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Dulce despertar ♠ Shiro

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Mensaje por Invitado Dom Mayo 25, 2014 1:18 am

Pasadas unas horas, sus párpados decidieron hacer un obsequio al mundo, lentamente se alzaron permitiendo así que el color rojo ámbar de sus orbes fuese apreciable para cualquier mortal que tuviese la fortuna de cruzar por su camino. Mas sin embargo, ninguno de esa raza se encontraba presente dentro de las cuatro paredes que formaban su nueva habitación. Su única y eterna acompañante era nada mas y nada menos que una exquisita diosa de cabellos blanquecinos, a quien había acurrucado fuertemente entre sus brazos cuando juntos sintieron el poder de Morfeo recaer sobre sus cuerpos. Las clases ya habían finalizado ese día, de los deberes se ocuparían mas tarde, cuando hubiesen acabado con cierto encargo.

Las largas cortinas de la ventana se encargaban de oscurecer el lugar pues el mas mínimo rastro de luz solar que se colara les impediría descansar como deseaban. Pero la hora indicada se acercaba y los ojos del mayor ya depositaban su atención en el alto techo que sostenía un ventilador. Su siguiente movimiento, tras removerse suavemente en el colchón que debía ser usado teóricamente sólo por el estudiante y no por el sirviente, fue “bajar” la mirada para así deleitar su existencia con la presencia de su hermana menor que al parecer aún dormía. Aún la mantenía contra su pecho y tan solo la blanca camisa del uniforme a medio abotonar le separaba de la suavidad propia de las mejillas de la menor. Delicadamente deslizó los dedos de su mano derecha entre los largos cabellos que decoraban tan hermosamente la cama, no quería despertarla, adoraba verla sumida en un profundo sueño, pero tenían trabajo para el cual alistarse. – Shiro, despierta… ¿Shiro? – le llamó tenuemente con la dulzura que solo un amor real y sincero podría otorgar. – Ya es hora.– susurró al oído expuesto de su supuesta sirviente, posando al segundo siguiente un corto beso  que difuminó lentamente con un húmedo recorrer de la lengua sobre su oreja, apoyando una mano con firmeza sobre las sábanas para no dejar caer el peso de su ser sobre ella.
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Mensaje por Invitado Dom Mayo 25, 2014 5:11 pm


Dulce despertar
Tal vez...no estés tan seguro



Las clases eran un fastidio, los profesores también y los alumnos también, porque no se podían ir todos del cuarto y dejarnos a mi y Sora en paz? Solo queríamos pasar desapercibidos allí como simples residentes ricos, unos cualquiera metidos allí dentro por obligación de sus padres para desarrollar más aquel supuesto talento que llevaban dentro.
Menudo tontería...nosotros ya teníamos nuestra mente lo suficientemente desarrollada como para darles miles de vuelta a todos los que allí residían. No era justo.
Además yo solo quería estar con Sora, los demás me daban igual, como si el mundo entero ardía en llamas y los únicos supervivientes eramos el y yo...daba igual, así estaría bien.
Solo necesitaba a Sora para ser feliz...le seguiría a donde me pidiera, incluso si era hacia la mismísima muerte, lo haría, solo si el me lo pedía.

Pero debía de despertar, un encargo nos esperaba, debía de dejar de odiar a los malditos profesores en sueños y a sus alumnos todos trajeados y uniformados, debía de dejar de pensar en Sora solo en mi mente para regresar con él a aquel mundo que llamaban real las personas, debía...no, quería volver con él para poder ver su rostro al despertar, esos ojos iguales que los míos, eso era lo que quería, pero por otra parte me hubiera gustado quedarme allí para siempre, en aquella profunda oscuridad sintiendo su calor contra mi mejilla sintiendo como sus manos acariciaban con suavidad mi cabello haciendo que me removiera un poco haciéndome la remolona casi a punto de despertarme a pesar de que la cortina estaba pasada y la habitación en una completa penumbra.

Moví levemente mi cabeza cuando me llamo por mi nombre aun si abrir los ojos quedando sostenida entre la línea limite que separaba el sueño del despertar. Aun no quería abrir los ojos, las clases cansaban demasiado, había muchas responsabilidades, no quería...
No obstante Sora insistió haciendo que apretara con algo de fuerza los ojos cuando deposito un beso sobre mi oreja-Ni....-susurre-quiero dormir un poco más...-susurré dándome la vuelta ocultando ahora mi rostro en su pecho-no seas malo...-susurré a la vez que mi voz se apagaba volviéndome a quedar dormida.

Ahora mismo me daba igual todo, no quería ir a hacer aquel encargo...sabía que era una obligación que habíamos decidido tomar al llevar aquella doble vida, pero estaba demasiado cansada y a gusto entre sus brazos como para moverme ahora mismo.
Acaso era tan egoísta al pedirle a Sora que nos quedáramos un ato mas así? Probablemente lo era, pero por un día quería ser un poco egoísta y quedarme un rato más al lado de la persona que realmente me importaba, la única que lo hacia en aquella basura de mundo que no era más real que todos aquellos juegos a los que una vez habíamos jugado y que ahora prácticamente aborrecíamos.

