Esto no es un paraíso~ {Larrence O'Brian}

Observé con incredulidad por la ventanilla del auto el panorama que nos rodeaba en esos momentos. ¿Qué clase de lugar era ese? Perdí por unos segundos el hilo de la conversación con mi tío por vía telefónica, y cuando escuché un prolongado silencio al otro lado de la linea me obligué a traer mi mente de regreso.
-¿Estás enterado que me acaban de traer a lo que parece ser una vieja iglesia en ruinas?
-Monasterio, Odette, es un monasterio abandonado... y sí, no me pidas razones. Es una banda de rock, podrás darte una idea más o menos clara de qué desean hacer con el video. No importa qué clase de video sea, de una u otra forma la disquera y el director del mismo quedaron fascinados contigo, dicen que eres justo la chica que estaban buscando para las escenas del videoclip. Esto te traerá aún más popularidad y abrirá tus puertas a nuevos horizontes, no puedes desaprovechar la oportunidad.
Suspiré, resignada.
-Sólo estoy aceptando porque se trata de la banda de mi hermano y lo sabes, Touya.
-Lo sé, así que da lo mejor de ti para sacar airosamente este nuevo trabajo -no necesitaba verlo para saber que estaba sonriendo de forma radiante, como siempre lo hacía cuando se salía con la suya. Sólo por esta ocasión, sólo por esta.
-Siempre lo hago -sonreí, sin que pueda verme, y colgué.
-Hemos llegado, Señorita Chrysomallis -anunció el chofer, quien estacionó el vehículo y le espere para que me abriera la puerta. Cuando así lo hizo, tomé la mano que él me ofrecía con cordialidad para poder incorporarme y una vez en el exterior, miré a mi alrededor con el ceño ligeramente fruncido. Definitivamente aquel no era un lugar que yo escogería para realizar un video, mucho menos al anochecer, pero trabajo era trabajo y tenía que dar lo mejor para llevarlo a cabo eficientemente. Siempre lo hacía.
Uno de los asistentes del productor se acercó a mí y tras las debidas presentaciones, me condujo hacia la zona donde habían instalado las cámaras y micrófonos, todo lo necesario para el rodaje. Me ofreció una silla plegable para que pudiera tomar asiento, pero rechacé dicho ofrecimiento. Ya había pasado demasiado tiempo sentada dentro del automóvil como para sentarme.
Me quedé sola unos momentos mientras el asistente se dirigía, tras escusarse, a buscar mi atuendo y al maquillista. Así que me quedé quieta en mi lugar, observando a manera de distracción como dos hombres trabajaban en el acomodo de las luces de manera que fuera la iluminación adecuada para un punto en específico: una de las entradas laterales del viejo y derruido edificio. Fruncí ligeramente el ceño, tratando de hacerme a la idea de qué era lo que deseaban conseguir exactamente con todo esto; después desvié la mirada hacia donde se encontraba el espacio destinado para el vestuario. Allí se encontraba un hombre alto de larga cabellera verde, el cual era atendido por dos asistentes, quienes le ayudaban a acomodar su atuendo y su cabellera. Me dediqué a observarlos por unos instantes, hasta que el hombre que me había atendido previamente, se acercó a él para susurrarle un par de cosas y después señalarme a mí, como si estuviera anunciando mi llegada. Rápidamente aparté la mirada y me concentré en lo que quedaba de la arquitectura. Si mi memoria no me fallaba, aquel hombre que estaban preparando era nada más y nada menos que el vocalista de la banda, pero poco me tenía con cuidado.
Yo sólo estaba allí por trabajo, y mientras más pronto regresara al departamento de Dante para poder descansar, mejor. Y a todo esto, ¿mi hermano se encontraría por los alrededores? No estaría nada mal saludarlo y charlar un poco, el tiempo que nos dieran de tregua antes de que nos pusieran a trabajar.

