Dolce incontro animal | SV | [CERRADO]
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Dolce incontro animal | SV | [CERRADO]
Dolce incontro animal
Los animales son un dulce regalo
02:00 pm — Sábado
02:00 pm — Sábado
El sol brillaba a toda potencia esa tarde, iluminaba con sus rayos cada recóndito sitio que se encontraba en el zoológico. En el local, la gente entraba con muchos ánimos de ver tantos animales diferentes que vivían en los alrededores de la isla y otros que eran más extravagantes y exóticos. Habían muchas personas que paseaban en los alrededores y en las muchas atracciones que el parque ofrecía que iban desde poder alimentar a los animalitos en exposición hasta tomarte fotos en todo tipo de montaje que estaba en la zona de meriendas del zoológico; incluso en esa zona había una parte en la que los animales podían interactuar con las personas siempre y cuando no se les alimentara con la comida que ellos comían porque podía provocar caos en el lugar.
Los organizadores del evento de San Valentín de la academia habían hecho una reserva para que la pareja que se encontrará pudieran pasar una interesante tarde en compañía de los animales o lo que fuera que quisieran hacer. Los dueños del zoológico insistieron mucho en que debían guardar respeto a los animales y que les darían un pase completo por cada una de las atracciones, pues los que iban al parque podían entrar a la zona de animales y acariciarlos e incluso montarse en ellos para tener un divertido paseo. A las personas que se encontrarían para su cita se les informó de cada uno de los detalles decididos por la administración del evento y las condiciones que habían puesto los dueños del zoológico. También se les informó sobre el distintivo que debían utilizar una cachucha con forma de animal para impregnarse el espíritu del zoológico.
Se encontrarían justo en la entrada, donde un empleado del zoológico estaría esperando de cerca de la puerta principal para ofrecerles la guía de actividades que se podían realizar dentro del parque junto con un plan ideal de las cosas que podían hacer desde el inicio de su llegada hasta el final de su recorrido. Pero era solamente un plan de recorrido siendo que las pareja tenía toda la libertad de irse a donde ellos quisieran. El día prometía muchas promesas inolvidables.
Citas a ciegas - San Valentín en Idarion Terra
Re: Dolce incontro animal | SV | [CERRADO]
Miré a mi alrededor sin disimular en nada la sonrisa que adornaba mi níveo rostro mientras caminaba el largo sendero que me llevaría directo a la entrada del zoológico, lugar al cual tenía que acudir para encontrarme con mi cita secreta. Mis razones para participar en aquel evento organizado por los acaudalados Lobbosco era sencilla: me parecía sumamente divertido pasar el resto de mi día con un total desconocido, y nunca se conocían las suficientes personas en esta vida, por lo tanto... ¿Qué me impedía el participar? ¡Nada ni nadie! Así que sin dudarlo, anoté mi nombre sin importarme en lo más mínimo las consecuencias que pudiera acarrearme aquella simple decisión después.
Ahora me deleitaba con la muchedumbre que ahora me rodeaba y que, al igual que yo, dirigían sus pasos hacia la entrada del zoológico: niños corriendo de aquí para allá con sendas cachuchas con formas de cabeza de distintos animales en sus propias cabezas, vistiendo colorida ropa en la que la mayoría lucía estampados del logotipo del zoológico. Familias enteras con sonrisas joviales luciendo en sus rostros, dispuestos todos los miembros a pasar un entretenido sábado en conjunto. Sí, definitivamente era un espectáculo digno de apreciarse y hasta de envidiarse. A lo largo de mi vida no había sido capaz de ir a un zoológico más que en muy contadas ocasiones, y definitivamente esas experiencias no fueron precisamente en mi infancia. Era por ello que planeaba disfrutar cada segundo de aquel maravilloso y soleado día aún sí tenía que arrastrar a mi pareja conmigo para conseguirlo. Definitivamente mejor lugar no me pudo haber tocado.
Me acomodé mejor la gorra que llevaba puesta, la cual ocultaba parcialemente mi rojiza cabellera, y volví a mirar a mi alrededor ensimismada. Y hablando de mi pareja... ¿Cómo sería? No tenía el placer de conocer a muchas personas de la isla, por lo que eran muy altas las probabilidades de que se tratara de un total extraño. De ser así, me daría a la tarea de caerle bien y disfrutar la compañía hasta el último instante... Sólo deseaba que mi manera de ser no fuera demasiado pesada para la persona contraria en cuestión, o allí sí que tendríamos un ligerísimo dilema...
