I just wanna listen [Julieta]
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I just wanna listen [Julieta]
- Música:
Conseguir autorización para ir al observatorio específicamente esa noche no fue difícil, no cuando el apellido Lobbosco iba de por medio. Afortunadamente Julieta no había presentado queja alguna cuando su sirviente “le informó” de la salida y al parecer seguía creyendo que tan solo era un giro extraño de la vida el que pudieran estar ahí. Hasta ahí todo marchaba como debería. Faltaba lo realmente importante, un sencillo asunto que tenía alterados los normalmente fríos pensamientos del pelinegro. Sabía perfectamente lo que deseaba, o eso creía porque en ese entonces ni si quiera él había descubierto la magnitud de lo que albergaba bajo el agua, siendo únicamente las ondas de la superficie lo que lo movía esa noche.
Suficiente tiempo habían pasado ya haciendo uso del telescopio y aunque estaba de sobra decir que aquella era una experiencia difícil de saciar, debía avanzar en sus planes personales aún si eso significaba interrumpir a su ama. A ella hizo una seña para que lo siguiera, pero la conocía y casi daba por seguro que la chica se negaría así que se adelantó a cualquier posibilidad y pronunció un calmado pero serio “Por favor”. Sin decir nada mas, la guió hacia el corredor externo que rodeaba el observatorio, sitio donde un entusiasmado viento los recibió, dejándolos solos con el silencio y un tenue, casi imperceptible resplandor de la luna.
Ahí, no habría quien les interrumpiera. No habría ruido que opacara las palabras que había decidido dedicarle y aún si se trataba de un tema meramente festivo para muchos, para él significaba mucho mas. Estaba cansado de siempre reprimirse, ¿por qué esperar a que alguien se la llevase de su lado? ¿había algún problema con que la quisiera para él? Si lo había realmente no le importaba, porque días atrás decidió no sólo ir tras ella, sino también alcanzarla y lo que ocurriera después… Bueno, aceptaría su respuesta cualquiera que ésta fuera.
Repentinamente se detuvo en un punto al azar de aquel corredor, aquella noche no se había colocado los lentes así que ya nada se interponía entre el verde de sus ojos y los castaños que deseaba le prestaran atención. Que lo miraran a él y a nadie más.
Se mostró seguro, pues ningún temor se ocultaba ya en su persona y, contrario a lo que creyó posible, una genuina sonrisa se le escapó. Por un instante bajó el rostro, movimiento inconsciente ante lo gracioso que resultaba descubrirse totalmente preparado para lo que estaba a punto de hacer. Pronto levantó y retomando la hermosa mirada de su amada se dispuso a hablar.
Suficiente tiempo habían pasado ya haciendo uso del telescopio y aunque estaba de sobra decir que aquella era una experiencia difícil de saciar, debía avanzar en sus planes personales aún si eso significaba interrumpir a su ama. A ella hizo una seña para que lo siguiera, pero la conocía y casi daba por seguro que la chica se negaría así que se adelantó a cualquier posibilidad y pronunció un calmado pero serio “Por favor”. Sin decir nada mas, la guió hacia el corredor externo que rodeaba el observatorio, sitio donde un entusiasmado viento los recibió, dejándolos solos con el silencio y un tenue, casi imperceptible resplandor de la luna.
Ahí, no habría quien les interrumpiera. No habría ruido que opacara las palabras que había decidido dedicarle y aún si se trataba de un tema meramente festivo para muchos, para él significaba mucho mas. Estaba cansado de siempre reprimirse, ¿por qué esperar a que alguien se la llevase de su lado? ¿había algún problema con que la quisiera para él? Si lo había realmente no le importaba, porque días atrás decidió no sólo ir tras ella, sino también alcanzarla y lo que ocurriera después… Bueno, aceptaría su respuesta cualquiera que ésta fuera.
Repentinamente se detuvo en un punto al azar de aquel corredor, aquella noche no se había colocado los lentes así que ya nada se interponía entre el verde de sus ojos y los castaños que deseaba le prestaran atención. Que lo miraran a él y a nadie más.
Se mostró seguro, pues ningún temor se ocultaba ya en su persona y, contrario a lo que creyó posible, una genuina sonrisa se le escapó. Por un instante bajó el rostro, movimiento inconsciente ante lo gracioso que resultaba descubrirse totalmente preparado para lo que estaba a punto de hacer. Pronto levantó y retomando la hermosa mirada de su amada se dispuso a hablar.
Julieta, ¿aceptarías ir conmigo al baile?
Sergei Hwergelmir
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Re: I just wanna listen [Julieta]
- Sobre advertencia no hay engaño(?:
Estaba de más decir que aquella repentina propuesta de ir al observatorio de parte de él me había dejado más que sorprendida. Comenzaba a pensar que la que necesitaba anteojos era yo, porque definitivamente eso sí no lo había visto venir. Aunque sobraba decir que no me lo pensé ni tres segundos para aceptar entusiasmada la idea de la salida y ahora nos encontrábamos allí, mirando un cielo nocturno plagado de estrellas aunque con escases de luz lunar, cosa que facilitaba más el poder admirar las distintas constelaciones. Cada que encontraba alguna figura en las mismas, señalaba con alegría hacia un punto en específico a lo alto y me hacía a un lado para dejarle espacio al contrario en el telescopio y pudiera ver con detalle lo que le mostraba.
