[CERRADO] Secreto, No Tan Bien Guardado {Midorima}

Se encontraba ansioso, para que negarlo. De alguna forma solo por hacer una pequeña e inocente travesura, termino invitando a esa persona a la Máscara de la Familia Lobbosco, celebrada esta misma noche. Aunque aquella travesura como quería convencerse a sí mismo de creer, estaba fundamentada en su deseo de volverle a ver a esa curiosa persona.

Salía de la ducha con la toalla a la cintura y otra a sus hombros mientras miraba su traje negro, era un conjunto de vestir, de saco y corbata; la corbata era negra satinada, el traje un Armani que sus padres le obligaron a usar para asistir a la fiesta, aunque él quería ir con algo más modesto y humilde, más cómodo, pero sus padres desde que lo encontraron han querido que fuera el hijo modelo de la familia cuando él solo es un gato callejero, no una pantera elegante. Aunque fuera una pantera, era elegante por naturaleza pero… no gustaba y más que se lo echarán en cara cada que podían.

Por obvias razones el no sería jamás el hijo perfecto como ellos desearon, Kazunari paso por muchas cosas malas en su vida, demasiados bajos y muy pocos altos pero eso no le impido ser feliz a su manera, no necesitaba la mitad de las cosas que tenía, pero que su nueva familia se empeñaba en darle, ni que aquello les regresara el tiempo perdido.
El poco tiempo que paso con ellos fue mínimo, ya que se la pasaban trabajando, extrañaba a su madre, y al anciano… ellos si eran una verdadera familia; suspiro resignado, no ganaba nada con penar aquello.

Comenzó a vestirse, llevaba tiempo de sobra; una sonrisa traviesa se pozo en sus labios con picardía. Deseaba verlo llegar quería vele antes de ser vistos. Antes de darse cuenta ya estaba vestido, el tiempo pasaba rápido cuando se entretenía.

Salía rápidamente de la habitación ya listos, se acomodó los cabellos azabaches hacia atas, cambiando un poco su aspecto, cuando llego a la salida, algo en su cabeza le decía que estaba dejando algo importante, se tocó los bolsillos con cierta desesperación. Abrió los ojos en gran medida, gruñendo claramente; ¿Cómo era posible que dejara el dichoso antifaz en la cómoda? salió corriendo esquivando a tanto estudiante se le pasara por el medio, abrió la puerta y respiro tranquilo hay estaba justo donde lo dejo. Le tomo y lo guardo esta vez, mientras se cambiaba la camisa, aquella agradable carrera le hizo sudar, después de todo su habitación era la más alejada por suerte. Se colocó una camisa naranja por la gris plomo que usaba, bajo sin ponerse el saco para no calentarlo, aquella tela era molesta.

Le tomo unos minutos llegar, antes de llegar se colocó la máscara gris y negro a cuadros, miro el lugar ya alguno venían llegando, lo primero que hizo, fue pasa cerca de la orquesta, el lugar era demasiado elegante para su gusto pero por verlo otra vez, valía la pena el esfuerzo.

Después de todo entre los miembros de la orquesta tenía una muy buena vista de lo que era la entrada, deseaba que fuera la única, para poder sorprenderle, ansiaba verle… Quería molestarle un rato, quería que llegara. Pero no se notaba ansioso lo disimulaba muy bien solo estaba ojeando las partituras con un Chelista antes de que empezaran a tocar.

El antifaz cumplia su funcion y no usaba aquel tono animado que lo delataba, se notaba un poco mayor de lo que era y eso era lo bueno, podía ocultar su identidad por lo menos por un tiempo, quería jugar con su invitado, un poco. Estaba ansioso y muy animado pero hacia amago de todo su control para no delatarse; ¿Que pasaba si no llegaba? esa parte no tomo en cuenta, si pasaba más de una hora se iría, aunque el chelista le callo bien, estaban por empezar y no podía seguir platicando.  Camino hasta las mesa a recargarse cerca de un pilar, mirando y esperando que su invitado llegara.

El día de la Mascarada, mas bien, la noche. El evento al que por la mera de las casualidades fue invitado por el pequeño "reboltoso" que conoció por, también, azares del destino, ¿acaso los astros estaban confabulando en su contra? Ya era demasiada la casualidad de que se encontrase con el joven nuevamente y por mas extraño que le pareciese hasta para sí mismo, no se negó, aceptó y allí estaba él, terminando de prepararse para llegar a tiempo a la velada. Optó por verse lo mas simple posible aunque de todas formas su atuendo parecía de que se había esforzado pese a todo, no quería que el otro joven se diera demasiada importancia pero al final no pudo evitarlo, y es mas, ya no tenía el tiempo para volverse a cambiar y tampoco tenía los ánimos de volver a hacerlo

Tras peinarse un poco para calmar los cabellos verdozos que se revolvían por haberse frotado con una toalla, completó su atuendo con un poco de colonia, lo usual, cogió su máscara tal como se la había mencionado a su acompañante, era simplemente negro, y liso, lo suficiente como para cubrir la necesidad que requería el evento y era el simple hecho de cubrir su rostro, aunque aún no entendía para qué. Gracias a la máscara tenía que llevar sus gafas en el bolsillo delantero de su chaqueta gris, curiosamente, su Item Lucky de ese día/noche era un par de gafas. Que conveniente, aunque tenía sus dudas sobre poder ver bien en el evento, esperaba que si.