Lo pensé tarde. Quizás había sido una mal idea volverse a dormir.
Dormir no significaba descansar para mi, no era algo tan simple como eso, no era tan simple como los humanos lo describían en aquel libro tan grande llamado diccionario del cual había miles de copias en diferentes idiomas y de diferentes editoriales y autores. No, no era tan simple. Siendo tan complejos nosotros junto a nuestro cerebro y órganos que funcionaban mecánicamente proporcionándonos sustento y fuerza como iba a ser tan fácil describir uno de los procesos más importantes para nosotros?
Había algo más.
Los sueños y las pesadillas. Aquellos trances más profundos que el simple hecho de quedarse dormido y despertar a la mañana siguiente sin recordar nada. Los sueños...que eran los sueños? Aquellas fantasías que crea nuestro subconsciente permitiéndonos ver aquello que queremos, pensar por unos instantes que eso que vemos es real, creerlo tan fervientemente que casi no lo creemos pero que al final acabamos disfrutando de ellos cayendo en la tentación dejándonos llevar de esa mano cálida que nos tiende.
No obstante, estos dulces pensamientos que nos llevan a paraísos inexplorados o nos permiten volver a ver a nuestros familiares o conocidos muertos de una forma pacifica y feliz, pero nadie nos exime de que esto no pueda tornarse oscuro, es aquí cuando entran en juego las pesadillas. Que son estas? Exactamente lo mismo que un sueño pero a la inversa.
Son recreaciones de nuestros mayores miedos que provienen de nuestro subconsciente. Aquellas cosas que tememos que sucedan, que se vuelvan a repetir, que tememos que aparezcan frente a nuestros ojos...
Las pesadillas son lo peor que ha podido crear el hombre porque curiosamente al final de nuestra vida jamás recordamos un sueño, siempre una pesadilla, estos pasajes oscuros nos marcan más que los felices, se calan profundamente en nuestros huesos pasando a través de los poros de la piel y las fibras de los músculos hasta que se entierran bien hondo en nosotros sin posibilidad de que los olvidemos.

Mi mano se deslizó hasta la camisa de Sora agarrándola con fuerza inconscientemente a la vez que comenzaba a temblar con miedo frunciendo el ceño dejando que una pequeña lagrima se instaurara en la linea que ahora formaban mis ojos cerrados-Ni...-susurré aun completamente sumida en la pesadilla-Ni...-le volví a llamar para al final sentir como la lágrima se deslizaba por mi mejilla-no...no me dejes....-solo pude pronunciar antes de abrir los ojos con rudeza completamente asustada de que Sora hubiera desaparecido de verdad como en mi pesadilla.
Mis ojos estaban llenos de lagrimas y aun seguía temblando con miedo sin darme cuenta de que ciertamente Sora aun seguía allí...
A mi lado.
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Dulce despertar ♠ Shiro Empty Re: Dulce despertar ♠ Shiro

Mensaje por Invitado Dom Jun 01, 2014 12:39 am

¿Estaba bien dejarla dormir otra vez? Tenían pendientes esperando por la atención de ambos, de momento se trataba simplemente de vigilar los movimientos de un hombre con actividades tan dudosas como el sujeto que había contratado a Los Blancos para espiarle. Debían levantar, alistar sus “herramientas” de trabajo y atuendos para la noche pero… ¿alguna vez había sido capaz de negarle algo a su adorada? No, no que él recordara… Permitió que la menor se ajustara a su cuerpo en un intento por conciliar nuevamente el sueño y él se recostó por completo acaparando cuanto le fue posible de la figura  de su hermana. Lentamente, con cuidado, como quien arropa una rosa entre sus manos.

La verdad era que él también estaba cansado, la escuela les exigía mas labores tediosas de las que estaban acostumbrados a realizar y por si fuera poco, debían mantenerse por horas dentro de las aulas. Parecían jaulas, solo que mas decoradas que la mayoría. Mentiras para gente rica, al final, todos llevaban una cadena al cuello. Pero lo soportarían, todo fuera por borrar las huellas que hasta entonces las autoridades habían conseguido interpretar. Ahí, sobre hielo, serían capaces de esfumarse temporalmente del mundo que tanta decepción les había dejado.

Cerró los ojos y lo último que cruzó por sus pensamientos, fue el tacto que percibía de Shiro refugiada entre sus brazos. Ya se harían cargo de su presa mas tarde, cuando la noche llegara y la oscuridad los bañara con su silenciosa profundidad, concediéndoles el placer de ejecutar sus planes sin ser vistos, sin… - Shi… ro… - quizá fueran esas las letras que siempre salían de su boca cuando el muchacho de cabellos rojizos volvía a la realidad.

“Ni…”

Escuchó en un hilo de voz que destilaba pesar.

“Ni…”

«Estoy aquí, contigo»

Pensó a mitad del camino que lo llevaría al mundo de los sueños y las pesadillas.

«¡No te dejaré! Yo… jamás lo haría porque… tu eres todo lo que necesito.»

Parpadeó  con intervalos de tiempo propios del recién abandono a los placeres del sueño. En los lapsos que el ámbar de sus ojos alcanzaban a vislumbrar sus gemelos al frente, que le observaban presas de un miedo incontrolable, la última frase que su dueña pronunció se repitió una y otra vez en su cabeza. No comprendía del todo lo que sucedía, el por qué tan horrenda idea habitaba en los pensamientos de Shiro, ¿por qué?! En un arranque de adrenalina inexplicable se incorporó a medias, llevando consigo a la chica de blancos cabellos, apretándola con mas fuerza de la necesaria para mantenerla en un abrazo. ¿Pánico, tal vez? El instinto le había gritado que despertara inmediatamente, como si escucharas cerca los pasos del enemigo acechando por tu vida y tu única opción de contra ataque dependiera de la rapidez de tus reflejos. De los segundos previos al sumergir de una daga en tu pecho.