Las horas habían pasado, pero para mí no fueron más que un par de emocionantes y felices minutos, aunque no podía evitar de vez en cuando de reojo a mi sirviente, dudosa ante su repentino cambio de actitud. ¿Que no era él un fiel partidiario de tenerme confinada en aquella asfixiante recámara de la academia? Se mostraba igual de callado y reservado como siempre, pero por alguna causa algo había de diferente... ¿Qué sería? Me permití observarle, cuando él no me miraba, de manera inquisitiva mientras mi rostro se tornaba totalmente imperturbable e inexpresivo, sentir que siempre mostrarían mis facciones si no fuera por mi excesivo empeño de mantener aquella fachada que a todos beneficiaba menos a mí.
Aterrada ante la idea de regresar tan pronto, no me quedó de otra más que seguirle cuando escuché su muy apasionado "por favor", sin darme oportunidad a réplicas. ¿Era hora de acabar aquella magnífica y especial experiencia? Me mantuve callada, observando sin obstáculos el cielo a lo alto al tiempo que permitía que la refrescante brisa jugueteara con mi cabellera castaña, la cual no me había sujetado. Temía que si me atrevía a hablar, el otro decidiera tomar la resolución por los dos de volver. Y no estaba lista para regresar todavía; aunque ciertamente aquel aplastante silencio me estaba matando lentamente.
Sin poder soportarlo más, me separé unos cuantos pasos de él para darle la espalda al panorama y enfrentarle directamente, apoyándome en el barandal con desenfado y frunciendo el ceño con confusión al percatarme de aquella sonrisa que jamás había podido antes observar adornar su rostro, sin dejar que en ningún momento se rompiera aquel contacto visual que manteníamos.
Me quedé completamente muda ante el significado de las palabras del alto hombre que tenía frente a mí. Qué si yo aceptaría... ¡¿Qué?! ¿De cuál se había fumado esa noche?
Dejé pasar unos segundos de vital importancia en silencio, los cuales empleé para recuperarme de tal noticia. Miré por encima de mis hombros, en búsqueda de alguna cámara escondida que me indicara que esto era una broma, pero no había nada. Lentamente volví a centrar mi atención en él, quien al parecer esperaba pacientemente una respuesta seria por mi parte, y fue cuando caí en cuenta que todo era real. Quedé incapaz de decir o hacer algo por unos cuantos segundos más.
Sin previo aviso, me acerqué a él lo suficiente como para ser capaz de tomar con gentileza sus manos: su izquierda la llevé a la zona de mi cintura mientras que entrelazaba los dedos de mi mano izquierda con la derecha de él, y la otra libre la colocaba con suma suavidad sobre su hombro para de esta manera estar entre sus brazos como si fueramos a iniciar el baile en cualquier momento. Acerqué un poco más mi cuerpo al de él, sin desviar ni un segundo mi mirada de sus ojos verdes, los cuales no podía disfrutar muy a menudo sin el obstáculo que representaban sus lentes. Le dediqué una suave y a la vez pícara sonrisa.
-¿Está seguro que desea tenerme de pareja de baile, Señor Hwergelmir? No me gustaría decepcionarle....
Julietta Tescotti
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Re: I just wanna listen [Julieta]
Debió imaginar que no sería tomado precisamente en serio, aunque no entendía muy bien el por qué si él no solía hablarle en broma, pero… ¿qué podía esperar? Después de todo solo era su guardaespaldas y ahora sirviente, era natural que no esperase nada ajeno a esas obligaciones. Así que no podía culparla, al menos no por eso, porque de tenerle con el palpitar acelerado sí que lo haría.
Sin necesidad de pensarlo había permitido que la joven le tomara las manos y acomodara a placer, llevándose una segunda sorpresa por la posición que le hizo adoptar y que no estaba muy seguro de cómo interpretar. ¿Se trataba de una especie de respuesta? Intentó descifrarlo pero pronto quedó distraído por el repentino recorte de la distancia entre ambos. La falta de espacio no debió ser relevante ya que el cargarla de un lado para otro (aunque contra su voluntad) era relativamente común en su trato diario y, sin embargo, consiguió hacerle estremecer, obligándole a tomar aire y retenerlo mientras escuchaba su pregunta. ¿Por qué le contestaba con otra pregunta?! De inmediato y con expresión de inconformidad comenzó a trazar pasos como si realmente tuvieran música que les acompañara - ¿Justo ahora me hablarás de usted? – murmuró desviando la vista por un instante hacia sus manos entrelazadas. Y sí, fue una pregunta para otra pregunta, solo que no pretendía obtener respuesta. – Te quiero como pareja Julieta, ¿tan difícil es de creer? – reafirmó regresándole la sonrisa y mirada de travesura - ¿O es que acaso tienes ya una lista de pretendientes en espera de ser evaluados? – Sabía que no, a menos de que algún adolescente le invitara por medios no físicos, pues él se había dado a la tarea durante los últimos días de ahuyentar con la mirada a cuanto sujeto hiciera amago de querer acercarse a la castaña con asuntos ajenos al estudio. Pero quería ver su reacción, atender a cualquier cambio en su expresión ante palabras interpretables en mas de una forma.
