Demons and ghosts. They aren’t real, truth? [Priv. Ren Lindgren]

por **Abel Bythesea** Lun Dic 22, 2014 6:39 pm

Gran pregunta se podría hacer la gente al saber que un enviado del señor estaba allí, el aquel tétrico y destartalado lugar que, en su momento, debió de ser un monasterio activo y cuidado. Peor en aquel momento solo restos del pasado habían quedado tirados como escombros. Y la verdad es que si… en aquel lugar había escombros, muchos.

¡Wah! – exclamó sin poder evitarlo el joven sacerdote en cuanto sintió que algo obstaculizaba su camino y que, por supuesto, causó que la gravedad cayera con fuerza sobre él y fuera directo al suelo.- Ay ay… -se quejó poco después mientras llevaba una de sus manos a la nariz que había decidido juntarse con el suelo en un buen golpe. Ah… era complicado andar por allí. ¿Por qué iba a estar alguien como el ser espiritual que era Abel allí? Bueno… habrá que explicarlo.

Añoranza. Tenía añoranza por aquel lugar que había sido más su hogar que su verdadera casa. Extrañaba el monasterio donde prácticamente se había criado, en el que había aprendido todo lo que sabía. Echaba de menos aquello… y a él… Caín. ¿Dónde estaría aquel chico? ¿Seguiría vivo? A pesar de lo que había hecho aquel que había sido su compañero y amigo… no podía odiarle, y mucho menos desearle mal. Había rezado durante muchas noches por el buen porvenir de aquel chico… queriendo saber aún la causa de aquella tragedia, queriendo ser alguien en quien la gente pudiera confiar, pues realmente quería ayudar. Realmente... quería salvar algo, saber que su destrozada y anormal existencia, a pesar de eso mismo, podía aceptarse... y mira, ahora se encontraba sentado en el suelo de un monasterio hecho trizas, asemejándose tanto a como había quedado aquel del cual procedía tras el incendio…

Pero aún así, Abel no perdía la fe. Sonrió junto a un suave suspiro y comenzó a incorporarse, retirando de sus ropas el polvo con unas cuantas palmaditas. Y una vez lo logró, miró a su alrededor mientras limpiaba con un pañuelo las gafas que, inevitablemente, estaban sucias de polvo. – Bueno…aquí estoy. Espero que las leyendas de fantasmas y espíritus no sean reales –comentó completamente para sí mismo, pues… ¿quién podía estar en un lugar como aquel? ¿Un crio? ¡Imposible!

por **Ren Lindgren** Sáb Mayo 16, 2015 11:43 am

Demons and ghosts. They aren’t real, truth?

Parpadeó. Uno de sus compañeros de clase terminó por esconderse detrás de él después de, haber escuchado un aterrador susurro proveniente del interior de aquél monasterio abandonado. Sí, no estaba soñando, él también había escuchado como... Si de un golpe se tratara, alguien... O algo, había recibido un golpe. Era lo bueno, o quizás lo malo, de estar delante de la puerta de madera, casi quebrada, de aquél monasterio. Si bien eran un total de cuatro personas, contando a Ren, él había sido el único que no empalideció y permaneció de pie, con su usual mirada de despreocupación, observando hacia la oscuridad de aquél lugar. Eso, hasta que sintió a alguien tironear de su camiseta. Se volteó lentamente, observando al tembloroso muchacho... ¡Que miedicas todos! Alterados, comenzaron con sus parloteos... "¡Es peligroso! ¡Vámonos de aquí!" Y, antes de que pudiera decir algo, los demás ya habían salido corriendo, dejándolo allí, en medio de aquél lúgubre y oscuro paisaje... El problema era que, aquello no era bastante para atemorizar a Ren, así que, con la usual calma y despreocupación de la que era poseedor, se volteó, con pila en mano y se adentró, silenciosamente, en aquél monasterio abandonado y destrozado. Sería interesante descubrir qué había causado aquél ruido. Además ¿No lo volvía eso ganador de la prueba de coraje? ¡El principal culpable de aquella descabellada y divertida idea había salido corriendo! En aquél momento, ganador o no, su curiosidad era la que lo movía y, no siempre se tenía la posibilidad de indagar cosas por el estilo... Aunque sería más divertido ir en grupo y, ser el que asustaba, pero, ya que estaban así las cosas.

