie tenía culpa salvo aquel ser endemoniado al que llamaba tío...y yo...porque por mi culpa todo había ido mal, yo era un monstruo, igual o peor que su tío.
Golpeé la pared con fuerza quebrandola un poco por el golpe haciéndome algo de sangre en los nudillos-tsk...estúpida pared-susurré.
Hoy la iba a pagar con todo el mundo. Incluso son Michella, la cual por lo que me habían dicho era todo amor y sonrisas, vamos todo lo contrario a mi, algo que me ponía de los nervios.
Bet...Bet...Bet...
Solo podía pensar en ella. Nada más ver a aquella chica tan distinta a ella solo podía verla con el rostro de Bet. Castaño oscuro, ojos color chocolate, enormes, piel blanquecina...
No! Debía de olvidarme de ella cuanto antes y Michella, aunque sonara cruel, era la excusa perfecta. Debía de pasar la noche de mi vida junto a ella, por esta noche ya no sería yo, sería...otra persona, otro Zero, el que siempre debí de haber sido.
- traje:
Zero Kiryuu
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Re: [CERRADO] • Mascarada {Apertura}
La noche de la mascarada que Ilani había esperado tanto, al fin había llegado, hubo varias invitaciones, si, todas y cada una de ellas rechazadas con la mayor cortesía posible, todas excepto una, un hombre, personal de la academia, la había invitado casi en los últimos momentos, ambos se habían visto un par de veces pero nada salía de lo extraordinario, saludos de cortesía y nada más. Entonces, ¿Por qué aceptó la invitación? Simple, consideró que sería interesante salir y conocer a alguien diferente, alguien ajeno a su zona de confort, después de todo, siempre vio la mascarada como una oportunidad para socializar, si hubiera querido hablar con otro alumno le hubiera bastado hacerlo entre clases.
Como siempre, se tomaba su tiempo para arreglarse, le gustaba lucir siempre perfecta, más aun en ocasiones como esta, fue a la estética para que la pensarán y maquillaran, recogió temprano su vestido rojo con detalles dorados y sus zapatos llenos de pedrería, el antifaz por supuesto no iba a faltar, lo había elegido semanas antes para que en lugar de hacer juego con sus demás prendas, resaltará y sobre todo hiciera resultar el contorno de su rostro y sus hermosos ojos.
Vestida y perfumada con su característico “flower by kenzo” salió hacia la gran mansión de los Lobbosco, tras unos minutos de camino se encontraba ya en la gran verja, de repente se sintió nerviosa, como adolescente en la primer cita, hacía tiempo que no se sentía así y ahora le resultaba extraño. Le había dado seña de como reconocerlo de entre la multitud, la pregunta era si el la reconocería. Los empleados del lugar tomaron su abrigo y la encaminaron hacia la entrada, llevaba ya puesto el antifaz, se tocó la pierna para asegurarse de que el celular siguiera sujeto a ella por el liguero, no llevó la gran cosa, odiaba llevar bolsos que cuidar con cosas inútiles que de todos modos en esas fiestas siempre hay.
Y mientras más cerca estaba de la entrada, lo pudo ver, ahí estaba, ¿Habría estado espera dólar demasiado tiempo?, Ilani esperaba que no fuera así o daría una muy mala impresión. Se situó cerca de él, quizá no se había percatado de su presencia así que habló bajo pero aun así audible. – ¿llevas mucho tiempo esperando?, si te han plantado puedo entrar contigo al baile, estoy segura que quien me invitó comprenderá…- levantó la mirada y enseguida le reconoció, no hacía falta acordarse del pañuelo rojo, aquel cabello largo y negro le delataba, más aun aquellos ojos penetrantes que tanto intrigaban a Ilani.
Le sonrió una vez que tuvo su atención. –siento si me he demorado, venir en coche no fue lo más inteligente, hay una larga fila fuera de la verja.-
Como siempre, se tomaba su tiempo para arreglarse, le gustaba lucir siempre perfecta, más aun en ocasiones como esta, fue a la estética para que la pensarán y maquillaran, recogió temprano su vestido rojo con detalles dorados y sus zapatos llenos de pedrería, el antifaz por supuesto no iba a faltar, lo había elegido semanas antes para que en lugar de hacer juego con sus demás prendas, resaltará y sobre todo hiciera resultar el contorno de su rostro y sus hermosos ojos.
Vestida y perfumada con su característico “flower by kenzo” salió hacia la gran mansión de los Lobbosco, tras unos minutos de camino se encontraba ya en la gran verja, de repente se sintió nerviosa, como adolescente en la primer cita, hacía tiempo que no se sentía así y ahora le resultaba extraño. Le había dado seña de como reconocerlo de entre la multitud, la pregunta era si el la reconocería. Los empleados del lugar tomaron su abrigo y la encaminaron hacia la entrada, llevaba ya puesto el antifaz, se tocó la pierna para asegurarse de que el celular siguiera sujeto a ella por el liguero, no llevó la gran cosa, odiaba llevar bolsos que cuidar con cosas inútiles que de todos modos en esas fiestas siempre hay.
Y mientras más cerca estaba de la entrada, lo pudo ver, ahí estaba, ¿Habría estado espera dólar demasiado tiempo?, Ilani esperaba que no fuera así o daría una muy mala impresión. Se situó cerca de él, quizá no se había percatado de su presencia así que habló bajo pero aun así audible. – ¿llevas mucho tiempo esperando?, si te han plantado puedo entrar contigo al baile, estoy segura que quien me invitó comprenderá…- levantó la mirada y enseguida le reconoció, no hacía falta acordarse del pañuelo rojo, aquel cabello largo y negro le delataba, más aun aquellos ojos penetrantes que tanto intrigaban a Ilani.
Le sonrió una vez que tuvo su atención. –siento si me he demorado, venir en coche no fue lo más inteligente, hay una larga fila fuera de la verja.-
- atuendo:
Invitado
Re: [CERRADO] • Mascarada {Apertura}
El evento que su padre organizó le había tenido bastate ocupado, si bien era algo que Leone debía hacer, Salvatore no podía dejar que alguien como él no tuviera la supervisión adecuada. Los días próximos a la mascarada habían sido laboriosos, después de todo se llevaría a cabo en su propia casa.
Al llegar la fecha de la fiesta, Salvatore comenzó su día bastante temprano, lo primero que hizo fué contactar con la joven que sería su pareja en la velada y avisarle que le enviaría un auto a su domicilio para que le trajese a la mansión apenas ella lo deseara, ya que Salvatore no podría ir a buscarle. El día pasó más rápido de lo previsto y el italiano tuvo algunos inconvenientes cerca de la hora de inicio, tuvo que apresurarse en vestir y arreglar apropiadamente aunque seguramente llegaría algunos minutos tardes. Uno de sus sirvientes le ayudó, aunque hubiese querido que fuera Ahri quien lo hiciera pero la mencionada ha de tener mucho que hacer al ser ella también una invitada.
Cuando estuvo casi listo, acomodó el antifaz negro en su rostro (el cual adquirió hace bastante tiempo) y pese a no desear usarlo ya que en él era innecesario, no muchos alumnos tenían los rasgos que él y su padre poseían y por eso creía que era inútil el ocultar parte de su rostro. Ató su cabello en una trenza que llegaba hasta el tope de sus hebras, el inicio de dicha trenza era algo suelto para dejar uno que otro cabello con mayor movilidad, su flequillo se peinó hacia un costado sin dejar de lado su usual aspecto. Revisó la hora y con molestia salió de su cuarto para ir al gran salón. Tomó un atajo, nadie le diría alguna cosa, era su casa. Fué por algunos pasillos y luego por la gran cocina que solo se usaba en estas actividades, ingresó al gran recinto por la entrada de personal y vió como ya había gente dentro, inmediatamente se puso a buscar con la mirada a la joven que sería su cita esta noche.
— Aún no llega por lo que veo... — susurró y se adentró en la gran estancia y buscó con mayor afán a la chica, pensó que la joven podría haber tenido algún percance ¿Sería apropiado llamarle? aunque claro, no lo haría aún, tampoco era tan tarde como para alarmarse. Salvatore saludó a algunos conocidos y tras breves comentarios, fué hacia la orquesta que estaba en uno de los costados, tanto para revisar que todo estuviera en orden como para esperar a su pareja. Había pactado que ambos se encontrarían allí, era un sitio notorio desde todo el salón y de fácil acceso.
Alzó la zurda y llamó a una de las empleadas, se distinguían por lo blanco de su traje y lo uniforme del mismo, esta mujer portaba una bandeja plateada con algunas bebidas y tragos, Salvatore tomó una copa que tenía un licor rojo y atractivo, se trataba de un Fuego rojo (cóctel que posee vodka, licor de frambuesa y granadina) el cual solía tomar solo en eventos sociales. Su mirada seguía atenta a la entrada principal, pero no de forma fija, ya que gustaba ver cómo el resto interactuaba entre si y como reaccionaban al ver el interior del salón también. Bebió con lentitud de aquella copa, deseaba ver cómo lucía su cita, sin duda algo que le encantaba era ver la preocupación de las mujeres en este tipo de cosas, los hombres solo podían alabarles ante el magnífico trabajo que ellas realizaban en su vestimenta.
Al llegar la fecha de la fiesta, Salvatore comenzó su día bastante temprano, lo primero que hizo fué contactar con la joven que sería su pareja en la velada y avisarle que le enviaría un auto a su domicilio para que le trajese a la mansión apenas ella lo deseara, ya que Salvatore no podría ir a buscarle. El día pasó más rápido de lo previsto y el italiano tuvo algunos inconvenientes cerca de la hora de inicio, tuvo que apresurarse en vestir y arreglar apropiadamente aunque seguramente llegaría algunos minutos tardes. Uno de sus sirvientes le ayudó, aunque hubiese querido que fuera Ahri quien lo hiciera pero la mencionada ha de tener mucho que hacer al ser ella también una invitada.
Cuando estuvo casi listo, acomodó el antifaz negro en su rostro (el cual adquirió hace bastante tiempo) y pese a no desear usarlo ya que en él era innecesario, no muchos alumnos tenían los rasgos que él y su padre poseían y por eso creía que era inútil el ocultar parte de su rostro. Ató su cabello en una trenza que llegaba hasta el tope de sus hebras, el inicio de dicha trenza era algo suelto para dejar uno que otro cabello con mayor movilidad, su flequillo se peinó hacia un costado sin dejar de lado su usual aspecto. Revisó la hora y con molestia salió de su cuarto para ir al gran salón. Tomó un atajo, nadie le diría alguna cosa, era su casa. Fué por algunos pasillos y luego por la gran cocina que solo se usaba en estas actividades, ingresó al gran recinto por la entrada de personal y vió como ya había gente dentro, inmediatamente se puso a buscar con la mirada a la joven que sería su cita esta noche.