A paso tranquilo cogió las llaves del auto que aún no regresaba (consideraba en comprarlo ya que lo usa demasiado) y aseguró su casa, yendo amenamente en el camino hasta donde la gran casa Lobbosco se extendía en su esplendor. Durante ese tiempo se cuestionaba todavía qué era lo que lo había llevado a todo esto, sabía de antemano que el chiquillo solo quería jugar con él en cuanto le había hecho la invitación, así que... ¿porqué aceptó, sabiendo esto? Lo cierto es que fue por un impulso, y eso era todo lo que sabía, pero por alguna razón esa respuesta no lo satisfacía tanto como quisiera. Dejó de pensar en ese tipo de cosas por el momento y solo se centró en el camino, no lo valía si aquello le hacía accidentarse a medio camino.

Una vez llegando, se dispuso a colocarse la máscara y una vez asegurado el vehículo, se adentró en la gran fiesta a paso casi inseguro, ni siquiera era capaz de ver tantas cosas gracias a la débil vista que poseía pero se armó de todo el control que pudiera hacer sobre la situación y no mostrarse tan afectado por esa pequeña desventaja. Anduvo a tientas por el salón durante un rato ya que iba con la cabeza ligeramente gacha, intentando ver por donde iba al no poder distinguir rostros a la distancia, esperanzado a que el joven pelinegro le encontrase pronto, si es que estaba allí. No quería pensar negativamente pero así era él la mayor parte del tiempo.

Llegó a una pared, suponiendo el otro extremo del salón en el cual se quedó allí de pie, saludando de pronto a quien le hablase ya que algunos conocían la discapacidad del profesor, la cual era algo obvia pero aún así pasaba desapercibida. Esperó un poco, lo prudente al creer que había llegado demasiado temprano, sin embargo, su mala sensación le indicaba que quizás no llegue pero quería engañarse creyendo que no lo dejarían plantado, ya que al final, aprendió a confiar en alguien, aunque un poco pero ya era algo.



{Of: lamento la tardanza >w<
la ropita de Midorima~ http://www.zerochan.net/1717736 }

Una amplia sonrisa se pintó en su rostro, sintió hasta que su mirada brillaba, estaba ansioso y feliz de poder desechar la idea de ser dejado plantado, sonrió animado y ansioso, no podía hacer más por ocultarlo aquella persona era única, algo extraña pero aun así las ganas de molestarle eran muy persistentes. Pero al ver que personas lo rodeaban decido empezar a rondar cerca, esperando que lo dejaran solo un momento y hay aria aparición.

Mientras miraba a su invitado, realmente se veía bien… aquel gris del traje le sentaba bien, además del suéter verde cuello de tortuga hacia resaltar sus ojos verdes; momento ¿Ojos verdes? ¿Dónde dejo las gafas? Aquello lo inquieto un poco, tenía la impresión leve de que su vista no era buena, además no le parecía el tipo de persona que usaba gafas solo por moda… así que todo sería solo suposiciones por parte de la pantera  y  hay estaba su oportunidad de acercarse al Profesor.

Le tomo del brazo y le sonrió –Pensé que no vendrías – le miro divertido, usando el tono animado que para algunos podría ser molesto, pero le había tomado cariño al peliverde en casi nada y de ahí sus ganas de molestar. Se acercó un poco más hasta quedar frente a frente, el antifaz le sentaba bien, era un muy lindo marco para sus ojos, Kazunari era detallista y siempre se fijaba en los detalles después de todo así era como evitaba meterse con las personas equivocadas, cuando vivía en las calles las cosas eran más fáciles, solo era sobrevivir; ahora estaba en un mundo que no conocía y en la cual no se sentía cómodo y solo pocas personas hasta la fecha solo dos era con quienes se sentía cómodo, entre ellos el peliverde.

-Me alegra que llegaras… - Meneo la cola en dos suaves movimientos algo lentos y prolongados, no era un perro, era un gato y no cualquier gato una pantera, aquel movimiento solo significaba ansiedad, pero Takao ignoraba si él era consciente de ello.