Un paso, dos, tres. Otro paso. Entrecerró sus orbes, como si aquél hecho pudiera ayudarle a ver mejor en la oscuridad, aunque al haberse acostumbrado ya a ella, le resultaba más fácil. Estaba en un monasterio, lugar donde las personas se juntaban para orar a un Dios que él poco había tenido interés por conocer. Dios o no, él haría lo que se le ocurriera hacer al momento, sin preocuparse demasiado por si era justo o no. Intentó no causar ruido alguno al pisar, sobretodo porque estaba comenzando a escuchar unos sospechosos ruidos... ¿Quién sería? ¿Una rata? ¿Quizás algunos fanáticos de algún culto religioso? ¿Quizás realmente algún fantasma de los que tanto gustaba nominar para asustar a los demás? Un poco más y lo descubriría. Lo siguiente que oyó fue una voz y, una muda petición... Ah... Era solo una persona que no quería toparse con ningún monstruo o fantasma. ¿Había entrado él allí solo por encontrarse con una asustada persona? ¡Que aburrido! Pero... Ya que lo era tanto y aquél sujeto no deseaba encontrar fantasmas... Iba a hacer lo que tanto le divertía. Silenciosamente levantó la linterna que tenía en la mano y, acercándose silencioso al hombre por la espalda, se propuso hablar. —¿Quién osa molestar mi sueño?— Intentó fingir una lúgubre y oscura voz, cosa que, logró de alguna forma o al menos, algo parecido. —Yo soy un fantasma... humano~ Buuuh~— Dicho aquello encendió la linterna, haciendo si que la luz apuntara desde abajo hacia su cara, aquello, debería de darle un aspecto aterrador y su rostro, con una peculiar mueca, quizás debería ayudar a su cometido. Sí, un crío estaba en aquél lugar, divirtiéndose a costa de un adulto.

por **Abel Bythesea** Miér Dic 02, 2015 12:33 am

Quizás la costumbre de hablar para sí mismo fuera mala. Decían que los locos hablaban solos, no? Mas en ningún momento pensó que aquello pudiera ser real, aun cuando en su interior si había una presencia que le carcomía, torturaba... aquel 'demonio' que, insistentemente, le recordaba que él no debía haber existido, que era un pecado nacido de otro aun mayor...y aun así, su único consuelo a todo aquello era el saber que podía hacer algo por la humanidad...que en algún momento podría llegar a causar una sonrisa a alguien. Era un cálido aunque aun amargo sentimiento.

Una vez acabó por limpiar de aquel polvo que ya cubría por completo el aire a su alrededor por su anterior caía, fue cuando se decidió a volver a colocarlas sobre su nariz y atinar a ver a su alrededor, aunque aun sin atreverse a dar un paso adelante por si se convertía en un paso en falso y volvía a besar el suelo como había hecho antes y no por gusto, sin duda. Y cuando sus finos labios iban ya a esbozar una afable sonrisa, siendo ya costumbre que estuviese allí posada, fue cuando sintió una presencia tras de sí. Y aquello hizo que en su rostro volara tan rápido aquella sonrisa como lo haría un parajillo frente a una ave rapaz. Y si, en ese momento fue cuando pensó "No puede ser... ¿En verdad estaré loco y mi mente crea fantasmas y espíritus?" con cierto temor que causó que un escalofrío recorriera su espalda como agua fría.

Pero aquella sensación de nerviosismo pasó a auténtico pavor cuando escuchó de golpe aquella voz resonar por todas aquellas ruinas. Su cuerpo reaccionó al instante, dando un visible bote por el sobresalto y causando que sus gafas descendieran por el puente de su nariz mientras se volteaba de golpe para 'ver' a aquello que fuese que había producido aquel sonido con esas palabras tan amenazadoras y siniestras. Y claro... ¿quién se iba a esperar un rostro de golpe y porrazo aparecer?