— Aún no llega por lo que veo... — susurró y se adentró en la gran estancia y buscó con mayor afán a la chica, pensó que la joven podría haber tenido algún percance ¿Sería apropiado llamarle? aunque claro, no lo haría aún, tampoco era tan tarde como para alarmarse. Salvatore saludó a algunos conocidos y tras breves comentarios, fué hacia la orquesta que estaba en uno de los costados, tanto para revisar que todo estuviera en orden como para esperar a su pareja. Había pactado que ambos se encontrarían allí, era un sitio notorio desde todo el salón y de fácil acceso.
Alzó la zurda y llamó a una de las empleadas, se distinguían por lo blanco de su traje y lo uniforme del mismo, esta mujer portaba una bandeja plateada con algunas bebidas y tragos, Salvatore tomó una copa que tenía un licor rojo y atractivo, se trataba de un Fuego rojo (cóctel que posee vodka, licor de frambuesa y granadina) el cual solía tomar solo en eventos sociales. Su mirada seguía atenta a la entrada principal, pero no de forma fija, ya que gustaba ver cómo el resto interactuaba entre si y como reaccionaban al ver el interior del salón también. Bebió con lentitud de aquella copa, deseaba ver cómo lucía su cita, sin duda algo que le encantaba era ver la preocupación de las mujeres en este tipo de cosas, los hombres solo podían alabarles ante el magnífico trabajo que ellas realizaban en su vestimenta.
- Vestimenta Salvatore:
Chaleco asimétrico a punta en pura seda jacquard de fondo negro con diseño amatista, camisa en algodón blanco de cuello clásico y puños dobles para Gemelos y botones nácar, Ascot (pañuelo del cuello) y pañuelo en lúrex amatista de elaboración completamente artesanal. Traje semi-Chaqué en tejido negro falso liso con perfiles a contraste en raso, gemelos forma oval acabado níquel y esmaltados en negro, cadenita de bolsillo para chaleco acabado níquel con strass de cristal color amatista. Alfiler con piedra color amatista y flor en tejido lúrex igualmente amatista.
La careta seleccionada es de metal tramado en negro, diseño con incrustacion de piedras preciosas teñidas de negro. Extremos alzados y en puntas redondeadas, marco ajado para los ojos, cinta satinada negra.
Invitado
Re: [CERRADO] • Mascarada {Apertura}
¿Mascarada? ¿Por qué no? ¡Claro! En ese momento la emoción de conseguirnos una máscara fue mas poderosa que el resto de la información proporcionada por distintos medios a los estudiantes como nosotros. Era la oportunidad perfecta para sacar el cosplay que jamás habíamos podido hacer por variadas razones y de paso, hacernos con exquisita comida que seguramente ofrecerían en el esperado evento. Mientras llegáramos temprano no tendríamos que lidiar con cantidades exorbitantes de gente, bastaría con mantenernos juntos y así poder superar el segundo nivel de la misión: Llegar al banquete de la mansión Lobbosco y abastecer provisiones. El primero había consistido en conseguir el atuendo a usar durante el nivel 2 pero eso fue relativamente sencillo. Bastó con recorrer de 10 a 15 opciones para cada uno de nosotros para conseguir decidirnos por algo a juego. Al final yo me quedé con el atuendo en verde y Shiro, con uno rojo que le sentaba perfecto, ¡su ternura natural era acentuada con ese disfraz! Y es que vestirse para una ocasión poco usual en nuestras ajetreadas vidas definitivamente era divertido, a pesar de llevar puesto el traje versión animal de los personajes, por dentro teníamos puesta la ropa de su modo mas humano. En mi caso, se trataba básicamente de un uniforme militar. Incluía botas casi hasta la rodilla, guantes cortos en negro, una boina que daba un toque elegante a la normalidad del resto del vestuario y por si fuera poco llevaba al cuello una imitación de las características placas que portaban los soldados para poder ser reconocidos en caso de fallecer en pleno campo de batalla. Las mías estaban en blanco, en obvio honor a nuestro sobre nombre en el bajo mundo. En general, todo había sido sencillo, pero si de entre todo tuviese que elegir algo para calificarlo como problemático definitivamente sería el teñirme de verde para encajar así con la identidad que representaba. ¡Era perfecto! Aunque por supuesto, no sería visible nada de eso a menos que me quitara el traje completo de tela similar a los muñecos de felpa que igualmente iba en un tono verde claro, justo como la cabeza de oso de expresión sanguinaria que cargaba encima. Hacía calor, pero servía para evitar contacto con las personas del exterior lo cual ayudaría a sobrevivir ahí afuera.
Dimos por hecho que no nos dejarían pasar vestidos de esa manera, la sociedad tendía a tener mal gusto cuando se trataba de usar máscaras y vimos venir el que despreciarían nuestros perfectos “antifaces” así que optamos por colarnos desde un inicio por la puerta destinada al personal encargado de arreglar aquel imponente salón, fingiendo que en las bolsas oscuras llevábamos alguna estorbosa decoración y no nuestros creativos disfraces. No fue tan difícil y así conseguimos colarnos relativamente temprano al lugar, colocándonos los trajes tras las puertas que daban a los baños de nuestros respectivos sexos. Desde luego que mientras uno se vestía, el otro esperaba afuera, no queríamos caer en pánico sin haber conseguido antes algo de alimento gratis~
Estando ya ambos listos enganchamos nuestros brazos y con toda naturalidad salimos a dar “la cara”, buscando visualmente la ubicación de la comida. – Level two… Abastecer provisiones. – dije en voz alta que fue distorsionada por la cabeza del disfraz - ¡Vamos Shiro, es nuestra oportunidad! – exclamé con genuina convicción de que aquella situación no se volvería a repetir en nuestras vidas. Sin soltar a mi hermana aceleré el paso hasta acercarnos a una de las columnas decoradas donde marqué una pausa para analizar nuestro entorno, recabar información del enemigo y… ¿Qué?! ¿Estaba llegando mas gente?! ¡no! No podía ser… Se suponía que las personas demoraban mas en presentarse a esa clase de eventos… ¡Debían ser impuntuales!! Ni hablar, el riesgo de la misión acababa de duplicarse, si salíamos vivos de ahí… ¡deberían como mínimo otorgarnos un ítem exclusivo de evento!
Dimos por hecho que no nos dejarían pasar vestidos de esa manera, la sociedad tendía a tener mal gusto cuando se trataba de usar máscaras y vimos venir el que despreciarían nuestros perfectos “antifaces” así que optamos por colarnos desde un inicio por la puerta destinada al personal encargado de arreglar aquel imponente salón, fingiendo que en las bolsas oscuras llevábamos alguna estorbosa decoración y no nuestros creativos disfraces. No fue tan difícil y así conseguimos colarnos relativamente temprano al lugar, colocándonos los trajes tras las puertas que daban a los baños de nuestros respectivos sexos. Desde luego que mientras uno se vestía, el otro esperaba afuera, no queríamos caer en pánico sin haber conseguido antes algo de alimento gratis~
Estando ya ambos listos enganchamos nuestros brazos y con toda naturalidad salimos a dar “la cara”, buscando visualmente la ubicación de la comida. – Level two… Abastecer provisiones. – dije en voz alta que fue distorsionada por la cabeza del disfraz - ¡Vamos Shiro, es nuestra oportunidad! – exclamé con genuina convicción de que aquella situación no se volvería a repetir en nuestras vidas. Sin soltar a mi hermana aceleré el paso hasta acercarnos a una de las columnas decoradas donde marqué una pausa para analizar nuestro entorno, recabar información del enemigo y… ¿Qué?! ¿Estaba llegando mas gente?! ¡no! No podía ser… Se suponía que las personas demoraban mas en presentarse a esa clase de eventos… ¡Debían ser impuntuales!! Ni hablar, el riesgo de la misión acababa de duplicarse, si salíamos vivos de ahí… ¡deberían como mínimo otorgarnos un ítem exclusivo de evento!
- Atuendo Abstracto y no tan abstracto(?):
Invitado
Re: [CERRADO] • Mascarada {Apertura}
Mascarada
...miedo...
Sugoi, sugoi, sugoi!!!
Al fin podríamos ponernos aquellos cosplays que habíamos adquirido hacia tanto tiempo cuando habíamos comenzado a aficionarnos a la serie tan macabra de Happy Tree Friends, al fin podríamos ir disfrazados de eso, era la ocasión perfecta! Estaba deseando saber que llevarían también las otras gentes, de que irían disfrazados? O es que acaso los demás no irían así?
Era una posibilidad, pero que más daba? Con tal de que no hubiera mucha gente que incordiara daba igual, si no habría grabes problemas y ni Sora ni yo podríamos salir con vida de la fiesta.
Fuera como fuera el plan ya estaba trazado, entraríamos, cogeríamos comida, quizás nos quedáramos un rato a estudiar a alguno de los asistentes y nos iríamos frescos como rosas. A no ser que se complicara todo...siempre había esa posibilidad.
Rápidamente y sin perder tiempo me puse el traje al igual que Sora y guardé el de gomaespuma en una pequeña mochila donde también iba el de Sora, nos teñimos el pelo y allá fuimos hacia la mansión Lobbosco en completo silencio.
De acuerdo a lo planeado fuimos por la entrada de servicio y sin delatarnos en ningún momento entramos a los baños donde ya con más libertad y calma nos vestimos “adecuadamente” para la ocasión enfundándonos nuestros trajes de animalillos.
Cuando me lo puse no pude evitar mirarme al espejo y poner cara fiera como si en erizo en realidad pudiera ser un bravo león.
Pero no, solo conseguí parecer más dulce de lo que ese traje ya me hacía. Me sonrojé e inflé las mejillas saliendo del baño algo molesta y avergonzada pero cuando volví a ver a Sora le sonreí y tomé su mano fijándome solo en él.
Comenzamos a ir a paso rápido aun con la mochila a hombros totalmente vacía donde meteríamos las provisiones. Pero ante nuestra sorpresa pudimos comprobar que cada vez había más y más gente. Me bloqueé y paré en seco sintiendo como se me hacia un nudo en la garganta pasando a agarrar con fuerza y pegar mi cuerpo contra el brazo de Sora-n-ni...te...tengo miedo...-susurré, pero la música era demasiado alta como para me escuchara-Ni!-dije más alto-tengo miedo!-dije en un tono de voz más alto buscando sus ojos para tranquilizarme un poco más.
Solo el podía conseguir eso.
La misión ya estaba fracasando incluso antes de haber llegado al punto dos. Aquel plan estaba fracasando estrepitosamente incluso antes de empezar.
Tenía miedo. No me gustaba todo aquello. Pero...pero...y si no les miaba al rostro? Y si solo miraba al de Sora? Así podríamos conseguirlo? Podríamos lograr completar la misión.
Me sentía caer, flotar..no de nuevo no!