-¡Shiro! – la aprisionaba contra sí, sentado sobre las sábanas mientras su espalda se apegaba todo lo posible al muro. – No te dejaré, no te dejaré, no te dejaré… - repetía casi con espanto. El ritmo de su respiración se había acelerado mucho antes de que él se percatara de ello. El latir de su músculo cardíaco hacía lo mismo, palpitando con tal fuerza que si Shiro hubiese querido, podría haber grabado su sonido. O tal vez no, pero sí podría percibir ese marcado contraer del corazón de su hermano. Estaba loco, debía estarlo para reaccionar así tras haber escuchado un juego de palabras que, si bien representaban un temor genuino, no eran decisivas. Nada tangible las había propiciado, o eso pensó cuando transcurridos pesados y agresivos segundos, consiguió volver en sí. Bajó el rostro, buscando cruzar con la eternidad que apreciar el rostro de su hermana le hacía sentir y en sus delicadas facciones, encontró el mayor tormento de su vida…

-No llores… - aflojó finalmente el abrazo, dándose a la tarea de secar las lágrimas que brotaban sin parar de aquellas joyas ambarinas. – Aquí estoy - «Soy tuyo» - Nunca te dejaré porque… somos uno, ¿cierto? Que las pesadillas no te engañen. – sí, ya había sido testigo anteriormente de lo que los malos sueños causaban a su hermana. Temor e inseguridad. Para compensarlo se necesitaba una oleada de afecto y caricias que siempre tenía para ella. Sabía que el miedo a una separación injustificada podía quebrantar a ambos, y aunque era consciente de que en el mundo existían cosas peores, siempre ignoraba esos factores de la ecuación. No los quería, eran basura. Mientras estuviera a su lado, él la protegería de todo caos. La defendería hasta perder su último aliento. - ¿Puedes sentirme? No he ido a ningún lado. – sonrió sinceramente para ella, separándose unos centímetros para evaluar la condición en que se encontraba. Su saco no estaba lejos, de hecho, había servido de almohada, hurgó en los bolsillos y del interior de uno sacó una caramelo tan rojo y reluciente como cereza en almíbar. Con él rozó los labios de Shiro, bajo cualquier situación, siempre buscaría endulzarle la vida.
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Dulce despertar ♠ Shiro Empty Re: Dulce despertar ♠ Shiro

Mensaje por Invitado Mar Jun 10, 2014 3:33 pm


Dulce despertar
Tal vez...no estés tan seguro



Cuando aquellas dulces palabras llegaron hasta mis oídos pude calmarme, solo en ese momento, en ese entonces-ni...-volví a repetir más calmada sintiendo como mis lagrimas no dejaban de brotar pero esta vez de otra forma diferente a lo que lo hacían antes, ahora eran de felicidad por volverle a tener allí, por haber despertado de esa maldita pesadilla.
Pero no podía esperar, casi al segundo de que él limpiara mis mejillas me lancé contra él abrazándolo con fuerza guareciendome en su pecho retomando el llanto-ni...pensé que habías desaparecido...-dije entre sollozos a la vez que podía escuchar aquellas hermosas palabras dirigidas solo a mi a la vez que asentía a la afirmación de nuestra unidad-hai...-susurré levemente por si no había quedado claro sin dejar que aquel abraza se extinguiera.

Me separó un poco de él mirándome directamente a los ojos dejándome completamente embobada contemplando los ajenos. Porque? Desde que había regresado de ese hospital la pregunta siempre era la misma en mi cabeza. Porque de todas las personas que había en aquel aburrido mundo tenía que haberme enamorado de él, de mi igual? Acaso no era un destino cruel? No había sufrido lo suficiente? O mejor dicho, no habíamos sufrido lo suficiente?
Volví a asentir a sus palabras-hai...ni-intenté que la voz no se me quebrara por haber llorado y le devolví la sonrisa acabando de limpiar la comisura de mis ojos donde aun podían quedar pequeñas lagrimas que no habían querido descender por mi mejilla ahora completamente húmeda.
Tenía un nudo en la garganta de tanto lloro y de aquella sensación tan amarga como el oxido que me había dejado aquella pesadilla. No podía concebir un mundo sin Sora, sin mi hermano, no podía...desde aquel día que ambos decidimos volvernos uno porque solo nos teníamos el uno al otro, desde ese fatídico día en el que parecía que por fin habíamos hecho un pacto con el diablo a cambio de conseguir todo lo que nos propusiéramos juntos, desde ese día nada había vuelto a ser lo mismo...o quizás desde antes...quizás siempre habíamos estado en la mirada de Satanás, pero aquel día habíamos sucumbido a sus encantos.

No pude evitar observar como Sora buscaba algo en la mochila sacando rápidamente un caramelo de color rojo. Al principio me sorprendió que lo sacara en un momento como aquel, pero rápidamente cuando lo posó sobre mis labios supe lo que pretendía con solo una rápida mirada. Sonreí levemente y abrí la boca dejando entrar al caramelo a la vez que mis ojos se llenaban de emoción-que rico!-sonreí ampliamente para al segundo darme la vuelta apoyando mi espalda contra su pecho totalmente feliz como si la pesadilla no hubiera ocurrido nunca.

Que facilidad tenía Sora para hacerme feliz...

-Ne ni-susurré mirando la desaliñada habitación que se extendía delante de mis ojos a la vez que ladeaba mi cabeza para mirarle e inflar mis mejillas-de verdad tenemos que ir?-dije algo molesta arrugando el ceño volviendo a darme la vuelta para pasar mis brazos alrededor de su cuerpo restregando mi mejilla contra su pecho-no quiero ir...-susurré-estoy muy cómoda aquí-dije inocentemente para ver si aquello era suficiente para poder quedarnos y desatender lo que eran nuestros negocios y principal fuentes de ingreso.
No es que no me gustara lo que hacíamos, si no que simplemente estaba muy cómoda así, pero quien lo estaría? Además, por esa regla de tres nunca iríamos a hacer nuestros encargos, al fin y al cabo pasábamos las ¾ del tiempo en aquel estado de aletargamiento tumbados sobre la cama.
No obstante algo en el ambiente me decía que aquel día no era normal, no era otro día cualquiera y tampoco era la sensación que producía aquel bochorno baja el sol abrasador de verano en aquella región, no, nada de eso...era algo que escapaba a mi imaginación, un mal presagio, un mal augurio que se cernía sobre nosotros.
O es que acaso aquel sueño no significaba nada? Era la primera pesadilla que tenía desde hacía tiempo y la primera desde que estaba allí...acaso eso no significaba nada? Estaba segura de que algo malo ocurría o ocurriría, por eso era mejor quedarse allí al menos por hoy.