Un chillido invadió inmediatamente toda la edificación, seguido de un retumbar que fue culpa del cuerpo del pobre cisne cuando tropezó con una de las piedras y cayó de espaldas contra el suelo- Ay...-se quejó. Dos golpes e escasos 5 minutos...estaba comenzando a rebatir su propio record a ese paso. Pero no tardó demasiado en alzar su grisácea mirada con aun el miedo del susto y la adrenalina recorriendo sus venas por aquel hecho, cuando pudo reconocer bien la figura de un muchacho que nada tenía de fantasma ni de espíritu- Ah... por favor, menudo susto -murmuró mientras respiraba hondo a modo de alivio mientras se llevaba una de las enguatadas manos a su pecho, más específicamente a su corazón, como si quisiera comprobar que seguía latiendo y en buen estado. Mas no tardó en mirar la figura de aquel chico que vio en aquella penumbra aun no demasiado espesa que tenia una larga cabellera rojiza y acabar por sonreírle levemente mientras llevaba aquella mano que instantes antes habia estado en su pecho a su nuca.- Así que tú eras el fantasma? Buen susto -¿enfadado por aquello? Ni por asomo, no tenñia verdaderos motivos para estarlo realmente aun cuando podría habelo matado de un infarto.

por **Ren Lindgren** Vie Feb 05, 2016 11:46 am

Demons and ghosts. They aren’t real, truth?

Por deleite propio vio la figura de larga cabellera albina y vestido de monje caer al suelo tras soltar un grito que a Ren lejos de asustar solo divirtió. Fue por eso que esbozó una sonrisa de diversión en sus labios, bajando la linterna hasta así alumbrar al pobre hombre que por su jugarreta parecía estar buscando su desaparecido corazón... ¡Que divertido era asustar a personas! Nunca cambiaría de parecer... Lástima pero que no hubieran más personas a las que asustar, sus compañeros de clase habían salido corriendo de terror, pero de aquella forma le habían quitado a él la diversión. Siguió sonriendo divertido mientras observaba fijamente al otro en el suelo. Realmente tuvo que haberle asustado.— Que divertido es asustar~ Deberíamos abrir una casa del terror para la semana cultural —Pronunció en un tono risueño para si mismo. Claro ¿Qué la semana cultural no tuviera nada que ver con el terror? ¿Y eso que? Ya deberían todos de saber que Suzugamori Ren haría lo que le apeteciera porque así era él. Un completo desinteresado respecto a lo que se debía o no hacer, para él todo se resumía en lo que quería o no hacer, así de simple. Pero, había otro pequeño problema con el joven de rojizo cabello y ese era su extraño comportamiento respecto a los nombres. Dios sabría si solo fingía o si él era completamente negado respecto a ellos, pero, lo que si le importaba sí lo recordaba y muy bien además. Su rojiza mirada como la sangre se fijó en los azules ajenos, tomando una actitud un tanto más neutral mientras en sus labios se preparaba a escapar el usual— Mi nombre no es "Buen Susto" —Cualquier persona con dos dedos de mente lo habría entendido, Ren no, de ninguna forma, él era... Un tipo demasiado extravagante para hacerlo, así de simple.