Levanté mis manos hacia el rostro de Sora, a pesar de la inutilidad de mi cuerpo por intentar moverme y salir de allí, y le mire directamente a los ojos pudiendo notar como mi cuerpo se calmaba y podía sonreír de nuevo con calided-ni, vamos, tu mira a Shiro si?-sonreí algo sonrojada por la intensidad de su mirada.
Si estábamos juntos nada malo podría pasar, el supliría mis carencias y yo las suyas, estaríamos bien, esta vez si-te prometo que esta vez estaremos bien-continué sonriendo.
Aquellas palabras para quien las estuviera escuchando serian algo raras, casi parecía que estábamos dentro de todo un campo de batalla y que la única opción de continuar era mirarnos a los ojos para no quedarnos traumatizados con todos los cuerpos muertos de nuestro alrededor.
Debíamos continuar hacia delante para salir de allí, para llegar a la base y desconectar aquella bomba que amenazaba con destruir a toda la humanidad. Debíamos de ser fuertes un poco más, debíamos aguantar, porque lo había prometido, lo habíamos prometido.
- disraz random (?):
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Re: [CERRADO] • Mascarada {Apertura}
Veía como iban llegando más personas, a quienes se limitó a saludar solo con una suave sonrisa, aunque esto lo hizo a quienes le miraban directamente, no faltaba quien no se dignaba a ver al resto. Actitud que en lo personal, le desagradaba al moreno. No se molestaría por eso tampoco, Günther no era tan irascible como podría parecerle a algunos. La hora oficial de inicio se anunciaba con un cambio en la música de la orquesta, Günther volteó brevemente el rostro ante eso, estaba ansioso y curioso por entrar y apreciar por completo el gran salón. Acomodó la chaqueta superior y cruzó los brazos frente a él, no se percató de que mientras él se distrajo una joven se posicionó a su lado.
Tardó pocos segundos en reaccionar a las palabras de la joven, ciertamente le tomó por sorpresa y solo se notó por como mantuvo entreabierta su boca, no demasiado, pero si era evidente. — Jamás podría hacerle eso a... — se detuvo antes de finalizar la frase, le costó, pero reconoció a la fémina. Sonrió y le observó con fijeza, lucía muy diferente a como normalmente le veía en la academia (aunque esa normalidad era más bien algo escaso). Detalló el antifaz de ella, le sentaba muy bien y contrastaba perfectamente con el vestido. — Te ves realmente hermosa esta noche — hizo una pequeña reverencia hacia la mujer tras eso, al oírle niega y añade — No tienes porqué disculparte, es temprano aún — al estar fuera de lo que era su trabajo, optaba por no tutear a las personas, solía ser regañado por Rainer al hacerlo. Dió cortos pasos hacia ella y le ofreció su brazo para que pudiesen entrar juntos — ¿Entremos? — ladeó su rostro y mantuvo la postura lo pertinente, tenía casi la certeza de que ella no rechazaría aquel gesto, no por la forma en que lucía o mostraba ser. — Hay varias cosas que me gustaría que conversemos, aunque lo primordial es que la pasemos bien ¿No? — comentó en un tono relajado, pero grave, comenzó entonces a caminar hacia el interior del lugar.
La luz dentro era muy diferente, había un suave murmullo proveniente de varios de los invitados, cada quien conversaba con un grupo o con sus respectivas parejas. Günther pensaba que era de los pocos -por no decir único- que había invitado a alguien de quien apenas si sabía el nombre. — Illani, gracias por venir conmigo — dijo sincero — francamente, me hace bastante ilusión esta velada... — mencionó algo bajo, solo para ella y junto a sus palabras le dedicó una mirada atenta. Se notaban claramente los rojizos orbes de Günther, la oscura careta era casi un adorno a su mirada. Tuvo cuidado en guiar a su compañera por el salón, buscó un sitio donde ambos pudieran estar tranquilos pero no tan alejados de la muchedumbre, no se vería apropiado.
Una duda le asaltó, ¿Ella sabría su nombre? de no saberlo, estaba actuando bastante mal ¡Ni siquiera se había presentado apropiadamente! ¿Qué estaría pensando ella de él? Günther perdió el rumbo ante la emoción del momento, exteriormente se veía firme y lo era, pero el olvidar algo tan básico hacía que sus ánimos decayeran momentáneamente. Al detenrese, le miró y preguntó — ¿me crees maleducado? he olvidado presentarme, seguramente no sabes ni como me llamo — no recordaba haberle dicho su nombre. Eso era algo muy malo para el moreno.
Tardó pocos segundos en reaccionar a las palabras de la joven, ciertamente le tomó por sorpresa y solo se notó por como mantuvo entreabierta su boca, no demasiado, pero si era evidente. — Jamás podría hacerle eso a... — se detuvo antes de finalizar la frase, le costó, pero reconoció a la fémina. Sonrió y le observó con fijeza, lucía muy diferente a como normalmente le veía en la academia (aunque esa normalidad era más bien algo escaso). Detalló el antifaz de ella, le sentaba muy bien y contrastaba perfectamente con el vestido. — Te ves realmente hermosa esta noche — hizo una pequeña reverencia hacia la mujer tras eso, al oírle niega y añade — No tienes porqué disculparte, es temprano aún — al estar fuera de lo que era su trabajo, optaba por no tutear a las personas, solía ser regañado por Rainer al hacerlo. Dió cortos pasos hacia ella y le ofreció su brazo para que pudiesen entrar juntos — ¿Entremos? — ladeó su rostro y mantuvo la postura lo pertinente, tenía casi la certeza de que ella no rechazaría aquel gesto, no por la forma en que lucía o mostraba ser. — Hay varias cosas que me gustaría que conversemos, aunque lo primordial es que la pasemos bien ¿No? — comentó en un tono relajado, pero grave, comenzó entonces a caminar hacia el interior del lugar.
La luz dentro era muy diferente, había un suave murmullo proveniente de varios de los invitados, cada quien conversaba con un grupo o con sus respectivas parejas. Günther pensaba que era de los pocos -por no decir único- que había invitado a alguien de quien apenas si sabía el nombre. — Illani, gracias por venir conmigo — dijo sincero — francamente, me hace bastante ilusión esta velada... — mencionó algo bajo, solo para ella y junto a sus palabras le dedicó una mirada atenta. Se notaban claramente los rojizos orbes de Günther, la oscura careta era casi un adorno a su mirada. Tuvo cuidado en guiar a su compañera por el salón, buscó un sitio donde ambos pudieran estar tranquilos pero no tan alejados de la muchedumbre, no se vería apropiado.
Una duda le asaltó, ¿Ella sabría su nombre? de no saberlo, estaba actuando bastante mal ¡Ni siquiera se había presentado apropiadamente! ¿Qué estaría pensando ella de él? Günther perdió el rumbo ante la emoción del momento, exteriormente se veía firme y lo era, pero el olvidar algo tan básico hacía que sus ánimos decayeran momentáneamente. Al detenrese, le miró y preguntó — ¿me crees maleducado? he olvidado presentarme, seguramente no sabes ni como me llamo — no recordaba haberle dicho su nombre. Eso era algo muy malo para el moreno.
Invitado
Re: [CERRADO] • Mascarada {Apertura}
Había resultado simple el convencer a su padre de dejarle conducir un coche, el rico hombre había sonreído de oreja a oreja al escuchar que acudiría a una fiesta y, ávido de poder como siempre lo había sido pensó que eso subiría su persona, más, nunca pensó en las reales intenciones de su hijo, quién si acudiría era solo para cambiar un poco los monótonos días que se habían apoderado de él desde que se había convertido en el "sirviente" de cierto distinguido muchacho. Aquél día se había despertado mucho antes de lo usual y, tras preparar todo lo necesario, ducharse y cambiarse como era debido, sin dejar la formalidad tal y como solía preferir aquél tipo de fiestas. En cuanto la hora establecida pareció llegar, salió de su habitación con aparente calma y, se encaminó hasta donde el coche había aparcado. ¿Sería él a conducir? Claro, aun cuando por costumbre era algún hombre pagado para ello, pero, en aquella ocasión no era así. Se subió a una negra Ferrari y encendiendo la máquina comenzó a encaminarse hacia la casa de la profesora. Tampoco podía decirse que estaba demasiado lejos, pero su intención seguía siendo la de divertir a la dama que estaría aquella noche en su compañía. En cuando llegó a la casa de Hikaru bajó del coche, no sin antes dejar que el claxon interrumpiera el silencio y tomar un hermoso ramo de flores. Luego, simplemente se apoyó en la máquina y esperó.
En cuanto la dama se presentó su sonrisa se ensanchó y, caminando en su encuentro le ofreció el buque. —Esta noche está realmente hermosa, Hikaru-san— Le susurró y condujo hacia el coche y, tras asegurarse que ella subió, él hizo lo mismo y encendió una vez más la máquina, impostando el rumbo hacia la mansión Lobbosco, anfitriona de la fiesta. El viaje no fue demasiado largo y por ello, no tardaron en llegar a la entrada principal. Tras salir del coche con la máscara ya puesta, otorgó las llaves a un mayordomo cuyo trabajo era precisamente ese, caminó hacia la parte donde Hikaru estaba sentada y, abriendo la puerta con calma se inclinó y le ofreció su mano sin parar en el hecho que de costumbre sus manos estabas bastante frías. —Espero que la noche sea de su agrado— Pronunció con cortesía, una que de costumbre era bastante peculiar en él, mas no inexistente como muchos pudieran pensar. Así, ofreciendo el brazo a la joven dama comenzó a encaminarse hacia el interior de la mansión. —Agradezco que haya aceptado mi invitación— Le susurró al tiempo que subían las escaleras de mármol. Solían ser pocas las oportunidades que tenía para acudir a fiestas o simplemente alejarse de casa como últimamente lo había hecho. ¿Emocionado? Quizás un poco, aunque su calmada mirada y sobretodo segura de si, le impedía demostrar tales sentimientos que se albergaban muy profundo en su ser.
En cuanto la dama se presentó su sonrisa se ensanchó y, caminando en su encuentro le ofreció el buque. —Esta noche está realmente hermosa, Hikaru-san— Le susurró y condujo hacia el coche y, tras asegurarse que ella subió, él hizo lo mismo y encendió una vez más la máquina, impostando el rumbo hacia la mansión Lobbosco, anfitriona de la fiesta. El viaje no fue demasiado largo y por ello, no tardaron en llegar a la entrada principal. Tras salir del coche con la máscara ya puesta, otorgó las llaves a un mayordomo cuyo trabajo era precisamente ese, caminó hacia la parte donde Hikaru estaba sentada y, abriendo la puerta con calma se inclinó y le ofreció su mano sin parar en el hecho que de costumbre sus manos estabas bastante frías. —Espero que la noche sea de su agrado— Pronunció con cortesía, una que de costumbre era bastante peculiar en él, mas no inexistente como muchos pudieran pensar. Así, ofreciendo el brazo a la joven dama comenzó a encaminarse hacia el interior de la mansión. —Agradezco que haya aceptado mi invitación— Le susurró al tiempo que subían las escaleras de mármol. Solían ser pocas las oportunidades que tenía para acudir a fiestas o simplemente alejarse de casa como últimamente lo había hecho. ¿Emocionado? Quizás un poco, aunque su calmada mirada y sobretodo segura de si, le impedía demostrar tales sentimientos que se albergaban muy profundo en su ser.