Sabía que desentonaba entre toda la concurrencia porque, a pesar de haber tanto niño con el mismo gorro que yo, ¿qué adulto portaba, además de mí, una cabeza de león melenuda sobre el cráneo? Y lo hacía con total orgullo, como si fuera la insignia honorífica más grande que a uno se le pudiera otorgar. Y eso que esta vez había decidido prescindir de mi habitual vestuario gótico y, en cambio, había optado por una combinación de un diminuto short color caqui y un top de tirantes verde olivo junto a unas botas de piso color marrón que hacía juego con el cinturón que rodeaba mi cintura, muy al estilo de un excursionista. Al hombro traía una mochila pequeña la cual contenía una cámara fotográfica, dos botellas de agua y otras cuantas chucherías que creía indispensables para pasar el día en el zoológico. Cuando al fin llegué a las rejas que separaban el resto del mundo con el territorio destinado al zoológico, me detuve a mirar a mi alrededor por un segundo antes de acercarme al hombre que allí esperaba, empleado del lugar y seguramente aquel que haría de nuestro guía de así requerirlo.
-¡Hola, hola! ¿Tú eres mi cita? -saludé alegremente con mi ligero acento ruso al tiempo que daba ligeros golpecitos a mi cachucha para que vea que la traía puesta y totalmente visible, cumpliendo así con lo establecido en las normas del evento- No, no eres mi cita... pero igual te llevaré conmigo si la mía decide no asistir -finalicé riendo, dejando en claro que se trataba de una broma desde un principio. Me quedé de pie quietecita en mi lugar, a la espera de que alguien más hiciera acto de presencia con aquel adorno en la cabeza. No había pensado en la posibilidad, hasta ahora, de que pudieran dejarme plantada. Esperaba que no, porque sería muy triste... Ya hasta había planeado tomarme fotos con esa persona y subirlas a mi blog.
Ahora me deleitaba con la muchedumbre que ahora me rodeaba y que, al igual que yo, dirigían sus pasos hacia la entrada del zoológico: niños corriendo de aquí para allá con sendas cachuchas con formas de cabeza de distintos animales en sus propias cabezas, vistiendo colorida ropa en la que la mayoría lucía estampados del logotipo del zoológico. Familias enteras con sonrisas joviales luciendo en sus rostros, dispuestos todos los miembros a pasar un entretenido sábado en conjunto. Sí, definitivamente era un espectáculo digno de apreciarse y hasta de envidiarse. A lo largo de mi vida no había sido capaz de ir a un zoológico más que en muy contadas ocasiones, y definitivamente esas experiencias no fueron precisamente en mi infancia. Era por ello que planeaba disfrutar cada segundo de aquel maravilloso y soleado día aún sí tenía que arrastrar a mi pareja conmigo para conseguirlo. Definitivamente mejor lugar no me pudo haber tocado.
Me acomodé mejor la gorra que llevaba puesta, la cual ocultaba parcialemente mi rojiza cabellera, y volví a mirar a mi alrededor ensimismada. Y hablando de mi pareja... ¿Cómo sería? No tenía el placer de conocer a muchas personas de la isla, por lo que eran muy altas las probabilidades de que se tratara de un total extraño. De ser así, me daría a la tarea de caerle bien y disfrutar la compañía hasta el último instante... Sólo deseaba que mi manera de ser no fuera demasiado pesada para la persona contraria en cuestión, o allí sí que tendríamos un ligerísimo dilema...
Sabía que desentonaba entre toda la concurrencia porque, a pesar de haber tanto niño con el mismo gorro que yo, ¿qué adulto portaba, además de mí, una cabeza de león melenuda sobre el cráneo? Y lo hacía con total orgullo, como si fuera la insignia honorífica más grande que a uno se le pudiera otorgar. Y eso que esta vez había decidido prescindir de mi habitual vestuario gótico y, en cambio, había optado por una combinación de un diminuto short color caqui y un top de tirantes verde olivo junto a unas botas de piso color marrón que hacía juego con el cinturón que rodeaba mi cintura, muy al estilo de un excursionista. Al hombro traía una mochila pequeña la cual contenía una cámara fotográfica, dos botellas de agua y otras cuantas chucherías que creía indispensables para pasar el día en el zoológico. Cuando al fin llegué a las rejas que separaban el resto del mundo con el territorio destinado al zoológico, me detuve a mirar a mi alrededor por un segundo antes de acercarme al hombre que allí esperaba, empleado del lugar y seguramente aquel que haría de nuestro guía de así requerirlo.