Sora no debía enterarse. Tampoco quería preocuparle por una superstición meramente infundada, sabía como se pondría si se enteraba de todo lo que pasaba por mi mente, así que por esta vez sería mejor no decírselo e intentar por otros métodos quedarnos en casa...si es que aquello le podíamos llamar casa.

Debería de ocultarle mi secreto...aquel pequeño y oscuro secreto...



Shhhhhh
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Mensaje por Invitado Vie Jun 20, 2014 1:18 am

Su lado holgazán se decantaba por la melodiosa petición de la menor para quedarse en casa, dejando de lado el honrado trabajo que habían aceptado días atrás. Pero aunque la forma en que se lo pidió a Sora fuese exquisitamente tentadora, no podía permitir que se aflojara el ritmo de sus asignaciones. – Shiro – la llamó con suave voz agachando el rostro lo suficiente como para encontrarse con el de ella, amaba tenerla en esa posición y odiaba la idea de tener que suspender por obligaciones, ¿pero qué se le iba a hacer? Ya tendría tiempo después para disfrutar de su añorada hermana menor. – Iremos, pero no jugaremos con la presa. Nos deshacemos de él y así podremos regresar pronto a… casa. – explicó sin mayor emoción e inmediatamente una sonrisa maliciosa apareció en él. – Estarás conmigo, ¿verdad Shiro? – para ese entonces, colocando con delicadeza la mano bajo el mentón de su semejante, le levantaba ligeramente el rostro de manera que le quedara mas “accesible”, ladeando él también su posición hasta casi rozar sus labios. A milímetros de ellos dejó escapar aquella pregunta, alternando la profundidad de su mirada entre los orbes ajenos y la inocente boca que tanto ansiaba probar. Pero no podía, por supuesto que no. Aunque algo en su interior le susurrara que no sería rechazado… la adoraba demasiado como para poner en juego su unión de tantos años. Temor, eso era.  Temor a perder lo que mas quería en ese desgarrado entorno.

Como mejor pudo la tomó entre sus brazos y en un último permiso de disfrutar la comodidad de la cama de aquella refinada habitación, se tumbó nuevamente sobre las sábanas llevando consigo a Shiro,  a quien dejó sobre su cuerpo. Quizá fue la única escapatoria que encontró para no ceder a las tentaciones y poder concentrarse en lo que debía, o al menos intentarlo. – Sé que también lo notaste. Debemos llevar lo necesario para eliminarlo.

En cuestión de segundos, y aunque aún la abrazaba con fervor, la expresión de su rostro cambió rotundamente. Sombras se habían apoderado de la esencia en su mirar, en ellos se podían leer las ansias de derramar sangre, de haces sufrir, desmenuzar a su objetivo. Aún sin una razón personal para eliminar al hombre que se suponía solo debían vigilar, deseaba aniquilarlo. Observar y nada mas, esa fue la petición, pero pasados los días de rutinaria vigilancia, Sora supo que no podían dejarle vivo. No sabría explicarlo si se lo preguntasen, sencillamente lo sentía. O de lo contrario, serían ellos quienes saldrían perdiendo. Ya no importaba si el cliente daba o no la orden, el muchacho estaba seguro de que si esa no había sido la orden desde un inicio, se debía al peso que eso generaba sobre aquel que les había contratado, y no porque no deseara ver muerto al otro. Si Los Blancos tomaban la iniciativa, casi podía asegurar que el cliente en turno se sentiría mas ligero, menos responsable.

Algo distinto había en la futura víctima. Algo que hizo entender al mayor de los hermanos que la minuciosa observación no iba en un solo sentido, también ellos eran vigilados, por un tercero probablemente y aunque salir a trabajar esa noche implicaba un riesgo, Los Blancos nunca dejaban inconclusa una misión. Le eliminarían y desaparecerían de la vista de un segundo depredador. Asesinar e inmediatamente esfumarse, abstenerse por un tiempo de trabajar, con eso bastaría para recuperar su solidez.

Alzó una mano hacia su hermana, rozando sus largos cabellos – Llevemos un arma extra. Solo por si acaso. – Sus dedos jugueteaban con despreocupación haciendo una peculiar combinación con lo afilado de su mirada y la insana sonrisa. Era precavido, pero su exceso de confianza en  ocasiones podía jugarle sucio.
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Mensaje por Invitado Vie Jun 20, 2014 10:57 pm


Dulce despertar
Tal vez...no estés tan seguro


Inflé levemente las mejillas cuando dijo que a pesar de todo iríamos.
Que mas me daba a mi que tardáramos poco? Hoy estaba demasiado perezosa como para salir de la cama, no quería no, no y no! No saldría de allí jamás ni aunque Sora me sacara en brazos o tirara por mi, no iría! Menuda tontería ir a observar a aquel tipo, no sería mejor matarlo, así tendríamos mas tiempo libre. Pero seguía sin querer moverme!

Sin embargo aquella pregunta que hizo a continuación me puse entre la espalda y la pared. No podía negarme ante aquella pregunta dedica exclusivamente para mi-yo...-mis mejillas se sonrojaron cuando me tomo de esa manera por el mentón acercándose peligrosamente a mi haciendo que todas mis alarmas se activaran avisándome del peligro, aunque sinceramente con Sora no tenía de que temer, además, estaba segura de que si algún día llegara a besarme todo sería una broma...No! Sora jamás me besaría, eramos hermanos, el no haría eso...sería mejor que lo olvidara, todo era una estupidez, eso no pasaría jamás-ya sabes que si, bakka...-susurré levemente para intentar incorporarme pero fui atrapada entre sus brazos quedando encima de él pudiendo respirar ese olor tan característico de él. Respiré algo más tranquila haciendo que mi corazón volviera a latir con normalidad y aquellos tontos pensamientos desaparecieran de mi atolondrada mente-si lo se...-continué susurrando sobre su pecho volviendo a acurrucarme.
Como siguiéramos así no saldríamos jamas y ya estaba algo molesta por tener que salir, así que mejor hacerlo cuanto antes.