- Traje y máscara:
Vencel Várhidi
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Re: [CERRADO] • Mascarada {Apertura}
Una suave sonrisa iluminó el rostro de Rainer al recibir esa respuesta por parte de su compañera. Deseaba que aquella noche fuera lo más grata posible, principalmente para la chica de cabello azul que en esos momentos le tomaba del brazo; pero de ser posible para ambos, procuraría que así fuera. La condujo por el largo pasillo hasta llegar al fin al recinto hermosamente decorado, lugar en el que se detuvo en el umbral para poder admirar lo que tenía frente a sí. Su sonrisa se amplió suavemente y volteó a ver a su compañera por un breve momento antes de volver a mirar a su alrededor, percatándose que varios conocidos de la academia ya se encontraban rondando por allí, entre los cuales se encontraban varios estudiantes a los que tenía que servir en sus obligaciones diarias y que ya sabía reconocer por vista pues tenían alguna pecuriaridad que los hacía resaltar entre los demás presentes, como el hijo del anfitrión de aquel evento. A la mayoría no los podía relacionar ya fuera porque nunca los había visto o porque el antifaz lograba muy bien ocultar su identidad. ¿Y qué ese no era el chiste de aquel baile? Ser quien se es sin preocuparse por clases sociales o razas, por ello la puerta se encontraba abierta para todo el público que deseara dejar de lado sus diferencias y pasar un rato ameno en compañía de desconocidos y amigos. A quien sí supo reconocer sin necesidad de segundas miradas fue a su fiel sirviente y mejor amigo Günther, quien ya se encontraba en compañía de su pareja. Al futuro rey de Dinamarca le daba mucho gusto el poder contemplar a su más leal compañero divertirse al tiempo que se olvidaba de sus obligaciones. Para Rainer, más que ser aquel que le atendía en sus necesidades básicas, era su hermano y por obvias razones la alegría del ajeno era la suya propia.
Y eso era... ¡¿Unas botargas de animalejos deformes?! Por un par de segundos el peliblanco no pudo apartar la mirada de dichas criaturas extrañas, preguntándose qué hacían allí si era obvio que desentonaban bastante en aquel ambiente. Sabía que los gustos del líder de los Lobbosco eran excéntricos, pero se cuestionaba bastante que aquella fuera su manera de entretenimiento para los comensales. Rió.
-¿En qué estarán pensando? -inquirió en voz alta, seguramente siendo capaz su compañera de escucharle. Él sólo señaló con una suave cabezada hacia donde se encontraban los dos sujetos con cosplay para que la otra supiera de qué estaba hablando y después de eso la condujo lejos de la entrada, adentrándose aún más en el recinto y encaminándola hacia la sección de las mesas- Al parecer aún no dan por iniciado el baile, ¿desea tomar asiento o tomar algo? También podríamos dar una vuelta por el lugar, es lo suficientemente grande como para que nos saque una que otra sorpresa en el trayecto; ¿qué le parece?
Y eso era... ¡¿Unas botargas de animalejos deformes?! Por un par de segundos el peliblanco no pudo apartar la mirada de dichas criaturas extrañas, preguntándose qué hacían allí si era obvio que desentonaban bastante en aquel ambiente. Sabía que los gustos del líder de los Lobbosco eran excéntricos, pero se cuestionaba bastante que aquella fuera su manera de entretenimiento para los comensales. Rió.
-¿En qué estarán pensando? -inquirió en voz alta, seguramente siendo capaz su compañera de escucharle. Él sólo señaló con una suave cabezada hacia donde se encontraban los dos sujetos con cosplay para que la otra supiera de qué estaba hablando y después de eso la condujo lejos de la entrada, adentrándose aún más en el recinto y encaminándola hacia la sección de las mesas- Al parecer aún no dan por iniciado el baile, ¿desea tomar asiento o tomar algo? También podríamos dar una vuelta por el lugar, es lo suficientemente grande como para que nos saque una que otra sorpresa en el trayecto; ¿qué le parece?
Rainer Anderberg
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Re: [CERRADO] • Mascarada {Apertura}
Me sentía totalmente tensa y nerviosa, aunque trataba de poner mi mente en blanco y no pensar en nada que no fuera el divertirme, una y mil formas en las que podía arruinar la velada acudían a mí. Y lo que más me preocupaba era que cada una de ellas las podría realizar sin ningún esfuerzo... Tragué saliva y cerré los ojos con fuerza, implorando a todo ente habitante del inmenso cielo estrellado de aquella noche que me ayudara aunque fuera un poco, para no ser torpe ante la persona que más admiraba desde hacía un año...
-Buenas noches... -susurré quedamente ante su saludo, alegrándome de que al menos la voz no me fallaba del todo. Su halago provocó que mis mejillas se tiñeran de un suave tono rosa, cosa que me motivó todavía más a no darle la cara. Era completamente consciente del espectáculo que estaba dando y que seguramente él pensaría que no era otra cosa más que un bicho raro. ¿Se estaría arrepintiendo en esos momentos de haberme escogido como su pareja de baile? ¡Por qué estaba pensando en eso! Obviamente eso lograría ponerme aún más nerviosa de lo que por sí ya estaba.
Tomé su brazo con suavidad, tratando que no se diera cuenta del ligero temblor en mi cuerpo, y una suave sonrisa apareció en mi rostro ante la emoción que él demostraba ante aquella velada que al parecer prometía mucho. Aunque claro, aún no podía ver mi expresión debido a que seguía mirando a otro lado, centrada en cualquier cosa que no fuera en su persona. ¿Por qué no lograba poner en orden mis emociones y sentimientos? Definitivamente era un fracaso de persona...
-Muchas... -aspiré con fuerza para tratar de que mi voz fuera más calmada y audible- Muchas gracias por invitarme al evento de... esta noche. No sabes cuán feliz me sentí... -apenas un murmullo que deseaba fervientemente que fuera audible para él, tomando en cuenta la escasa distancia que había entre nosotros. Y pensar en eso causó que de nueva cuenta me sonrojara. ¿Por qué todo tenía que ser siempre tan difícil? Quería ser honesta con él para corresponderle aunque fuera un poco el hecho de haberse ofrecido a ser mi pareja en esta ocasión. En realidad no podía saber lo que realmente eso significaba para mí, el que una persona mostrara interés en ser mi amigo cuando sólo rechazo había recibido, inclusive de mis propios familiares. Lo inmensamente feliz que me hacía eso...
Cuando cruzamos las puertas, automáticamente dirigí mi vista al frente y no pude quedar de otra manera que no fuera maravillada ante el esplendor que se nos presentaba. Abrí mis ojos castaños de par en par y un leve jadeo de admiración escapó de mis labios, mirando a todos lados para tratar de abarcar visualmente lo más que se pudiera de la estancia.
-¡Qué precioso! -susurré para mí, volteando a verlo instintivamente para compartirle mi emoción. Y aunque mis mejillas volvieron a tornarse ligeramente rosas cuando nuestras miradas se cruzaron, esta vez hice un esfuerzo por no apartar la mía, aunque fuera por un breve momento. Le sonreí y tras haber transcurrido unos cuantos segundos, volví a enfocar mi atención en otro lado- Yo... la verdad es que nunca había asistido a un evento de esta clase y... para ser sincera no sé exactamente cómo actuar. Perdona por estar tan nerviosa por ello, pero tengo miedo de arruinarlo... -mi voz se fue apagando con cada palabra que pronunciaba y contuve la respiración al darme cuenta de lo que le había dicho y de lo franca que me había mostrado. ¡¿Yo había dicho aquello?! Lo mejor hubiera sido huir cuando aún tuve la oportunidad...- ¡Perdón! Olvida lo que dije, por favor... -cerré los ojos con fuerza y comencé a darme golpecitos con el dedo índice de mi mano libre sobre mi pecho, allí donde el corazón se encontraba. Uno, dos, tres... uno, dos, tres... reiteradamente, hasta que sintiera que el latir de mi corazón fuera normal. Era un truco que mi nana me había enseñado desde que era una cría, y siempre había tenido la plena confianza de que funcionaría, por eso es que siempre lo realizaba cuando creía que la situación lo ameritaba.
-Buenas noches... -susurré quedamente ante su saludo, alegrándome de que al menos la voz no me fallaba del todo. Su halago provocó que mis mejillas se tiñeran de un suave tono rosa, cosa que me motivó todavía más a no darle la cara. Era completamente consciente del espectáculo que estaba dando y que seguramente él pensaría que no era otra cosa más que un bicho raro. ¿Se estaría arrepintiendo en esos momentos de haberme escogido como su pareja de baile? ¡Por qué estaba pensando en eso! Obviamente eso lograría ponerme aún más nerviosa de lo que por sí ya estaba.
Tomé su brazo con suavidad, tratando que no se diera cuenta del ligero temblor en mi cuerpo, y una suave sonrisa apareció en mi rostro ante la emoción que él demostraba ante aquella velada que al parecer prometía mucho. Aunque claro, aún no podía ver mi expresión debido a que seguía mirando a otro lado, centrada en cualquier cosa que no fuera en su persona. ¿Por qué no lograba poner en orden mis emociones y sentimientos? Definitivamente era un fracaso de persona...
-Muchas... -aspiré con fuerza para tratar de que mi voz fuera más calmada y audible- Muchas gracias por invitarme al evento de... esta noche. No sabes cuán feliz me sentí... -apenas un murmullo que deseaba fervientemente que fuera audible para él, tomando en cuenta la escasa distancia que había entre nosotros. Y pensar en eso causó que de nueva cuenta me sonrojara. ¿Por qué todo tenía que ser siempre tan difícil? Quería ser honesta con él para corresponderle aunque fuera un poco el hecho de haberse ofrecido a ser mi pareja en esta ocasión. En realidad no podía saber lo que realmente eso significaba para mí, el que una persona mostrara interés en ser mi amigo cuando sólo rechazo había recibido, inclusive de mis propios familiares. Lo inmensamente feliz que me hacía eso...
Cuando cruzamos las puertas, automáticamente dirigí mi vista al frente y no pude quedar de otra manera que no fuera maravillada ante el esplendor que se nos presentaba. Abrí mis ojos castaños de par en par y un leve jadeo de admiración escapó de mis labios, mirando a todos lados para tratar de abarcar visualmente lo más que se pudiera de la estancia.