-¡Hola, hola! ¿Tú eres mi cita? -saludé alegremente con mi ligero acento ruso al tiempo que daba ligeros golpecitos a mi cachucha para que vea que la traía puesta y totalmente visible, cumpliendo así con lo establecido en las normas del evento- No, no eres mi cita... pero igual te llevaré conmigo si la mía decide no asistir -finalicé riendo, dejando en claro que se trataba de una broma desde un principio. Me quedé de pie quietecita en mi lugar, a la espera de que alguien más hiciera acto de presencia con aquel adorno en la cabeza. No había pensado en la posibilidad, hasta ahora, de que pudieran dejarme plantada. Esperaba que no, porque sería muy triste... Ya hasta había planeado tomarme fotos con esa persona y subirlas a mi blog.
Natasha Leisser
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Re: Dolce incontro animal | SV | [CERRADO]
- Ambientacion:
La luz de los primeros rayos del alba comenzaron a acariciar lenta y cálidamente la piel blanca en los fuertes antebrazos del chico de cabellos castaños, que yacía dormido entre las sabanas de seda de una manera un tanto extraña. Le había constado un poco de trabajo conciliar el sueño por la simple idea de tratar de adivinar quién sería su cita, una tarea que sin lugar a dudas lo había llevado a ninguna parte, por más que estuvo pensado era imposible saber de quien se trataba y si a ello aunábamos que aún no conocía a la mayoría de los estudiantes no daba como resultado un situación impensable.
Después de dar vueltas en la cama un par de veces había logrado conciliar el sueño, cuando su tacto sintió el calor de aquellos rayos sus orbes olivo comenzaron a mostrarse lentamente por debajo de sus parpados. Al inicio la imagen era borrosa pero poco a poco fue tomando forma, se trataba de su despertador que se encontraba justo a un lado de su cama. Por cuestión de tres minutos había conseguido despertarse antes de que sonara la alarma del mismo, por lo que se dispuso a desactivarla y a ponerse de pie.
Tomo una ducha sumamente refrescante y después de esta prosiguió a perfumarse sutilmente para después elegir el conjunto que ocuparía para su cita secreta en el zoológico, sabía de antemano que necesitaba algo cómodo y ligero para poder caminar todo el día. Así que opto por unos pantalones en una tonalidad bermellón, acompañados con un camisa en difuminado de blanco y azul con un cómodo y ligero suéter a rayas. Como calzado se decidió por unas sandalias y coloco todo lo necesario en una mochila de color negro con adornos en café, ahora ya solo faltaba el último detalle.
-El distintivo en forma de animal.-
- Apariencia de Makoto:
Makoto fue hasta su closet para sacar una pequeña y practica escalera para así poder subir en ella, ya que el distintivo que planeaba usar para su cita era una cachucha con forma de la cabeza de una hermosa orca. Este animal de la familia de los Delphinidae le gustaba de sobre manera, había escuchado sobre un espectáculo en el zoológico pero había ya varios meses que lo habían prometido y por “x” o “y” no se había podido llevar acabo.
Partió en su auto deportivo una vez que todo estuvo listo en dirección hacia el zoológico, una vez que llego a este se percató de que tenía más de treinta minutos de sobra por lo que aprovecho para investigar que había pasado con el espectáculo de la orca. Cuando regreso al punto destinado para la reunión se percató de que había una chica que portaba como distintivo una cabeza de león al parecer su cita secreta había llegado y estaba a su espera, por fortuna para el joven Tachibana él se encontraba ya dentro del Zoológico así que se acercó hasta ella sigilosamente y le hizo una seña al que parecía seria su guía para que no digiera nada.