Asentí de nuevo a su sugerencia-hai Ni, aunque ya sabes que Los Blancos nunca fallan-sonreí levemente incorporándome dejando que algunas hebras de mi largo cabello cayeran sobre el rostro de  mi hermano comenzando a andar por la desordenada y oscura habitación buscando la capa marrón.
Una vez la tome me la puse sin pestañear y le mire-será mejor que te cambias de ropa, si no podrían saber que venimos a esta academia-puntualice para comenzar a tomar las armas metiendolas en la mochila de cuero marrón que solíamos llevar para después meter una en mi bolsillo.
Una pistola. El arma que mejor sabía manejar, ya que con eso mi puntería era infalible, podía prever todos los movimientos que podía trazar la bala, todas y cada una de sus infinitas posibilidades con las del oponente, si iba o no con efecto, la estadísticas, posibilidades y probabilidades eran lo mio.

Cuando acabe me tumbé en el suelo y saque el móvil de mi otro bolsillo mirando por internet nuevas armas, pero una vez me cansé, que fue bastante pronto, pasé a mirar nuevos videojuegos y consolas, al parecer dentro de poco saldría una consola nueva, debíamos comprarla, pero eso ya lo discutiría más tarde con Sora, al fin y al cabo ahora estábamos viviendo en un videojuego o bueno desde hacía tiempo lo estábamos haciendo debido a que la realidad nos servía a poco, pero por seguir jugando tampoco nos iba a pasar nada. El dinero nos sobraba así que estaría bien tener algo nuevo con lo que entretenerse en aquellos, meses, quizás años que pasáramos allí encerrados evadiendo nuestra responsabilidad para con la ley.

Pero ahora mismo todo daba igual...todo siempre había dado igual desde que Sora había aparecido en mi vida, desde que mis ojos se habían pasado sobre los suyos, idénticos a los míos, resplandecientes como dos rubíes rojos con un toque dorado a su alrededor envolviéndolos. Esos ojos que yo no me cansaba de mirar, esos ojos que siempre tenían la razón, que me tranquilizaban junto a las hermosas palabras que siempre salían de mis labios para mi...solo para mi.
Él tenía ese don, el don de dar tranquilidad, de saber escuchar, de envolverme en paz. Tenía la virtud de hacerme olvidar el miedo que me daba mirar la oscuridad.
Solamente el lo podía entender y solamente él se lo podría creer.

Las palabras sobraban entre nosotros, con una mirada bastaba.
Era suficiente para hablar entre nosotros dos.
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Mensaje por Invitado Sáb Jun 28, 2014 4:51 pm



Percibió una pizca de molestia en Shiro cuando se incorporó dejándolo solo en la cama ¿pero qué podía hacer? Había llegado la hora de trabajar, de cobrar el último aliento a una de las basuras de la sociedad. Sonrió de lado a lado sintiendo deslizar el blanco cabello de su hermana por el rostro, era como la tierna caricia que se la a un niño, y al igual que uno, Sora experimentaba cosquillas en el alma con tan sencillo roce.

Saciado de momento, se impulsó sin usar como apoyo las manos para sentarse sobre la cama. Desde ahí siguió los movimientos de su hermana quien ya se daba a la tarea de preparar armamento y, una vez estuvo lista, se dispuso a navegar a través del móvil. Bien, él también tenía que darse prisa, entre mas pronto terminaran todo aquello, mas pronto regresarían. Dejando atrás la cama se dirigió hacia el ropero, mueble incluido en cada una de las habitaciones de la academia, y de manera casi mecánica fue sacando vestimenta a color negro. Sin pena ni cuidado fue tirando al suelo cada pieza del fastidioso uniforme, sustituyendo a la brevedad por un pantalón a cuero negro opaco y una sencilla camiseta de manga larga del mismo color, botas a cintas y la característica capa marrón que por segundos ondeó en el aire debido al drástico movimiento con que fue colocada sobre los hombros del muchacho. –Uno de nosotros vigilará desde la azotea del acuario, el otro le esperará dentro. Si algo fuera del plan ocurre, nos encontraremos en el punto B. Hoy no estaremos solo incomunicados – mientras la misión estuviese en marcha evitaban el uso del móvil, evitando así distracciones o sonidos que pudiesen delatarlos. La confianza de uno en el otro era tal, que siempre realizaban cada paso del plan con la seguridad de que el otro cumpliría exitosamente su parte. La naturaleza les había sincronizado, su sangre hervía al unísono. – sino también alejados mas de lo usual. – en ese instante deslizó una afilada mirada hacia Shiro. Sabía de lo innecesario de repetirle el procedimiento, la chica era dueña de una memoria superior a la suya y una velocidad de análisis que llevaría al borde del pánico a cualquiera. A cualquiera menos Sora, conocedor desde hace años de las impecables habilidades de la albina.