Sin necesidad de pensarlo había permitido que la joven le tomara las manos y acomodara a placer, llevándose una segunda sorpresa por la posición que le hizo adoptar y que no estaba muy seguro de cómo interpretar. ¿Se trataba de una especie de respuesta? Intentó descifrarlo pero pronto quedó distraído por el repentino recorte de la distancia entre ambos. La falta de espacio no debió ser relevante ya que el cargarla de un lado para otro (aunque contra su voluntad) era relativamente común en su trato diario y, sin embargo, consiguió hacerle estremecer, obligándole a tomar aire y retenerlo mientras escuchaba su pregunta. ¿Por qué le contestaba con otra pregunta?! De inmediato y con expresión de inconformidad comenzó a trazar pasos como si realmente tuvieran música que les acompañara - ¿Justo ahora me hablarás de usted? – murmuró desviando la vista por un instante hacia sus manos entrelazadas. Y sí, fue una pregunta para otra pregunta, solo que no pretendía obtener respuesta. – Te quiero como pareja Julieta, ¿tan difícil es de creer? – reafirmó regresándole la sonrisa y mirada de travesura - ¿O es que acaso tienes ya una lista de pretendientes en espera de ser evaluados? – Sabía que no, a menos de que algún adolescente le invitara por medios no físicos, pues él se había dado a la tarea durante los últimos días de ahuyentar con la mirada a cuanto sujeto hiciera amago de querer acercarse a la castaña con asuntos ajenos al estudio. Pero quería ver su reacción, atender a cualquier cambio en su expresión ante palabras interpretables en mas de una forma.
Sergei Hwergelmir
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Re: I just wanna listen [Julieta]
Comencé a seguirle el ritmo de manera lenta y pausada, observando por un momento al suelo para mirar fugazmente el movimiento de nuestros pies.
-Será tu culpa si te piso... -murmuré de forma divertida, tratando de pasar por alto su primera cuestión referente a mi forma inicial de hablarle. A pesar de mis palabras, mis movimientos fueron gráciles y en concordancia a los de él; dejando en claro que, si bien no era algo que hacía a menudo, al menos sí había tomado las lecciones necesarias de baile para ser capaz de deslizarme sin causar alguna clase de accidente. Alcé la mirada para centrarla en nuestras manos unidos, como él lo había hecho, pero con la diferencia de que yo ya no despegué la mirada de allí mientras mi expresión se tornaba totalmente seria, con un leve matiz de nostalgia en mis ojos castaños que deseaba que él no fuera capaz de notar. Sus palabras... ¿tenían un segundo significado? En realidad sí sorprendía el que me quisiera como pareja, ya fuera sólo en el ámbito del evento o para algo más, pero no era porque se tratara de él, sino de mí. ¿No se habían dado cuenta aún que....?
Una sonrisa apareció en mi rostro, aún con mi mirada ausente, cuando escuché su temor. Cuán equivocado estaba... Me obligué a enfocar de nueva cuenta mis ojos en los de él, recuperándome de ese breve lapso de debilidad. Pero esta vez la expresión serena y divertida de mi rostro era totalmente sincera, sin ser parte de una farsa. Ladeé ligeramente mi rostro, sin ocultar aquella mirada juguetona que lo observaba sin contemplaciones ni restricciones.
-Aunque eso fuera cierto, ten por seguro que ninguno sería mejor que tú -mi sonrisa se intensificó más antes de que la seriedad acudiera a mí. Detuve mis pasos, obligándole a él hacer lo mismo, al tiempo que guardaba silencio por unos segundos en los que contemplé cada facción de su rostro parcialmente iluminado. Apliqué un poco más de fuerza a la unión de nuestras manos- Sí, Sergei... quiero que seas mi pareja y acepto ser la tuya... -volví a sonreír de esa forma tan especial que él sabía ya reconocer y acerqué aún más mi cuerpo al suyo- Al fin y al cabo... ¿Qué sería yo sin mi valiente caballero de brillante armadura dorada?
-Será tu culpa si te piso... -murmuré de forma divertida, tratando de pasar por alto su primera cuestión referente a mi forma inicial de hablarle. A pesar de mis palabras, mis movimientos fueron gráciles y en concordancia a los de él; dejando en claro que, si bien no era algo que hacía a menudo, al menos sí había tomado las lecciones necesarias de baile para ser capaz de deslizarme sin causar alguna clase de accidente. Alcé la mirada para centrarla en nuestras manos unidos, como él lo había hecho, pero con la diferencia de que yo ya no despegué la mirada de allí mientras mi expresión se tornaba totalmente seria, con un leve matiz de nostalgia en mis ojos castaños que deseaba que él no fuera capaz de notar. Sus palabras... ¿tenían un segundo significado? En realidad sí sorprendía el que me quisiera como pareja, ya fuera sólo en el ámbito del evento o para algo más, pero no era porque se tratara de él, sino de mí. ¿No se habían dado cuenta aún que....?
Una sonrisa apareció en mi rostro, aún con mi mirada ausente, cuando escuché su temor. Cuán equivocado estaba... Me obligué a enfocar de nueva cuenta mis ojos en los de él, recuperándome de ese breve lapso de debilidad. Pero esta vez la expresión serena y divertida de mi rostro era totalmente sincera, sin ser parte de una farsa. Ladeé ligeramente mi rostro, sin ocultar aquella mirada juguetona que lo observaba sin contemplaciones ni restricciones.
-Aunque eso fuera cierto, ten por seguro que ninguno sería mejor que tú -mi sonrisa se intensificó más antes de que la seriedad acudiera a mí. Detuve mis pasos, obligándole a él hacer lo mismo, al tiempo que guardaba silencio por unos segundos en los que contemplé cada facción de su rostro parcialmente iluminado. Apliqué un poco más de fuerza a la unión de nuestras manos- Sí, Sergei... quiero que seas mi pareja y acepto ser la tuya... -volví a sonreír de esa forma tan especial que él sabía ya reconocer y acerqué aún más mi cuerpo al suyo- Al fin y al cabo... ¿Qué sería yo sin mi valiente caballero de brillante armadura dorada?
