The deep sound of your heart || PV Beth || +18
Idarion Terra :: Academia "Soffio Divino di Angel" :: Residencia de las Chicas :: Sengundo Piso :: Habitaciones
Página 1 de 1. • Comparte
The deep sound of your heart || PV Beth || +18
The deep sound of your hear
I just want to hear
Al fin estábamos reposando en el cuarto de Beth. Aun no podía creer por todo lo que habiamos pasado en un limite récord de tiempo. Y pensar que todo había sido culpa de su tio por ir hasta allí...me ponía enfermo. Que hubiera pasado de no haber ido? Algo dentro de mi se agitó y no dudó en abrazarla con fuerza contra mi pecho al estar ambos recostados en su cama descansando de tantas aventuras.
Habíamos regresado de aquel sitió en moto y una vez en la academia íbamos ido directamente a la enfermería sin perder tiempo por orden expresa de ambos al estar preocupados el uno por el otro en sobremanera. Pero como supuse no ocurría nada y ambos estábamos bien por lo que simplemente nos limpiaron las heridas y fiaron la torcedura del pié de Beth poniéndome a mi una venda en la cabeza por el fuerte golpe aunque realmente era molesto. No lo necesitaba.
Después de eso la había cargado en volandas a pesar de lo que hubiera dicho la enfermera del reposo. Había caminado con ella hasta su cuarto y la había dejado con cuidado sobre la cama para después tumbarme a su lado abrazándola contra mi.
Y allí estábamos, descansando tranquilamente medio dormidos.
Acaricié su pelo con cuidado aun con los ojos cerrados cuando de repente la presión de la banda en la cabeza comenzó a ser molesta por lo que la retiré dejándola sobre la almohada de la cama sin soltar a la castaña de entre mis brazos a la vez que contemplaba la puesta de sol por la ventana que tenía enfrente de mi-Beth…-susurré con cuidado su nombre por si se había quedado dormida acariciando su mejilla con delicadeza a la vez que la miraba reparando que sus ojos estaban cerrados y se ocultaba en mi pecho. Sonreí levemente al verla así por lo que me callé y volví a vislumbrar el paisaje sin querer molestarla. En verdad se veía igual que hacía años, igual que esa niña pequeña de la que me había enamorado locamente.
Al verla en aquel estado de completa paz le entró ternura y por lo bajo comentó a tatarear una nana que su madre en algún momento le cantó a él y que él en el pasado tantas veces le había cantado. Solo a ella.
No dejó de atenderla aun acariciando sus cabellos con lentitud aspirando su aroma tan cerca de él haciendo que volviera a cerrar los ojos. Porque todo era mucho mas complicado que antes? Porque no podían volver a ser niños cuando todo estaba bien? Cuando todos eran una familia? Ahora seguían siéndolo, pero cada vez eran menos, el circulo se reducía y eso era algo imperdonable para él quien se suponía tenía que haber protegido a todos por haberle salvado la vida aquel fatídico día.
De forma inconsciente la abracé con algo más de fuerza-no dejaré que te pase nada malo Beth, te lo prometo-juré a pesar de no saber si dormía o no depositando otro beso en su cabello tomando una de las hebras de este jugando un poco con esta entre mis dedos.
Estaba tan emocionado que ni si quiera podía dormir. Aunque todo había pasado y ahora eramos diferentes a como lo habíamos sido en el pasado al estar de esa manera con ella parecía que los años no habían pasado y que todo estaba como tenia que estar, que todo era como tenía que ser.
Era un alivio. Por primera vez en mucho tiempo podía sonreír desde el fondo de mi corazón. La amaba y siempre había sido así.
Todo estaba bien y nada podía estar mal si estaba junto a ella. Todo estaba calmado, casi parecía que flotásemos en aquel cuarto que poco a poco se volvía cada vez mas etéreo y desaparecía bajo nuestros pies mientras que sujetaba su figura entre mis brazos sin poder separar mi cuerpo del suyo. No podía evitar que no me gustara, todo su conjunto era inmejorable. Acaso alguna vez había creado alguien algo tan perfecto? Aun podía sentir como su corazón latía fuerte contra el mio. Podía sentir como me invadía por completo, como se adueñaba de mi aunque no lo quisiera, aunque nunca lo hubiera buscado, pero así había ocurrido y estaba bien para mi, pues jamás hubiese sido mejor. La quería y todo estaba bien, todo estaría bien porque así debía ser, el destino nos había llamado. Ese hilo rojo del destino que creía roto hacía tanto se había restablecido y me unía a Beth, mi otra mitad. La que faltaba.
Nadie la borraría de mi mente pues ella había sido mi primer amor y eso nadie podría cambiarlo. Su amor era tan intenso, tan fuerte que quemaba, pero estaba dispuesto a consumirme si así era preciso para estar a su lado.
No dejaría que nada le ocurriera, esta vez si alguien debía morir sería yo. No dejaría que nada malo le pasara a ella. Ni si quiera ella misma, no dejaría que implosionara, porque yo me quedaría a su lado. La amaría como nadie nunca la había amado. Ella sería mi mundo, el centro de mi universo.
Llenaría todo mi ser de esa pequeña pero gran persona que era Beth y solo pensaría en ella, en hacerla feliz, en que nunca volviera a derramar esas lagrimas que tantas veces habían recorrido sus mejillas, a no ser que fuera estrictamente necesario para aliviar su dolor. La haría feliz, ella sería la luz y yo su oscuridad. Sería el manto de su día que daría paso a su noche donde la cuidaría de sus pesadillas. No estaría sola nunca mas.
Esas cicatrices que tenía por heridas pasadas yo las curaría mientras ella se tapaba el rostro y lloraba diciendo que estaba bien cuando yo sabía que era una mentira y la abrazaba con fuerza.
Acariciando su rostro y como una solemne problema susurré cerca de su oído-esta es la última noche que vas a estar sola, solo mirame y deja que vea todos tus miedos ocultos pues yo estaré a tu lado en todo momento, en cualquier lugar donde tu estés-la abracé con fuerza sin querer dejarla ir acariciando su cabello-seré todo lo que necesites que sea y te protegeré incluso de ti misma, a quien tanto temes-apoyé mi frente contra la suya cerrando los ojos dejándome llevar por su candor. Sentía que nadie la conocía mejor que yo.
Por mucho tiempo que pases con una persona si no conoces lo que hay al fondo de su corazón, sus mayores miedos, no te conocen, solo es una fachada exterior. Una mascara sonriente de fríos y pérfidos engaños bien hilados-esta será la última noche que estés lejos de mi porque estoy aquí y ya no estarás sola jamas...-susurré volviendo besándola lentamente con cuidado de no despertarla, para luego separarme y volver a sonreirle de manera radiante tal y como se merecía.
Sabía que las noches podían llegar a ser muy largas cuando todo iba mal, por eso tomaría su mano en la oscuridad y la sostendría durante toda la noche-no dejaré que digas adiós a todo, no dejaré que el te destruyas, yo seré tu razón y tu porque-continué presionándola contra mi cálido pecho que solo ardía por ella-solo para que te mantengas a flote y sigas brillando con ese intenso sol en el cielo-mi sonrisa no se borró en ningún momento.
Estaba seguro de mis palabras. Las cumpliría y haría que todos sus sueños se volvieran realidad.
En ese mundo y en el siguiente.
Última edición por Zero Kiryuu el Mar Jun 07, 2016 5:01 pm, editado 2 veces
Zero Kiryuu
Mensajes :
30
Re: The deep sound of your heart || PV Beth || +18
Habíamos regresado finalmente a la dichosa academia, aquella que siempre había resultado para mí, más que una institución del saber, una eterna prisión que terminaría ahogándome lentamente. Aquella sensación de asfixia siempre me había invadido cuando miraba sus altas y sofisticadas puertas, bordeadas de imponentes muros, a lo lejos. Pero hoy había sido diferente, aquel lugar tan amenazante días anteriores, hoy me resultaba de lo más cotidiano e insignificante. Ya no sería mi prisión, no más... Ahora se convertiría en mi escenario, siempre y cuando Zero se mantuviera a mi lado así sería. Por insistencia mía hacia él, y de él hacia mí, nos habíamos dirigido a la enfermería para ser atendidos. Yo no necesitaba ser revisada, me encontraba perfectamente... Al menos no había sido yo la que había quedado inconsciente a mitad de la nada, provocando sustos de muerte. Por supuesto, no estaba del humor necesario para guerrar contra el albino, por lo que me dejé atender justo después de que a él le revisaran las lesiones de la cabeza. Aquello era mucho más apremiante, se viera por donde se viera. Después de aquello, nos dirigimos hacia nuestros aposentos donde decidimos rescotarnos en mi cama de dosel.
Por más feliz que me encontrara en aquellos momentos, una parte en mí, mínima, me decía que algo no iba del todo bien, que las cosas estaban sucediendo demasiado rápido. ¿Acaso aquellas serían las típicas dudas de cualquier enamorada una vez que ha conseguido estar junto al ser querido? No estaba segura, aquel terreno era totalmente nuevo y desconocido para mí. Tenía tantas preguntas que temía que estas no pudieran ser respondidas con el tiempo; a mi mente le costaba mucho asimilar los nuevos cambios. Siempre había actuado como la chica ruda que no necesitaba de nadie, pero ahora demostrar aquella debilidad que habita en mí me resultaba... sumamente difícil de hacer. Quería estar con Zero, de esa decisión jamás dudaría ni me arrepentiría. Lo amaba, pero una vez que habíamos cruzado esa brecha que todos aquellos años nos había separado y mantenido seguros de sí mismo; los recuerdos no hacían más que invadir mi mente sin orden ni autorización. Épocas en las que fuimos niños sumamente felices, unidos, riendo, jurándonos amistad eterna... ¿Qué había pasado para que todo aquello se quebrara? Desde aquel fatídico día nada había vuelto a ser lo mismo, aquel lazo que nos había unido se rompió sin misericordía... Y yo tuve que refugiarme de mi propio dolor, sola. Era inevitable que la nostalgía, melancolía y el sufrimiento que causan las roptura y el cambio de los acontecimientos no asaltaran mi mente a la menor oportunidad. Aceptar querer estar con Zero había significado de igual manera hacerle frente al pasado... Y era un enorme paso del cual aún me encontraba insegura de poder librar exitosamente. Dolía... dolía recordar, y más aún dolía comparar al actual Zero con el que alguna vez yo conocí...
Nada podía ser igual, absolutamente nada. Tenía que hacerme a la idea de ello. Pero aún así, dolía...
No supe cuándo ni cómo fue que me quedé dormida en la comodidad y el calor de los brazos de mi compañero, pero para cuando abrí nuevamente los ojos, perezosamente, la tenue luz del final del atardecer sumergía en sombras la habitación en la que nos encontrábamos. Por un momento mi corazón se detuvo, temerosa de despertar y percatarme que nada de aquello había sucedido realmente y que de nuevo estaría sola. Pero no fue así, el tibio cuerpo de Zero estaba junto al mío, brindándome la seguridad que necesitaba para seguir adelante. Cerré los ojos una vez más, con una sutil sonrisa adornando mis labios. Ya lo había perdido una vez más, no permitiría que se fuera de mi lado una vez más... O yo terminaría hecha pedazos en el proceso. ¿Era posible sentir tanta tranquilidad? ¿No era un pecado por el cual después sería castigada? De ser así... no importaba, por Zero, estaba dispuesta a enfrentarme al mismo demonio.
-¿Sabes? -musité quedamente, con voz suave y ligeramente adormilada- Sentí que me hablabas entre sueños... ¿Fue así? -alcé mis ojos para mirarle al rostro, y llevé un par de dedos a mis labios, allí donde sentía que había sido besada mientras dormía- Aún puedo percibir tu sabor... -estiré mi cuello para reclamar los labios ajenos con los míos, deseando saborear una vez más esa calidez que sólo él me podía brindar con sus besos. Me retiré sólo un par de centímetros para verle al rostro y uní mi frente con la de él. Pude sentir su aliento sobre mi piel- Dime, Zero... ¿Está bien que sintamos tanta felicidad? -la duda apareció en mis ojos. Hubiera querido guardar mis temores para mí misma, pero una vez abierto mi corazón era imposible ocultarle cosas a él- Hemos sufrido tanto que... llegó un punto en que creí que mi destino sería estar sola...