-Lamento la tardanza, espero no haberla hecho esperar demasiado.-
Decía el joven en un tono de voz muy claro así como amable mientras con sus manos le había cubierto los ojos a su cita con suma exactitud para no tocarla, terminando de decir aquellas palabras dio un paso hacia atrás para presentarse en forma así la bella chica que se encontraba frente a él. Realizo una cordial reverencia para con ella inclinándose un poco hacia enfrente mientras colocaba su antebrazo izquierdo justo a la altura de su espalda baja y el brazo derecho extendido hacia ella para saludarla como era debido, depositando un suave y cálido rose de sus labios sobre la mano de ella.
-Mi nombre es Tachibana Makoto, un gusto conocerla señorita.-
Makoto
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Re: Dolce incontro animal | SV | [CERRADO]
No me molestaba esperar de ninguna manera, estaba más que acostumbrada a hacerlo y por lo general solía aprovechar mi tiempo observando a mi alrededor y contemplando las distintas reacciones de aquellos que me rodeaban y que no se percataban en mi presencia. Así que no, no era aburrido esperar. Sólo esperaba que no tuviera que regresarme a casa tras haber hecho esa actividad todo el día, era lo único que pedía y yo en cambio me comportaría lo más tranquilamente posible, entre comillas, mientras aguardaba a mi pareja secreta. Claro... mientras no terminara aburriéndome, aquel que estaba junto a mí y me hacía compañía no se convertiría en diana de mis preguntas quizá un tanto indiscretas con el único objeto de matar el tiempo. Me coloqué mejor mi distintivo, ese que atraía la mirada de muchos y hacía que la gran mayoría de los adultos se cuestionaran sobre mi estabilidad mental, y preferí enfrascarme en mis propias cavilaciones unos momentos. ¿Quién sería exactamente mi cita? ¿Algún estudiante? Era relativamente nueva allí, sólo tenía un par de meses y la academia era enorme, imposible que los conociera a todos... ¿Sería alguien conocido de todas formas? Aunque, nadie me garantizaba que fuera alguien bajo mis mismas circunstancias... ¿Profesor? Sería bastante bizarro, pero no descartaría la idea... Sencillamente me partiría de la risa al saber que el mismo instituto permitiría, al menos en esta circunstancia, una cita entre profesor-alumno de manera totalmente legal. Que de todas formas, yo ya era bastante mayor de edad y no le veía ningún problema al asunto. Pero "políticas son políticas". Como odiaba esa frasecita... También estaban las posibilidades de que fuera algún sirviente, civil o incluso personal de la academia... Todo podía pasar en el mundo del azar, ¿no? Independientemente de quien fuera: hombre, mujer, humano, perro, gato, cosa, anciano o niño.... Yo planeaba divertirme mucho, y definitivamente ese lugar era el ideal para conseguirlo. Nada comprometedor que pudieran acarrear situaciones tensas o incómodas... Todo se llevaría de forma natural, dos desconocidos conociéndose en una excursión en el zoológico... ¿Se podía esperar más?
No había pasado ni cinco minutos de mi arribo cuando sentí la presencia de alguien a mis espaldas, pero antes de que pudiera reaccionar de alguna forma, una mano se encontraba frente a mis ojos obstruyendo mi campo de visión, pero sin existir contacto con mi piel, y una voz masculina se disculpó por la demora. Sonreí a pesar de que seguramente no era vista por el contrario. Sencillamente la presentación en sí me parecía divertida y muy original.
-¡Para nada! No tengo ni cinco minutos... Y en realidad, no me molesta esperar -exclamé justo cuando el otro al fin me ortorgaba una vez más el sentido de la visión, por lo que me giré para observarle, sonriéndole amigablemente para ganarme su confianza. Él al menos ya se había ganado la mía, no parecía ser una mala persona. Abrí los ojos, anonadada, cuando sus labios rozaron el dorso de mi pálida mano desnuda y no pude evitar exclamar para mí misma, aunque adublimente, en ruso:- ¡Es la primera vez que me tratan con tanta caballerosidad en años! -porque Gerhard... bueno, Gerhard era Gerhard. Antes se dejaría arrancar la piel, tira a tira, que tratarme con tales ademanes... Y bueno, sólo me sorprendía que aún existieran personas como el chicio frente a mí. ¡Venga, ni siquiera se veía más grande que yo! No, estaba segura que él era mucho menor... Pero no deseaba entrar en detalles o me iba a sentir como toda una depravada- Leisser... Natasha Leisser, pero por favor deja a un lado los formalismos, me hacen sentir más vieja de lo que seguro soy -bromeé, haciendo un ligero gesto con mi mano con total despreocupación. Diría que me hacía sentir mal ser tan descarada y confianzuda, tutéandole desde el primer segundo cuando él estaba demostrando ser todo un caballero... Pero la verdad sea dicha era que no, porque yo era así con las personas que me caían bien en el primer instante de conocerlas- Me puedes decir Tasha, todo el mundo lo hace. Entonces, ¿vamos? Me emociona en demasía recorrer el zoológico con el aspecto de un fiero león... ¡Pero antes! -comencé a rebuscar en el interior de mi mochila hasta dar con la bendita cámara, la cual no tardé en poner a funcionar sacándole una foto a mi acompañante y a nuestro guía de manera imprevista, sonriéndole a ambos de forma encantadora, guiñándoles un rojizo ojo- ¡Con esta daremos inicio a nuestro recorrido!