Miré mi entorno con interés, encontrándole una forma de verle desde otra perspectiva un tanto menos lúgubre. Seguía sin ser un lugar de mi aprobación, y mucho más a aquellas horas de la noche, no importaba cuánto me dijeran para tratar de convencerme: yo, bajo otras circunstancias, no trabajaría en un lugar así. Sin embargo, ya no era sólo oscuridad lo que había a nuestro alrededor. De manera un tanto retorcida, sí, pero se podría apreciar cierta belleza gótica en aquellas ruinas abandonadas de lo que antiguamente fue un monasterio en aquella isla. No me inclinaba por esa clase de ambientes, eso había quedado más que claro desde un principio, pero no por ello se le quitaría aquella aura misteriosa que envolvía a la vieja edificación, una que atraía y lograba hipnotizarte si te descuidabas aunque fuera sólo un poco. Pero yo no iba a bajar la guardia.
Volví a echar un vistazo a las cercanías, buscando a una persona en específico mientras lo hacía y fue una profunda voz a mis espaldas, cerca de mí, la que me sacó de mis cavilaciones y búsqueda personal de mi hermano. Me giré sobre mí misma lentamente hasta que mis ojos del color de la miel se toparon con los enigmáticos ojos verdes del contrario y así me quedé un par de segundos, contemplándole en silencio las bien perfiladas facciones de su rostro mientras mi interlocutor hablaba y miraba a su alrededor como para darle énfasis a sus palabras, antes de retornar una vez más su mirada en mí. Podría parecer encantador y sumamente cautivante su sonrisa, entendía ahora porqué la banda tenía tanto éxito entre las jóvenes, pero eso definitivamente no me incluía a mí en el paquete. Yo no le podía comprar su actuación, quizá a que era un ser espiritual y mi sentido de la empatía y sensibilidad estaba más desarrollado que las de cualquier humano común, pero mi primer instinto a las claras me señalaba, con sólo haberle visto en esos tres segundos, que sus propósitos hacia mi persona no eran para nada inocentes, lo sabía porque su penetrante mirada y su ladina sonrisa me erizaban los vellos de la nuca y esa era una pésima y a la vez clara señal de que tenían intenciones ocultas. Odiaba con todo mi ser es, lo repudiaba y hasta náuseas me provocaba.
Sin embargo, me obligué a comportarme con diplomacia y educación, como siempe lo hacía en cualquier asunto del trabajo sin importar lo que al final pudiera acontecer, hasta que el otro no diera a conocer, aunque fuera mínimamente, sus pretensiones yo no haría por el momento nada que pudiera desagradar a la agencia y a mi tío Touya. Me aclaré suavemente la  garganta y le dediqué una breve sonrisa cordial, pero carente de toda calidez: una sonrisa exclusivamente profesional.
-Estoy segura de que se pueden encontrar mejores calificativos para describir nuestro entorno... pero tras estarle contemplando detalladamente, no puedo negar que tiene cierto... "encanto" propio, aunque no sea propiamente de nuestro agrado. Trabajo es trabajo, así que no tienes porqué darme las gracias; probablemente, bajo otras circunstancias en las que la decisión dependiera enteramente de mí, no hubiera venido -suspiré suavemente y observé su mano extendida con duda bien disimulada. Lo último que quería en el mundo era mantener ninguna clase de contacto directo con el tipo frente a mí, pero no me quedó de otra más que estrechársela sólo el tiempo necesario para que no se considerara descortés de mi parte y así dar por hecho exitosamente las presentaciones pertinentes. En cuanto fue así, le solté rápidamente- Y yo Odette, estaré trabajando con ustedes mientras dure la filmación de este videoclip... Si no me equivoco, debo suponer entonces que eres el vocalista de la banda, ¿cierto? He escuchado cosas interesantes sobre ti, como que eres una persona centrada en lo que haces y muy entregado a tu pasión y banda -en este punto enarqué una ceja de manera elegante, a modo de incredulidad oculta. Era obvio, por la impresión que ya tenía de Larrence, que ese hombre se preocupaba únicamente por sí mismo... ¿Y él era amigo de Lyssandro? Tenía que admitir que mi hermano escogía de manera estrepitosa a sus amistades. Eso, o su sentido de la intuición estaba estrofiado- Como se supone que dentro del video tú y yo seremos dos candentes enamorados... -traté con todas mis fuerzas luchar contra las náuseas que la simple idea me daba. En cambio, volví a acentuar mi sonrisa profesional- ... te pido entonces que cuides bien de mí.
Aunque antes prefería arrojarme por el barranco que teníamos no muy lejos de donde se llevaba a cabo la filmación.