No podría aguantar si él se marchaba de mi lado una vez más, sería una herida que jamás podría resistir. Moriría, tal cual como debí hacerlo en el día en que mis padres fueron asesinados.
Por más feliz que me encontrara en aquellos momentos, una parte en mí, mínima, me decía que algo no iba del todo bien, que las cosas estaban sucediendo demasiado rápido. ¿Acaso aquellas serían las típicas dudas de cualquier enamorada una vez que ha conseguido estar junto al ser querido? No estaba segura, aquel terreno era totalmente nuevo y desconocido para mí. Tenía tantas preguntas que temía que estas no pudieran ser respondidas con el tiempo; a mi mente le costaba mucho asimilar los nuevos cambios. Siempre había actuado como la chica ruda que no necesitaba de nadie, pero ahora demostrar aquella debilidad que habita en mí me resultaba... sumamente difícil de hacer. Quería estar con Zero, de esa decisión jamás dudaría ni me arrepentiría. Lo amaba, pero una vez que habíamos cruzado esa brecha que todos aquellos años nos había separado y mantenido seguros de sí mismo; los recuerdos no hacían más que invadir mi mente sin orden ni autorización. Épocas en las que fuimos niños sumamente felices, unidos, riendo, jurándonos amistad eterna... ¿Qué había pasado para que todo aquello se quebrara? Desde aquel fatídico día nada había vuelto a ser lo mismo, aquel lazo que nos había unido se rompió sin misericordía... Y yo tuve que refugiarme de mi propio dolor, sola. Era inevitable que la nostalgía, melancolía y el sufrimiento que causan las roptura y el cambio de los acontecimientos no asaltaran mi mente a la menor oportunidad. Aceptar querer estar con Zero había significado de igual manera hacerle frente al pasado... Y era un enorme paso del cual aún me encontraba insegura de poder librar exitosamente. Dolía... dolía recordar, y más aún dolía comparar al actual Zero con el que alguna vez yo conocí...
Nada podía ser igual, absolutamente nada. Tenía que hacerme a la idea de ello. Pero aún así, dolía...
No supe cuándo ni cómo fue que me quedé dormida en la comodidad y el calor de los brazos de mi compañero, pero para cuando abrí nuevamente los ojos, perezosamente, la tenue luz del final del atardecer sumergía en sombras la habitación en la que nos encontrábamos. Por un momento mi corazón se detuvo, temerosa de despertar y percatarme que nada de aquello había sucedido realmente y que de nuevo estaría sola. Pero no fue así, el tibio cuerpo de Zero estaba junto al mío, brindándome la seguridad que necesitaba para seguir adelante. Cerré los ojos una vez más, con una sutil sonrisa adornando mis labios. Ya lo había perdido una vez más, no permitiría que se fuera de mi lado una vez más... O yo terminaría hecha pedazos en el proceso. ¿Era posible sentir tanta tranquilidad? ¿No era un pecado por el cual después sería castigada? De ser así... no importaba, por Zero, estaba dispuesta a enfrentarme al mismo demonio.
-¿Sabes? -musité quedamente, con voz suave y ligeramente adormilada- Sentí que me hablabas entre sueños... ¿Fue así? -alcé mis ojos para mirarle al rostro, y llevé un par de dedos a mis labios, allí donde sentía que había sido besada mientras dormía- Aún puedo percibir tu sabor... -estiré mi cuello para reclamar los labios ajenos con los míos, deseando saborear una vez más esa calidez que sólo él me podía brindar con sus besos. Me retiré sólo un par de centímetros para verle al rostro y uní mi frente con la de él. Pude sentir su aliento sobre mi piel- Dime, Zero... ¿Está bien que sintamos tanta felicidad? -la duda apareció en mis ojos. Hubiera querido guardar mis temores para mí misma, pero una vez abierto mi corazón era imposible ocultarle cosas a él- Hemos sufrido tanto que... llegó un punto en que creí que mi destino sería estar sola...
No podría aguantar si él se marchaba de mi lado una vez más, sería una herida que jamás podría resistir. Moriría, tal cual como debí hacerlo en el día en que mis padres fueron asesinados.
Erzsébet Holdfény
Mensajes :
36
Re: The deep sound of your heart || PV Beth || +18
The deep sound of your hear
I just want to hear
No podía dejar de observar su rostro dormido. Era realmente bella, era Beth, no había otro modo de explicarlo para mi. Solo tenía ojos para ella, en todos aquellos años solo la había visto a ella, nunca había nadie más, y aun así sentía que no era suficiente después de todo lo que le había hecho. Si quiera rendirle pleitesía como una dios que era me salvaría del infierno. No me merecía nada de lo que tenia y menos estar con ella. Pero aun así alguien me lo había concedido.
Momentos después sus grandes ojos se abrieron y solo pude pensar en que la había despertado haciendo que me pusiera algo serio-te desperté?-pregunté muy bajo al verla de aquel modo tan adormecida pasando mi mano lentamente por su cabello-si, te hable…-susurré en voz queda para no despertarla del todo-vamos...vuelve a dormir…-dije a la vez que sentía como acariciaba mis labios dándome la tentación de morderlos suavemente con mis labios, no obstante me contuve y solo la dejé hacer correspondiendo a su beso momentos después pegándola un poco más a mi cuerpo.
Pero su pregunta me preocupó haciendo que de nuevo mis sospechas volvieran-no lo se Beth…[/b]-reconocí ante la chica abrazándola más fuerte por unos momentos-pero no quiero que pienses que estarías sola, estoy seguro de que hubieras encontrado a alguien para ti-sonrió levemente-aun si eso no era yo…-dije por lo bajo algo triste al pensar en ello volviendo a acariciar su cabello-pero no importa lo que pudo haber sido o si esta bien o mal…-me mostré con determinación-lo único que importa ahora es que estemos juntos, aquí, ahora...eso es lo único importante-sonreí levemente para inspirarle confianza en mis palabras.
Mis labios volvieron a besarla suavemente-vamos, vuelve a dormir te ves cansada-acaricié su espalda sin poder dejar de tocarla o hacerle mimos para que estuviera lo más cómoda a mi lado disfrutando de aquel momento-hacia demasiado tiempo que no estábamos así...cuantos años?-pregunté aunque podía recordarlo como si fuese ayer-demasiados-respondí con tristeza-pero nunca más volveré a separarme de ti Beth, te lo prometo-besé su frente-sabes?-apoyé mi cabeza sobre la de ella como protegiéndola bajo mi mentón-nunca me fui de tu lado aunque eso fue lo que pareció, pero nunca llegué a irme…-susurré muy bajo intentando que con el sonido de mi voz se fuese durmiendo-siempre estuve tras de ti cuidando que nada te pasara…no voy a permitir que te pase nada…-repetí a pesar de sonar repetitivo-no otra vez...no dejaré que vuelva a suceder-recordé lo que había pasado con sus padres haciendo que cerrara los ojos intentando borrar toda aquella sangre de mi mente. Esa sangre que bañaba todos y cada uno de mis recuerdos. Esa sangre que tanto deseaba y que Beth me ponía tan cerca haciendo que mis ojos pareciesen arder deseando morderla, succionando toda su sangre hasta dejarla completamente seca.
Mis manos poco a poco llegaron hasta la cadera de ella acariciándola con cuidado sin querer pasar esa limite, ya estaba fantaseando demasiado con matarla cuando mi deber era protegerla y amarla desde el momento en que había decidido dejarme ir ocultándole de manera definitiva todo lo que era, todo lo que ella odiaba-Beth…-volví a llamarla por lo bajo-crees que podrías odiarme? Me odias? Me odiaste?-ahora me asaltaban a mi las dudas, pero negué callándome. No debía atosigarla con esas preguntas cuando le había instado a dormir y relajarse-olvidalo...perdona...solo me puse nervioso-dije por lo bajo-solo descansa, tenemos todo el tiempo del mundo para hablar…-besé de nuevo su frente y cuando estaba todo bien mi móvil sonó retumbando por toda la habitación.
Intenté ignorarlo por el bien de la castaña, pero al final me vi en la obliga de cogerlo para que aquella molesta canción parase-si?-contesté escuchando la asquerosa voz que se arrastraba en as sombras al otro lado del teléfono. Porque no había mirado si quiera el numero?
Mi rostro se ensombreció pero no podía decir nada en contra de aquel tipo teniendo a Beth tan cerca de mi para escuchar toda la conversación que estábamos manteniendo-si, estamos bien, no hacia falta que llamaras…-dije con los dientes apretados mordiéndome la lengua para evitar saltarle a la yugular a aquel impresentable traidor-que si estoy con ella?-se sorprendió por eso pregunta-claro, debo protegerla, por eso existo no?-inquirí de malas maneras sin poder contenerme mucho más hasta que su tío pidió hablar con la heredera de la fortuna-claro…-dije por lo bajo cerrando los ojos apartando el teléfono de mi oreja tendiéndoselo a ella-es tu tío-dije por lo bajo sin muchas ganas de que ellos dos hablaran por lo que una vez ella tomo el teléfono la abracé con mas fuerza contra mi, como si estuviera celoso porque hablara con su tío-cuelga…-susurré sobre su oído pudiendo escuchar como su tío intentaba fingir preocupación por lo ocurrido ya que le habían avisado en la academia de nuestro problema.
Le robé un beso a Beth prolongándolo mas de la cuenta haciendo un gran silencio entre ella y su familiar quien pensaba que la llamada se había cortado-cuelga-volví a repetir sobre sus labios para después bajar los besos por su cuello sintiendo como en mi interior algo de descontrolaba volviéndose mas animal por la rabia que sentía ante aquel sujeto-cuelga…-repetí sin dejar de lamer y marcar su cuello como si fuera un adolescente posesivo queriendo indicar que ella era mía y de nadie más-porfavor…-dije por lo bajo reclamando atención por parte de ella.
Ni si quiera sabia como podía hablar con su tío, aunque la verdad es que ella no tenia ni idea de lo que este había hecho y tal vez nunca lo sabría si no quería que descubriera mi gran secreto que incluso a ella le ocultaba a pesar de haber jurado no tener secretos entre nosotros.
Be mine forever even if I lie,
because I know that you couldn't stand the truth.
because I know that you couldn't stand the truth.
Zero Kiryuu
Mensajes :
30
Re: The deep sound of your heart || PV Beth || +18
Mi ceño se frunció ligeramente, mas no por el enfado sino a modo de silencioso reproche ante sus insistencias de volver a dormir. Cierto era que me sentía un poco agotada y que unas horas más de sueño no me cairían nada mal, pero prefería mil veces estar despierta y con él a cualquier otra cosa.
-No tengo sueño -mentí y recibí una vez más sus labios, gustosa- prefiero estar así, contigo... -susurré sobre él, acariciando con mis dedos el punto sensible de su cuello al hacerlo. No iba a separarme de él por nada del mundo, sin importar lo que el albino pudiera decir. Ni siquiera me tomé la molestia de contradecirle, sólo le miré de mala manera cuando hizo aquella insinuación tan desagradable. Jamás iba a querer otro que no fuera él, ¿por qué no podía entenderlo? Estábamos hechos para estar juntos, unidos por un lazo que ninguno de los dos podría romper aún si así lo desearamos... Y al menos de mi parte jamás desearía semejante cosa. No, no podría... el sólo hecho de pensar vivir un día sin él era lo suficientemente doloroso como para perder la capacidad de respirar. Le besé con urgencia y aprehensión, deseando borrar de la mente contraria cualquier clase de pensamiento semejante a ese. "Eres tú o nadie, entiéndelo ya" quise decirle con mis besos y caricias, las cuales no se detuvieron en su cuello sino que juguetonamente fueron descendiendo... para finalmente abrazarle con fuerza a su cintura, con el infantil temor de que, si me dormía, al despertar él ya no estaría allí. Él no sólo significaba mi amigo de la infancia, sino que era algo mucho más profundo y trascendental que eso. Podría sonar cursi, pero era mi todo.