Pero de todas formas dio unos pasos hacia el frente y se agachó un poco, extendiendo su mano hacia el misterioso hombre que, en el fondo le pareció simpático, aun cuando no hubiera pronunciado nada al respecto. Ese, era otro problema: Ren no iría a admitir de cualquier forma si una persona le agradaba o no, a pesar de que después era él quien siempre estaba detrás de aquellos que consideraba más entretenidos y haciendo lo imposible para ser su amigo— ¿Está bien? —Inquirió, ladeando a un costado su rostro con curiosidad— Realmente parece más un fantasma de lo que piensa. Vestido de negro y de cabellos blancos... Si va en Halloween sería realmente divertido —Añadió. Claro, dentro de su normalidad era usual también que hablara de cosas raras, que nada tenían que ver las unas con las otras. Pero, eso a él no le importaba y, como le daba igual lo que los demás pudieran pensar de él, daba doblemente igual— ¿Qué está haciendo en este lugar? —Otra pregunta más que escapó de sus labios y, cuando escuchó no demasiado lejos de ahí el ruido característico de algo caer, sus facciones no cambiaron demasiado a parte de un leve atisbar de sorpresa en sus ojos. Se enderezó un poco, lo suficiente para tener mejor visión y fijó su mirada al frente, hacia una de las puertas que lentamente parecía moverse. ¿Asustado? ¡Para nada! Él no creía en fantasmas y si estos existieran, realmente sería entretenido descubrirlos.— ¿Acaso es un cazador de fantasmas? En ese caso su presa acaba de entrar en esa otra habitación —Y completamente despreocupado, con uno de sus dedos señaló hacia la puerta a medio abrir. ¿Qué podría ser? ¡Simple! Una corriente de aire, él mismo la había sentido de camino ahí. Pero... Era mucho más divertido de aquella forma que de la convencional, de ahí que estuviera siguiendo el juego de Madre Naturaleza con absoluto descaro.

por **Abel Bythesea** Sáb Jun 25, 2016 12:54 pm

La principal actitud de aquel travieso muchacho la vio normal. Bueno, asustar a alguien era divertido, ¿no? Que duda cabía, incluso aun siendo él quien se había asustado, tenía que admitir que había sido un buen susto. Que le fuera a salir algún cardenal por haberse caído otra vez en ese corto espacio de tiempo era una parte secundaria. Pero, cual fue su sorpresa al ver como ese chico de rojiza cabellera le aclaraba aquello. ¿Se había creído que le había llamado 'Buen susto'? Por un momento pensó que era una broma más, pero la expresión del joven no indicaba que fuera así, por eso el desconcierto acudió al rostro del albino, parpadeando varias veces, como si estuviera intentando buscarle una buena explicación a aquello mientras la montura de las gafas se resbalaba un poco más por el puente de su nariz. Eh... ah...no, no lo lograba entender.

Pero al ver como se acercaba para extender su mano y ayudarle, una sonrisa curvó sus labios mientras se pasaba la mano por su cabello. Porque, Abel era alguien agradecido y amable.- Ah, sí. No te preocupes por esto -aunque dudaba que estuviera preocupado, pero... - ¿Eh? -soltó de golpe al escucharle mientras se incorporaba. ¿Cómo que parecía un fantasma? y mientras sacudía por segunda vez sus ropas del posible polvo que pudieran haber cogido del destartalado suelo de aquel monasterio abandonado, se miró a sí mismo con un deje crítico. Bueno... era verdad, iba con la sotana, y su cabello era blanco como la nieve, pero...- ¿No tendré también la cara de un fantasma, no? -Inquirió mientras un leve mohin se mostraba en sus facciones y alzaba una de sus manos para subir con un gesto de sus dedos las gafas hasta colocarlas donde era debido.

Pero al escuchar la pregunta de que hacía allí, ladeó un tanto su rostro, causando que algunos de los blanquecinos cabellos cayera por sus hombros. Ahm... bueno... decir que había ido allí por nostalgia sería algo extraño... aunque teniendo en cuenta quien era ahora su compañía, más extraño no podía ser. Pero no tardó demasiado en responder:- Quería investigar un poco. Los lugares abandonados siempre dejan atrás cosas -claro, no se refería al sentido material- ¿Y tú? ¿Qué haces aquí? además de parecer entretenerte asustando a quien entra -claro, lo último lo pronuncio con una suave risa, a pesar de todo no estaba molesto ni mucho menos.