Julietta Tescotti
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Re: I just wanna listen [Julieta]
Sin darse cuenta estaba ya perdido en ese instante de franqueza, era incapaz de detener la silenciosa observación a las facciones de su protegida y aunque definitivamente quería escuchar una respuesta, estaba seguro de que el simple hecho de tener su atención y poder ser testigo de ese brillo tan inusual en sus ojos ya había dado gran valor a la noche. Los halagos le dejaban un extraño sabor, recibirlos era tan… poco común que seguro en su rostro se notaba el escepticismo que experimentó al escucharla. Desde luego que confiaba plenamente en sus propias habilidades, porque por ese lado lo estaba tomando, pero si algún día la familia Sumiyoshi decidía que sus servicios hacia Julieta ya no eran requeridos… ¿qué haría…? Si algo le hizo olvidar el tema fue un alto marcado por su acompañante, quizá estaba lista para aceptar o bien, rechazar. Lo único que sabía era que ser observado tan detenidamente le hacía sentir un tanto extraño, mas no permitió que nada mas se reflejara en su rostro. Permanecería tranquilo y manteniendo el movimiento de sus emociones bajo estricto control. Nada lo alteraría, se lo repetía una y otra vez.
Pero de nada sirvió decírselo tantas veces, porque ocultar un destello de sorpresa ante el sí que le dio y las palabras utilizadas por la castaña para expresarlo… consiguió fracturar levemente su fachada de gente imperturbable. Cuando le regresaban las palabras junto con las dudosas intenciones que él mismo había impregnado en ellas… ya no era precisamente divertido.
–Serías una chica libre para hacer y deshacer a placer.–
Sintió la necesidad de desviar el rostro al notar esa sonrisa en su ama que siempre anunciaba peligro, pero saber que sus deseos fueron aceptados por la jovencita le animó a mantener la postura y enfrentar lo que viniera. No le soltó, no se apartó ni siquiera por lo peligroso que lucía el tenerla tan cerca y eso que veía mas de un rumbo por el cual preocuparse. Si se le acercaba otro poco sería incapaz de asegurar que Julieta saliera "ilesa" de ese encuentro, solo que no podía decírselo, no de esa manera. ¿Qué tenía en planes? En el fondo sabía que solo lo descubriría cuando ya fuese muy tarde… – Te equivocas, de caballero dorado no tengo absolutamente nada. – aseguró evaluando las circunstancias. Si le había sujetado con mas fuerza significaba que la cercanía era factor importante en lo que fuera que estuviese tramando, pero la verdad, seguía sin ser apetitoso el separarse. Buscó algo qué decir, cualquier comentario que diera señal de que ya estaba al tanto de sus indescifrables intenciones, solo que no encontró nada útil que decir. Y cuando menos lo pensó, ya la sujetaba con fuerza por la cintura, como si temiera que se le escapara tras hacer su jugada. – Gracias por aceptar... – añadió en voz baja sin poder deshacerse de la sonrisa de complicidad. No le daría oportunidad de huir, estaba listo para cobrarse cualquier cosa.
Pero de nada sirvió decírselo tantas veces, porque ocultar un destello de sorpresa ante el sí que le dio y las palabras utilizadas por la castaña para expresarlo… consiguió fracturar levemente su fachada de gente imperturbable. Cuando le regresaban las palabras junto con las dudosas intenciones que él mismo había impregnado en ellas… ya no era precisamente divertido.
–Serías una chica libre para hacer y deshacer a placer.–
Sintió la necesidad de desviar el rostro al notar esa sonrisa en su ama que siempre anunciaba peligro, pero saber que sus deseos fueron aceptados por la jovencita le animó a mantener la postura y enfrentar lo que viniera. No le soltó, no se apartó ni siquiera por lo peligroso que lucía el tenerla tan cerca y eso que veía mas de un rumbo por el cual preocuparse. Si se le acercaba otro poco sería incapaz de asegurar que Julieta saliera "ilesa" de ese encuentro, solo que no podía decírselo, no de esa manera. ¿Qué tenía en planes? En el fondo sabía que solo lo descubriría cuando ya fuese muy tarde… – Te equivocas, de caballero dorado no tengo absolutamente nada. – aseguró evaluando las circunstancias. Si le había sujetado con mas fuerza significaba que la cercanía era factor importante en lo que fuera que estuviese tramando, pero la verdad, seguía sin ser apetitoso el separarse. Buscó algo qué decir, cualquier comentario que diera señal de que ya estaba al tanto de sus indescifrables intenciones, solo que no encontró nada útil que decir. Y cuando menos lo pensó, ya la sujetaba con fuerza por la cintura, como si temiera que se le escapara tras hacer su jugada. – Gracias por aceptar... – añadió en voz baja sin poder deshacerse de la sonrisa de complicidad. No le daría oportunidad de huir, estaba listo para cobrarse cualquier cosa.
Sergei Hwergelmir
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Re: I just wanna listen [Julieta]
Era divertido sentirme con la ventaja sobre él, saber que podía estar a su nivel en el mismo juego que el mismo Sergei había impuesto entre los dos. Definitivamente era una de las sensaciones más gratificantes que había experimentado hasta entonces. No pude evitar reír con suavidad ante sus palabras, reservándome el derecho de guardar silencio para que fuera él quien solito se delatara. En cuanto sentí que tomaba de mi cintura con más fuerza, le miré de forma divertida, ocultando una sonrisa indescifrable, antes de comenzar a moverme nuevamente al son de una melodía que ninguno de los dos era capaz de oír.