Me acurruqué contra su torso, cerrando los ojos pero negándome a quedarme dormida, sino completamente dispuesta a sentir su calor y caricias, de escucharle hablar eternamente de ser necesario. Porque lo quería todo de él, y mientras así fuera ya nada más importaba.
Fuera de todo pronóstico y deseo, a punto estuve una vez más de sucumbir ante la dulce inconsciencia del sueño, pero aquella pregunta por parte de Zero me trajo de golpe al presente. Abrí los ojos castaños y giré rápidamente mi rostro hacia él, deseando descubrir la clase de expresión que el otro había mostrado a la hora de cuestionarme aquello. ¿Odiarlo? ¿De dónde sacaba eso? Yo nunca lo había odiado...
-¿Por qué dices eso, Zero? -pregunté con intriga y a la vez temor. No deseaba que esa clase de pensamientos cruzaran su mente, que nublaran aquel maravilloso sentimiento que nos profesábamos mutuamente. No, nada podía mancillar aquella dicha que tanto esfuerzo y sufrimiento me había costado. Escondí mi rostro en su torso, aferrándome a su camisa con más fuerza de la debida- no quiero que vuelvas a decir algo así, ¿de acuerdo? Júrame que no volverás a insinuarlo siquiera, porque no permitiré que tengas esa clase de dudas, me encargaré de borrarlas una a una.
¿Cómo podría odiarle? No, nunca lo había hecho... aquel desprecio profesado hacia su persona tras la muerte de mis padres no fue más que un síntoma ante la idea de haber perdido a mi mejor amigo para siempre, una muda queja por su actitud distante y... y por no estar allí para mí como antes. Una ira contenida que siempre fue volcada hacia él, pero que en realidad la verdadera destinataria de la misma no era otra salvo yo, con miles de temores remordiéndome la consciencia ante la posible idea de que, muy probablemente, había sido yo y sólo yo la causante de todas aquellas tragedias. Porque no fui lo suficientemente fuerte para salvar a mis padres, y porque algo mal estuvo en mí para que el de ojos violetas se alejara y dejara de ser el que era antes... No, él no era el responsable de esos intensos sentimientos, estos sólo eran causa de mis propios miedos.
-Por favor, no vuelvas a decirlo... -musité entre dientes, conteniendo el temblor de mi cuerpo.
Un pesado silencio invadió la estancia hasta que fue interrumpido por el timbre del celular de Zero. Por un momento decidí ignorarlo, al igual que hacía su propietario, pero al ser ya el sonido insistente, alcé el rostro para encontrarme con la mirada del peliplateado, quien terminó por coger el móvil y atender a la llamada. Me mantuve en silencio, serena, mientras esta se efectuaba... pero me fue imposible no fruncr el ceño cuando descubrí de quién se trataba. No era necesario nada más que ver la reacción de mi compañero y la opaca, pero bastante audible, voz grave al otro lado de la línea para descubrir su identidad. Desvié la mirada, disgustada ante la impertinencia del adulto, ¿cómo osaba en interrumpirnos? Incluso estando lejos resultaba ser todo un incordio...
Aunque no deseaba hablar con él, me vi obligada a hacerlo... Aún si me disgustara la idea, él seguía siendo mi tutor hasta que yo no cumpliera los veintiún años.
-¿Diga? -musité con un notorio matiz de desagrado en la voz, mirando de reojo a mi sirviente, que no hacía otra cosa más que distraerme con sus deliciosas caricias y con aquella petición a la que estuve muy tentada de realizar a la menor oportunidad, pero la que tuve que permitir que se repitiera varias veces más al no tener la posibilidad de darle el cortón a mi familiar. Una sonrisa irónica atravesó mi rostro cuando el hombre mostró su 'sincera' preocupación por mi bienestar- No te preocupes, estoy perfectamente gracias a Zero... -mascullé entre dientes, antes de que mis labios fueran reclamados por los ajenos. Tuve que ahogar un gemido de sorpresa y deleite ante tan inesperada acción. Mi tío se tuvo que conformar con varios segundos de silencio, reclamándome sobre mis acciones para no contestarle con prontitud- estoy aquí, ¿qué quieres? -inquirí al fin, con el aliento ligeramente agitado. Me mordí el labio con fuerza, haciendo que este sangrara, para ahogar una nueva exclamación de placer- no te incumbe, dime qué quieres, tío -parpadeé un par de veces, incrédula, ante la demanda que soltó a continuación- ¿Para qué quieres eso? ¿Y porqué no quieres que le diga? -cuestioné, dudosa y mostrando ligera rigidez en mi cuerpo ante lo inusitado de todo aquello. Claro, sabía que me iba a sacar en cara, una vez más, que él era mi tutor y que debía obedecerle sin cuestionar. Como si no lo tuviera ya demasiado presente- De acuerdo, mañana allí estaré... Buenas noches, tío -y sin darle oportunidad a réplica, colgué.
Volteé a ver a Zero, quien en todo este rato había estado demandando atención, y le miré de forma juguetona, saboreando la sangre que brotaba a modo de hilillo de la pequeña herida hecha por mí. Dejé el celular descuidadamente a un lado de nosotros y fui a reclamar sus labios nuevamente, con voracidad, y rodeando con fuerza su cuello con mis brazos.
Lástima, él deseaba que durmiera... más despierta no podía estar, no después de tan sutiles insinuaciones por parte del ojivioleta.
-No tengo sueño -mentí y recibí una vez más sus labios, gustosa- prefiero estar así, contigo... -susurré sobre él, acariciando con mis dedos el punto sensible de su cuello al hacerlo. No iba a separarme de él por nada del mundo, sin importar lo que el albino pudiera decir. Ni siquiera me tomé la molestia de contradecirle, sólo le miré de mala manera cuando hizo aquella insinuación tan desagradable. Jamás iba a querer otro que no fuera él, ¿por qué no podía entenderlo? Estábamos hechos para estar juntos, unidos por un lazo que ninguno de los dos podría romper aún si así lo desearamos... Y al menos de mi parte jamás desearía semejante cosa. No, no podría... el sólo hecho de pensar vivir un día sin él era lo suficientemente doloroso como para perder la capacidad de respirar. Le besé con urgencia y aprehensión, deseando borrar de la mente contraria cualquier clase de pensamiento semejante a ese. "Eres tú o nadie, entiéndelo ya" quise decirle con mis besos y caricias, las cuales no se detuvieron en su cuello sino que juguetonamente fueron descendiendo... para finalmente abrazarle con fuerza a su cintura, con el infantil temor de que, si me dormía, al despertar él ya no estaría allí. Él no sólo significaba mi amigo de la infancia, sino que era algo mucho más profundo y trascendental que eso. Podría sonar cursi, pero era mi todo.
Me acurruqué contra su torso, cerrando los ojos pero negándome a quedarme dormida, sino completamente dispuesta a sentir su calor y caricias, de escucharle hablar eternamente de ser necesario. Porque lo quería todo de él, y mientras así fuera ya nada más importaba.
Fuera de todo pronóstico y deseo, a punto estuve una vez más de sucumbir ante la dulce inconsciencia del sueño, pero aquella pregunta por parte de Zero me trajo de golpe al presente. Abrí los ojos castaños y giré rápidamente mi rostro hacia él, deseando descubrir la clase de expresión que el otro había mostrado a la hora de cuestionarme aquello. ¿Odiarlo? ¿De dónde sacaba eso? Yo nunca lo había odiado...
-¿Por qué dices eso, Zero? -pregunté con intriga y a la vez temor. No deseaba que esa clase de pensamientos cruzaran su mente, que nublaran aquel maravilloso sentimiento que nos profesábamos mutuamente. No, nada podía mancillar aquella dicha que tanto esfuerzo y sufrimiento me había costado. Escondí mi rostro en su torso, aferrándome a su camisa con más fuerza de la debida- no quiero que vuelvas a decir algo así, ¿de acuerdo? Júrame que no volverás a insinuarlo siquiera, porque no permitiré que tengas esa clase de dudas, me encargaré de borrarlas una a una.
¿Cómo podría odiarle? No, nunca lo había hecho... aquel desprecio profesado hacia su persona tras la muerte de mis padres no fue más que un síntoma ante la idea de haber perdido a mi mejor amigo para siempre, una muda queja por su actitud distante y... y por no estar allí para mí como antes. Una ira contenida que siempre fue volcada hacia él, pero que en realidad la verdadera destinataria de la misma no era otra salvo yo, con miles de temores remordiéndome la consciencia ante la posible idea de que, muy probablemente, había sido yo y sólo yo la causante de todas aquellas tragedias. Porque no fui lo suficientemente fuerte para salvar a mis padres, y porque algo mal estuvo en mí para que el de ojos violetas se alejara y dejara de ser el que era antes... No, él no era el responsable de esos intensos sentimientos, estos sólo eran causa de mis propios miedos.
-Por favor, no vuelvas a decirlo... -musité entre dientes, conteniendo el temblor de mi cuerpo.
Un pesado silencio invadió la estancia hasta que fue interrumpido por el timbre del celular de Zero. Por un momento decidí ignorarlo, al igual que hacía su propietario, pero al ser ya el sonido insistente, alcé el rostro para encontrarme con la mirada del peliplateado, quien terminó por coger el móvil y atender a la llamada. Me mantuve en silencio, serena, mientras esta se efectuaba... pero me fue imposible no fruncr el ceño cuando descubrí de quién se trataba. No era necesario nada más que ver la reacción de mi compañero y la opaca, pero bastante audible, voz grave al otro lado de la línea para descubrir su identidad. Desvié la mirada, disgustada ante la impertinencia del adulto, ¿cómo osaba en interrumpirnos? Incluso estando lejos resultaba ser todo un incordio...
Aunque no deseaba hablar con él, me vi obligada a hacerlo... Aún si me disgustara la idea, él seguía siendo mi tutor hasta que yo no cumpliera los veintiún años.
-¿Diga? -musité con un notorio matiz de desagrado en la voz, mirando de reojo a mi sirviente, que no hacía otra cosa más que distraerme con sus deliciosas caricias y con aquella petición a la que estuve muy tentada de realizar a la menor oportunidad, pero la que tuve que permitir que se repitiera varias veces más al no tener la posibilidad de darle el cortón a mi familiar. Una sonrisa irónica atravesó mi rostro cuando el hombre mostró su 'sincera' preocupación por mi bienestar- No te preocupes, estoy perfectamente gracias a Zero... -mascullé entre dientes, antes de que mis labios fueran reclamados por los ajenos. Tuve que ahogar un gemido de sorpresa y deleite ante tan inesperada acción. Mi tío se tuvo que conformar con varios segundos de silencio, reclamándome sobre mis acciones para no contestarle con prontitud- estoy aquí, ¿qué quieres? -inquirí al fin, con el aliento ligeramente agitado. Me mordí el labio con fuerza, haciendo que este sangrara, para ahogar una nueva exclamación de placer- no te incumbe, dime qué quieres, tío -parpadeé un par de veces, incrédula, ante la demanda que soltó a continuación- ¿Para qué quieres eso? ¿Y porqué no quieres que le diga? -cuestioné, dudosa y mostrando ligera rigidez en mi cuerpo ante lo inusitado de todo aquello. Claro, sabía que me iba a sacar en cara, una vez más, que él era mi tutor y que debía obedecerle sin cuestionar. Como si no lo tuviera ya demasiado presente- De acuerdo, mañana allí estaré... Buenas noches, tío -y sin darle oportunidad a réplica, colgué.
Volteé a ver a Zero, quien en todo este rato había estado demandando atención, y le miré de forma juguetona, saboreando la sangre que brotaba a modo de hilillo de la pequeña herida hecha por mí. Dejé el celular descuidadamente a un lado de nosotros y fui a reclamar sus labios nuevamente, con voracidad, y rodeando con fuerza su cuello con mis brazos.
