Hell Yeah! My Body Is Ready [Priv. Olive]
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Hell Yeah! My Body Is Ready [Priv. Olive]
Estiro mi cuerpo cuando, finalmente, la consciencia regresa a mí. A pesar de haber tenido una noche de descanso reparador, mi cuerpo se siente bastante extraño.
Seguramente nada de lo que mi mano derecha no pudiera encargarse.
- Mhhh… Buenos días… -Entretenido con el falso cortejo, mis dedos descienden por el abdomen, sintiéndose extrañamente delgados y filosos, sin embargo no reparo en ello, había tenido un sueño demasiado encantador como para dejar ir la inspiración como si nada.
Algo estaba mal… Aún si podía percibir el tamaño de mis dedos y el largo de las uñas, no estaba sintiendo el calor del tacto de la piel ¿Acaso estaba durmiendo vestido? Era algo bastante inusual, a menos que llegara demasiado ebrio la noche anterior y me desmayara de sueño… Sin embargo recordaba haber estado bastante sobrio cuando me fui a la cama.
Como fuera, dejé de lado esas inquietudes mientras mi mano sorteaba la parte más baja del abdomen y se deslizaba hacia la ingle para ceñirse a mi… ¿Nada?
-¿Qué diab…? –Abrí repentinamente los ojos, echando las sábanas hacia un lado, con el horror dibujado en la cara de solo imaginarme que alguna loca resentida me hubiera castrado dormido.
Con el pecho martilleándome violentamente, no reparo en los extraños detalles que se dibujan en la oscuridad, lo único de lo que soy consciente es de que mi mano rebusca entra mi ingle y no encuentra nada remotamente familiar.
Nervioso, doy un salto de la cama dispuesto a buscar el interruptor de la luz, sin embargo este no está donde acostumbra ¿Dónde infiernos me había quedado dormido anoche y qué me habían hecho? Iba a descuartizar al responsable de tal vejación.
Luego de varios segundos aterradores en que mis manos recorrieron la pared hasta dar con el interruptor, finalmente consigo encender la luz y vislumbrar mi entorno.
Aquella habitación no me resultaba ni remotamente familiar ¿Y por qué sentía mi cabeza tan cerca del suelo? Pronto mis ojos se abrieron como dos fosas cuando descubrí aquellas femeninas formas que yacían por debajo de mi cuello.
-¿Qué es esto? –Clamé y aquella voz me resultó escalofriantemente conocida- ¿Olive? –Jalando un mechón de cabello hacia delante de mis ojos me encontré con aquel tono inconfundible que le pertenecía innegablemente a la persona en la que estaba pensando.-
-Si es que ya debías estarte quedando sin ideas para joderme… Pero esta vez te has pasado… -Gruño furiosamente, mientras empiezo a caminar en busca de algo para vestirme; si había un fetiche que jamás había tenido ere era vestirme de mujer, pero no me quedaba otra alternativa- ¡Esta me la pagas!
Si había creído que era muy entretenido transferir mi consciencia a su cuerpo se iba a enterar de que pensaba devolvérsela con creces, ahora mismo me iba a buscar un profesional para tatuarme enorme y resaltante en el trasero un cartel que versara “Propiedad de Basten”; y a esta pequeña retorcida no le quedarían ganas de meterse conmigo…
Listo para salir, abro la puerta de entrada y tan a prisa como puedo me aventuro hacia el portón exterior en busca de mi libertad para divertirme con este cuerpito del que pronto tomaría la suficiente ventaja como para enseñarle a aquella harpía que NADIE se metía conmigo de manera tan obscena y salía bien librado.
Seguramente nada de lo que mi mano derecha no pudiera encargarse.
- Mhhh… Buenos días… -Entretenido con el falso cortejo, mis dedos descienden por el abdomen, sintiéndose extrañamente delgados y filosos, sin embargo no reparo en ello, había tenido un sueño demasiado encantador como para dejar ir la inspiración como si nada.
Algo estaba mal… Aún si podía percibir el tamaño de mis dedos y el largo de las uñas, no estaba sintiendo el calor del tacto de la piel ¿Acaso estaba durmiendo vestido? Era algo bastante inusual, a menos que llegara demasiado ebrio la noche anterior y me desmayara de sueño… Sin embargo recordaba haber estado bastante sobrio cuando me fui a la cama.
Como fuera, dejé de lado esas inquietudes mientras mi mano sorteaba la parte más baja del abdomen y se deslizaba hacia la ingle para ceñirse a mi… ¿Nada?
-¿Qué diab…? –Abrí repentinamente los ojos, echando las sábanas hacia un lado, con el horror dibujado en la cara de solo imaginarme que alguna loca resentida me hubiera castrado dormido.
Con el pecho martilleándome violentamente, no reparo en los extraños detalles que se dibujan en la oscuridad, lo único de lo que soy consciente es de que mi mano rebusca entra mi ingle y no encuentra nada remotamente familiar.
Nervioso, doy un salto de la cama dispuesto a buscar el interruptor de la luz, sin embargo este no está donde acostumbra ¿Dónde infiernos me había quedado dormido anoche y qué me habían hecho? Iba a descuartizar al responsable de tal vejación.
Luego de varios segundos aterradores en que mis manos recorrieron la pared hasta dar con el interruptor, finalmente consigo encender la luz y vislumbrar mi entorno.
Aquella habitación no me resultaba ni remotamente familiar ¿Y por qué sentía mi cabeza tan cerca del suelo? Pronto mis ojos se abrieron como dos fosas cuando descubrí aquellas femeninas formas que yacían por debajo de mi cuello.
-¿Qué es esto? –Clamé y aquella voz me resultó escalofriantemente conocida- ¿Olive? –Jalando un mechón de cabello hacia delante de mis ojos me encontré con aquel tono inconfundible que le pertenecía innegablemente a la persona en la que estaba pensando.-
-Si es que ya debías estarte quedando sin ideas para joderme… Pero esta vez te has pasado… -Gruño furiosamente, mientras empiezo a caminar en busca de algo para vestirme; si había un fetiche que jamás había tenido ere era vestirme de mujer, pero no me quedaba otra alternativa- ¡Esta me la pagas!
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Basten Naaktgeboren
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