Con firmeza encajó la pistola en la funda que llevaba sujeta a la pierna y lo mismo hizo en el lado contrario. Ganzúas en el bolsillo, una navaja oculta en el calzado, el resto ya iba en la mochila preparada por Shiro. Una vez llegaran a la posición decidida para terminar de alistarse sacarían el resto del armamento. Uno podría pensar que salir armado de aquella habitación era mas insensato que entrar al vestidor de las chicas, pero los hermanos habían adquirido con el tiempo una capacidad formidable para movilizarse como sombras a través de la urbe. Era como si realmente no existieran, como si desaparecieran hasta el momento en que se requería apretar el gatillo o cercenar la vida ajena en cualquier otra modalidad. ¿Entonces como les habían estado vigilando durante los últimos días de trabajo? Fácil y sencillo, ellos mismos se habían dejado ver intencionalmente, todo a partir del avistamiento de un tercer y extraño elemento cuando finalizaron otra asignación. La presencia de un ajeno era imposible en ese sitio en específico lo cual dio a entender que alguien intentaba dar con la identidad de aquel ser ejecutor. A partir de ese momento decidieron dar pistas, dejar una que otra huella para cuando el cazador se armara de valor para enfrentarlos – creyendo que los había atrapado- fuese él quien cayera en una trampa. Quien quiera que fuera, parecía saber medianamente lo que hacía. Era astuto y precisamente por ello no podían dejarlo vivir mas tiempo.

En cuanto al bicho que eliminarían esa noche, estaba ya mas que claro que realizaba negocios turbulentos con otras facciones de la mafia local. Acudía en noches específicas al acuario de la ciudad y ahí, en puntos aleatorios del interior, dejaba oculto el pago creyendo que absolutamente nadie lo sabría mas que aquel desconocido que lo recogería al día siguiente antes de que el sitio diera inicio con sus actividades. Le habían estado observando minuciosamente, incluso revisaron en mas de una ocasión la cantidad de efectivo que se dejaba para alguien mas. Los Bancos eran como fantasmas siguiendo a solo un paso  de distancia a su objetivo.

-Vamos, Shiro. Hoy será divertido. – afirmó con emoción en la mirada al tiempo que le tendía una mano para que emparejara sus pasos con los de él. Ya había oscurecido, el escenario del dúo estaba listo.
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Mensaje por Invitado Miér Jul 02, 2014 4:49 pm


Dulce despertar
Tal vez...no estés tan seguro


De nuevo como era común, me aburrí de ojear internet, nada era divertido si Sora no lo hacía conmigo, incluso ver la televisión o el simple hecho de respirar, si Sora no estaba a mi lado simplemente era una constante agonía, un mundo en el que no merecía la pena vivir, un mundo sin color, todo pintado de gris del cual solo podíamos defendernos con una gran sonrisa haciéndoles creer a todos que estábamos conformes con él.

Me levanté del suelo cuando vi que ya estaba casi listo y mi acción instintiva fue lanzarme a su brazo para aferrarme a el con fuerza a la vez que se me partía levemente el corazón por oír sus palabras. Tendríamos que separarnos? Encima de salir tendría que separarme de él? Sin duda aquel día no me estaba gustando nada de nada...pero de nada servia replicar, era la única solución que había posible, el único plan isa que solo quedaba resignarse y seguir las indicaciones de Sora.
Pero confiaba en él, no temía, no de él. Sora podría mandarme lanzar desde un quinto piso por la ventana sin seguridad y yo lo haría sin dudarlo, ni si quiera pensaría, no podía dudar, el jamás me pediría que hiciera algo que pusiera en riesgo mi vida y si lo hacía desde luego sabría como salvarme más tarde antes de que ocurriera el trágico final.
Quien nos había dado aquella compatibilidad tan fuerte que casi nos hacía uno? Acaso habían sido nuestros padres? O es que solo había sido cosa del destino? No...aquello no era coincidencia si eramos asi era por algo...las cosas no pasaban sin un porque, el azar no existía, todo era estadística pura, acción-reacción, todo era así.

Asentí ante sus indicaciones-yo estaré dentro Ni-dije antes de salir para que nadie más pudiera oírnos-si no nos podemos comunicar eso será lo mejor, así podré predecir sus movimientos-le sonreí-estaré bien-continué sonriendo ampliamente con total confianza en mi misma aunque por alguna razón ya estaba algo inquieta desde aquel extraño sueño en el que Sora se había alejado de mi lado, había desaparecido-lo se...-susurré y lo abracé con fuerza-pero Shiro estará bien, y no dejará que le pase nada a Sora-susurré intentando no sonar nerviosa abrazándolo con un poco más de fuerza de lo normal. No obstante acabé soltándole y tomando su mano y la mochila que llevaba a mi espalda preparada con más armas y artefactos raros por si algo pasaba siempre poder escapar.

Salimos del internado de forma sigilosa y cautelosa sin ser vistos hasta llegar al punto designado de la ciudad. Apreté su mano con fuerza y nuestro camino hacía las fauces del lobo comenzó.

A pesar de estar de misión mis ojos no podían dejar de fijarse en todo lo que nos rodeaba. La ciudad era bonita, aunque demasiado simple, todo era simple para una ente tan compleja como las nuestras peor por alguna razón podía ver como los edificios nos miraran pidiendo perdón, pero cuanto mas pasaba el tiempo y el sol bajaba más todo parecía que se teñía de un dulce color néctar y todo comenzaba a bailar al son de nuestros pasos.

Una vez llegamos al punto designado mi mano se soltó de la de él con gran pesar pero no dije nada, simplemente le dediqué una mirada algo triste y sonreí. Esta vez no pude disimular, pero era perfecto, pues no podía pararme, el plan ya había comenzado, allí no podíamos ponernos con florituras, como dirían los romanos: “Alea jacta est”, la suerte esta echada, y no era precisamente de la buena...estaba segura.
Ahora tenía que mantenerme firme, ver a través de mi oponente y matarlo ates de que algo más inesperado ocurriera.
Me paré frente a una gran cristalería con los peces nadando a lo suyo justo tras mi espalda. Todo estaba en penumbra, todo era posible, había infinitas posibilidades, pero todas estaban en mi mente, todas eran posibles pero conociendo a ese tipo era obvio que vendría por la entrada común como un transeúnte más, ese objetivo era el fácil, el que vendría después no tanto.