Lástima, él deseaba que durmiera... más despierta no podía estar, no después de tan sutiles insinuaciones por parte del ojivioleta.
Erzsébet Holdfény
Mensajes :
36
Re: The deep sound of your heart || PV Beth || +18
The deep sound of your hear
I just want to heart
Había sido una estupidez decir aquello, solo había conseguido preocuparla más. Lentamente acaricié su rostro depositando un cálido y pequeño beso en la punta de su respingona nariz-vamos, no te preocupes, solo fue una tontería de las mías ya lo sabes…-sonreí levemente intentando ocultar la verdad tras esas palabras de amabilidad ya que no deseaba ver aquel ceño fruncido nunca. Aunque sabía que probablemente aquella mentira empañara de grandes lagrimas sus ojos seguido de fuertes gritos y un gran “te odio” o algo mucho peor que me rompería por completo solo por continuar guardando el secreto de la verdadera identidad del asesino de sus padres que lo manejaba todo de las sombras con hilos cual titiritero hace con sus marionetas, yo-lo juro-dije por lo bajo tomando sus manos para que se quedara mas tranquila-pero por favor borra esa arruga tan fea de tu cara-dije esta vez besando sus labios para después dejarla hablar por teléfono con aquella persona a la que ambos tanto detestábamos pero de formas diferentes. Yo solo quería verlo muerto, Beth tan solo lejos.
Mientras hablaba con su tío yo continuaba insistiendo en que solo me hiciera caso a mi y aunque en parte lo conseguía por mis insistentes distracciones no era suficiente para que ella colgara el teléfono. Fue en ese momento cuando el olor de la sangre me llamó y el verla en su labio me contuve sintiendo como todos mis músculos se tensaban dispuesto a abalanzarme sobre ella. Pero resistí, solo hasta que ella colgó el teléfono despidiéndose de su tío con muchas preguntas que quería que fueran contestadas. Más no pude decir nada porque sus labios sellaron los míos ara después devorarlos con fuerza e intensidad sin que pudiera negarme a la vez que introducía mi lengua dentro de su boca explorando su cavidad para después comenzar un frenético baile entre nuestras leguas intercambiando saliva hasta que el aire en nuestros pulmones empezó a quemar. Lentamente me separé y sin casi tomar tiempo para respirar atrapé su labio inferior sorbiendo de aquel aquella pequeña herida, exprimiendo al máximo aquel liquido carmesí del cual ya llevaba impreso el sabor en mis labios queriendo que solo ansiara más y más. Podría llegar a descontrolarme como una de esas criaturas milenarias de los cuentos llamados vampiros?
Mis manos comenzaron a recorrer todo su cuerpo comenzando por sus muslos subiendo lentamente por toda su anatomía hasta sus hombros para después volver a bajar masajeando sus glúteos y de nuevo volviendo a subir hasta sus caderas elevando su falda dejando al descubierto su ropa interior y sus calcetines altos. Acaricié con fuerza aquella zona para después dirigirme a su vientre, a pesar de que ella estuviese sobre mi, intentando no bajar demasiado la mano por el momento, aunque la lujuria y el placer de la sangre me consumía en aquellos momentos en los que volví a besarla pudiendo aun notar rastros de aquel liquido en su boca.
Pero tuve que separarme y calmar mi respiración que se había agitado demasiado. Miré sus grandes ojos castaños y luego cerré los míos intentando calmar aquel ansia inicial-Beth…-dije su nombre en un suspiro-a donde iras mañana? Porque tu tío no quería que lo supiera? Sabes que no te dejare ir sola-dije intentando ponerme serio con ello a pesar del calentón del momento que no podía parar a pesar de lo importante que me pareciera aquello.
Sin pensar la voleé dejándola bajo mi cuerpo haciendo que separara las piernas metiendo una de las mías entre las suyas pegando mi rodilla a su intimidad comenzando a moverla con insistencia mientras que mis labios abandonaban su rostro comenzando a besar su cuello con delicadeza convirtiéndose poco a poco en algo mas lascivo entre lametazos y mordiscos marcando aquella nívea piel que tanto había deseado por años.
No podía, mi mente no funcionaba con claridad, no priorizaba, solo podía sucumbir a mis deseos mas animales aunque acabara por arrepentirme después por no haber insistido mas con mis preguntas a las cuales, tal vez, Beth contestaría sin decirme nada claro haciendo que después de aquello ya hubiera olvidado todo aquello al despreocuparme. Pero no podía olvidar aquello, esta vez no podía, no debía, si no como podría considerarme su sirviente? Debía protegerla en todo momento sin importar nada mas que ella, eso había jurado hacia mucho tiempo y seguiría igual, por lo que por su bien debía recordarlo y seguirla en caso de que al final decidiera no contármelo. Incluso estando con su tío corría peligro, mas bien, con su tío era donde más peligro corría, solo que ella lo desconocía.
Vampires...
Just a fairy tail...
or not.
Just a fairy tail...
or not.
Zero Kiryuu
Mensajes :
30
Re: The deep sound of your heart || PV Beth || +18
Aquel arrobado beso me estaba dejando sin aliento, mas no me importó. Sería capaz de dejarme morir siempre y cuando fuera de aquella manera, en sus brazos y saboreando tal éxtasis que no debería de ser permitido. Pero con Zero no existían límites, era todo o nada... Y estaba dispuesta a darlo absolutamente todo por él, ya lo había decidido.
Mi cuerpo se tensó ligeramente ante sus caricias, no por desagrado sino por no estar acostumbrada a sentir aquellos escalofríos invadir mi columna vertebral y hacerme estremecer, ¿para qué negarlo también? El ser tocada de aquella forma tan íntima, sentir sus manos recorrer de esa forma mis muslos y glúteos, con aquella zona tan vulnerable de mi cuerpo casi al descubierto me hacía vergonzar aunque hacía un enorme esfuerzo por aparentar mi sonrojo. Era la falta de oxígeno la que me hacíaa enrojecer, por supuesto que sí. Una vez que nuestros labios se liberaron eché ligeramente mi cuello hacia atrás, con la respiración más que agitada y causando un rápido vaivén de mi pecho sobre su torso a la vez que sentía mi labio inferior punzar ante su voraz succión anterior. Deslicé mis manos hasta sostenerme de sus hombros y una vez recuperado el oxígeno para seguir viviendo, me incliné sobre la tersa piel detrás de su oreja y con mi nariz le hice suaves caricias, aprovechando para aspirar su delicioso aroma. Lo ignoré, aunque había escuchado con perfecta claridad sus preguntas no podía responderle aunque así quisiera. Sabía de las represalias que podría tomar mi tío en caso de desobedecerle y no estaba para nada preocupada por mí, sino en lo que le pudiera hacerle a él si se enteraba que había contado nuestro 'pequeño secretito'. Volví a morder mi labio inferior, pero esta vez con sutileza, ante la impotencia que padecía en ese momento y lo mal que me hacía sentirme, pero no podía hacer nada para remediarlo. En cambio con el puente de mi nariz le brindé una cálida caricia desde el incio de su cuello hasta su clavícula, deseando mentalmente que no insistiera con el asunto. Por fortuna no lo hizo ya.
Abrí los ojos con sorpresa y un suave gemido escapó de mis labios cuando fui situada sobre el colchón, con él encima mío. Miré a Zero directamente a los ojos, parpadeando con incredulidad... hasta que mis piernas fueron abiertas e imposibilitadas de cerrarse una vez más. Retuve un jadeo en mi pecho e inmediatamente llevé una mano a su pierna en un vago intento por quitarla y así poder cubrirme para no sentirme tan indefensa, pero tal acción quedó a medio camino al sentir la presión de su rodilla en aquel punto tan vulnerable de mi cuerpo y su insistente vaivén sobre el mismo. Clavé los codos en el colchón y arqueé la espalda hacia él, estremeciéndome completamente al ritmo de sus caricias en la zona baja. Fuertes pulsos eléctricos desconocidos para mí iniciaron en mi vientre bajo y subieron por mi espalda hacia todas mis extremedidas y con estos el calor se propagó por todo mi cuerpo. Mi cuello se tensó ante el trato que estaba recibiendo en la sensible piel con sus labios y dientes. Sentí mis mejillas enrojecer aún más, si eso era posible, y mi respiración se agitó como nunca. ¿Acaso moriría? ¿Qué era eso que estaba sintiendo? No podía controlar la reacción de mi cuerpo, el cual exigía cada vez más ante cada menor estímulo. Quería... no, necesitaba más, mucho más de él. Estaba completamente perdida.
-¿Q-que me estás haciendo? -musité entre ligeros jadeos. De un rápido movimiento me afiancé de sus hombros y clavé ligeramente las uñas en estos- Me estás volviendo loca... -sutilmente eché mi cuello hacia el hombro contrario de donde él se encontraba, para así permitirle mayor acceso a aquella zona de mi piel. Me permití deslizar sólo una de mis manos para que esta fuera capaz de recorrer el torso ajeno por encima de la camisa hasta llegar al borde de su pantalón. Colé un dedo entre dicha prenda y su piel, haciendo un ligero tirón en señal de protesta por la existencia de tal obstáculo- Quiero... quiero sentirte, Zero, por favor, o moriré...
Mi cuerpo se tensó ligeramente ante sus caricias, no por desagrado sino por no estar acostumbrada a sentir aquellos escalofríos invadir mi columna vertebral y hacerme estremecer, ¿para qué negarlo también? El ser tocada de aquella forma tan íntima, sentir sus manos recorrer de esa forma mis muslos y glúteos, con aquella zona tan vulnerable de mi cuerpo casi al descubierto me hacía vergonzar aunque hacía un enorme esfuerzo por aparentar mi sonrojo. Era la falta de oxígeno la que me hacíaa enrojecer, por supuesto que sí. Una vez que nuestros labios se liberaron eché ligeramente mi cuello hacia atrás, con la respiración más que agitada y causando un rápido vaivén de mi pecho sobre su torso a la vez que sentía mi labio inferior punzar ante su voraz succión anterior. Deslicé mis manos hasta sostenerme de sus hombros y una vez recuperado el oxígeno para seguir viviendo, me incliné sobre la tersa piel detrás de su oreja y con mi nariz le hice suaves caricias, aprovechando para aspirar su delicioso aroma. Lo ignoré, aunque había escuchado con perfecta claridad sus preguntas no podía responderle aunque así quisiera. Sabía de las represalias que podría tomar mi tío en caso de desobedecerle y no estaba para nada preocupada por mí, sino en lo que le pudiera hacerle a él si se enteraba que había contado nuestro 'pequeño secretito'. Volví a morder mi labio inferior, pero esta vez con sutileza, ante la impotencia que padecía en ese momento y lo mal que me hacía sentirme, pero no podía hacer nada para remediarlo. En cambio con el puente de mi nariz le brindé una cálida caricia desde el incio de su cuello hasta su clavícula, deseando mentalmente que no insistiera con el asunto. Por fortuna no lo hizo ya.
Abrí los ojos con sorpresa y un suave gemido escapó de mis labios cuando fui situada sobre el colchón, con él encima mío. Miré a Zero directamente a los ojos, parpadeando con incredulidad... hasta que mis piernas fueron abiertas e imposibilitadas de cerrarse una vez más. Retuve un jadeo en mi pecho e inmediatamente llevé una mano a su pierna en un vago intento por quitarla y así poder cubrirme para no sentirme tan indefensa, pero tal acción quedó a medio camino al sentir la presión de su rodilla en aquel punto tan vulnerable de mi cuerpo y su insistente vaivén sobre el mismo. Clavé los codos en el colchón y arqueé la espalda hacia él, estremeciéndome completamente al ritmo de sus caricias en la zona baja. Fuertes pulsos eléctricos desconocidos para mí iniciaron en mi vientre bajo y subieron por mi espalda hacia todas mis extremedidas y con estos el calor se propagó por todo mi cuerpo. Mi cuello se tensó ante el trato que estaba recibiendo en la sensible piel con sus labios y dientes. Sentí mis mejillas enrojecer aún más, si eso era posible, y mi respiración se agitó como nunca. ¿Acaso moriría? ¿Qué era eso que estaba sintiendo? No podía controlar la reacción de mi cuerpo, el cual exigía cada vez más ante cada menor estímulo. Quería... no, necesitaba más, mucho más de él. Estaba completamente perdida.