Pero, ese ruido extraño que recorrió el lugar seguido de esa puerta que vio como se movía sutilmente, hizo que un nuevo escalofrío recorriese su espalda, tragando saliva, inquieto. ¿Que fuera ya mayorcito como para no asustarse en un sitio así? No le culpen, acababa de sufrir un susto digno de que se le hubiera petado una válvula del corazón, aún sentía su corazón golpetear a modo de queja por ello. Y al escuchar las palabras de aquel chico, su espalda se irguió más todavía en un respingo.- N-no digas tonterías, ni soy un cazador de fantasmas ni hay fantasmas aquí -y negó varias veces con su cabeza, aunque era más para autoconvencerse que en sí dirigido hacía ese muchacho de rojos cabellos que parecía impasible ante aquello.¡Eso era malo! Seguro que ese chico iba a aprovechar para asustarle más.

por **Ren Lindgren** Miér Jun 29, 2016 10:55 pm

Demons and ghosts. They aren’t real, truth?

Ese hombre... ¡Ese hombre era realmente divertido! No había forma de que ver a personas asustadas y desconcertadas a más no poder no fuera algo entretenido. Sonrió con diversión ante aquella reacción y, en cuanto se hubo levantado de lo que parecía haberse convertido en su asiento personal, soltó la mano del clérigo. Realmente no era culpa de aquél buen hombre todo aquello, no, era Ren quién se divertía haciendo trastadas como duende que no era... ¿O quizás sí? Como fuera, realmente era culpa de Ren, suya y de sus extrañas bromas... Puede que no tan bromas... Pero, algo sí era cierto y era que, a menos que no fuera para gastarle la broma a alguien, él era terriblemente honesto y aquello no tardó en demostrarlo: Al igual que el otro, lo observó con aire crítico, de arriba abajo, como si buscara algo... Algo que hiciera la distinción entre fantasma y ser vivo, o al revés, o como se quisiera...— No, tiene cara de muerto —Pronunció, totalmente sincero, sin miramiento. Expliquemos... Ese hombre estaba lleno de polvo, su rostro igual y, cabía destacar que, en la oscuridad su albino cabello y oscura toga no hacían más que palidecer más aún su ya de por si blanco rostro y... Los muertos eran pálidos ¿No?— Espere, los fantasmas son muertos ¿Cierto? Entonces sí, tiene cara de fantasma... ¡Impresionante! —Sí, casi que había quedado maravillado de aquella imagen que, sin duda alguna no había sido hecha a propósito.— Mi nombre tampoco es '¿Y tú?' A este ritmo no va a adivinar... —Sí, ahí estaba de nuevo el problema del nombre y, simplemente omitiremos si lo fingía o realmente tenía un problema en entender esas banalidades. ¿Tonto? Realmente era más listo de lo que se imaginara... Solo que... Bueno, que fuera listo y que no lo demostrara porque, probablemente le diera pereza, eran dos cosas totalmente distintas.

Me retaron a una prueba de coraje. Pero los demás salieron corriendo al escuchar el escándalo que hizo. —Sí ¿Acaso esperaban que no fuera a ser malditamente directo? ¡Ha! Pero, entonces borró su sonrisa para dejar paso a una expresión neutral, casi cruel y, mientras eso sucedía, su mirada rojiza como la sangre se fijó en aquella puerta que lentamente iba abriéndose— ¿Cómo puede estar seguro de ello? Si hay seres espirituales, perfectamente pueden haber, verdaderos fantasmas intangibles que vivan en iglesias abandonadas como esta —Y ahí, ahí sí, comenzó a avanzar hacia aquella puerta y, simplemente paró delante suya, observando con una extraña seriedad lo que estaba viendo ahí al frente. Entreabrió sus labios y, tras relamerlos se atrevió a hablar— ¿Quizás alguien haya matado a otra persona aquí... Hace mucho, mucho tiempo? Parece como si... —Entrecerró sus ojos, como un ligero dolor de cabeza que le hizo levantar una de sus manos hacia su sien y retroceder un paso. El viento se levantó, abriendo de golpe la puerta y, tras despeinar su rojizo cabello y, a partes iguales sorprenderle, Ren acabó cerrando los ojos y caer de espaldas, contra la dura madera que había detrás. Estuvo a punto de quejarse, pero mantuvo sus ojos cerrados, inmóvil sobre la oscura madera y, sorprendentemente, tras aquél estruendo toda la iglesia siguió en un particular y espeluznante silencio... Silencio... Silencio... Silencio...

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