Il divertimento solo ad un passo | SV | [CERRADO]

Esa mañana como era habitual, se le destinó un momento para una breve reunión de empleados de área. Jared salió de su oficina con buena cara luego de haber tomado una ya acostumbrada primera taza de café del día, tras agruparse se le entregó información a considerar, pero esa mañana además de eso, le fue repartido un volante con un curioso evento para el día de San Valentín, el muchacho se dejó la mano sobre la nuca optando por no participar, situando el papel sobre una de las mesas, sin embargo caminó unos pasos antes de voltear y ver de reojo el dichoso impreso con cierta duda.


Transcurrían tantas personas a esa hora que Hrist se sintió abrumado y perdido, estaba indiscutiblemente ansioso algo que en lo personal no le gustaba pero que no experimentaba desde hacía un buen tiempo, por lo que le hizo sentir extrañamente placentero. En ese instante una mujer sonriente le abordó, señalando la inusual alhaja con la forma de una rosa que llevaba puesta en la ropa, indicándole la siguiente dirección que debía tomar, la siguió en silencio y caminó hasta llegar a una cafetería del mismo parque. El lugar comprendido casi en su totalidad de madera le daba un buen aspecto cálido y agradable, sin embargo todo estaba teñido con decoración festiva. Su actual escolta le señaló hacia la izquierda, en donde la estancia se repartía hacia otra habitación, además de la principal. En este segundo espacio más pequeño, sólo había un par de mesas y un hilo de sofás rodeando una mesita.

Esperar sentado no era algo que lo mantuviese tranquilo, así que sin más se levantó y caminó hacia la ventaba que daba al exterior, negando por el momento el aperitivo que le era ofrecido para pasar el tiempo. Estaba decidido a esperar primero a la misteriosa persona que vendría a acompañarlo, se quedó callado notando a la muchacha retirarse cortésmente hacia la otra habitación. Un ambiente tan animado no era tan divertido si lo visitaba él solo, miró pensativo a la multitud de afuera, fijándose y prestándole interés a aquellos que precisamente iban en pareja. ¿Podría el mismo verse en una situación similar por el resto que iba quedando del día?

Estaba pensando que debía ser más como una chica normal en ocasiones, salir en citas y divertirme aunque no estaba segura de querer divertirme. Quería actuar, cantar y volverme más popular en Idarion como alguna vez fui en mi cuna madre. Ahora con la presencia de mi querida prima, las cosas se volvían más complicadas porque a ella ya muchas personas las conocen y el hecho de que haya otra Chrysomallis en el pueblo significa que solamente me conocerán por su nombre y no es mi intención colgarme en la fama de mi querida prima. Por eso mismo, este día he decidido no preocuparme por eso y fingir ser alguien que no soy o más bien actuar como la adolescente que soy.

Escuché que los administrativos de la academia iban a organizar un evento de San Valentín y decidí formar parte. No porque estoy desesperada por tener una pareja, sino porque siento que necesito un nuevo aire. Y eso es lo que me parecía más divertido. Una forma diferente de divertirme. Y porque quiero hacer algo especial este día, no quiero que las personas me vean cuando pase el tiempo y solamente se rían de mi porque estoy solo. Quiero que alguien este conmigo y siento que la mejor forma de conocer personas es entrando en este evento. Por lo que cuando me inscribí me enviaron un mensaje sobre que tenía que usar un broche en el pecho con una insignia que demostraría que era la pareja del chico que me tocaría. Ese evento me emocionaba mucho porque es algo diferente a lo que estoy acostumbrada, una forma de salir completamente de la rutina.

Mi cita me había tocado en una feria, lo que se me hacía demasiado emocionante. Pensaba que lo tradicional sería una cena romántica pero me emociona saber que será algo más emocionante. Cuando me levante en la mañana el día de la cita, estaba demasiado emocionada y ni siquiera podía descansar sin ponerme completamente nerviosa. Es que era demasiado… ¿Sería suficientemente atractiva para atraer al chico que me tocara? Digo, es claro que si, pero en gustos se rompen géneros y lo más probable es que no sea del tipo que le guste a él. Respiré profundamente y comencé a arreglarme. Un vestido volado y mi cabello suelto.

Cuando llegué me dijeron que mi acompañante había llegado y me guiaron hacia él. Me apresuré a caminar hacia él provocando el rechinido de mis botas negras, coloqué mi mejor sonrisa. No podían decirme que no me veo bien porque he dedicado mucho tiempo a verme preciosa. Traigo puesto un vestido turquesa. Me solté el cabello y me puse una cazadora negra encima porque hacía un poco de frío o simplemente para no mostrar demasiado mis hombros. Traía los lentes puestos y una boina, por si alguien conseguía reconocerme.