-¿Q-que me estás haciendo? -musité entre ligeros jadeos. De un rápido movimiento me afiancé de sus hombros y clavé ligeramente las uñas en estos- Me estás volviendo loca... -sutilmente eché mi cuello hacia el hombro contrario de donde él se encontraba, para así permitirle mayor acceso a aquella zona de mi piel. Me permití deslizar sólo una de mis manos para que esta fuera capaz de recorrer el torso ajeno por encima de la camisa hasta llegar al borde de su pantalón. Colé un dedo entre dicha prenda y su piel, haciendo un ligero tirón en señal de protesta por la existencia de tal obstáculo- Quiero... quiero sentirte, Zero, por favor, o moriré...
Erzsébet Holdfény
Mensajes :
36
Re: The deep sound of your heart || PV Beth || +18
The deep sound of your hear
I just want to heart
En aquel momento me sentía como una bestia a punto de devorar al pobre cordero blanco que ha atrapado entre sus fauces, la pobre presa que intenta escapar pero que no puede por mucho que lucho y que poco a poco se va quedando dormida, calmada, mientras poco a poco se desangra y muere.
No podía dejar de acariciar, lamer y besar cada trozo de piel que ponía a mi vista, sobre todo aquel cuello que no dejaba de llamarme insistentemente para que le mordiera. Era una tentación demasiado grande que no sabia por cuanto tiempo podría soportar.
Mis labios una vez mas atacaron aquella blanquecina piel de su cuello pero bajaron cada vez más hacia su escote que no dudé en lamer y besar. Pero al igual que a ella las prendas también me molestaban por lo que alcé el cuerpo de la menor con algo de rudeza y quité su camiseta a la vez que también me librara de su sostén no pudiendo parar ni un segundo lanzando a succionar sus pechos de una manera voraz.
Fue entonces cuando la voz de Beth llegó a mis oídos y poco a poco disminuí mi ferocidad dando besos por sus mullidos pechos-perdón…-susurré por lo bajo al verla tan agitada a pesar de que yo también lo estaba-so-solo...déjame...seguir haciéndolo…-supliqué por lo bajo retomando aquellos besos por su piel algo mas calmado, conteniendome por si ella deseaba ir mas lento a pesar de mis instintos ya completamente despiertos. Pero de golpe un escalofrío recorrió todo mi cuerpo al notar como la joven colaba un dedo bajó mi ropa interior rozando ligeramente la piel de mi miembro-Beth…-no pude evitar jadear tomando su mano con cuidado para apartarla de allí a la vez que mi frente se apoyaba contra la de ella jadeando con los ojos cerrados, pues a nada que hiciera la castaña mi cuerpo entero reaccionaba de aquella manera tan sorprendente-e-esta bien…-besé sus labios con cuidado bajando mis manos hasta los boxers para quitarlos-Beth…-volví a llamarla metiendo mis manos bajo su falda acariciando su bajo vientre junto su prenda intima-puedo…?-susurré sin querer decirlo del todo ante la vergüenza que ahora había surgido en mi al haber sido tan bestia en un primer momento sin mirar por el bienestar de Beth solo queriendo satisfacerme a mi de manera egoísta-segura que quieres esto?-pregunté abriendo mi mirada para encontrarme con la suya. Si, lo estaba. Podía verlo en sus ojos y ya había dado la “orden” hacia unos momentos por lo que no me contendría.
Volví a besar sus labios lentamente a la vez que quitaba sus braguitas para después arrimarme mas a ella dejándole sentir mi duro miembro rozarse contra su entrada ya humedecida-Beth…-todo mi cuerpo se estremeció ante semejante contacto haciendo que toda mi piel se pusiera de gallina. Ansiaba hacerla mía de una vez por todas pero tenía miedo a que le doliera como solía pasar. Sería virgen? Pensar aquello solo hizo que mi corazón latiera con mas fuerza y me sonrojara-Beth…-volví a llamarla sin cansarme nunca de ese nombre-alguna vez…lo has hecho con alguien?-pregunté sonrojandome mas sin querer mirarla al rostro realmente avergonzado-n-no...no quiero hacerte daño-susurré para después volver a sus labios depositando un suave beso en sus labios sin dejar de frotar nuestras intimidades en un ligero vaivén sin poder evitarlo-Beth…-volví a llamarla por lo bajo suavemente-te amo…-susurré por lo bajo contra sus labios sin querer apartarme de ellos. Quería besarla hasta que sus labios se desgastaran, era demasiado adictivo.
Mi respiración no mejoraba al igual que la de ella, iba a más, más rápida, más agitada y todo por la excitación en mi cuerpo que no era calmada solo aumentada por aquel intimo roce haciendo que la habitación se llenara solo de ese sonido tan lascivo entre líquidos. La deseaba tanto… Pero si había esperado tanto tiempo ahora también podía hacerlo, esperar a que ella me diera esa respuesta que ansiaba para poder continuar, pues bajo ningún concepto quería lastimarla-Beth…-volví a llamarla-lo haré muy lento vale?-besé sus labios dejando mi rostro pegado al de ella para no perder detalle de algún gesto de dolor o incomodidad. No podía esperar más-si...si te duele, dímelo y pararé, puedes morder si quieres, estará bien…-dije por lo bajo volviendo a besarla a la vez que pasaba mis mas manos por su cabello en una pequeña caricia para que se relajara-tranquila, solo relájate-susurré a la vez que mi miembro se colocaba en su entrada empezando a entrar lentamente en ella sin que mi mirada se apartase de la de ella todavía preocupado pero con la necesidad de ser uno con ella. El conflicto en mi mente no desaparecía pero si era por Beth podía hacerlo, iría lento y se hacia falta esperar esperaría y aguantaría todo su dolor si deseaba golpearme por todo lo que el daño que le infligía.
I want everything about you,
but now it's your body.
but now it's your body.
Zero Kiryuu
Mensajes :
30
Re: The deep sound of your heart || PV Beth || +18
Lancé un breve jadeo de sorpresa ante su brusquedad a la hora de deshacerse de mis prendas superiores, y mi vista se quedó clava en el techo al tanto que me mordía el labio inferior con fuerza al sentirle degustar de mis senos de aquella forma tan feroz. ¿Qué le estaría pasando? ¿Era tanta su necesidad como la mía? Y, a pesar de los tratos rudos, no podía hacer otra cosa que gemir con suavidad y arquear mi cuerpo hacia él, exigiendo aún más de sus caricias y besos... hasta que se percató de su modo de actuar y disminuyó la intensidad. Alcé un poco el rostro para poder contemplarle, con la incógnita dibujando la expresión de mi propia faz. No lo entendía, era la primera vez que me sentía de aquella manera... sólo no quería parar, no quería que él se detuviera. Si era necesario aferrarme a él con uñas y dientes para que no se apartara y siguiera brindándome de aquella calidez y nuevas sensaciones... entonces lo haría. Porque él era mío, y yo de él.
Mi mano fue apartada del borde de su pantalón y pude mirarle directamente a los ojos, con mi ceño parcialmente fruncido, cuando nuestras frentes se unieron. ¿Algo había hecho mal? Pero no era justo, él prácticamente me estaba devorando y yo no podía disfrutar de su anatomía de la misma forma. También quería recorrerle con las manos y labios. No necesité decirle en alta voz que estaba completamente segura de aquello, que eso era lo que quería... la determinación en mi mirar fue más que suficiente y por su expresión supe que fue algo que logró captar. Me mordí el labio inferior cuando nuestros labios se separaron y pude percibir que el otro se deshacía tanto del pantalón como del bóxer con su mano disponible. Tragué saliva y volví a besarle, cerrando mis ojos y sólo concentrada en sentir, no en pensar ni ver. Por esta vez sería mi sentido del tacto quien se encargaría de disfrutar del momento. Un fuerte estremecimiento me recorrió cuando sentí la punta de su miembro presionar en mi propia intimidad, y rodeé el cuello de Zero con mis brazos, no dispuesta a dejarle escapar llegados ya a ese punto... Hasta que tuvo que abrir su puñetera boca. El encanto se terminó.
Abrí los ojos y le fulminé con estos, ¡mira que se necesitaban de muchas agallas para preguntarme semejante cosa! ¿Qué se creía, el desgraciado? ¿Que me iba de putas los fines de semana? ¡Por supuesto que nunca lo había hecho con nadie, o en caso contrario no estaría tan roja como un tomate! Él sería el primero y el último, y me ofendía que se creyese otra cosa... aunque mi mirada se suavizó ante sus siguientes palabras. Vaya, así que era eso... Alcé mi rostro y le contemplé, fija, a sus orbes violáceas. Después le besé de forma profunda pero pasiva, dejando por primera vez lo pasional desde que nuestros cuerpos habían iniciado con aquel reconocimiento mutuo. Un poco de dolor valía la pena, con tal de poder tenerlo cerca. ¿Eso me hacía masoquista? Probablemente, pero el sujeto ante mí no se quedaba muy atrás ni por asomo, porque también le haría cobrar de igual manera... y me tomaría sus indicaciones de modo literal. Así que sólo asentí, dando mi aprobación para lo que estaba a punto de ocurrir, y relajé mi cuerpo mientras nos besábamos y lo sentía entrar en mí. En un inicio sólo sentí incomodidad ante la obligada dilatación, como si algo me estuviese tirando la piel y forzándola a ceder... cuando comenzó a pentrarme más fue cuando tuve que lanzar un fuerte jadeo de dolor y desconcierto. Bueno, dolía más de lo esperado pero no lo suficiente como para que se detuviera, así que interrumpí el beso y me dirigí a su hombro, aquel que tenía la camisa ladeada y lo dejaba expuesto ante mí, para incarle el diente de forma severa y casi dolorosa. Estaríamos a la par así.
-No pares... -le ordené, con la voz un poco opacada debido a su piel, y mis dientes se clavaron con mayor fuerza cuando el dolor se agudizó una vez que terminó de introducirse por completo. Le solté repentinamente y lancé un fuerte gemido de incomodidad, buscando por todos los medios acomodar el arco de mis piernas de modo que el dolor fuera más mitigable... mi interior punzaba con notoriedad, pero estaba dispuesta a resistir mientras mi cuerpo se acostumbraba a su grosor. Traté de relajar el cuerpo, aun si este se empeñaba en mantenerse tenso y en alerta, y me recosté sobre las mullidas almohadas para mirarle directamente al rostro. Se notaba en mi expresión la incomodidad, pero una sonrisa apareció en mis labios, una que pretendía ser cínica pero que en realidad no lograba ocultar del todo el gozo que me provocaba el saberme suya-. Ahora somos uno... ¿cierto? -musité con agitada voz, antes de estirar mi cuello y comenzar a darle suaves besos a lo largo y ancho de su mentón-, ya... ya puedes moverte...
El dolor menguaba, y aunque sabía que ante el vaivén volverían las punzadas, también algo dentro de mí empezaba a abrirse paso... una sensación nunca antes experimentada y que me proporcionaba un placer inigualable; un calor que nacía en mi vientre y se propagaba por todo mi cuerpo.
-Yo también te amo, Zero... -cerré los ojos, lista para recibir sus penetraciones.
Él sería el primer hombre... y el último.