off: ¡Perdona mucho la demora! u,ú La universidad no me daba mucha oportunidad de responder por más que lo intentaba... En serio lo lamento, te lo compensaré T^T
No había pasado ni cinco minutos de mi arribo cuando sentí la presencia de alguien a mis espaldas, pero antes de que pudiera reaccionar de alguna forma, una mano se encontraba frente a mis ojos obstruyendo mi campo de visión, pero sin existir contacto con mi piel, y una voz masculina se disculpó por la demora. Sonreí a pesar de que seguramente no era vista por el contrario. Sencillamente la presentación en sí me parecía divertida y muy original.
-¡Para nada! No tengo ni cinco minutos... Y en realidad, no me molesta esperar -exclamé justo cuando el otro al fin me ortorgaba una vez más el sentido de la visión, por lo que me giré para observarle, sonriéndole amigablemente para ganarme su confianza. Él al menos ya se había ganado la mía, no parecía ser una mala persona. Abrí los ojos, anonadada, cuando sus labios rozaron el dorso de mi pálida mano desnuda y no pude evitar exclamar para mí misma, aunque adublimente, en ruso:- ¡Es la primera vez que me tratan con tanta caballerosidad en años! -porque Gerhard... bueno, Gerhard era Gerhard. Antes se dejaría arrancar la piel, tira a tira, que tratarme con tales ademanes... Y bueno, sólo me sorprendía que aún existieran personas como el chicio frente a mí. ¡Venga, ni siquiera se veía más grande que yo! No, estaba segura que él era mucho menor... Pero no deseaba entrar en detalles o me iba a sentir como toda una depravada- Leisser... Natasha Leisser, pero por favor deja a un lado los formalismos, me hacen sentir más vieja de lo que seguro soy -bromeé, haciendo un ligero gesto con mi mano con total despreocupación. Diría que me hacía sentir mal ser tan descarada y confianzuda, tutéandole desde el primer segundo cuando él estaba demostrando ser todo un caballero... Pero la verdad sea dicha era que no, porque yo era así con las personas que me caían bien en el primer instante de conocerlas- Me puedes decir Tasha, todo el mundo lo hace. Entonces, ¿vamos? Me emociona en demasía recorrer el zoológico con el aspecto de un fiero león... ¡Pero antes! -comencé a rebuscar en el interior de mi mochila hasta dar con la bendita cámara, la cual no tardé en poner a funcionar sacándole una foto a mi acompañante y a nuestro guía de manera imprevista, sonriéndole a ambos de forma encantadora, guiñándoles un rojizo ojo- ¡Con esta daremos inicio a nuestro recorrido!
off: ¡Perdona mucho la demora! u,ú La universidad no me daba mucha oportunidad de responder por más que lo intentaba... En serio lo lamento, te lo compensaré T^T
Natasha Leisser
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Re: Dolce incontro animal | SV | [CERRADO]
-En verdad me sorprende lo que acaba de decir señorita, me parece increíble que no le den ese trato a una dama como usted.-
Realmente le parecía irracional lo que decía la chica de orbes rojizos, Makoto ya había dado por hecho de que dentro de las instalaciones del instituto Idarrion. Las personas gozaban de unos modales y un trato un tanto singular a comparación con el resto del mundo, aunque tal parecía que se lo había tomado muy a la ligera. Al parecer el hecho de que tuvieran la oportunidad única de estudiar dentro de sus instalaciones no significaba que tuvieran los mejores modales, aquello se podía decir que de cierta manera le despertaba un sentimiento de melancolía.