Vestimenta:

—Disculpa la tardanza. Estaba alistándome y luego me perdí.— Me ruboricé un poco. Y le miré con pena.—Mi nombre es Calliope, es un gusto.— Comencé a jugar con mis manos, un poco nerviosa.

OFF:

Absorto estaba en sus pensamientos cuando algo que no supo explicar, le hizo voltear hacia la entrada del vestíbulo, con el presentimiento de que estaba siendo observado, pero al no ver nadie se giró nuevamente hacia la ventana, mientras cerraba los ojos un momento y se dejaba una mano enterrada en los cabellos azules. Decidió entonces cambiar de postura y comenzar  a recorrer el lugar a paso lento, cuestionándose el hecho de haber decidido participar de aquel evento, no estaba afligido porque esa persona no llegase al lugar, pero que el pasar del tiempo  sólo lograse aumentar las ansias por resolver lo que era desconocido para él, no le agradaba del todo. A la vez, de una cosa estaba convencido, sentía el deber de seguir esperando.

Y en el momento en que su mente no hacía más que confundirlo con lejanos recuerdos, unos pasos chascaron sobre la madera y le hicieron restablecer el panorama actual, observó de reojo a la mujer sonriente de antes y que ahora estaba siendo acompañada por una joven a su lado. Hrist de inmediato se giró para ver de frente a esta nueva persona, mientras sus extraños ojos ambarinos con tinte grisáceo, la examinaban algo escéptico, luego de oír aquellas palabras cayó en cuenta de que era ella a quién esperaba.

No pudo reconocerla, no se trataba de alguien cercano a su área de trabajo, más bien los rasgos refinados de aquella chica parecían ser de una estudiante de la academia, acompañada de un vestuario que daba la impresión de que había sido elegido con detalle, algo que le hizo pensar en él mismo, que simplemente había optado por no variar la ropa que usualmente llevaba puesta, pero aquel impase no le impidió acercarse para darse a conocer. Calliope sin duda era un nombre curioso y llamativo.

-Hola, soy Hrist, Jared Hrist- (yared jrist) -Yo verás, por un momento pensé que no vendrías- expresó tranquilo intentando capar la mirada contraria, la primera impresión de ella fue que se trataba de una chica tímida, tal vez,  o simplemente él la estaba intimidando. La mujer con entusiasmo en cambio, se acercó aún más hacia ambos para llevarlos hacia la mesa que estaba reservada para ellos.

-¿Quieres algo de comer? Pero todo lo que venden aquí parece hecho de caramelo ¿eso te gusta?... Lo mejor es comer algo ligero antes de recorrer la feria- Le sugirió mientras se acomodaba en la silla, en ese momento no pudo evitar meterse la mano en el bolsillo del pantalón y agarrar la billetera con cierta duda, como si acabase de recordar algo, decidió no darle importancia en ese momento, ya tendría tiempo de abordar esa inquietud.

Es increíble decirlo, pero para mi nunca había sido fácil socializar, a diferencia de mi querida prima que siempre obtuvo fácilmente lo que quería por ese encanto suyo y carisma que la dejan hacer todo sin importar el miedo que esté sufriendo en ese momento o al menos si está sufriendo miedo. Dudo que lo haga, ella tiene una habilidad innata para comunicarse, es algo que yo no tengo y por eso mismo se me complica un poco más ser sincera con las personas o simplemente emitir palabras cuando no estoy segura de que decir. Además, es una cita a ciegas… ¿No es suficientemente complicado eso? CITA A CIEGAS. Es algo a lo que incluso estoy todavía menos acostumbrada, por más que hable de mi experiencia cantando…

Me quedé justo enfrente de aquel hombre, esperando haber causado alguna buena impresión, pues preparé específicamente mi atuendo. Pero no sucedió nada, simplemente se quedó estático mirándome con la misma estoica expresión con la que me había visto en primer lugar y eso era molesto. ¿Por qué me veía con ese rostro y por qué le parecía que debía hacerlo? Eso comenzaba a molestarme, aunque este chico si era bastante atractivo, la forma en la que me observa estaba comenzando a hacerme perder la cabeza. O quizá esta tan sorprendido que ni siquiera es capaz de pronunciar palabra. Me decantaré por esa probabilidad porque no quiero pelearme cuando apenas acaba de iniciar.

—Claro que si vendría. Me disculpo mucho, solo estaba preparando el atuendo perfecto para este día. Estaba un poco nerviosa, es la primera vez que vengo a este tipo de cosas.— Sentí que había sido una explicación bastante larga, pero no le di importancia. Iba a dejar de esperar que las cosas encajaran en la apariencia que quiero tener y simplemente voy a ser yo sin tapujos y sin engaños. Estoy aquí para divertirme, solamente para eso.—Entonces, comamos algo. No importa si es dulce, eso es bueno de vez en cuando.— Mostré una cálida sonrisa.