Mi mano fue apartada del borde de su pantalón y pude mirarle directamente a los ojos, con mi ceño parcialmente fruncido, cuando nuestras frentes se unieron. ¿Algo había hecho mal? Pero no era justo, él prácticamente me estaba devorando y yo no podía disfrutar de su anatomía de la misma forma. También quería recorrerle con las manos y labios. No necesité decirle en alta voz que estaba completamente segura de aquello, que eso era lo que quería... la determinación en mi mirar fue más que suficiente y por su expresión supe que fue algo que logró captar. Me mordí el labio inferior cuando nuestros labios se separaron y pude percibir que el otro se deshacía tanto del pantalón como del bóxer con su mano disponible. Tragué saliva y volví a besarle, cerrando mis ojos y sólo concentrada en sentir, no en pensar ni ver. Por esta vez sería mi sentido del tacto quien se encargaría de disfrutar del momento. Un fuerte estremecimiento me recorrió cuando sentí la punta de su miembro presionar en mi propia intimidad, y rodeé el cuello de Zero con mis brazos, no dispuesta a dejarle escapar llegados ya a ese punto... Hasta que tuvo que abrir su puñetera boca. El encanto se terminó.
Abrí los ojos y le fulminé con estos, ¡mira que se necesitaban de muchas agallas para preguntarme semejante cosa! ¿Qué se creía, el desgraciado? ¿Que me iba de putas los fines de semana? ¡Por supuesto que nunca lo había hecho con nadie, o en caso contrario no estaría tan roja como un tomate! Él sería el primero y el último, y me ofendía que se creyese otra cosa... aunque mi mirada se suavizó ante sus siguientes palabras. Vaya, así que era eso... Alcé mi rostro y le contemplé, fija, a sus orbes violáceas. Después le besé de forma profunda pero pasiva, dejando por primera vez lo pasional desde que nuestros cuerpos habían iniciado con aquel reconocimiento mutuo. Un poco de dolor valía la pena, con tal de poder tenerlo cerca. ¿Eso me hacía masoquista? Probablemente, pero el sujeto ante mí no se quedaba muy atrás ni por asomo, porque también le haría cobrar de igual manera... y me tomaría sus indicaciones de modo literal. Así que sólo asentí, dando mi aprobación para lo que estaba a punto de ocurrir, y relajé mi cuerpo mientras nos besábamos y lo sentía entrar en mí. En un inicio sólo sentí incomodidad ante la obligada dilatación, como si algo me estuviese tirando la piel y forzándola a ceder... cuando comenzó a pentrarme más fue cuando tuve que lanzar un fuerte jadeo de dolor y desconcierto. Bueno, dolía más de lo esperado pero no lo suficiente como para que se detuviera, así que interrumpí el beso y me dirigí a su hombro, aquel que tenía la camisa ladeada y lo dejaba expuesto ante mí, para incarle el diente de forma severa y casi dolorosa. Estaríamos a la par así.
-No pares... -le ordené, con la voz un poco opacada debido a su piel, y mis dientes se clavaron con mayor fuerza cuando el dolor se agudizó una vez que terminó de introducirse por completo. Le solté repentinamente y lancé un fuerte gemido de incomodidad, buscando por todos los medios acomodar el arco de mis piernas de modo que el dolor fuera más mitigable... mi interior punzaba con notoriedad, pero estaba dispuesta a resistir mientras mi cuerpo se acostumbraba a su grosor. Traté de relajar el cuerpo, aun si este se empeñaba en mantenerse tenso y en alerta, y me recosté sobre las mullidas almohadas para mirarle directamente al rostro. Se notaba en mi expresión la incomodidad, pero una sonrisa apareció en mis labios, una que pretendía ser cínica pero que en realidad no lograba ocultar del todo el gozo que me provocaba el saberme suya-. Ahora somos uno... ¿cierto? -musité con agitada voz, antes de estirar mi cuello y comenzar a darle suaves besos a lo largo y ancho de su mentón-, ya... ya puedes moverte...
El dolor menguaba, y aunque sabía que ante el vaivén volverían las punzadas, también algo dentro de mí empezaba a abrirse paso... una sensación nunca antes experimentada y que me proporcionaba un placer inigualable; un calor que nacía en mi vientre y se propagaba por todo mi cuerpo.
-Yo también te amo, Zero... -cerré los ojos, lista para recibir sus penetraciones.
Él sería el primer hombre... y el último.
Erzsébet Holdfény
Mensajes :
36
Re: The deep sound of your heart || PV Beth || +18
The deep sound of your hear
I just want to heart
Cada vez entraba un poco más dentro causándole un obvio dolor que se reflejaba en su rostro sin poder contenerse y que no tardó en manifestarse en forma de una fuerte mordida a la altura de mi hombro pero no me quejé simplemente lo soporté por ella cerrando los ojos sin dejar de adentrarme cada vez más en ella y más al escucha como me pedía que no parara pese al dolor que estaba experimentaba. Ella era la única que podía darme ordenes, tanto hacer que cesara como que continuara por lo que lo que solo escucharía su voz, sus suaves palabras incluso aunque estas me llevaran a la mismísima muerte, tenía plena confianza en ella.
Y finalmente tal y como mencionó nos hicimos uno asentí bajando un poco mi rostro hacia el suyo sonriendo feliz por ello-si…-susurré para después besar sus labios y dejar que libremente ella continuara esparciendo mas besos por mi rostro haciendo que me diera un poco de cosquillas pero sin quejarme permanecí de ese modo con ella esperando a que estuviera lista para continuar y una vez escuché su mandato asentí volviendo a apoderarme de sus labios a la vez que me moví suavemente aun notando su estrechez que poco a poco se adapta a mi.
-Te amo-volví a repetir sin cansarme de aquellas dos palabras que ahora lo significaban todo entre nosotros dos-Beth…-la llamé sin dejar de mirarla bajo mi cuerpo-te amo, por favor, no me dejes nunca-supliqué casi volviendo a besarla con necesidad sin dejar de moverme lentamente con ella abrazándola con cuidado dejando que nuestras pieles se rozaran la una con la otra para ir bajando mis besos de sus labios a su cuello dejando pequeñas marcas queriendo dejar en claro que era mía, que aunque me hubiera costado años llegar a donde estábamos ahora era mía y nadie mas podía tocar, solo yo. Pero no me detuve allí y mis caricias y mimos continuaron. Mis manos acariciaban su espalda recorriendo de arriba a abajo una y otra vez su columna vertebral rematando en sus perfecto omóplatos mientras que mi boca repartía besos cada vez en una zona mas baja de su anatomía pasando por su clavícula hasta llegar a sus pechos los cuales succioné y lamí de forma circular alrededor del pezón. Nadie, incluso pensándola, podía haberlo hecho mas perfecta.
Ahora eramos uno por fin, después de tanto tiempo soñando con ello y al fin se hacía realidad. Seguro que aquello no era un sueño? Si podía pestañear no lo era, el problema era que no quería hacerlo pues no quería perderme ningún fotograma de aquel momento, era tan perfecto aquel momento que me quería morir.
Pero aun me quedaba algo que probar de Beth, algo que me mataba día y noche, algo que me ahogaba por dentro y que nunca podría decirle pues si no me ganaría su odio encarnizado, su sangre, aquella sangre con la que había sido hechizado, esa sangre que corría por sus venas y que tan cerca tenía en esos momentos riéndose en mi cara.
Volví a atacar los labios de mi querida ama intentando pensar en otra cosa. Ahora la tenía allí conmigo, era mía, tanto como yo lo era de ella, no podía estar pensando en un desastre o en su sangre, ya bastante se había derramado con la de sus padres por aquel asqueroso, yo no sería el primero en derramar la suya, me negaba porque la amaba, yo no la dañaría.
Mi cuerpo continuaba moviéndose esta vez con algo mas de premura y ansiedad pero siempre atento a si Beth estaba bien-estas bien? te sigue doliendo?-pregunté de manera entrecortada para asegurarme a pesar de que podía ver su cara y como cada vez estaba mas mojada allí abajo y mi miembro salia y entraba con mas facilidad de ella permitiéndome hacer a aquellos movimientos un poco más acelerados t necesitados.
-Beth…-la llamé apoyando me frente contra la suya-como he vivido sin ti de esta manera?-pregunté sin poder creerlo dibujando una pequeña sonrisa en mi rostro sin dejar de moverme totalmente feliz por estar allí, con ella, tenerle entre mis brazos y que ella a su vez me tuviera a mi. Era sencillamente perfecto-te amo-susurré sin dejar de acudir a sus labios que parecían un manantial de agua para mi-no me cansaré de decirlo por muy cursis que suene-aclaré casi rindo por mi propio “chiste” pues nunca me había visto así de ocioso o gozoso como en aquel momento cuando todo había salido a la luz y ya no quedaban sombras donde ocultarse.
O tal vez si?
Zero Kiryuu
Mensajes :
30
Re: The deep sound of your heart || PV Beth || +18
Recibí sus labios con gusto aunque tuve que contener un fuerte siseo de dolor ante aquel lento vaivén que iniciaba. Tal y como yo había creído, las dolorosas punzadas retornaron ante aquel movimiento realizado en mi interior, pero hasta que no me acostumbrara a la nueva sensación de tenerle dentro debía soportarlo. Por él, por mí, por nosotros. Cerré los ojos y me mordí el labio inferior, lanzando en un inicio gemidos que parecían mayormente quejidos por la presión a adaptarse mi anatomía a la ajena, pero a la vez el calor que había iniciado en mi bajo vientre comenzaba de a poco a propagarse a todos mis miembros, trayendo consigo estremecimientos muy difíciles de explicar.
Eché mi cuello hacia atrás y permití que sus labios recorrieran la extensión de este de forma que pudiera dejarma cuanta marca de pertenencia gustara, arqueé mi espalda para él y así pudiera acariciarme la espalda con sus cálidas manos, trayendo estas como consecuencia que mi cuerpo se derritiera de deleite. De a poco los quejidos pasaron a ser jadeos de apresurados de placer, mi cuerpo ya se había amoldado casi a la perfección al suyo y ahora se humedecía para recibirle con mayor facilidad. Me aferré a sus hombros y abrí los ojos para contemplarle, para dedicarle ligeras sonrisas ante sus palabras de amor. ¿Cuántas veces más las repetiría? ¿Hasta cuándo se callaría? No importaba, porque en verdad no deseaba que parase... ni sus movimientos ni sus palabras. Con las piernas rodeé las caderas ajenas y de esta forma comencé a mover las propias a un ritmo parecido al suyo, recibiéndole con mayor profundidad. Una estocada, más notoria que las anteriores, me arrancó un fuerte gemido de doloroso placer al tanto que sentía cómo su lengua torturaba a mis sensibles pezones, estos tensándose aún más de lo que por sí ya estaban y clamando por mayor estimulación.
Estaba volviéndome loca, y todo a causa suya. ¿Qué serían todas aquellas sensaciones dentro de mí? ¿Qué significarían todos esos estremecimientos en mi cuerpo, el cual actuaba ya por propia voluntad? Al carajo la racionalidad, quería sentirle dentro de mí aún más profundo de lo que ya lo hacía, fundirnos en uno de modo que no se pudiera distinguir el término de uno y el comienzo de otro. No me privé de soltar aquellos sonidos guturales que brotaban de mi garganta y la raspaban, muestra fehaciente de lo excitada que ya me encontraba. Me aferré a sus hombros y clavé las uñas por encima de la tela de su camisa, apremiándole cada vez más a aumentar el acelerado ritmo llevado hasta ahora.
-¿Tú qué crees? -interrogué con ronca voz ante su pregunta. Busqué con mi mirada aquellos ojos violáceos y le sonreí cuando pude clavar los míos en ellos- creo que... -un nuevo gemido brotó de mis labios, interrumpiéndome- creo que es más evidente que estoy muriendo de placer por tu culpa...
Y era cierto, del dolor sólo quedaban ligeros retazos que en nada podían rivalizar a los toques eléctricos que recorrían a todas mis terminaciones nerviosas y me hacían retorcerme de placer entre sus brazos. Quería más, mucho más de él... sus besos, sus caricias, su calidez, la sensación de tenerlo en mi interior, su voz susurrándome esas palabras que deseaba oír una y otra vez... Absolutamente todo. Que fuera mío, y que él me hiciera suya.