-Eso es totalmente cierto... Ser una chica libre y con la capacidad de hacer lo que se me plazca... ¿Pero realmente es un precio justo si eso significa que te tengo que perder? -ladeé el rostro con total inocencia, algo que seguramente el otro no me compraría- He descubierto que ser libre significa vivir mortalmente en el aburrimiento; la adrenalina de escaparme de tu aguda visión cada que se me presenta la oportunidad... o la dicha de saber que soy yo la causante de tus prematuras canas, esa es la chispa que me motiva a seguir día a día. -Volví a reír, haciendo que él me hiciera girar sobre mi propio eje para después retornar a sus brazos- Y ya sé que no tienes una armadura dorada... ¿Ves a lo que me refiero? ¿Yo qué haría si pudieras entender todos mis sarcasmos e ironías? -me mordí el labio inferior para evitar reír, pero eso no evitó que mi sonrisa y el brillo de mis ojos estuvieran impregnados de burla y alegría.
Volví a guardar silencio mientras me seguía moviendo con él. No era necesario decirle que no tenía nada qué agradecerme, si en realidad no quisiera ir con él se lo hubiera hecho saber desde un principio. Y eso me encaminaba a una de las cuestiones que realmente no deseaba tocar, al menos no en ese momento frente a él. ¿Por qué me daba gusto que Sergei se hubiera atrevido a invitarme? Él no era... más que mi guardaespaldas, me lo había dejado en claro desde un principio. No deseaba cometer el mismo error que cometí con su padre al permitirle que se acercara lo suficiente como para saber que Julieta Lobbosco no es más que una farsa. Por bien de Sergei y de mis tíos más que mi propio bien, pero... ¿qué tan cierto era eso? ¿Al final que no todo eso era una forma de protegerme para no salir herida? No lo sabía, y realmente no quería saberlo.
Hice que una vez más Sergei volviera a hacerme girar sobre mí misma; dejar que nuestros brazos se extendieran y así alejar mi cuerpo del suyo para después regresar a su lado y quedar con sus brazos alrededor de mi cuerpo; pero antes de que la inercia de ese movimiento me hiciera retornar a él, dejé que nuestros dedos suavemente se separaran y cuando perdí todo contacto con su piel, mi brazo cayó inerte a un costado. Le miré directamente a los ojos antes de dedicarle una suave sonrisa y acercarme al barandal una vez más para perder la vista en el hermoso cielo nocturno, sintiendo la presencia de él a mi lado.
Nada dije ni hice para interrumpir aquella silenciosa antmósfera que nos envolvía, permitiendo que el correr de los minutos transcurriera de forma lenta y deseando que eso jamás se terminara. No supe en qué momento sucedió, pero me encontré sumergida en el perfil de mi compañero, aprovechando cada segundo posible de que el hombre no se había percatado de mi anhelante mirada sobre él.
-Sergei... -le llamé en un susurro apenas imperceptible y sin darle oportunidad de reaccionar, me puse de puntitas para alcanzar sus labios con los míos en cuanto giró su rostro hacia mí. Una suave caricia llena de ternura y agradecimiento que no duró lo suficiente como para poder impregnarme del todo de su calidez. Me separé sólo unos centímetros, abriendo los ojos nuevamente y mirándole a los ojos sin pena ni temor- Gracias...
-Eso es totalmente cierto... Ser una chica libre y con la capacidad de hacer lo que se me plazca... ¿Pero realmente es un precio justo si eso significa que te tengo que perder? -ladeé el rostro con total inocencia, algo que seguramente el otro no me compraría- He descubierto que ser libre significa vivir mortalmente en el aburrimiento; la adrenalina de escaparme de tu aguda visión cada que se me presenta la oportunidad... o la dicha de saber que soy yo la causante de tus prematuras canas, esa es la chispa que me motiva a seguir día a día. -Volví a reír, haciendo que él me hiciera girar sobre mi propio eje para después retornar a sus brazos- Y ya sé que no tienes una armadura dorada... ¿Ves a lo que me refiero? ¿Yo qué haría si pudieras entender todos mis sarcasmos e ironías? -me mordí el labio inferior para evitar reír, pero eso no evitó que mi sonrisa y el brillo de mis ojos estuvieran impregnados de burla y alegría.
Volví a guardar silencio mientras me seguía moviendo con él. No era necesario decirle que no tenía nada qué agradecerme, si en realidad no quisiera ir con él se lo hubiera hecho saber desde un principio. Y eso me encaminaba a una de las cuestiones que realmente no deseaba tocar, al menos no en ese momento frente a él. ¿Por qué me daba gusto que Sergei se hubiera atrevido a invitarme? Él no era... más que mi guardaespaldas, me lo había dejado en claro desde un principio. No deseaba cometer el mismo error que cometí con su padre al permitirle que se acercara lo suficiente como para saber que Julieta Lobbosco no es más que una farsa. Por bien de Sergei y de mis tíos más que mi propio bien, pero... ¿qué tan cierto era eso? ¿Al final que no todo eso era una forma de protegerme para no salir herida? No lo sabía, y realmente no quería saberlo.
Hice que una vez más Sergei volviera a hacerme girar sobre mí misma; dejar que nuestros brazos se extendieran y así alejar mi cuerpo del suyo para después regresar a su lado y quedar con sus brazos alrededor de mi cuerpo; pero antes de que la inercia de ese movimiento me hiciera retornar a él, dejé que nuestros dedos suavemente se separaran y cuando perdí todo contacto con su piel, mi brazo cayó inerte a un costado. Le miré directamente a los ojos antes de dedicarle una suave sonrisa y acercarme al barandal una vez más para perder la vista en el hermoso cielo nocturno, sintiendo la presencia de él a mi lado.
Nada dije ni hice para interrumpir aquella silenciosa antmósfera que nos envolvía, permitiendo que el correr de los minutos transcurriera de forma lenta y deseando que eso jamás se terminara. No supe en qué momento sucedió, pero me encontré sumergida en el perfil de mi compañero, aprovechando cada segundo posible de que el hombre no se había percatado de mi anhelante mirada sobre él.