Cuando me senté, gracias a la caballerosidad de mi pareja. Me quedé en silencio jugando con el doblez de la falda que vestía y pensando en cual podía ser una pregunta inteligente no demasiado personal que no comprometiera las cosas a tal extremo de querer tirarme por las escaleras de la vergüenza.

—¿Cuál es tu edad, Jared? ¿Puedo llamarte Jared? ¿O prefieres por tu apellido?— Los nervios se podían leer en mi voz, porque no estaba segura de si lo que estaba haciendo resultaría cómodo para esta persona. También me di cuenta de que algo le perturbaba, pero por respeto, no fui capaz de señalar nada.

-Yo entiendo- se limitó a responder, antes de desviar su interés y abordar a la extrovertida mujer quien en ese momento les entregaba a ambos la carta para pedir la orden, que contaba además con un bonito esculpido de cuero en la cubierta.

-Uhm, si Samantha, eh yo- empezó -Por el momento eres la única que puede responderme esto y es que, no me ha quedado muy claro el panorama que viene después de esto- Intentó ir con sutileza, aunque terminó por ser un poco brusco y directo, pues no estaba seguro de lo que debía hacerse cargo de pagar, ya que en ese momento tuvo la vaga idea de analizar en donde se encontraba, no es que esa cafetería en la que le fue encajada la reservación tuviese el lema de la búsqueda de economía a alto precio, tampoco era correcto afirmar que estuviese desprovisto de dinero y que eso pudiese arruinar la velada, pero a decir verdad no contaba con lo suficiente para sentirse plenamente cómodo. Al muchacho le costó entender que la gran mayoría de los sucesos acordados para dicha cita ya habían sido pagados, además de haber advertido a todos los asistentes de los juegos que la prestigiosa academia albergaría a un par de tímidas personas emparejadas ciegamente buscando pasar un buen rato.

-… así que disfrutad al máximo porque esta noche sois especiales!-  

¿“especiales”?, Hrist no pudo evitar verse envuelto mentalmente en una escena infantil donde gran parte de la muchedumbre se volteaba para mirarlos a ambos por esa razón.

Finalmente y sin quedar convencido del todo, aquella chica tomó el pedido y se retiró del lugar, la vio desaparecer hacia la otra estancia  antes de voltear su atención hacia su joven invitada, colocando una breve mueca de extrañeza en el rostro que no duró mucho tiempo pues comenzó a hablar relajado y de buen ánimo.

-Si, no me va mal que me llames así, es sólo que no estoy acostumbrado… verás, soy un empleado de la academia, más preciso… soy el guarda llaves. ¿No me has visto antes? En realidad… no es hace mucho que llevo ese cargo, mi ingreso es bastante reciente, por lo que un buen cálculo aproximado de mi edad es que no sobrepaso los 23… Entiendo lo que probablemente pienses… y es que portar llaves de un lado a otro puede ser un trabajo aburrido y poco interesante… tengo que admitir que luego de dos meses de haber obtenido el empleo, noté que me había falta otra actividad. Así como el antecesor de tal cargo como guarda llaves se desempeñaba también como un vigilante, en mi caso fui transferido a realizar de vez en cuando y de forma aleatoria trabajos  de recepción y área de conserjería, no es algo que me permita socializar todo el tiempo… actualmente muy pocos estudiantes me reconocen de camino por los corredores.- mientras decía esto Samantha, como le había indicado que se llamaba la mujer de antes, regresaba con ambos pedidos, y los colocaba silenciosamente sobre la mesa, para luego alejarse nuevamente del sitio.

-Ya te das por enterada, ahora es tu turno para hablarme un poco de ti- comentó al momento que echaba un cubo de azúcar sobre la taza en la que se había vertido un oscuro liquido mezclado con un poco de agua, aquello que tanto le gusta, revolvió de forma pausada y extrajo la cucharilla para dejarla a un lado.

Spoiler:

En ese momento los nervios no tenían lugar, se supone que debería sentirme mejor o más animada o fingir estar animada aunque en realidad estaba temblando de los nervios e intentaba tranquilizarme en vano, pero no sabía qué hacer. No sabía qué hacer ni cómo hacerlo. ¿Por qué no existe un manual para las citas a ciegas? ¡Debería existir uno! Porque entonces sabría cómo evitar ser un desastre en esto. Primero que nada, llegar tarde. Porque no es justo para él, nunca es justo para nadie tener una pareja que llega tarde, además parece que por mi error, no podremos congeniar. O quizás él también es una persona muy tímida y eso es lo que complica que nos pongamos a hablar de cualquier cosa.