-¡Qué precioso! -susurré para mí, volteando a verlo instintivamente para compartirle mi emoción. Y aunque mis mejillas volvieron a tornarse ligeramente rosas cuando nuestras miradas se cruzaron, esta vez hice un esfuerzo por no apartar la mía, aunque fuera por un breve momento. Le sonreí y tras haber transcurrido unos cuantos segundos, volví a enfocar mi atención en otro lado- Yo... la verdad es que nunca había asistido a un evento de esta clase y... para ser sincera no sé exactamente cómo actuar. Perdona por estar tan nerviosa por ello, pero tengo miedo de arruinarlo... -mi voz se fue apagando con cada palabra que pronunciaba y contuve la respiración al darme cuenta de lo que le había dicho y de lo franca que me había mostrado. ¡¿Yo había dicho aquello?! Lo mejor hubiera sido huir cuando aún tuve la oportunidad...- ¡Perdón! Olvida lo que dije, por favor... -cerré los ojos con fuerza y comencé a darme golpecitos con el dedo índice de mi mano libre sobre mi pecho, allí donde el corazón se encontraba. Uno, dos, tres... uno, dos, tres... reiteradamente, hasta que sintiera que el latir de mi corazón fuera normal. Era un truco que mi nana me había enseñado desde que era una cría, y siempre había tenido la plena confianza de que funcionaría, por eso es que siempre lo realizaba cuando creía que la situación lo ameritaba.
Marina Valentine
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Re: [CERRADO] • Mascarada {Apertura}
En silencio aguardaba a la llegada de quien sería mi pareja aquella noche. Desde mi posición podía ver a la gente adentrarse en el gran salón, las damas con sus flamantes y hermosos vestidos y los caballeros con sus elegantes trajes todos ellos con ese toque misterioso que aportaban las extravagantes mascaras. Poco a poco los invitados se iban emparejando con sus respectivos dejándome a mi algo envidiosa y solitaria pero sobre todo, mucho mas nerviosa y para ser sincera odiaba esa sensación.
En mi mano una fina copa de cristal con un liquido dorado y burbujeante ¿champagne quizás? No era muy dada a las bebidas alcohólicas por muy poca graduación que esta tuviese pero dada mi situación lo veía mejor que estar de brazos cruzados. Pese a tener la copa en mi mano estaba mas pendiente de resto de invitados intentando identificar a alguno ¿acaso podría? Lo dudaba seriamente puesto que no mantenía ninguna relación con algún miembro del centro, la poca gente que conocía, a excepción de un profesor, no pertenecían a la academia y no estaba muy segura si los ajenos a ella estaban invitados, entonces una pregunta asolo mi mente ¿estaría aquel crio? Después de todo era el hijo del dueño de la mansión, aunque quizás fuese muy pequeño para asistir a dicha fiesta.
Tras un par de pequeños tragos a mi copa pude ver a mi acompañante adentrarse en el salón con su traje blanco. Entregué la copa a uno de los camareros y con aparente tranquilidad, puesto que aun me temblaban las manos, me acerque colocando sutilmente la mano sobre su hombro por un mero segundo con la intención de captar su atención.
- profesor- Saludé muy educada tal y como me habían enseñado desde muy niña para cuando asistía a las grandes y elegantes fiestas- disculpe, Helder – Saludé nuevamente puesto que esa noche dejábamos de ser profesor y alumna, esa noche tan solo éramos Helder y Himako otra de las muchas parejas que formábamos el baile- Me alegra que haya venido y que me invitase a pasar esta hermosa velada con usted
Aguardaba a su lado con las manos en mi regazo guardando a la perfección la compostura y la etiqueta, mi actitud era perfecta pero me sentía poco cómoda. Mire a nuestro alrededor y toda aquella actitud perfecta se desmorono cuando vi a dos personas muy pintorescas ¿de que irían disfrazados? No pude evitarlo y una leve risa se escapo de entre mis labios que intente disimular anteponiendo mi mano. Mandar al traste toda mis buenas forma había sido realmente fácil pero era inevitable, era muy graciosa la situación aunque se les veía un poco nerviosos por lo que procure calmar mi risa y aparentar que no lo había visto, estaba muy interesada en ver que espectáculo montaban
- ¿le apetece tomar algo?- pregunte ya calmada intentando disimular la situación anterior puesto no me había reído muy alto ¿me habría oído pese a la música?
En mi mano una fina copa de cristal con un liquido dorado y burbujeante ¿champagne quizás? No era muy dada a las bebidas alcohólicas por muy poca graduación que esta tuviese pero dada mi situación lo veía mejor que estar de brazos cruzados. Pese a tener la copa en mi mano estaba mas pendiente de resto de invitados intentando identificar a alguno ¿acaso podría? Lo dudaba seriamente puesto que no mantenía ninguna relación con algún miembro del centro, la poca gente que conocía, a excepción de un profesor, no pertenecían a la academia y no estaba muy segura si los ajenos a ella estaban invitados, entonces una pregunta asolo mi mente ¿estaría aquel crio? Después de todo era el hijo del dueño de la mansión, aunque quizás fuese muy pequeño para asistir a dicha fiesta.
Tras un par de pequeños tragos a mi copa pude ver a mi acompañante adentrarse en el salón con su traje blanco. Entregué la copa a uno de los camareros y con aparente tranquilidad, puesto que aun me temblaban las manos, me acerque colocando sutilmente la mano sobre su hombro por un mero segundo con la intención de captar su atención.
- profesor- Saludé muy educada tal y como me habían enseñado desde muy niña para cuando asistía a las grandes y elegantes fiestas- disculpe, Helder – Saludé nuevamente puesto que esa noche dejábamos de ser profesor y alumna, esa noche tan solo éramos Helder y Himako otra de las muchas parejas que formábamos el baile- Me alegra que haya venido y que me invitase a pasar esta hermosa velada con usted
Aguardaba a su lado con las manos en mi regazo guardando a la perfección la compostura y la etiqueta, mi actitud era perfecta pero me sentía poco cómoda. Mire a nuestro alrededor y toda aquella actitud perfecta se desmorono cuando vi a dos personas muy pintorescas ¿de que irían disfrazados? No pude evitarlo y una leve risa se escapo de entre mis labios que intente disimular anteponiendo mi mano. Mandar al traste toda mis buenas forma había sido realmente fácil pero era inevitable, era muy graciosa la situación aunque se les veía un poco nerviosos por lo que procure calmar mi risa y aparentar que no lo había visto, estaba muy interesada en ver que espectáculo montaban
- ¿le apetece tomar algo?- pregunte ya calmada intentando disimular la situación anterior puesto no me había reído muy alto ¿me habría oído pese a la música?
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Re: [CERRADO] • Mascarada {Apertura}
Michella vivía del cándido placer de rendir culto a los pequeños detalles de la vida, al pequeño y aparentemente débil peluche, tendido en la cama de cualquier habitación, aprisionado por los menudos brazos de un niño inocente; a la trémula libélula que quedaba presa en su ventana durante las largas noches de verano; a la cuchara sucia y oxidada con la que ya nadie piensa mantener conversaciones a la hora del almuerzo... Y sin embargo, iba a asistir a una fiesta. A una gran fiesta que conmemoraba un gran acontecimiento. Todo conllevaría el adjetivo gran. Grandes invitados, grandes trajes de gala, grandes manjares, grandes bailes, grandes decoraciones, grandes lujos... Un alma libre y revoltosa como Michella no debería aparecer en semejante acuarela. ¿Os imagináis a una de las criaturas del Guernica en medio del escenario de Las Meninas?
Siendo sinceros, la muchacha no tenía ni idea de a donde iba a parar. Lo único que sabía con certeza era la pena terrible que le había inspirado aquel ancianito con rasgos juveniles que la había invitado a un baile. "Pobrecito, seguro que está viejote por tooooodo el pelo blanco que tiene y nadie quiere ser su amigo. No pasa nada, Michi le dará algo de su pelo para que ya no esté viejo y tenga muuuuchos amiguitos." Eran pensamientos incoherentes, pero llenos de buenas intenciones. Que un anciano la convidara a un evento era algo bastante serio, sabía de sobra que las personas que estaban a punto de irse a vivir con los señores que lloraban en las nubes jamás volvían al suelo. ¡Qué triste no poder bailar nunca más ni ver crecer los girasoles! Así pues, se había prometido acompañar a aquella criatura en el festejo, aunque ninguna clase de expectativa se paseaba por su imaginación.
Era cautivadora su diferencia con las otras jovencitas. Mientras que una adolescente jamás temblaría de emoción ante un brick de zumo casi vacío, sí lo haría la noche del evento más importante del momento... En el caso de Michella, todo sucedía siempre al revés. La tarde anterior había practicado una, dos, tres y mil veces como hablar con un abuelo. Las únicas personas que habían perdido el color de su cabello con las que se relacionó en su juventud hablaban muy lento y perdían enseguida el hilo de las conversaciones. ¡Ni siquiera podían escuchar a las servilletas gritar cuando las estrujaban contra sus mandíbulas castañeantes! Sería un desafío en toda regla, conseguiría que aquel viejo tuviera la mejor noche de su vida antes de que se fuera a vivir a las nubes. ¡Ojalá después le regalara un trozo de nube! ¡Seguro que Insecto dormiría muy bien en algo tan blandito y rico!
¿Ir de compras en busca del vestido ideal? ¡Era imposible, una osadía descabellada! Todos la mirarían con sus volantes etéreos y sus ojos de algodón deseando ser adoptados. Elegir uno sería una crueldad desmesurada, usaría algunos que le había enviado su padre para que cuidara muy bien. Adoraba meterse en el armario y hacerles cosquillas, se balanceaban en sus camitas colgantes (perchas) entre cuchicheos y roces. Pero hoy no jugaría con todos ellos, solo se pondría uno... ¡El que la ganase al escondite! Fueron dos largas horas de juego, pero finalmente Insecto le lanzó un traje y Michella comprendió que aquel atuendo era muy listo, había conseguido que su fiel compañero desvelase su escondrijo. Nos ahorraremos los detalles que prosiguieron a tan ardua decisión y nos centraremos en el leve crujir de la puerta de su habitación al abrirse. Casi casi parecía un quejido que reclamaba atención sobre la hermosa jovencita que acudía al encuentro del anciano. Un paso, otro paso...