Maldición, desde que mis padres habían fallecido hasta la actualidad, sólo había procurado por mi propio bienestar y no más. Ahora hervía por hacer que aquel hombre también gimiera igual o más alto que yo, que su cuerpo temblara acompasado al mío y que terminara corriéndose con un fuerte gruñido, pronunciando mi nombre y ningún otro más. Era lo que más deseaba ahora, hacerlo sucumbir igual a como él lo hacía conmigo.
-Es cursi... pero nunca me cansaré de escucharte decirlo -le sonreí con cierto desdén provocativo-, yo también te amo. No lo olvides, Zero, que eres mío... Júrame que nunca te apartarás de mi lado, que siempre seremos uno de la misma forma en la que lo somos ahora... -y con toda la intención de no hacerle olvidar mis palabras, alcé las caderas con violencia para ir a su encuentro, recibiéndole de forma profunda y estrechándole con fuerza en mi interior al contrar los músculos internos de mi pelvis. Deseaba escucharle de todas las formas posibles, no sólo en palabras, sino cualquier mínimo ruido que de su garganta pudiera brotar como consecuencia a mis acciones, por más lascivo que pudiera ser. Los sonidos que provocaban el entrechocar de nuestros cuerpos y la fricción de nuestros fluídos, aunque me hacían enrojecer de la vergüenza, tampoco podía negar que me provocaba una excitación más allá de lo posible.
Sin pensármelo dos voces, con ambas manos separé su torso del mío y de esta forma tuve acceso y movilidad para deshacerme de aquella estorbosa camisa suya que aún no había hecho bien en quitarse. Una vez libre de esta, me deleité por un segundo con la vista de su torso desnudo, para después llevar mi mano sobre su pecho y entre mis dedos índice y medio atrapar una de sus tetillas para pellizcarla y tirar de esta con algo de fuerza. Estiré mi cuello para acercarme al ajeno y volver a posar los labios sobre la mordida dada cuando me penetró por primera vez, llevándose así mi virginidad. Esa sería la marca que le quedaría y que le convertiría como en el primero hombre en mi vida, y el último. Le recorrí la adolorida sona con la punta de mi lengua y después tracé con esta un recorrido húmedo hasta su otra tetilla libre, comenzando a torturarla de la misma forma que hacía unos momentos él había hecho con mis propios pezones.
No, aún no tenía suficiente. Necesitaba más.
Eché mi cuello hacia atrás y permití que sus labios recorrieran la extensión de este de forma que pudiera dejarma cuanta marca de pertenencia gustara, arqueé mi espalda para él y así pudiera acariciarme la espalda con sus cálidas manos, trayendo estas como consecuencia que mi cuerpo se derritiera de deleite. De a poco los quejidos pasaron a ser jadeos de apresurados de placer, mi cuerpo ya se había amoldado casi a la perfección al suyo y ahora se humedecía para recibirle con mayor facilidad. Me aferré a sus hombros y abrí los ojos para contemplarle, para dedicarle ligeras sonrisas ante sus palabras de amor. ¿Cuántas veces más las repetiría? ¿Hasta cuándo se callaría? No importaba, porque en verdad no deseaba que parase... ni sus movimientos ni sus palabras. Con las piernas rodeé las caderas ajenas y de esta forma comencé a mover las propias a un ritmo parecido al suyo, recibiéndole con mayor profundidad. Una estocada, más notoria que las anteriores, me arrancó un fuerte gemido de doloroso placer al tanto que sentía cómo su lengua torturaba a mis sensibles pezones, estos tensándose aún más de lo que por sí ya estaban y clamando por mayor estimulación.
Estaba volviéndome loca, y todo a causa suya. ¿Qué serían todas aquellas sensaciones dentro de mí? ¿Qué significarían todos esos estremecimientos en mi cuerpo, el cual actuaba ya por propia voluntad? Al carajo la racionalidad, quería sentirle dentro de mí aún más profundo de lo que ya lo hacía, fundirnos en uno de modo que no se pudiera distinguir el término de uno y el comienzo de otro. No me privé de soltar aquellos sonidos guturales que brotaban de mi garganta y la raspaban, muestra fehaciente de lo excitada que ya me encontraba. Me aferré a sus hombros y clavé las uñas por encima de la tela de su camisa, apremiándole cada vez más a aumentar el acelerado ritmo llevado hasta ahora.
-¿Tú qué crees? -interrogué con ronca voz ante su pregunta. Busqué con mi mirada aquellos ojos violáceos y le sonreí cuando pude clavar los míos en ellos- creo que... -un nuevo gemido brotó de mis labios, interrumpiéndome- creo que es más evidente que estoy muriendo de placer por tu culpa...
Y era cierto, del dolor sólo quedaban ligeros retazos que en nada podían rivalizar a los toques eléctricos que recorrían a todas mis terminaciones nerviosas y me hacían retorcerme de placer entre sus brazos. Quería más, mucho más de él... sus besos, sus caricias, su calidez, la sensación de tenerlo en mi interior, su voz susurrándome esas palabras que deseaba oír una y otra vez... Absolutamente todo. Que fuera mío, y que él me hiciera suya.
Maldición, desde que mis padres habían fallecido hasta la actualidad, sólo había procurado por mi propio bienestar y no más. Ahora hervía por hacer que aquel hombre también gimiera igual o más alto que yo, que su cuerpo temblara acompasado al mío y que terminara corriéndose con un fuerte gruñido, pronunciando mi nombre y ningún otro más. Era lo que más deseaba ahora, hacerlo sucumbir igual a como él lo hacía conmigo.
-Es cursi... pero nunca me cansaré de escucharte decirlo -le sonreí con cierto desdén provocativo-, yo también te amo. No lo olvides, Zero, que eres mío... Júrame que nunca te apartarás de mi lado, que siempre seremos uno de la misma forma en la que lo somos ahora... -y con toda la intención de no hacerle olvidar mis palabras, alcé las caderas con violencia para ir a su encuentro, recibiéndole de forma profunda y estrechándole con fuerza en mi interior al contrar los músculos internos de mi pelvis. Deseaba escucharle de todas las formas posibles, no sólo en palabras, sino cualquier mínimo ruido que de su garganta pudiera brotar como consecuencia a mis acciones, por más lascivo que pudiera ser. Los sonidos que provocaban el entrechocar de nuestros cuerpos y la fricción de nuestros fluídos, aunque me hacían enrojecer de la vergüenza, tampoco podía negar que me provocaba una excitación más allá de lo posible.
Sin pensármelo dos voces, con ambas manos separé su torso del mío y de esta forma tuve acceso y movilidad para deshacerme de aquella estorbosa camisa suya que aún no había hecho bien en quitarse. Una vez libre de esta, me deleité por un segundo con la vista de su torso desnudo, para después llevar mi mano sobre su pecho y entre mis dedos índice y medio atrapar una de sus tetillas para pellizcarla y tirar de esta con algo de fuerza. Estiré mi cuello para acercarme al ajeno y volver a posar los labios sobre la mordida dada cuando me penetró por primera vez, llevándose así mi virginidad. Esa sería la marca que le quedaría y que le convertiría como en el primero hombre en mi vida, y el último. Le recorrí la adolorida sona con la punta de mi lengua y después tracé con esta un recorrido húmedo hasta su otra tetilla libre, comenzando a torturarla de la misma forma que hacía unos momentos él había hecho con mis propios pezones.
No, aún no tenía suficiente. Necesitaba más.
Erzsébet Holdfény
Mensajes :
36
Re: The deep sound of your heart || PV Beth || +18
The deep sound of your hear
I just want to heart
Poco a poco parecía que Beth se acostumbraba a aquellas estocadas y movimientos, tanto incluso que pude sentir como comenzaba a moverse contra mi con sus caderas abrazándome con fuerza con sus piernas enroscadas alrededor de mi cadera.
Sonreí levemente al escuchar aquello-entonces me encanta eso…-susurré por lo bajo sin dejar de moverme y atender cada recoveco de su cuerpo queriendo que gozara como nunca lo había hecho en su corta vida. Me daba igual ser egoísta o lo que se supusiera que era en esos momentos solo por tenerla para mi solo, solo por desear que aquello nunca acabara, solo por querer tenerla conmigo en cualquier momento, siempre, conmigo sin que nuestros cuerpos y almas que ahora eran solo una se separaran.
Mis labios acudieron a los ajenos sin que mis movimientos disminuyeran en ningún momento solo queriendo sacarle mas de aquellos gemidos que retumbaban por toda la habitación a la vez que no dejaba de escuchar todo lo que decía para afirmar todas y cada una de sus palabras, todos sus sueños, todo lo que deseara. Como negárselo? Asentí-nunca me iré de tu lado, siempre estaremos juntos Beth, como uno solo-repetí lo que ella pedía como entregándole todo aquello que demandaba.
Era increíble como a pesar de ser su primera vez su apetito era insaciable, su cuerpo solo demandaba más atrayéndome con mas fuerza y necesidad, incluso podía sentir como las paredes internas de su intimidad me succionaban hacia dentro haciendo que gruñera de placer, realmente nunca había experimentado algo así con nadie antes, sin duda Beth era única.
Pero aquello aun iba mas allá. La joven separo un poco nuestros cuerpos para sacarme la camisa que estorbaba por supuesto, pero al tenerla tan cerca y de aquella forma me había sido imposible no sucumbir totalmente olvidando lo demás.
Aquello realmente tenia que ser un sueño, tenia que serlo o debía estar muerto porque aquello era realmente increíble, estar con ella de esa manera, fundiendo nuestros cuerpos en uno solo, con nuestros corazones latiendo al unisono, era algo que no podía comprender, era algo que escapaba a mi comprensión, el como habíamos acabado así y el como ella me amaba de la misma manera que yo a ella.
Sin embargo lo que mas me sorprendió fue como intentó tomar el control de la situación sometiéndome bajo ella empezando a acariciar mi pezón con sus dedos apretándolo ligeramente haciendo que me estremeciera y volviera a gruñir de placer. Si hacia eso, me era muy difícil concentrarme y solo hacía que quisiera mas de aquello, sobre todo cuando su boca atrapó otro de mis pezones jugando con el como yo había hecho antes con los suyos-0]]a-acaso es una venganza?[/b]-pregunté a la vez que me reía ligeramente por sus intentos que yo pensaba eran una venganza, aunque realmente se sentía muy bien-mm…-volví a gruñir por lo bajo sin poder evitarlo ante el placer que me proporcionaba, pero no le daría la 'victoria' tan fácilmente.
Mis manos recorrieron toda su espalda acariciándola hasta que llegué a sus omóplatos pasando a sus hombros bajando por sus brazos hasta atrapar sus manos entrelazando nuestros dedos-no quiero que esto acabe Beth, nunca-besé sus labios, devorándolos con necesidad sin dejar de mover mis caderas esta vez mas rápido sintiendo mi miembro completamente duro por todas las acciones ajenas, simplemente por ser ella.
Pero aun no quería terminar, quería seguir con aquello, seguir disfrutando de cada recoveco de su piel, explorar por completo todo su ser que esa noche se me entregaba y que a partir de ahora sería mio día y noche. No quería nada más si la tenía a ella.
Solté una de sus manos sin dejar de moverme con rapidez queriendo poseerla por completo-Beth…-gemí su nombre, no solo esa vez si no una y otra vez sin poder evitarlo solo deseando más igual que ella. Con aquella mano en su cadera solo hice que ellos movimientos fueran mas profundos y rudos por mi parte sin querer dejarla ir. No podía dejar de moverme sintiendo como dentro de poco no lo soportaría mas y acabaría a pesar de no desearlo, pues aquel momento era demasiado perfecto como para querer eso a la vez que mis manos continuaban acariciando todo su cuerpo y boca se aventuraba a marcar cada centímetro de su piel queriendo que todo el universo se diera cuenta de que ella era mía y de nadie mas.
Nuestros cuerpos no dejaban de golearse una y otra vez casi pareciendo que batallaban por ver quien ganaba, pero la verdad es que no había nada que ganar, ni nada que perder, solo estábamos nosotros das profesando nos amor como nunca jamás lo habíamos hecho, dejando salir todos aquellos sentimientos que por tanto tiempo nos habíamos callado, sabe dios porque. Y ahora eramos tan felices juntos.