-Sergei... -le llamé en un susurro apenas imperceptible y sin darle oportunidad de reaccionar, me puse de puntitas para alcanzar sus labios con los míos en cuanto giró su rostro hacia mí. Una suave caricia llena de ternura y agradecimiento que no duró lo suficiente como para poder impregnarme del todo de su calidez. Me separé sólo unos centímetros, abriendo los ojos nuevamente y mirándole a los ojos sin pena ni temor- Gracias...
Julietta Tescotti
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Re: I just wanna listen [Julieta]
Una parte de él reprochaba el que estuviera permitiendo toda esa cercanía ¿cómo podía ser?! Su deber era cuidar de ella, ¡no hacerse con los besos de la muchacha! ¿Pero qué esperaban? ¿Qué se quedara quieto y en paz como si nada hubiese ocurrido? No podía, sencillamente no podía resignarse a dejarla ir así como así, no después de aquella inesperada muestra de afecto.
Fue como si por un instante, lo que el beso duró, el resto del mundo dejase de existir y tan solo volvió a ser consciente de las circunstancias una vez que Julieta se separó de él, dejándole una desconcertante sensación de satisfacción. Sin embargo la chica cometió un error, si realmente deseaba concluir el asunto… debió marcar mayor distancia entre ambos, aunque ciertamente eso no habría significado mayor problema para el pelinegro. ¿Acaso… ella también esperaba algo más? No tenía manera de saberlo pero de cualquier forma tomaría el riesgo, la mayor parte de su vida la había pasado al borde del peligro y aunque estaba seguro de que permitirse sucumbir a las emociones podía ser mas complicado y peligroso que cualquier otra cosa… no le apetecía reprimirse. Su ama acababa de obsequiarle preciados minutos de sinceridad, permitiéndole descubrir un brillo indescriptible no solo en sus ojos, sino en toda su persona. Sus movimientos, esa alegría que parecía danzar libremente en su rostro… ojalá nunca se esfumaran… Esa esencia era la que tanto deseaba proteger, aún si permanecía oculta casi todo el tiempo, estaba ahí y formaba parte de Julieta Lobbosco junto con cada una de sus facetas, siendo todas tan reales como el resto. Jamás le había sentido como una mentira, a sus ojos, tan solo reprimía la parte frágil de si misma sin embargo eso no restaba valor a lo que sí exteriorizaba. A su tiempo dejaría de ocultarse y mientras ese momento llegaba él la protegería, porque Julieta era su tesoro.
-Siempre me llevas pasos de ventaja… - murmuró al girarse por completo hacia ella al mismo tiempo que le sujetaba de la muñeca derecha y daba un paso para apegarse a su cuerpo - ¿Cómo lo haces? – cuestionó con amplia sonrisa al ir eliminando cualquier distancia entre ambos, uniendo nuevamente sus labios en un beso mucho mas apasionado, sin ninguna clase de restricción, después de todo no era una niña a quien besaba. Quiso sostenerle la mirada y ver si conseguía cobrarse la sorpresa que le había hecho pasar, mas terminó por sucumbir a las sensaciones, cerrando los ojos para disfrutar de la mujer en quien siempre posaba su atención. Esa mujer de talento infinito para traerlo de cabeza.
Fue como si por un instante, lo que el beso duró, el resto del mundo dejase de existir y tan solo volvió a ser consciente de las circunstancias una vez que Julieta se separó de él, dejándole una desconcertante sensación de satisfacción. Sin embargo la chica cometió un error, si realmente deseaba concluir el asunto… debió marcar mayor distancia entre ambos, aunque ciertamente eso no habría significado mayor problema para el pelinegro. ¿Acaso… ella también esperaba algo más? No tenía manera de saberlo pero de cualquier forma tomaría el riesgo, la mayor parte de su vida la había pasado al borde del peligro y aunque estaba seguro de que permitirse sucumbir a las emociones podía ser mas complicado y peligroso que cualquier otra cosa… no le apetecía reprimirse. Su ama acababa de obsequiarle preciados minutos de sinceridad, permitiéndole descubrir un brillo indescriptible no solo en sus ojos, sino en toda su persona. Sus movimientos, esa alegría que parecía danzar libremente en su rostro… ojalá nunca se esfumaran… Esa esencia era la que tanto deseaba proteger, aún si permanecía oculta casi todo el tiempo, estaba ahí y formaba parte de Julieta Lobbosco junto con cada una de sus facetas, siendo todas tan reales como el resto. Jamás le había sentido como una mentira, a sus ojos, tan solo reprimía la parte frágil de si misma sin embargo eso no restaba valor a lo que sí exteriorizaba. A su tiempo dejaría de ocultarse y mientras ese momento llegaba él la protegería, porque Julieta era su tesoro.
-Siempre me llevas pasos de ventaja… - murmuró al girarse por completo hacia ella al mismo tiempo que le sujetaba de la muñeca derecha y daba un paso para apegarse a su cuerpo - ¿Cómo lo haces? – cuestionó con amplia sonrisa al ir eliminando cualquier distancia entre ambos, uniendo nuevamente sus labios en un beso mucho mas apasionado, sin ninguna clase de restricción, después de todo no era una niña a quien besaba. Quiso sostenerle la mirada y ver si conseguía cobrarse la sorpresa que le había hecho pasar, mas terminó por sucumbir a las sensaciones, cerrando los ojos para disfrutar de la mujer en quien siempre posaba su atención. Esa mujer de talento infinito para traerlo de cabeza.