Miro otra vez a su alrededor y le sonrió como siempre –Nee~ ¿No tienes problemas por no usar las gafas? – cuestiono, intrigado… luego le miro con profundidad ¿Cómo si buscara algo?; Sin más se acercó al mayor, se puso un poco en la punta de los pies, y acerco su rostro al mayor buscando algo en sus ojos -¿No llevaras lentillas? – le pregunto sin alejarse, quería ver su reacción, soltó una pequeña risilla al no ver aquella line en sus pupilas - ¿Verdad?- Shintaro tenía un aroma agradable, su colonia o perfume le gustaba combinaba bien con el propio. Aún estaba más interesado en las reacciones de su profesor.

Estaba bastante bien con el hecho de haber asistido a la velada y haber conversado amenamente con algunos de sus conocidos, quien diría que medio mundo si no es que todos, estaban allí dentro y debía reconocerlo, habían tirado la casa por la ventana totalmente con aquella mascarada. Incluso había olvidado un poco la razón por la que se encontraba allí metido hasta que sintió como su brazo era aprisionado y una voz cantarina le saludaba, y se sorprendió en cuanto le escuchó hablar sobre su llegada, parece que él también tenía la misma sensación que él sobre el tema, vaya coincidencia.

Ambos quedaron uno frente al otro y aquello no hizo sino poner nervioso al profesor, aquella cercanía a la que no está acostumbrado siempre parece de lo mas normal cuando el azabache lo hacía, no parecía molestarle al otro ni ponerlo nervioso, al contrario, se le veía feliz y de lo mas tranquilo. Que envidia, en estos momentos el peliverde estaba de cierta forma incómodo pues no sabía como reaccionar, y no quería ser un incordio y decepcionar al joven, por lo que lo mas inteligente que se le ocurrió en aquellos momentos fue apartarlo un poco y ajustarse sus inexistentes gafas.

-Eso era lo que estaba pensando en estos momentos.

Contestó tranquilo y sinceramente, no iba a mentir con que su primer pensamiento al llegar era que debía reunirse con él, sin embargo tampoco se lo diría así porque si, ni que estuviese loco, lo mas sensato fue decir que su mayor preocupación en ese momento era que creía haber sido plantado y aunque no fue así, por lo menos ya tiene la plenitud de que estaba acompañado por quien le extendió la invitación.

Y por alguna razón, con la simple frase de "me alegra que llegaras" sintió un algo en su interior, o quizás eran cosas de su mente, pero se sintió d cierta forma alegre, ya que de todas las personas que habían allí, solo el azabache ha esperado a su llegada y le agradaba... tampoco él se podía quejar, le agradaba hasta cierto punto estar con el menor, le hostigaba la forma de ser de él, si, pero no era nada que no pudiera soportar con tal de tener una velada entretenida, con un chico que llegó de forma misteriosa e imprudente, pero bastante novedoso.

Despertó de su ensoñación en cuanto escuchó la pregunta sobre sus gafas, a buena hora se le vino a ocurrir preguntar y a buena hora se le ocurrió al peliverde olvidarlo, lo bueno era que estaba de pie en un lado sin hacer daños, sino ya estuviera besando el suelo.

-Ahora que mencionas... si, si tengo problemas ya que no puedo ver muy bien sin mis gafas, pero no podía usarlas al mismo tiempo que el antifaz. Un pequeño sacrificio por unas cuantas horas no me matará.

Si antes estaba algo nervioso, ahora lo estaba totalmente y no era para menos ya que Takao hizo un avance demasiado peligroso hacia su persona, se le acercó de forma alarmante y no parecía moverse para nada, como si con eso intentase provocarlo, y bien que le está resultando ya que el profesor no sabía qué hacer o a donde hacerse para salir del aprisionamiento invisible que ejercían sobre él... y si lo que buscaba era alejarlo a toda cosata, ¡¿porqué demonios le está sujetando?! Ah si, para evitar que se cayese por andar de puntillas, el peliverde reconocía sin problema alguno que su estatura era algo alta para una persona regular y temía que Kazunari se hiciese daño por andar haciendo el idiota, según Midorima, así que con sus manos tomó la cintura del chico, aún mas nervioso si era posible y así evitarle un mal rato con una caída.

-C-claro que no... yo, yo no llevo e-esas cosas. Son molestas.

Demonios, estaba tartamudeando como idiota, la repentina cercanía le estaba nublando el juicio y eso hacía que quisiera golpear a su alumno por atrevido o quiera salir corriendo de allí sin importarle que se golpee con cada cuanta cosa se encuentre en su camino, o en el camino de otros, lo que sea, lo que menos quería era verse vulnerable ya que él es el Gran Midorima Shintarou, experto en su materia y perfecto en lidiar con cualquier tipo de situación, no se vendría abajo solo porque el muchachito se le ocurrió desmoronarlo, aunque eso sea exactamente lo que estaba sucediendo; con que facilidad le desbarataba las defensas, debía ser bueno en ello pero el mayor tampoco se dejará intimidar. Veremos quien gana en esta noche.