Espere...espere...recordando aquel viejo barco que tanto quise en mi infancia, aquel barco que soltaba a navegar con el mar, corriendo tras de él hablando en libertad, riendo, soñando con una escalera que me llevara a la luna, soñando con un mundo más amable, siendo una simple mortal jugando a ser un ángel que jugaba a vivir.



Sonriendo a la vida, si no te sonríe ella a ti...niña de ojos tristes.
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Mensaje por Invitado Vie Jul 04, 2014 6:31 am

~ «♠» ~


Estas en lo cierto. Ambos estaremos bien.
En momentos de acción curiosamente ambos eran capaces de soportar la distancia, no era que no les doliera en la carne y el alma separarse del otro, pero de algún modo conseguía ser tolerable. ¿La adrenalina, tal vez? Sora no  lo sabía pero estaba seguro de que la despedida de ese atardecer había dejado un sabor amargo en cada uno de sus sentidos. ¿Por qué? Se hizo la pregunta repetidamente desde el instante en que se vio privado del cariñoso tacto de Shiro, dejándola en la primer planta –sitio que ella había elegido- para él recorrer los pasillos enmarcados por agua hasta llegar a una ruta destinada exclusivamente para el personal del acuario, sitio donde encontró como estaba previsto, las escaleras que lo llevarían a la azotea del edificio. Ascendió por ellas rápidamente, y con cada escalón que su suela pisaba, una helada gota humedecía su corazón. «Ya lo has dicho, Shiro. Todo saldrá bien» Tocó suelo en el último peldaño. En silencio sacó las ganzúas y de esa forma se abrió paso al exterior «¿Entonces por qué siento que el mundo hoy es mas traicionero?»

El viento rugió con fuerza sobre el muchacho. ¿Quería derribarlo escaleras abajo, como su enemigo? ¿O había sido un último intento por hacerle saber que allá afuera no le esperaba nada bueno? El cabello rojizo del chico danzó al compás de ese gesto de la naturaleza, y aunque fue incapaz de descifrarlo, la solidez de su mirar no se perturbó. Estaba ahí para algo y no abandonaría hasta haberlo conseguido, hasta hacerse con la victoria, hasta recuperar a su adorada hermana y entonces, poder marchar de vuelta a casa, donde al menos la calidez de una cama los esperaba.

Los tonos cálidos en el cielo habían perdido casi todo el terreno, en cuestión de minutos todo sería propiedad de la intangible oscuridad. Debía darse prisa y tomar posición en el punto ya determinado, donde Shiro sabría que él estaría aunque no pudiesen verse, ubicación desde la cual la rata que los espiaba debía ser capaz de notar su presencia y así, creer que todo marchaba como de costumbre. Era un riesgo estar ahí afuera por mas alto que estuviera, pero su confianza en el plan elaborado por ambos era absoluta, cada paso en aquel agitado baile sería trazado tal cual ellos deseaban, sin error ni retraso. Ágilmente se posicionó detrás de las letras que exhibían en tamaño jumbo el nombre del acuario, desde ahí sería capaz de ver llegar al primer inquilino como siempre sucedía independientemente de la ruta que éste decidiera tomar para arribar a la puerta principal. Su oficio social tenía relación con las formalidades del  establecimiento recreativo, de ahí que a nadie le resultara extraño que lo visitase a horas ajenas al horario presentado para el público en general.  Apesar de eso, Sora sabía que el hombre cambiaba cada cierto tiempo de ruta, no porque quisiera despistar, sencillamente se trataba de una persona de rutina e inconscientemente su maltrecho ser optaba por seguir un camino determinado que cambiaba cada 2 días. Esa noche, aparecería por la izquierda del muchacho, quien ya tenía la vista fija en el panorama. Agazapado casi a ras del suelo se resguardaba atrás de una barda de escasos cincuenta centímetros que recorría todo el perímetro de la azotea. Las letras que rezaban “Acuario” Igualmente le protegían y así, con camuflaje urbano sostenía  su arma en la mano derecha, con el cañón apuntando hacia el cielo y sujetándose la muñeca de esa mano con su izquierda para mas firmeza. Pasados unos minutos de silencio corrompido únicamente por la sirena de una ambulancia a lo lejos, cambió de posición apuntando a la cabeza del sujeto a quien les habían encargado vigilar. Le siguió hasta que recorrió dos terceras partes del camino y entonces, desvió un disparo para dar cerca de los pies del hombre, quien efectivamente echó a correr hacia el interior del acuario puesto que le quedaba mas cerca que intentar regresar sobre sus pasos y huir por el área verde, donde habría quedado al descubierto. En cuestión de segundos estaría ya azotando la puerta del edificio creyendo que dentro estaría a salvo del peligro. Era un hombre de oficina, no sabría hacerse una idea de la dirección desde la cual fue atacado. A partir de ahí tendría que mantenerse mas alerta que nunca, venía siendo hora de esperar por cualquier movimiento fuera de lo normal que diera señal de la existencia de su segundo, pero mas importante objetivo.

¿Dónde se escondía?¿Qué esperaba para dar la cara? Los Blancos habían formulados teorías al respecto, pero conocían tan poco sobre ese elemento agregado que no podían darse el lujo de bajar la guardia. Sin dejar de inspeccionar minuciosamente a su alrededor, levantó del suelo un arma mas adecuada para francotirador que previamente había ocultado en un recoveco del lugar puesto que llevarla en la mochila de Shiro no habría sido viable. Ahora la alistaba con movimientos metódicos producto de la costumbre y familiaridad con dicha arma, mientras aguardaba a la expectativa. No poseía tan fina puntería como su hermana y por ello debía posicionar lo mas perfectamente posible el armamento, por ahora, enfocando hacia el punto que la primer teoría señalaba como probable entrada del verdadero enemigo. En este caso, un edificio ubicado a las dos en punto tomando como centro del reloj el acuario mismo. ¿Estaría en lo correcto o la menos probable de todas las teorías sería la acertada?
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Mensaje por Invitado Sáb Jul 05, 2014 12:39 am


Dulce despertar
Tal vez...no estés tan seguro


Solo quedaba esperar, todo el temor había desaparecido ya, la ira y el rencor, no quedaba nada, solo un resquemor azul y blanco como el cielo...como Sora, mi cielo único y personal con cabellos rojos como el fuego...como la sangre.