Tome la carta del restaurante y me quedé observándola un rato. Había muchos pastelitos que se podían pedir. Y cafés preparados y muchas cosas que se veían dulces y deliciosas, muchas cosas que con el tiempo podría degustar, pero tampoco estaba intentando parecer una foca gorda que lo único que hace es comer, no, no es eso uno de mis objetivos, en realidad solo quiero que sea algo divertido, diferente a lo que estoy acostumbrado, no podría estar haciendo cosas tontas como preocuparme por cuantas calorías tiene un trozo de pan que al final del día probablemente habré vomitado. Ya, esta bien, mejor haré caso de las indicaciones y disfrutaré lo mejor posible esta tarde.

Me quedé escuchando sobre su vida y sobre como su trabajo se le hacía tan interesante pero en realidad para mi solo parecía estar balbuceando, lo que no estaba mal, me gustan las personas que hablan sin miedo a que los demás se burlen de ellos, especialmente por la diferencia de dinero entre nosotros, eso es algo que se debe admirar en un hombre, habla muy bien de las personas no tener miedo de lo que se trabaja aunque se sabe que casi todos en la academia ya tienen experiencia con todo lo relacionado en el ámbito artístico, quizás él tenía el sueño frustrado de convertirse en un artista o algo así, como muchos otros trabajadores que había conocido en la academia. La mujer trajo mi pastel y mi malteada y observé un poco antes de picotear con el tenedor.

—Bueno, era idol en mi país. Pero decidí estudiar lo que me faltaba aquí en la academia. Especialmente porque quería averiguar si soy mejor que mi querida prima. Siempre tuvo más importancia en la familia de lo que yo alguna vez podría ser importante entonces, siempre tuve el deseo estúpido de superarla.— Metí un poco de pastel en mi boca, saboreando el dulce sabor. Era agradable y me gustaba como se sentía.—Ahora que estoy aquí, no sé si ha sido porque quiero superar a mi prima o simplemente porque quería vivir las mismas cosas que ella. Digo todo esto, pero en realidad solo quiero estar cerca de ella. La admiro, pero no puedo decirle esto porque soy su rival jurada a muerte.— Le di un sorbo a mi malteada y me quedé mirando al vacío.—¿Usted ha querido, alguna vez, ser un artista de algún tipo? Casi todos los empleados que he visto tienen aptitudes para las artes.— Tenía curiosidad, pero no quería ser grosera con él, así que intente evitar eso.

-De modo que, una prestigiosa y afamada Idol internacional está compartiendo una sencilla taza de café conmigo… es un honor sin duda, y dónde está, el guardaespaldas que todo lo vigila ¿no has traído ninguno contigo?- Preguntó sin una pizca de seriedad, mientras dejaba ver  un gesto cómplice al mirar por la ventana, buscando otra persona en especial además de ellos. A pesar de estar constantemente rodeado por entidades reconocidas o ilustres invitados dentro de la academia, no lograba acostumbrarse del todo a socializar plenamente con ellos, al verlo de ese modo Hrist podría ser señalado como un tipo tímido tal vez,  aunque él prefería definirse como alguien reservado, y como tal era su forma de pensar, no podía dar crítica en que el argumento explicado por ella era suficiente para tomar la decisión de dejar toda aquella intensa vida agitada por un tiempo.

-A pesar de lo que dices de tu prima, no puedes negar que eres afortunada- dejó escapar una leve sonrisa, pensativo en la propia respuesta que ahora debía dar tras la pregunta que ella le formulaba.

-¿Qué si lo he querido? Si claro, en muchas ocasiones-  dedicó un breve silencio antes de continuar -sólo me he detenido un tiempo en realizar tal sueño. Le prometí a la persona que antes ocupaba este empleo como guarda llaves, que cuidaría del puesto hasta que yo lo estimara conveniente y pues…- se dejó la mano sobre la nuca puesto que estaba a punto de confesar algo -por ahora me es necesario para pagar algunas deudas- le respondió de buen ánimo y sin timidez alguna por revelar su actual estado económico.

-Veo que aún seguís aquí, venga ya!, que el maquinista espera a por ustedes para echar a andar la rueda de la fortuna!- comentó con tanto entusiasmo que fue imposible no dejarse jalar por Samantha quien en ese momento les tomaba ambos de las manos para tirar de ellos con insistencia para que siguieran sus pasos.

-O-oye  ¿es que estarás al pendiente nuestro todo el tiempo?- preguntó confundido, mientras era arrastrado y con desgano daba un último vistazo a la taza de café sin terminar y que ahora estaba dejando atrás. Fueron conducidos entonces hacia el exterior donde Samantha de improviso se soltó de ambos  y ahora era él quién le seguía apresurando el andar para no perder el rastro de la mujer entre la copiosa multitud, de paso miró a Calliope, antes de llegar a uno de los juegos más llamativos de la feria. Sin dudar y como si de un niño se tratase, corrió hacia la cabina metálica, instalándose en la espera de su compañera.