Sergei Hwergelmir
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Re: I just wanna listen [Julieta]
Se me escapó una sonrisa difícil de descifrar ante el cumplido que el otro me hacía. Porque para mí el hecho que admitiera que le llevaba la ventaja era sinónimo que me colocaba a un nivel parecido al suyo, y mejor halago y dicha no me podría proporcionar aquella noche, incluso contando su invitación al baile y su cercanía. Eso era lo que había de diferente aquella noche, esa sensación de que algo había pasado entre nosotros al fin tenía una explicación. No había sido el hecho de estar a solas con él tanto tiempo, ni siquiera el contacto entre nuestros cuerpos; eso sucedía todos los días y desde hacía años, estaba completamente acostumbrada a esa relación con él. Sergei había dejado de verme como alguien superior y muy por encima de él, e incluso había dejado de ser aquella niñita frágil y problemática a la que tenía que entregar toda su atención y cuidado para evitar que saliera herida, ya que ese era su trabajo. Ahora era simplemente... una chica cualquiera, una mujer a su mismo nivel y posibilidades. Eso era lo que marcaba la diferencia de otras situaciones.
La emoción de decubrir eso de golpe me llenó tan de golpe que por un momento me sentí ofuscada y completamente perdida. No pude hacer más que verlo y y aguantar la respiración ante la intensidad del remolino de mis pensamientos, sensaciones y sentimientos, que me arrastraba sin oportunidades de réplica. No supe interpretar la señal que mi cerebro inútilmente trataba de enviar ante el acercamiento del pelinegro, y para cuando quise darme cuenta de lo que sucedía ya era demasiado tarde. Sus labios abordaron los míos tan apasionadamente que me costó seguir su ritmo por segundos, aunque no pasaron muchos de estos antes de que cerrara los ojos y me dejara llevar por el momento, alzando mi mano libre para posarla con suavidad sobre su nuca y atraerlo aún más hacia mí, necesitada de cualquier cosa que le perteneciera a él y entregándole a su vez cualquier cosa que a mí me pertenecía.
Faltaba poco para que se me acabara el aire por completo cuando me di cuenta de la realidad y el significado de mis acciones cayó sobre mí con aplomo. ¿En qué rayos estaba pensando? Eso no debería estar pasando.
Me separé con firmeza de los labios ajenos, renunciando a la calidez que estos me proporcionaban, y abrí los ojos una vez más para regresar a la realidad de nuestra situación. Me había jurado no volver a caer en un error tan catastrófico como lo era el permitir que alguien volviera a derrumbar mis murallas. La Julieta que había detrás de estas no era del agrado de nadie, no podía ser aceptada y su destino era ser siempre rechazada por las otras personas al tiempo que lastimaba a los que más quería. Por eso me había prometido que nadie descubriría la verdad de mi condición, que nadie volvería a tener conocimiento de aquella mujer carente de sentimientos y de la capacidad de responder afectivamente. Porque, a pesar de lo que las apariencias pudieran dar a entender, yo no tenía un corazón.
Le miré con seriedad a la vez que suavemente deslizaba mi mano de su nuca para colocarla sobre su hombro más próximo y marcar distancia entre nuestros cuerpos. Segundos tarde, pero logré recuperar aquella sonrisa despreocupada y radiante que me había caracterizado desde que vivía con mis tíos. Esa sonrisa que era mi escudo a la vez que mi soporte, mi refugio; sin ella estaba totalmente a la deriva.
-Me encantó esta salida inesperada y fuera de nuestra rutina. Deberíamos hacerlo más seguido, ¿no crees? -retrocedí un par de pasos, los suficientes para poder girarme y encaminarme hacia la salida con paso tranquilo, no sin haberle tomado de la muñeca antes y tirar de esta con suavidad para que me siguiera el ritmo. A pesar de todo, había cosas que no me gustaba hacer sola- ¿Ves que no eres tan aburrido como aparentas ser? -reí- ¡Nuestra próxima cita debería ser al cine! -volteé a verlo y le guiñé el ojo con complicidad antes de sonreír con suavidad- Eso, claro está, será después de que yo cumpla mi promesa de ir contigo al baile.
Él no tenía porqué conocer a otra Julieta a parte de la que ya conocía, no se merecía sufrir por mi mentira.
La emoción de decubrir eso de golpe me llenó tan de golpe que por un momento me sentí ofuscada y completamente perdida. No pude hacer más que verlo y y aguantar la respiración ante la intensidad del remolino de mis pensamientos, sensaciones y sentimientos, que me arrastraba sin oportunidades de réplica. No supe interpretar la señal que mi cerebro inútilmente trataba de enviar ante el acercamiento del pelinegro, y para cuando quise darme cuenta de lo que sucedía ya era demasiado tarde. Sus labios abordaron los míos tan apasionadamente que me costó seguir su ritmo por segundos, aunque no pasaron muchos de estos antes de que cerrara los ojos y me dejara llevar por el momento, alzando mi mano libre para posarla con suavidad sobre su nuca y atraerlo aún más hacia mí, necesitada de cualquier cosa que le perteneciera a él y entregándole a su vez cualquier cosa que a mí me pertenecía.
Faltaba poco para que se me acabara el aire por completo cuando me di cuenta de la realidad y el significado de mis acciones cayó sobre mí con aplomo. ¿En qué rayos estaba pensando? Eso no debería estar pasando.