-En ese caso Señorita Leisser si usted me permite tutearla por favor diríjase a mí como Mako.-
El joven Tachibana no estaba muy adecuado a esa clase de comportamientos pero si la señorita Leisser tenía esas atenciones a con él, él no podía quedarse atrás y por educación debería de corresponderle de la misma manera. Sin lugar a dudas de cierta manera la alegría efusiva de la señorita despertaba sonrisas inesperadas que se dibujaban de vez en cuando en los labios de Makoto, tal parecía que iba a ser un día sumamente emocionante así como divertido.
-チーズ (Chīzu – Queso).-
Dijo el joven de orbes olivo rápida mente mientras trataba de tener alguna posa decente para la cámara, lo último que quería durante ese día era arruinar las fotos que tomara la señorita Leisser para tener de recuerdo. Makoto aprovecho la ocasión para hacerse con una foto para su colección así que abrazo tanto al guía como a Tasha para tomar una foto de los tres, cuando reviso la foto esta había salido un poco inclinada pero ¿ Que no eran esas tomas inesperadas los más bellos recuerdos? Aquello sin duda había causado una sonrisa en los labios del chico de cabellos castaños mientras miraba la fotografía.
-Mira Tasha salimos muy bien.-
Le decía Tachibana mientras le acercaba la pantalla led de la cámara para que pudiera observar el resultado de la foto que había tomado, el guía del Zoo se estaba divirtiendo por las fotografías que se habían estado tomando. Aunque claro estaba que para todas las actividades que tenían planeadas deberían de iniciar ya o el día no sería suficiente, por lo que el guía se acercó hacia los jóvenes para dirigirles unas palabras.
-Disculpe que los moleste pero será mejor que iniciemos las actividades.-
El joven de orbes olivo volteo a mirarle y después de que la señorita Leisser hubiese terminado de ver la foto, guardo la cámara dentro de su mochila para colocarla de nuevo en su espalda y alistarse para el viaje. Volteo a mirar a Natasha para realizarle una pregunta mientras le regalaba una cordial sonrisa para ella, el sol comenzaba a brillar con un poco más de intensidad dejándose sentir una onda de calor la cual aún no era muy asfixiante por suerte.
-Yo ya estoy listo para comenzar esta aventura y ¿tu Tasha?-
Realmente le parecía irracional lo que decía la chica de orbes rojizos, Makoto ya había dado por hecho de que dentro de las instalaciones del instituto Idarrion. Las personas gozaban de unos modales y un trato un tanto singular a comparación con el resto del mundo, aunque tal parecía que se lo había tomado muy a la ligera. Al parecer el hecho de que tuvieran la oportunidad única de estudiar dentro de sus instalaciones no significaba que tuvieran los mejores modales, aquello se podía decir que de cierta manera le despertaba un sentimiento de melancolía.
-En ese caso Señorita Leisser si usted me permite tutearla por favor diríjase a mí como Mako.-
El joven Tachibana no estaba muy adecuado a esa clase de comportamientos pero si la señorita Leisser tenía esas atenciones a con él, él no podía quedarse atrás y por educación debería de corresponderle de la misma manera. Sin lugar a dudas de cierta manera la alegría efusiva de la señorita despertaba sonrisas inesperadas que se dibujaban de vez en cuando en los labios de Makoto, tal parecía que iba a ser un día sumamente emocionante así como divertido.
-チーズ (Chīzu – Queso).-
Dijo el joven de orbes olivo rápida mente mientras trataba de tener alguna posa decente para la cámara, lo último que quería durante ese día era arruinar las fotos que tomara la señorita Leisser para tener de recuerdo. Makoto aprovecho la ocasión para hacerse con una foto para su colección así que abrazo tanto al guía como a Tasha para tomar una foto de los tres, cuando reviso la foto esta había salido un poco inclinada pero ¿ Que no eran esas tomas inesperadas los más bellos recuerdos? Aquello sin duda había causado una sonrisa en los labios del chico de cabellos castaños mientras miraba la fotografía.