Quería que fuera mía por completo, una y otra vez durante aquella noche que nunca, bajo ningún concepto, debía terminar.
Siendo tan pequeño el universo
como pudiste caber allí,
siendo tan eterno este momento
como me voy a querer morir.
como pudiste caber allí,
siendo tan eterno este momento
como me voy a querer morir.
Zero Kiryuu
Mensajes :
30
Re: The deep sound of your heart || PV Beth || +18
En cierto punto, y de modo inconsciente, lo insté a que se diera la vuelta para que su espalda reposara sobre el colchón y ahora yo quedar encima suyo, tratando de mantener el control de la situación de esta manera. Pero sólo mentía, fingía puesto que nunca había permitido que otro me sometiera, desde la muerte de mis padres hasta la fecha. Era mi orgullo el que hablaba y trataba de rebelarse, pero lo cierto era que mi cuerpo ya había sucumbido ante sus caricias y mi alma se encontraba por entero a sus pies, dispuesta a complacerle en la más mínima petición. Sí, estaba totalmente perdida por él, le pertenecía por completo aun si nunca me atrevería a manifestar este hecho en alta voz.
Un suave ronroneo brotó de mis labios al sentir sus manos indagando cada pequeño resquicio de mi propio cuerpo. Cerré los ojos y me concentré en lamer y mordisquear todavía su pezón por unos segundos más, antes de soltarle con un suave jadeo y sacar la lengua para relamerle con deleite, trazando un sendero hacia arriba y llegar a su cuello, donde me entretuve una vez más al tanto que mis caderas se apremiaban a seguir el vertigionoso movimiento que Zero me instaba a tener. Aquella habitación sería el único testigo de nuestro amor y entrega mutua, sólo eran nuestros jadeos y el sonido de nuestros cuerpos al encontrarse, cada vez más rápido y profundo, era lo único que se escuchaba en el interior de aquellas cuatro paredes que nos aprisionaban.
-Zero... -musité con la voz cargada de pasión, liberando al fin aquella porción de piel que había dejado amoratada ante mis mordiscos y succiones, en la zona de su cuello. Mis ojos castaños se enfocaron en los violáceos de él y me mordí el labio inferior con fuerza, derritiéndome ante cada estocada suya.
Lo necesitaba más rápido, más profundo... quería que me llenara de todas las formas posibles, sentirlo con cada uno de mis sentidos. Me aferré a sus fuertes hombros y me ayudé con la nueva postura para impulsarme y aumentar la velocidad de nuestros encuentros, mi interior ardiendo ante la fricción de su miembro. Y no era sólo lo único que ardía en mí, la temperatura en mi cuerpo había aumentado considerablemente y gotas de sudor brotaban de mi frente y se deslizaban por mis sienes hasta la barbilla. Sentí el descenso de una de ellas por mi esternón, entre mis senos, lo cual me provocó un escalofrío difícil de describir. Clavé las uñas en la piel ajena y cerré los ojos con fuerza, sintiendo como mi cuerpo se tensaba, como a la espera de algo que sólo él sabía que estaba por venir. Yo, por mi parte, sentía que iba a desfallecer ante el placer. Me incliné hacia él y posé mi frente húmeda sobre la ajena, descubriendo que no era la única en aquel estado de excitación y cansancio.
-Quiero oírte aún más... saber que soy capaz de llevarte al borde de la misma locura que tú me has causado.
Mis músculos se quejaban ante el esfuerzo de mantener aquel ritmo desenfrenado, pero eran incapaces de detenerse a esas alturas. No iba a parar, no hasta conseguir la máxima colmunación de nuestro placer. Apreté las mandíbulas y traté de soportar aquellas intensas oleadas de placer que me hacían estremecer y me orillaban al delirio, pero quería cumplir el capricho de escucharle y sentirle sucumbir primero. Aunque, ¿qué más daba? Aquella no era una competencia y nada íbamos a perder, sino todo lo contrario. Y yo en verdad no podía retenerlo más...
Terminé por recibir mi primer orgasmo con un involuntario grito ahogado de placer. La tensión en mi cuerpo se liberó y todo se estremeció, sin la facultad de tener control de mis propias extremedidades. La habitación giró a mi alrededor y un potente rugido interno reverberó en mi garganta, consecuencia de la propia satisfacción al contenerlo por tanto tiempo y al fin permitirme caer en el abismo del placer. Mi espalda se curvó hacia atrás y dejé caer mis propias caderas sobre las ajenas con cierta violencia, recibiéndolo con la mayor de las profundidades en mi interior por el repentino movimiento; tragué en seco por ello.
Y tras aquellos segundos de extrema agitación, todo se calmó. Abrí los ojos, encontrándose mi mirada con el techo ante la postura que había adquerido en medio del orgasmo. Mis manos, las cuales hasta hacía poco habían estado aferrando los homros del peliblanco, ahora se encontraban afincadas con fuerza en los muslos de él. Mi larga cabellera caía hacia atrás, revuelta, y mechones húmedos se adherían a mi frente sudorosa. Mi pecho ascendía y descendía con rapidez ante lo agitado de mi respiración, y fui consciente hasta ese momento de que Zero tenía una buen panorama de mis senos desnudos, con mis pezones erguidos por la excitación causada por aquel desenfrenado encuentro. No me importaba saber que mi sirviente pudiera contemplarme de aquella forma, aún si estaba roja tanto por la vergüenza como por el esfuerzo; mientras fuera sólo él el que pudiera hacerlo...
-¿Q-qué fue eso...? -inquirirí con voz ahogada y entrecortada, aún sin reponerme del todo- ¿q-qué acaba de... pasar?
¿Cómo había sido posible que hubiera estado viviendo hasta ese día sin haber experimentado un placer semejante antes?
Un suave ronroneo brotó de mis labios al sentir sus manos indagando cada pequeño resquicio de mi propio cuerpo. Cerré los ojos y me concentré en lamer y mordisquear todavía su pezón por unos segundos más, antes de soltarle con un suave jadeo y sacar la lengua para relamerle con deleite, trazando un sendero hacia arriba y llegar a su cuello, donde me entretuve una vez más al tanto que mis caderas se apremiaban a seguir el vertigionoso movimiento que Zero me instaba a tener. Aquella habitación sería el único testigo de nuestro amor y entrega mutua, sólo eran nuestros jadeos y el sonido de nuestros cuerpos al encontrarse, cada vez más rápido y profundo, era lo único que se escuchaba en el interior de aquellas cuatro paredes que nos aprisionaban.
-Zero... -musité con la voz cargada de pasión, liberando al fin aquella porción de piel que había dejado amoratada ante mis mordiscos y succiones, en la zona de su cuello. Mis ojos castaños se enfocaron en los violáceos de él y me mordí el labio inferior con fuerza, derritiéndome ante cada estocada suya.
Lo necesitaba más rápido, más profundo... quería que me llenara de todas las formas posibles, sentirlo con cada uno de mis sentidos. Me aferré a sus fuertes hombros y me ayudé con la nueva postura para impulsarme y aumentar la velocidad de nuestros encuentros, mi interior ardiendo ante la fricción de su miembro. Y no era sólo lo único que ardía en mí, la temperatura en mi cuerpo había aumentado considerablemente y gotas de sudor brotaban de mi frente y se deslizaban por mis sienes hasta la barbilla. Sentí el descenso de una de ellas por mi esternón, entre mis senos, lo cual me provocó un escalofrío difícil de describir. Clavé las uñas en la piel ajena y cerré los ojos con fuerza, sintiendo como mi cuerpo se tensaba, como a la espera de algo que sólo él sabía que estaba por venir. Yo, por mi parte, sentía que iba a desfallecer ante el placer. Me incliné hacia él y posé mi frente húmeda sobre la ajena, descubriendo que no era la única en aquel estado de excitación y cansancio.
-Quiero oírte aún más... saber que soy capaz de llevarte al borde de la misma locura que tú me has causado.
Mis músculos se quejaban ante el esfuerzo de mantener aquel ritmo desenfrenado, pero eran incapaces de detenerse a esas alturas. No iba a parar, no hasta conseguir la máxima colmunación de nuestro placer. Apreté las mandíbulas y traté de soportar aquellas intensas oleadas de placer que me hacían estremecer y me orillaban al delirio, pero quería cumplir el capricho de escucharle y sentirle sucumbir primero. Aunque, ¿qué más daba? Aquella no era una competencia y nada íbamos a perder, sino todo lo contrario. Y yo en verdad no podía retenerlo más...
Terminé por recibir mi primer orgasmo con un involuntario grito ahogado de placer. La tensión en mi cuerpo se liberó y todo se estremeció, sin la facultad de tener control de mis propias extremedidades. La habitación giró a mi alrededor y un potente rugido interno reverberó en mi garganta, consecuencia de la propia satisfacción al contenerlo por tanto tiempo y al fin permitirme caer en el abismo del placer. Mi espalda se curvó hacia atrás y dejé caer mis propias caderas sobre las ajenas con cierta violencia, recibiéndolo con la mayor de las profundidades en mi interior por el repentino movimiento; tragué en seco por ello.
Y tras aquellos segundos de extrema agitación, todo se calmó. Abrí los ojos, encontrándose mi mirada con el techo ante la postura que había adquerido en medio del orgasmo. Mis manos, las cuales hasta hacía poco habían estado aferrando los homros del peliblanco, ahora se encontraban afincadas con fuerza en los muslos de él. Mi larga cabellera caía hacia atrás, revuelta, y mechones húmedos se adherían a mi frente sudorosa. Mi pecho ascendía y descendía con rapidez ante lo agitado de mi respiración, y fui consciente hasta ese momento de que Zero tenía una buen panorama de mis senos desnudos, con mis pezones erguidos por la excitación causada por aquel desenfrenado encuentro. No me importaba saber que mi sirviente pudiera contemplarme de aquella forma, aún si estaba roja tanto por la vergüenza como por el esfuerzo; mientras fuera sólo él el que pudiera hacerlo...
-¿Q-qué fue eso...? -inquirirí con voz ahogada y entrecortada, aún sin reponerme del todo- ¿q-qué acaba de... pasar?
¿Cómo había sido posible que hubiera estado viviendo hasta ese día sin haber experimentado un placer semejante antes?
Erzsébet Holdfény
Mensajes :
36
Idarion Terra :: Academia "Soffio Divino di Angel" :: Residencia de las Chicas :: Sengundo Piso :: Habitaciones
Página 1 de 1.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Vie Abr 13, 2018 6:04 pm por Cian Sheehan
» #Libro de Firmas
Sáb Mar 17, 2018 10:57 am por Gu Bei Chen
» ꧁ Gu Bei Chen ꧂
Sáb Mar 17, 2018 10:56 am por Gu Bei Chen
» ❉ Duanmu Louye ❉
Vie Mar 02, 2018 11:09 am por Duanmu Louye
» Los secretos y el pasado en la tumba deberían de quedar [Priv. Jun Kazuya]
Lun Feb 26, 2018 10:06 pm por Jun Kazuya
» Bajo el cielo inmaculado [Priv.]
Sáb Feb 24, 2018 11:41 pm por Larrence O'Brian
» ||Stars Can't Shine Without Darkness|| Priv.
Sáb Feb 24, 2018 10:04 pm por Larrence O'Brian
» One Step Closer...[Priv. Tasha || +18]
Miér Feb 21, 2018 3:20 pm por Gerhard Leisser
» ¿Fría atracción o cálida avidez? [Priv. Ahri]
Miér Feb 21, 2018 1:36 am por Rai R. Solberg
» Bake your Mood (Priv. Arlyne)
Sáb Nov 11, 2017 1:44 am por Arlyne Ní Laoghaire
» ENCUENTRO ACCIDENTADO (Priv. Kailen Tsukishiro)
Jue Nov 09, 2017 7:27 pm por Arlyne Ní Laoghaire
» {Juego} ¡Confiesa!
Vie Nov 03, 2017 3:24 pm por Dante Zuegg