—¡Oh! ¡Estás malito! ¿Estás bien?—¿Pero qué estaban contemplando sus desconsolados orbes? ¡Una herida enorme estaba desfilando ante ellos! Con premura corrió hacia el enfermo, dejando escapar densas lágrimas por sus mejillas. ¡Qué catástrofe, qué desastre! Con ambas manos presionó la lesión para evitar la hemorragia invisible de... la pared.—Pobrecito, pobrecito Juancho. ¿Juancho está roto y nadie te puede curar? Seguro que con una tirita muuuuuuuy grande podemos curarte. Michi y el abuelo te ayudarán.—Su mirada relució con verdadera pena al clavarse en la de su acompañante, ignorando por completo el dolor de la criatura humanoide.—¿Juancho está viejito también y se hace pupa por todo? ¿Puede el abuelo salvar la vida de Juancho? ¡Michi tiene muchas pegatinas como pago!
Siendo sinceros, la muchacha no tenía ni idea de a donde iba a parar. Lo único que sabía con certeza era la pena terrible que le había inspirado aquel ancianito con rasgos juveniles que la había invitado a un baile. "Pobrecito, seguro que está viejote por tooooodo el pelo blanco que tiene y nadie quiere ser su amigo. No pasa nada, Michi le dará algo de su pelo para que ya no esté viejo y tenga muuuuchos amiguitos." Eran pensamientos incoherentes, pero llenos de buenas intenciones. Que un anciano la convidara a un evento era algo bastante serio, sabía de sobra que las personas que estaban a punto de irse a vivir con los señores que lloraban en las nubes jamás volvían al suelo. ¡Qué triste no poder bailar nunca más ni ver crecer los girasoles! Así pues, se había prometido acompañar a aquella criatura en el festejo, aunque ninguna clase de expectativa se paseaba por su imaginación.
Era cautivadora su diferencia con las otras jovencitas. Mientras que una adolescente jamás temblaría de emoción ante un brick de zumo casi vacío, sí lo haría la noche del evento más importante del momento... En el caso de Michella, todo sucedía siempre al revés. La tarde anterior había practicado una, dos, tres y mil veces como hablar con un abuelo. Las únicas personas que habían perdido el color de su cabello con las que se relacionó en su juventud hablaban muy lento y perdían enseguida el hilo de las conversaciones. ¡Ni siquiera podían escuchar a las servilletas gritar cuando las estrujaban contra sus mandíbulas castañeantes! Sería un desafío en toda regla, conseguiría que aquel viejo tuviera la mejor noche de su vida antes de que se fuera a vivir a las nubes. ¡Ojalá después le regalara un trozo de nube! ¡Seguro que Insecto dormiría muy bien en algo tan blandito y rico!
¿Ir de compras en busca del vestido ideal? ¡Era imposible, una osadía descabellada! Todos la mirarían con sus volantes etéreos y sus ojos de algodón deseando ser adoptados. Elegir uno sería una crueldad desmesurada, usaría algunos que le había enviado su padre para que cuidara muy bien. Adoraba meterse en el armario y hacerles cosquillas, se balanceaban en sus camitas colgantes (perchas) entre cuchicheos y roces. Pero hoy no jugaría con todos ellos, solo se pondría uno... ¡El que la ganase al escondite! Fueron dos largas horas de juego, pero finalmente Insecto le lanzó un traje y Michella comprendió que aquel atuendo era muy listo, había conseguido que su fiel compañero desvelase su escondrijo. Nos ahorraremos los detalles que prosiguieron a tan ardua decisión y nos centraremos en el leve crujir de la puerta de su habitación al abrirse. Casi casi parecía un quejido que reclamaba atención sobre la hermosa jovencita que acudía al encuentro del anciano. Un paso, otro paso...
—¡Oh! ¡Estás malito! ¿Estás bien?—¿Pero qué estaban contemplando sus desconsolados orbes? ¡Una herida enorme estaba desfilando ante ellos! Con premura corrió hacia el enfermo, dejando escapar densas lágrimas por sus mejillas. ¡Qué catástrofe, qué desastre! Con ambas manos presionó la lesión para evitar la hemorragia invisible de... la pared.—Pobrecito, pobrecito Juancho. ¿Juancho está roto y nadie te puede curar? Seguro que con una tirita muuuuuuuy grande podemos curarte. Michi y el abuelo te ayudarán.—Su mirada relució con verdadera pena al clavarse en la de su acompañante, ignorando por completo el dolor de la criatura humanoide.—¿Juancho está viejito también y se hace pupa por todo? ¿Puede el abuelo salvar la vida de Juancho? ¡Michi tiene muchas pegatinas como pago!
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Última edición por Michella Della Rocca el Jue Ago 21, 2014 7:37 pm, editado 1 vez
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Re: [CERRADO] • Mascarada {Apertura}
Mascarada
Donde incluso tu amigo es engañado
Me sorprendió un poco con la rudeza de su salida y más después su preocupación aparente por...la pared? La acababa de poner nombre a la pared? Acaso era una de estas locatis que muy rara vez te encontrabas por la vida? Porque justo me tenía que haber tocado a mi?
Suspiré fuertemente quedándome embobado cuando me miró fijamente a los ojos haciendo que los apartara escuchando su plegaria-claro...le salvaré la vida...si es lo que deseas-dije sin muchas ganas de seguir aquel estúpido juego-pero deja de mirarme-casi gruñí entre dientes.
Odiaba que me miraran a los ojos, y más con aquellos orbes tan puros que tenía la muchacha. Odiaba que miraran a mis ojos impuros manchados de rojo carmesí desde el momento en que habían visto la primera luz del alba.
Los ojos eran el espejo del alma...alguien me lo había dicho una vez. Por eso no quería que nadie mirara la mía, seguro que estaba completamente podrida y rápida, llena de pecados y cicatrices.
-Bien, dame esas pegatinas y veremos que podemos hacer-dije esperando a que fuera a buscarlas. Una vez las trajo y me las dio arranqué una de estas y la puse sobre la grieta que había hecho-listo-dije de manera seca devolviendole sus pegatinas que poco me interesaba tener-ahora así Juancho-dije sin darle la mayor importancia al nombre que le había puesto al mueble-estará curado, y además no se sentirá solo porque tiene un amiguito-concluí sin mostrar en ningún momento una sonrisa.
Quizás me había precipitado un poco al pensar que podría volver a ser el Zero de hacía tantos años. Sonreír no era tan fácil...no si llevabas unos 10 años sin hacerlo. Quizás debería de ir a clases para ello, aunque era una estupidez, no necesitaba eso.
Le ofrecí mi mano-vamos al baile?-dije con delicadeza esperando que tomara mi mano para dirigirnos hacia la mansión Lobbosco cuanto antes.
No sabía que podría estar haciendo Bet en aquellos momentos, ni si quiera si asistiría, por eso debía de darme prisa y llegar allí cuanto antes, para encargarme de la seguridad. Quizás estaría bien informar a Michella de aquello-además, debemos de darnos prisa-le enseñé la placa que ponía seguridad en mi chaqueta-debo de encargarme de la seguridad en la fiesta, no querrás que haya más heridos no?-continué con un frio semblante en mi rostro sabiendo que diciendo aquello de seguro se daba más prisa. Si era tan pacifista y se preocupaba por un simple trozo de cemento y ladrillo, se preocuparía más por personas de carne y hueso que tenían realmente nombre y apellidos no?
Comencé a andar sin soltar su mano caminando con decisión hacia la mansión Lobbosco que no estaba muy lejos de la academia.
Que se suponía que tenía que hacer con aquella chica? Yo no era un caballero ni mucho menos y esta noche tampoco lo sería pues, a pesar de que sabía bailar, no me apetecía lo más mínimo. Si bien era cierto que había recibido clases sobre como bailar y comportarme en fiestas elegantes y de etiqueta gracias a la familia de Bet no lo aplicaría en este caso...iba de segurata...no a pasarlo bien con esa estúpida niña que aun seguía en su mundo yupi yeih de colorines y fantasías por donde los unicornios volaban reían y cantaban al son de una música ñoña.
Solo de pensarlo me daban arcadas. Podría vomitar arcoiris.
Llegamos hasta la mansión y sin pensármelo dos veces aun sosteniendo su mano la mire por unos breves instantes y sin decir nada empujé las puertas del salón abriéndome paso en aquel mar de gente que ya llenaba la estancia.
Tsk...que molestia, a saber donde estaba Bet ahora.
Todo era culpa de aquella niñata, habíamos llegado tarde por su culpa y ahora encontrar a mi objetivo sería mucho más complicado...quizás bailar para ir atravesando toda aquella marabunta sería lo mejor.
Michella, mis manos están manchadas de sangre desde hace mucho tiempo, así que...si vienes y me buscas, te enfrentaré...porque somos amigos.
Puede que haya deseado esto desde aquel día, la destrucción y reconstrucción de todo, así es, la destrucción es necesaria antes de la reconstrucción...y si mis sentimientos se convierten en un obstáculo, entonces, estará bien acabar con ellos. Así es, no tengo otro camino mas que seguir adelante, por el camino de la matanza.
Puede que haya deseado esto desde aquel día, la destrucción y reconstrucción de todo, así es, la destrucción es necesaria antes de la reconstrucción...y si mis sentimientos se convierten en un obstáculo, entonces, estará bien acabar con ellos. Así es, no tengo otro camino mas que seguir adelante, por el camino de la matanza.
Zero Kiryuu
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Re: [CERRADO] • Mascarada {Apertura}
Mascarada
ES EL MOMENTO DE DANZAR Y DANZAR
Silencio. Silencio. Que reine el silencio. Si su voz pudiera ser escuchada por el sonido, desearía convencerle de que renunciase a su poder sobre ella. Las manecillas del reloj, el zumbido de las bombillas moribundas, los pasos ajetreados que se escuchaban por los pasillos... Pequeños detalles que un día cualquiera inquietarían ligeramente el alma, pero que hoy le provocaban un grave temblor en sus extremidades. ¿No podía haber al menos silencio, un silencio sepulcral?
Sin voces, ni cotilleos, ni tensión volando por cada recoveco de la academia. Desde luego que seguiría muriéndose de miedo, mas al menos el sentido del oído no tendría nada que ver en ello. ¿Por qué aceptó aquella descabellada oferta? Debió negarse rotundamente, sin dejar entrever vacilación alguna. Superar los miedos era una frase preciosa cuyo único uso práctico era inspirar a los más osados a derribar sus estrechas fronteras... Miki era tímida, menuda y ni siquiera podía alzar la vista del suelo durante más de dos segundos. No había ninguna posibilidad de éxito... Bueno, tal vez una entre mil. Alguien positivo se convencería a sí mismo de que podía ser esa una, alguien realista como la señorita Van Tassel solo podía rezar para no desmayarse en medio del evento.
Se entretuvo un par de horas ayudando a Marina a prepararse. Intentó dibujar delicadas sonrisas de miel para tranquilizar a la nerviosa castaña, pero su pulso la delataba y terminó desembocando en el denso océano del pánico. Creyó experimentar el peor sentimiento de su vida al separarse de su única mota de confianza, puesto que la estudiante conseguía eliminar un instante la inquietud de sus pensamientos. Parada en el umbral del salón de baile, sus piernas amenazaron con dejar de sostenerla, igual que unos trabajadores se proclaman en huelga. Tragó saliva con pesadez, alzando su mirada ambarina del lustroso suelo (que por ahora era lo único que había visto del deslumbrante escenario) y buscó aterrada entre el gentío a quien sería su pareja durante aquella... problemática velada.