De repente me entró el miedo. Allí sola, rodeada de azul, de peces, un lugar desconocido, oscuro, sumido en la penumbra tiñéndose todo poco a poco de color de sangre. El azul se volvía rojo, todo se teñía de ese color igual que la sangre, esa sangre que desde ya muy temprana edad había manchado mis níveas manos y de la cual nunca había tenido miedo hasta ese preciso instante. Porque si no estaba Sora todo daba mas miedo incluso aquella penumbra a la que tanto estábamos acostumbrados mi hermano y yo?


Tengo miedo oni-chan...tengo mucho miedo...de repente no puedo evitar sentir miedo porque tu no estas aquí y puedo notar como tu sangre me mancha, no quiero que mueras, quiero que te quedes conmigo, tengo miedo a perderte, no me quiero quedar sola...por favor quedate a mi lado...si no...si no solo quedara sangre a mi alrededor, si no solo habrá muertos a mi alrededor, solo quedara eso, y luego nada.


Me estremecía con el viento, como la última hoja de un árbol que se muere, mientras podía escuchar los pasos de aquel sujeto al que andábamos buscando. Me quedo rígida un instante. El viento se eleva electrizante a fuera preparándose para la tormenta y casi puedo sentir como mi condición física cambia...dulce, cálida, casi etérea, mi perfume es una dulce promesa que hace aparecer lagrimas en sus ojos. Me ve y simplemente como si no fuera yo, me acerco a el a pesar de que el no me conoce. Le digo que no se preocupe, que le salvare de todo cuanto le asuste y que le llevare muy lejos. Le digo que...le quiero.


PAM


El silenciador hace del disparo un susurro y le abraza fuerte hasta que se desvanece entre mis pequeños brazos. Ya nunca sabre de que huía, de que tenía miedo, porque le perseguían, pero acaso eso me importaba? No...claro que no...era una victima más de Los Blancos...
Cobrare el cheque por la mañana.

Uno menos.
Ahora debía concentrarme, no podía distraerme con tonterías, Sora confiaba en mí, debía esperar en el punto acordado para esperar al siguiente objetivo y esconder aquel cadáver que había salido de la nada, ya que ni si quiera me había dado cuenta de quien había apretado el gatillo...había sido tan natural como respirar.
Lo metí en los baños antes asegurándome que allí no había nadie y prendí fuego a su cuerpo. Pronto saltarían las alarmas, pero no podía dejar rastro de que yo le había matado y de no haberlo quemado tendría impresas todas mis huellas dactilares por su cuerpo, así que estaba bien así, algo poco discreto, pero efectivo y más sabiendo que de aquella manera las alarmas anti-incendios saltarían y la gente se vería obligada a abandonar el acuario, un sitio menos donde el nuevo objetivo podría ir.

Salí de inmediato, sin abandonar en ningún momento las penumbras saliendo a fuera llegando al unto designado por Sora.
No podía verle, pero si sentirle, sabía que estaba allí, justo en la azotea sobre mi cabeza, justo ahí...observándolo todo, a salvo desde las alturas, el estaría bien...seguro...seguro que lo estaría...mientras yo viviera lo estaría, seguro, no permitiría que le pasara nada.

No obstante un ruido me sobrevino haciendo que me girara mirando hacia la oscuridad una vez llegado al punto indicado por Sora, el planificar de toda la trama. Ahora de nuevo esperar, pero que había sido eso? Acaso el sujeto había tomado la peor de las teorías que había predicho? No, no podía ser tan retorcido, no podía complicarse tanto la cosa...pero si.
Aparece. Con un arma en mano. Me mira desde la lejanía y continua acercándose. Yo permanezco totalmente quieta dispuesta a sacar la pistola, esperando sus movimientos. De frente, viene de frente.
Comienza a correr hacia a mi. Es directo. Pocas personas son así, solo Sora haría eso, pero esta bien, si el es igual que él puedo leerle, puedo ver todo lo que planea hacer, es como un libro para mi. Sigue acercándose sin dejar de correr y finalmente cuando piensa que me va a alcanzar salto hacia arriba esquivándole con ligereza pero me atrapa. Como? Mi muñeca esta junto a la suya a través de unas esposas haciendo que vuelva a caer hacia abajo y me golpea con fuerza en la cabeza. Eso no me frena aunque me mareo un poco y siento como mi cabeza comienza a brotar de nuevo sangre, esa sangre que tonto odio, esa sangre maldita que a diferencia de mi hermano yo tenía por haber probado la sangre de mi progenitor, la persona que nos había dado la vida.

Un rayo me atraviesa con fuerza y mi visión se nubla haciendo que empiece a toser con fuerza. Me duele el pecho, pierdo más fuerzas y a penas puedo pelear ya y resistirme al sujeto en cuestión...no puedo más...
Sora...solo puedo pensar en él, en su confianza depositada, en sus animo, en sus palabras, en su olor, su respiración, sus ojos, todo su ser, mis latidos agitados al verle, el suave y cálido recuerdo de la tarde acariciando nuestros rostros dormidos, su risa, sus labios...huele como deberían oler los ángeles.

Sora...
Dice que se llama Sora.
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