Me separé con firmeza de los labios ajenos, renunciando a la calidez que estos me proporcionaban, y abrí los ojos una vez más para regresar a la realidad de nuestra situación. Me había jurado no volver a caer en un error tan catastrófico como lo era el permitir que alguien volviera a derrumbar mis murallas. La Julieta que había detrás de estas no era del agrado de nadie, no podía ser aceptada y su destino era ser siempre rechazada por las otras personas al tiempo que lastimaba a los que más quería. Por eso me había prometido que nadie descubriría la verdad de mi condición, que nadie volvería a tener conocimiento de aquella mujer carente de sentimientos y de la capacidad de responder afectivamente. Porque, a pesar de lo que las apariencias pudieran dar a entender, yo no tenía un corazón.
Le miré con seriedad a la vez que suavemente deslizaba mi mano de su nuca para colocarla sobre su hombro más próximo y marcar distancia entre nuestros cuerpos. Segundos tarde, pero logré recuperar aquella sonrisa despreocupada y radiante que me había caracterizado desde que vivía con mis tíos. Esa sonrisa que era mi escudo a la vez que mi soporte, mi refugio; sin ella estaba totalmente a la deriva.
-Me encantó esta salida inesperada y fuera de nuestra rutina. Deberíamos hacerlo más seguido, ¿no crees? -retrocedí un par de pasos, los suficientes para poder girarme y encaminarme hacia la salida con paso tranquilo, no sin haberle tomado de la muñeca antes y tirar de esta con suavidad para que me siguiera el ritmo. A pesar de todo, había cosas que no me gustaba hacer sola- ¿Ves que no eres tan aburrido como aparentas ser? -reí- ¡Nuestra próxima cita debería ser al cine! -volteé a verlo y le guiñé el ojo con complicidad antes de sonreír con suavidad- Eso, claro está, será después de que yo cumpla mi promesa de ir contigo al baile.
Él no tenía porqué conocer a otra Julieta a parte de la que ya conocía, no se merecía sufrir por mi mentira.
Julietta Tescotti
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Re: I just wanna listen [Julieta]
~•☼•~
And your words are like weapons…
~•☼•~
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Saboreó cuanto pudo su labios, descubriendo con cada húmedo roce que los deseos de tomarle de aquella manera eran mas intensos de lo que él mismo había imaginado y saberlo le hizo preguntarse desde cuándo guardaba esos sentimientos, esa necesidad. Pero de momento, se concentraría única y exclusivamente en ella, quien correspondía a sus besos haciéndole sentir tal plenitud que si la vida le fuese arrebatada en ese instante, sin duda alguna abandonaría el mundo con una sonrisa.
Sin embargo todo en esta vida tiene un fin, y esa oleada de sensaciones no sería la excepción. Pero no fue el hecho de que la castaña tomara la iniciativa de separarse, ya que a él también comenzaba a hacerle falta el aire, fue la forma en que lo hizo lo que obligó al hombre a pisar suelo quisiera o no. Eso no había sido solo una tregua, lo supo cuando la mano de su ama lo apartó definitivamente, impregnando en aquel simple movimiento un mensaje mucho mas profundo, aparentemente codificado. ¿Cuál había sido el mensaje exacto…?
Sin embargo todo en esta vida tiene un fin, y esa oleada de sensaciones no sería la excepción. Pero no fue el hecho de que la castaña tomara la iniciativa de separarse, ya que a él también comenzaba a hacerle falta el aire, fue la forma en que lo hizo lo que obligó al hombre a pisar suelo quisiera o no. Eso no había sido solo una tregua, lo supo cuando la mano de su ama lo apartó definitivamente, impregnando en aquel simple movimiento un mensaje mucho mas profundo, aparentemente codificado. ¿Cuál había sido el mensaje exacto…?
Alto
Hizo una sonrisa, aceptando con ella la opinión de Julieta sobre la peculiar velada que llegaba a su fin, igualmente la mantuvo y asintió levemente por su propuesta de repetir en otra ocasión y aunque escucharla reír fue una generosa compensación al esfuerzo de toda la noche, un frío vació le inundo mucho antes de que tan grato sonido cesara. – No soy aburrido. Eres tu quien se empeña en adjudicarme el calificativo. Quéjate contigo, no conmigo. – respondió con un toque de diversión en la voz, dejándose llevar hacia una dirección mas que conocida. – Pasaré por ti a tu habitación, espero que no tardes horas en alistarte. – Agregó imaginando futuras situaciones. Sería cómico, casi podía asegurar que en la anhelada noche de baile la pasarían bien, se divertirían y olvidarían el peso de la vida. O así lo esperaba, no quería pasar mas tiempo con esa nueva sensación de que la perdía, podía sentirla alejándose de él aún si en ese preciso instante le sujetaba de la muñeca al andar. ¿Cómo podía explicarlo? Veía su espalda, su cabello ondear con el viento que aún les acompañaba y seguramente al otro lado de la escena se encontraba una suave sonrisa en el rostro de su ama pero, al mismo tiempo… la sentía tan lejos… como si aquel beso hubiese servido de desengaño para la chica. Preguntas llegaron a su cabeza dispuestas a clavarse sin remordimiento alguno, pero afortunadamente torturarse no era lo suyo, conocía el daño y la inutilidad de eso. Dejaría que las horas de sueño hicieran lo suyo y cuando amaneciera, encontraría respuestas.~•☼•~
…and I just wanna listen to your words.
~•☼•~
…and I just wanna listen to your words.
~•☼•~
Sergei Hwergelmir
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Vie Abr 13, 2018 6:04 pm por Cian Sheehan
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Sáb Mar 17, 2018 10:57 am por Gu Bei Chen
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Sáb Mar 17, 2018 10:56 am por Gu Bei Chen
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Vie Mar 02, 2018 11:09 am por Duanmu Louye
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