Gente, demasiada gente. Se tambaleó un instante, apoyando el peso de su cuerpo en la pared más cercana. ¿Dónde habían quedado? Lo había olvidado. ¿Cómo era posible que algo tan esencial se borrara de su memoria? Necesitaba recordar, acordarse... Pero el zumbido de las risas ajenas le penetraba las entrañas e impedía que se concentrase. Quería llorar, refugiarse entre las sábanas y regar las flores que la esperaban en su habitación. No quería estar ahí, no quería experimentar más temor, no quería volver a extraviarse. Se mordió el labio inferior en un esfuerzo por contener las lágrimas.—L-La orquesta...—Tartamudeó en un hilillo de voz sin ser consciente de ello. ¡Claro! ¡Ese era el punto de encuentro! La breve alegría contempló su muerte al preguntarse si realmente era mejor estar junto a un hombre. ¿No estaba buscando su propia condena al obligarse a enfrentar su más profundo temor?
El bajo de su vestido rozó la pista de baile mientras lentamente avanzaba hacia uno de los costados de la sala. Tragó saliva por enésima vez, tiñendo la vergüenza sus mejillas del color de una manzana madura. Allí estaba, reconocería aquella presencia en cualquier lugar. Cada criatura vive acompañada por su aroma, por su propia existencia y la extensión exterior de esta... y aquel muchacho de níveos cabellos gozaba de una peculiar aura y rasgos. Detrás de él, Miki se estremeció de pies a cabeza, juntando ambas manos a la altura del corazón mientras rezaba porque su voz no vacilara. ¿Cómo anunciar su presencia? ¡Estaba ridícula de aquella forma, detrás del ser espiritual, temblando, completamente sonrojada y con la mirada clavada en el suelo! "Buenas noches, señor Salvatore. Estoy muy contenta de que me haya invitado al baile esta noche, espero que podamos pasarlo estupendamente... ¡Luce realmente bien! Siento mucho el retraso." No habría estado mal decir aquello, nada mal. Repasó una y otra vez las palabras, incluso dibujó un esquema de las mismas en su mente. Abrió los labios para darles vida y... Su mente se olvidó de como articular oraciones coherentes.—E-Etto... ¿S-Salvatore? E-Es de.. n-noche...—Obvio. Retrocedió un paso, sintiendo temblar sus manos y su corazón desbocarse. Era tan tonta...
Sin voces, ni cotilleos, ni tensión volando por cada recoveco de la academia. Desde luego que seguiría muriéndose de miedo, mas al menos el sentido del oído no tendría nada que ver en ello. ¿Por qué aceptó aquella descabellada oferta? Debió negarse rotundamente, sin dejar entrever vacilación alguna. Superar los miedos era una frase preciosa cuyo único uso práctico era inspirar a los más osados a derribar sus estrechas fronteras... Miki era tímida, menuda y ni siquiera podía alzar la vista del suelo durante más de dos segundos. No había ninguna posibilidad de éxito... Bueno, tal vez una entre mil. Alguien positivo se convencería a sí mismo de que podía ser esa una, alguien realista como la señorita Van Tassel solo podía rezar para no desmayarse en medio del evento.
Se entretuvo un par de horas ayudando a Marina a prepararse. Intentó dibujar delicadas sonrisas de miel para tranquilizar a la nerviosa castaña, pero su pulso la delataba y terminó desembocando en el denso océano del pánico. Creyó experimentar el peor sentimiento de su vida al separarse de su única mota de confianza, puesto que la estudiante conseguía eliminar un instante la inquietud de sus pensamientos. Parada en el umbral del salón de baile, sus piernas amenazaron con dejar de sostenerla, igual que unos trabajadores se proclaman en huelga. Tragó saliva con pesadez, alzando su mirada ambarina del lustroso suelo (que por ahora era lo único que había visto del deslumbrante escenario) y buscó aterrada entre el gentío a quien sería su pareja durante aquella... problemática velada.
Gente, demasiada gente. Se tambaleó un instante, apoyando el peso de su cuerpo en la pared más cercana. ¿Dónde habían quedado? Lo había olvidado. ¿Cómo era posible que algo tan esencial se borrara de su memoria? Necesitaba recordar, acordarse... Pero el zumbido de las risas ajenas le penetraba las entrañas e impedía que se concentrase. Quería llorar, refugiarse entre las sábanas y regar las flores que la esperaban en su habitación. No quería estar ahí, no quería experimentar más temor, no quería volver a extraviarse. Se mordió el labio inferior en un esfuerzo por contener las lágrimas.—L-La orquesta...—Tartamudeó en un hilillo de voz sin ser consciente de ello. ¡Claro! ¡Ese era el punto de encuentro! La breve alegría contempló su muerte al preguntarse si realmente era mejor estar junto a un hombre. ¿No estaba buscando su propia condena al obligarse a enfrentar su más profundo temor?
El bajo de su vestido rozó la pista de baile mientras lentamente avanzaba hacia uno de los costados de la sala. Tragó saliva por enésima vez, tiñendo la vergüenza sus mejillas del color de una manzana madura. Allí estaba, reconocería aquella presencia en cualquier lugar. Cada criatura vive acompañada por su aroma, por su propia existencia y la extensión exterior de esta... y aquel muchacho de níveos cabellos gozaba de una peculiar aura y rasgos. Detrás de él, Miki se estremeció de pies a cabeza, juntando ambas manos a la altura del corazón mientras rezaba porque su voz no vacilara. ¿Cómo anunciar su presencia? ¡Estaba ridícula de aquella forma, detrás del ser espiritual, temblando, completamente sonrojada y con la mirada clavada en el suelo! "Buenas noches, señor Salvatore. Estoy muy contenta de que me haya invitado al baile esta noche, espero que podamos pasarlo estupendamente... ¡Luce realmente bien! Siento mucho el retraso." No habría estado mal decir aquello, nada mal. Repasó una y otra vez las palabras, incluso dibujó un esquema de las mismas en su mente. Abrió los labios para darles vida y... Su mente se olvidó de como articular oraciones coherentes.—E-Etto... ¿S-Salvatore? E-Es de.. n-noche...—Obvio. Retrocedió un paso, sintiendo temblar sus manos y su corazón desbocarse. Era tan tonta...
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Re: [CERRADO] • Mascarada {Apertura}
Toda mi atención se centraba en ella tras escuchar su agradecimiento por mi invitación al evento, pero… ¡no tenía nada que agradecer! Al contrario, era yo quien había nadado en la incertidumbre creyendo altamente probable que Marina me rechazara, además, gracias deberían dar los organizadores del evento por contar con la presencia de tan hermosa chica en su inmenso salón de fiestas. Sí, esa era la realidad mas no pude hacérselo saber en el momento, pues cada uno de mis sentidos fue cautivado por la preciosa expresión que me regaló de manera inconsciente. -¡Sí! El lugar esta genial, un punto para ellos. – afirmé con amplia sonrisa sin poder apartar la vista de mi pareja. Ya me había deleitado antes con su persona desde variadas perspectivas, empezando por la muestra de su talento y encanto al bailar aquella noche en los rincones del jardín de la academia, por la pieza de arte que era su voz y… también por la dulzura de su figura… ¿Cómo iba a engañarme a mi mismo? Tenía que admitir que físicamente también me fascinaba… pero ahora… justo en este instante, la maravilla de sus ojos me había atrapado como nunca imaginé posible.
Era una expresión distinta, nueva para mi la que mostraba abiertamente después de descubrir lo estupendo que estaba el salón de la casa Lobbosco y lo mejor de todo, era que no me privaba de ella. Naturalmente no me pasó desapercibida la inusual tonalidad en sus mejillas, pero descubrir el color en su rostro únicamente consiguió avivar mi entusiasmo, motivación y extrañamente, la seguridad de mis actos. Tan solo redirigí mi atención hacia el frente una vez que ella hizo lo mismo, quería creer que esa sonrisa que apareció en sus facciones seguiría ahí por el resto de la noche, que prevalecería mientras yo estuviera a su lado y quizá no pasaría de ser fantasía mía pero ¿a quién le afectaba? Bien dicen que soñar no cuesta nada, y si eso engrandece tu alma… ¿qué hay de malo en hacerlo?
¿Arruinar? No sabía con exactitud qué le hacía pensar en algo como eso, pero por lo visto realmente lo creía posible, lo noté en el momento que comenzó a darse suaves toque sobre el pecho, fue entonces cuando pausé mis pasos para dar tiempo a que sacara esas ideas de sus pensamientos. Evité observarla mientras lo hacía, no quería incomodarla o ser el causante de su nerviosismo. –En realidad…– incliné ligeramente el rostro haciendo un ajuste a mi máscara, mostrando después una sonrisa victoriosa –Son ellos quienes estarían arruinados si tu no estuvieras aquí. – dije buscando hacer contacto con sus orbes de manera discreta, tan solo de perfil. ¡Y no mentía! ¿qué sería de los organizadores sin la presencia de sus invitados? – Todo esto sería un fracaso si no estuviéramos aquí. Así que no te preocupes, el sitio esta arreglado para nosotros, todos y cada uno de los detalles. Incluso el popular de Salvatore se vistió decente para apantallarnos. Pero hoy…– me incliné para susurrar a su oído sin poder guardarme la sonrisa, amaba tener su compañía al menos por unas horas –… ni tu ni yo necesitamos a los demás. A mi me basta con tenerte para mi y aunque suene… ¿ostentoso?– no, esa no era la palabra que buscaba. Alcé el rostro en búsqueda de la palabra indicada, pero no di con ella –Confío en que también seré suficiente para ti, aceptable como mínimo.– terminé la oración con convicción y cierta diversión en las palabras. Me sentía bien, perfecto a su lado. Capaz de alcanzar cualquier estrella. Mi misión para la velada sería sacarle muchas sonrisas como la que acababa de mostrarme, estaba decidido y no permitiría que nada desviase mi camino.
–Empecemos por conseguir bocadillos. No vaya a ser que los invitados estén tan hambrientos como yo y los mejores postres se extingan prematuramente.– Oh si, comer podría ayudarnos a ambos a superar la tensión del momento y si a eso agregaba la curiosidad de ver qué clase de comida servían en una fiesta tan elegante como aquella… pues no había mejor opción que acudir a la mesa de alimentos. Pronto dirigí mis pasos hacia el sitio indicado, cuidando de no avanzar muy rápido. ¿Qué le gustaría? ¿Pasteles? ¿Alguna copa tal vez? Ojalá no todas las bebidas fueran en extremo cargadas, no me disgustaba el licor, pero definitivamente no quería terminar ebrio. Tenía mucho que disfrutar en compañía de Marina y para ello requería de mis 5 sentidos en todo su esplendor.