-Mira Tasha salimos muy bien.-
Le decía Tachibana mientras le acercaba la pantalla led de la cámara para que pudiera observar el resultado de la foto que había tomado, el guía del Zoo se estaba divirtiendo por las fotografías que se habían estado tomando. Aunque claro estaba que para todas las actividades que tenían planeadas deberían de iniciar ya o el día no sería suficiente, por lo que el guía se acercó hacia los jóvenes para dirigirles unas palabras.
-Disculpe que los moleste pero será mejor que iniciemos las actividades.-
El joven de orbes olivo volteo a mirarle y después de que la señorita Leisser hubiese terminado de ver la foto, guardo la cámara dentro de su mochila para colocarla de nuevo en su espalda y alistarse para el viaje. Volteo a mirar a Natasha para realizarle una pregunta mientras le regalaba una cordial sonrisa para ella, el sol comenzaba a brillar con un poco más de intensidad dejándose sentir una onda de calor la cual aún no era muy asfixiante por suerte.
-Yo ya estoy listo para comenzar esta aventura y ¿tu Tasha?-
Makoto
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Re: Dolce incontro animal | SV | [CERRADO]
Sonreí encantada ante la flexibilidad del joven que tenía frente a mí. Me agradaba la idea de que el chico no tuviera problemas con mi personalidad demasiado... complicada de tratar en su mayoría. O al menos eso era lo que todo el mundo decía de mí, que siempre estaba en otro plano muy difícil de ser alcanzado, que mientras ellos iban, yo ya había ido y regresado tres veces. Y es que así era mi vida, me había acostumbrado a estar en el día a día y no desperdiciar ni un sólo segundo de mi preciada existencia porque nunca se sabía cuándo esta se te sería arrebatada. Todos moriríamos en algún momento de nuestras vidas, pero cuando se tenía el estigma de la muerte marcado en la piel y pesando sobre tu cuerpo desde que tenías uso de razón... Aprendías a valorar cada detalle que la vida misma te ofrecía, sin arrepentirte de nada. Quizá era por ello que tenía aquel carácter tan marcado, y tan difícil de ser comprendido para muchos. Necesitarían estar en mi misma situación para comprenderme. Apunto estuve de soltarme a reír cuando él se dirigió hacia mi persona como la "Señorita Leisser"... pero bueno, si nos poníamos a analizarle bajo todos los ángulos posibles, en la práctica seguía siendo una señorita aunque en la teoría no fuera así... por lo que el de cabellos castaños no estaba tan equivocado después de todo. Detalles insignificantes, prefería mil veces más Tasha.
Sonreí radiante ante la foto que nos tomaba mi compañero y después miré la misma con entusiasmo cuando me ofreció hacerlo, escuchando aún así atenta las palabras que nos dirigía el guía. Asentí, permitiéndole a Makoto que guardara su cámara y la mía me la colgué de la muñeca de mi mano izquierda con el cordón negro que tenía la funda de la misma, pues no veía objeto guardarla de nuevo si la iba a estar utilizando a cada rato: planeaba inmortalizar cuanto momento fuera posible de aquel día. Además, como todo buen ser espiritual, amaba cualquier cosa que tuviera que ver con la naturaleza y sin lugar a dudas los animales eran mis preferidos. Iban a ser mis modelos preferidos junto con mi cita de aquel día. Me coloqué unas gafas de sol sobre los sensibles ojos color carmesí para protegerlos de la excesiva iluminación y asentí a modo de respuesta, devolviéndole la sonrisa con una radiante e ilusionada por mi parte, y comencé a andar siguiendo los pasos del guía.