Era una expresión distinta, nueva para mi la que mostraba abiertamente después de descubrir lo estupendo que estaba el salón de la casa Lobbosco y lo mejor de todo, era que no me privaba de ella. Naturalmente no me pasó desapercibida la inusual tonalidad en sus mejillas, pero descubrir el color en su rostro únicamente consiguió avivar mi entusiasmo, motivación y extrañamente, la seguridad de mis actos. Tan solo redirigí mi atención hacia el frente una vez que ella hizo lo mismo, quería creer que esa sonrisa que apareció en sus facciones seguiría ahí por el resto de la noche, que prevalecería mientras yo estuviera a su lado y quizá no pasaría de ser fantasía mía pero ¿a quién le afectaba? Bien dicen que soñar no cuesta nada, y si eso engrandece tu alma… ¿qué hay de malo en hacerlo?
¿Arruinar? No sabía con exactitud qué le hacía pensar en algo como eso, pero por lo visto realmente lo creía posible, lo noté en el momento que comenzó a darse suaves toque sobre el pecho, fue entonces cuando pausé mis pasos para dar tiempo a que sacara esas ideas de sus pensamientos. Evité observarla mientras lo hacía, no quería incomodarla o ser el causante de su nerviosismo. –En realidad…– incliné ligeramente el rostro haciendo un ajuste a mi máscara, mostrando después una sonrisa victoriosa –Son ellos quienes estarían arruinados si tu no estuvieras aquí. – dije buscando hacer contacto con sus orbes de manera discreta, tan solo de perfil. ¡Y no mentía! ¿qué sería de los organizadores sin la presencia de sus invitados? – Todo esto sería un fracaso si no estuviéramos aquí. Así que no te preocupes, el sitio esta arreglado para nosotros, todos y cada uno de los detalles. Incluso el popular de Salvatore se vistió decente para apantallarnos. Pero hoy…– me incliné para susurrar a su oído sin poder guardarme la sonrisa, amaba tener su compañía al menos por unas horas –… ni tu ni yo necesitamos a los demás. A mi me basta con tenerte para mi y aunque suene… ¿ostentoso?– no, esa no era la palabra que buscaba. Alcé el rostro en búsqueda de la palabra indicada, pero no di con ella –Confío en que también seré suficiente para ti, aceptable como mínimo.– terminé la oración con convicción y cierta diversión en las palabras. Me sentía bien, perfecto a su lado. Capaz de alcanzar cualquier estrella. Mi misión para la velada sería sacarle muchas sonrisas como la que acababa de mostrarme, estaba decidido y no permitiría que nada desviase mi camino.
–Empecemos por conseguir bocadillos. No vaya a ser que los invitados estén tan hambrientos como yo y los mejores postres se extingan prematuramente.– Oh si, comer podría ayudarnos a ambos a superar la tensión del momento y si a eso agregaba la curiosidad de ver qué clase de comida servían en una fiesta tan elegante como aquella… pues no había mejor opción que acudir a la mesa de alimentos. Pronto dirigí mis pasos hacia el sitio indicado, cuidando de no avanzar muy rápido. ¿Qué le gustaría? ¿Pasteles? ¿Alguna copa tal vez? Ojalá no todas las bebidas fueran en extremo cargadas, no me disgustaba el licor, pero definitivamente no quería terminar ebrio. Tenía mucho que disfrutar en compañía de Marina y para ello requería de mis 5 sentidos en todo su esplendor.
Raffaele Vecchierelli
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Re: [CERRADO] • Mascarada {Apertura}
Aquel día comenzaba de manera peculiar… ¿hacía falta explicarlo? Era sencillo: no era un rutinario día de clases, si no el precedente a un baile de máscaras realizado por la familia Lobbosco. Y… el joven de cabello verdoso no acababa de tener aún claro si le agradaba o no la idea. No sería muy complicado de comprender tras explicar los motivos que llevaban al chico a ello. Su padre, ese ruin y desagradable hombre que resultaba ser su progenitor, parecía estar bastante al tanto de los acontecimientos y eventos que aquella escuela ofrecía a los estudiantes, y…al parecer no quería que su hijo fuera menos. Así que… antes que conseguir una nueva bronca que podría alargarse demasiado teniendo solo como final el prosiguiente cabreo del peliverde y los bramidos de aquel hombre que le hablaba por el teléfono… acabó por asentir a aquello. El problema era… ¿De dónde sacaba él ahora a una chica con la que asistir a dicho evento? Entre que no le había dando prácticamente importancia desde el inicio hasta un par de días disponibles… sencillamente pensó que tendría que ir solo. Que melodrama… ¡bah, tonterías! Menos le podía importar a Alvaro aquello, aunque ya que iba, ¿no se suponía que lo correcto era llevar a algún acompañante?
Así fue como, de manera bastante repentina y… para que mentir, peculiar, el joven consiguió una acompañante, siendo una estudiante de literatura. Cabe decir que las formalidades casi salieron corriendo de la manera en que la invitó… incluso esperó realmente reírse de la joven por la supuesta reacción que tendría, pero nada más lejos de la realidad… más bien el sorprendido fue él.
Dejando aquello a un lado… y debido al poco interés que tenía ante ese día en realidad, se pudo decir que se levantó bastante tarde aún teniéndolo todo dispuesto, incluso ignoró el hecho de que aquel chico que se suponía que era su sirviente, aunque más bien sólo era un saco de malhumor para el peliverde, ni siquiera estuviera allí. ¿Había ido también al baile? No se acordaba si se lo había comentado…y si lo había hecho, la memoria de Alvaro debió de eliminar ese hecho como si de información innecesaria se tratase. Así que… sin prisa pero sin pausa, comenzó a prepararse. Ni siquiera tenía que ir a buscar a aquella muchacha que era su acompañante, directamente le había propuesto encontrarse en el lugar dispuesto para la velada: “Te propongo un trato: tú me buscas a mí y yo a ti, y el que lo haga antes gana un premio del otro, ¿de acuerdo~?” aquella había sido su proposición, y estaba claro que, de los dos, aunque peculiares, el que más llamaba la atención era el peliverde, por lo que ya suponía que no tendría que molestarse en buscar, sólo dejarse encontrar.
Dejó su cabello suelto, no amarrado en la habitual coleta que solía llevar, y un crisantemo de un intenso color carmesí adornaba el bolsillo del pecho de su traje, incluso había retirado esas cuentas que solía llevar bajo su ojo izquierdo. Todo en una mezcla de informalidad y elegancia que… para que mentir, si no fuera así no sería él. Aún tomándose su tiempo, pudo llegar a la hora a la mansión de aquellos que iban a ser los anfitriones, y nada más llegar al lugar donde un mayordomo le indicó que sería, no pudo menos que parpadear, levemente sorprendido ante aquella bienvenida visual que le ofrecía la decoración del amplio lugar. – Vaya… sí que se lo han trabajado… -murmuró para sí mismo el joven mientras se dirigía hacia una zona un poco apartada del resto para no sentir el agobio de las personas.- Sin duda cierto hombre gruñón e insoportable podría aprender a hacer una fiesta como esa, y no esas serias y aburridas que hace…- añadió a sus pensamientos en voz alta, claramente hablando de su progenitor, y sin más dilación, alzó su antifaz que portaba en su mano izquierda, y lo coloco con cuidado en su rostro, anudándolo posteriormente para acabar por alzar su propio rostro y observar a su alrededor con su mirada burdeos. Ahora… envuelto en la capa del misterio, solo quedaba que la señorita que iba a ser su acompañante le encontrara, entre aquel danzar de ropajes elegantes y máscaras que comenzaban a llenar el lugar… solo le quedaba esperar.
Así fue como, de manera bastante repentina y… para que mentir, peculiar, el joven consiguió una acompañante, siendo una estudiante de literatura. Cabe decir que las formalidades casi salieron corriendo de la manera en que la invitó… incluso esperó realmente reírse de la joven por la supuesta reacción que tendría, pero nada más lejos de la realidad… más bien el sorprendido fue él.
Dejando aquello a un lado… y debido al poco interés que tenía ante ese día en realidad, se pudo decir que se levantó bastante tarde aún teniéndolo todo dispuesto, incluso ignoró el hecho de que aquel chico que se suponía que era su sirviente, aunque más bien sólo era un saco de malhumor para el peliverde, ni siquiera estuviera allí. ¿Había ido también al baile? No se acordaba si se lo había comentado…y si lo había hecho, la memoria de Alvaro debió de eliminar ese hecho como si de información innecesaria se tratase. Así que… sin prisa pero sin pausa, comenzó a prepararse. Ni siquiera tenía que ir a buscar a aquella muchacha que era su acompañante, directamente le había propuesto encontrarse en el lugar dispuesto para la velada: “Te propongo un trato: tú me buscas a mí y yo a ti, y el que lo haga antes gana un premio del otro, ¿de acuerdo~?” aquella había sido su proposición, y estaba claro que, de los dos, aunque peculiares, el que más llamaba la atención era el peliverde, por lo que ya suponía que no tendría que molestarse en buscar, sólo dejarse encontrar.
Dejó su cabello suelto, no amarrado en la habitual coleta que solía llevar, y un crisantemo de un intenso color carmesí adornaba el bolsillo del pecho de su traje, incluso había retirado esas cuentas que solía llevar bajo su ojo izquierdo. Todo en una mezcla de informalidad y elegancia que… para que mentir, si no fuera así no sería él. Aún tomándose su tiempo, pudo llegar a la hora a la mansión de aquellos que iban a ser los anfitriones, y nada más llegar al lugar donde un mayordomo le indicó que sería, no pudo menos que parpadear, levemente sorprendido ante aquella bienvenida visual que le ofrecía la decoración del amplio lugar. – Vaya… sí que se lo han trabajado… -murmuró para sí mismo el joven mientras se dirigía hacia una zona un poco apartada del resto para no sentir el agobio de las personas.- Sin duda cierto hombre gruñón e insoportable podría aprender a hacer una fiesta como esa, y no esas serias y aburridas que hace…- añadió a sus pensamientos en voz alta, claramente hablando de su progenitor, y sin más dilación, alzó su antifaz que portaba en su mano izquierda, y lo coloco con cuidado en su rostro, anudándolo posteriormente para acabar por alzar su propio rostro y observar a su alrededor con su mirada burdeos. Ahora… envuelto en la capa del misterio, solo quedaba que la señorita que iba a ser su acompañante le encontrara, entre aquel danzar de ropajes elegantes y máscaras que comenzaban a llenar el lugar… solo le quedaba esperar.
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Alvaro Garay
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