-Estoy totalmente lista, Mako -exclamé cual niña pequeña en un parque infantil y le miré por encima del hombro. En un acto impulsivo e inconsciente le tomé del brazo y lo arrastré conmigo al interior antes de que el guía nos fuera a dejar atrás. Una vez alcanzado nuestro objetivo, lo solté igual de inesperadamente como le había tomado y seguí andando al mismo paso que él, totalmente tranquila y mirando a mi alrededor anonadada, sin poder salir de mi asombro y deleite. Lancé una exclamación de júbilo en cuanto nos acercamos al primer hábitat, que resultó ser el de canguros- ¡Maravillosos! -saqué mi cámara y tomé un par de fotos de los animales que reposaban tranquilos mientras escuchaba a medias las explicaciones que nuestro interlocutor hacía gala sobre sus conocimientos bastos sobre el tema de aquellas criaturas- ¡La última vez que fui al zoológico estaba muy pequeña y no recordaba como era uno salvo por lo veía en la televisión y así! -no recordaba si ya se lo había mencionado antes, pero en mi emoción no pude medir mis palabras. Más parecía que la menor era yo y no él. Reí suavemente- Perdona, tiendo a hablar mucho... Demasiado, ya me lo han recriminado demasiadas veces antes -traté de guardar la compostura y presté mi atención en mi acompañante, dedicándole una amable sonrisa- Me interesa saber exactamente por parte de dónde vienes... Digo, este evento fue realizado para que cualquier persona en la isla pudiera participar sin restricción alguna y me gustaría saber si mis suposiciones sobre ti fueron acertadas... Eres un alumno de la academia Soffio, ¿verdad? -Su físico y ademanes lo habían delatado desde un principio, aunque jamás en la vida me lo hubiera topado siquiera de vista en las instalaciones de la misma... Pero yo llevaba muy poco tiempo en realidad en la institución, y esta era muy basta y llena de estudiantes, por lo que no me sorprendía tampoco haberme topado ahora con un igual sin siquiera haberle visto antes en nuestros territorios.
Sonreí radiante ante la foto que nos tomaba mi compañero y después miré la misma con entusiasmo cuando me ofreció hacerlo, escuchando aún así atenta las palabras que nos dirigía el guía. Asentí, permitiéndole a Makoto que guardara su cámara y la mía me la colgué de la muñeca de mi mano izquierda con el cordón negro que tenía la funda de la misma, pues no veía objeto guardarla de nuevo si la iba a estar utilizando a cada rato: planeaba inmortalizar cuanto momento fuera posible de aquel día. Además, como todo buen ser espiritual, amaba cualquier cosa que tuviera que ver con la naturaleza y sin lugar a dudas los animales eran mis preferidos. Iban a ser mis modelos preferidos junto con mi cita de aquel día. Me coloqué unas gafas de sol sobre los sensibles ojos color carmesí para protegerlos de la excesiva iluminación y asentí a modo de respuesta, devolviéndole la sonrisa con una radiante e ilusionada por mi parte, y comencé a andar siguiendo los pasos del guía.
-Estoy totalmente lista, Mako -exclamé cual niña pequeña en un parque infantil y le miré por encima del hombro. En un acto impulsivo e inconsciente le tomé del brazo y lo arrastré conmigo al interior antes de que el guía nos fuera a dejar atrás. Una vez alcanzado nuestro objetivo, lo solté igual de inesperadamente como le había tomado y seguí andando al mismo paso que él, totalmente tranquila y mirando a mi alrededor anonadada, sin poder salir de mi asombro y deleite. Lancé una exclamación de júbilo en cuanto nos acercamos al primer hábitat, que resultó ser el de canguros- ¡Maravillosos! -saqué mi cámara y tomé un par de fotos de los animales que reposaban tranquilos mientras escuchaba a medias las explicaciones que nuestro interlocutor hacía gala sobre sus conocimientos bastos sobre el tema de aquellas criaturas- ¡La última vez que fui al zoológico estaba muy pequeña y no recordaba como era uno salvo por lo veía en la televisión y así! -no recordaba si ya se lo había mencionado antes, pero en mi emoción no pude medir mis palabras. Más parecía que la menor era yo y no él. Reí suavemente- Perdona, tiendo a hablar mucho... Demasiado, ya me lo han recriminado demasiadas veces antes -traté de guardar la compostura y presté mi atención en mi acompañante, dedicándole una amable sonrisa- Me interesa saber exactamente por parte de dónde vienes... Digo, este evento fue realizado para que cualquier persona en la isla pudiera participar sin restricción alguna y me gustaría saber si mis suposiciones sobre ti fueron acertadas... Eres un alumno de la academia Soffio, ¿verdad? -Su físico y ademanes lo habían delatado desde un principio, aunque jamás en la vida me lo hubiera topado siquiera de vista en las instalaciones de la misma... Pero yo llevaba muy poco tiempo en realidad en la institución, y esta era muy basta y llena de estudiantes, por lo que no me sorprendía tampoco haberme topado ahora con un igual sin siquiera haberle visto antes en nuestros territorios.
Natasha Leisser
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