[CERRADO] «In the Beginning» with Ahri Amattore

Aún no entendía del todo el por qué había aceptado la invitación de aquel hombre desconocido. Lo mejor hubiera sido que asistiera sola o bien, esperar a que el heredero de los Lobbosco, su protegido, se dignara a invitarla como bien sabía de antemano que haría al ver próxima la fecha del evento y no tener ambos nadie con el cual asistir. Pero no, en cuanto aquel extraño se plantó frente a la Amattore y le pidió despreocupadamente que asistiera con él, tras una vacilación de varios segundos los cuales empleó como siempre en analizar a la persona que tenía frente a sí, terminó por decirle que sí. Era un hábito ya arraigado en la zorra de nueve colas, persona que apenas conocía automáticamente formaba un perfil rápido de la misma basado en sus propias observaciones y después se dedicaba a investigarla para corroborar datos y añadir otros cuantos. Esa era su obligación como guardaespaldas de los Lobbosco y protectora directa de Salvatore, toda su vida fue instruida para hacer su papel a la perfección.
Y ahora, bajo fuera de toda lógica suya, caminaba por los pasillos de la enorme mansión que ya reconocía mejor que la palma de su mano desde que era una infante, rumbo a donde su cita estaría esperando por ella. La pregunta de todos los tiempos era el por qué no se había tomado la molestia de mandarle a investigar mientras los días pasaban desde su inesperado ofrecimiento hasta aquel día. La respuesta para ella era de lo más sencilla: porque aquel hombre le resultaba enigmático. Esa era una de las conclusiones a las que había llegado tras su rápido escrutinio, además de recaudar uno que otro dato sobre él, la verdad era que todo lo demás le había resultado un incógnito, como si aquel hombre viviera empeñado en representar papel tras papel en su vida con tal de esconder algo muy arraigado en él. Tal vez la pelinegra se estuviera equivocando, no sería la primera vez que lo hiciera aunque ciertamente era algo que no se daba con tanta frecuencia, y al final el hombre resultara ser igual de aburrido que los demás; pero por ahora, se dedicaría a indagar un poco más de él para ver en qué resultaba todo aquello, era algo que prometía aquella velada y definitivamente Ahri no iba a dejar pasar la oportunidad. Ese era el motivo por el cual a él le había dicho que sí cuando a todos los demás les había rechazado, la razón por no estudiar con más atención en el pasado: para poder tener algo con lo qué entretenerse.
Antes de llegar al lugar acordado fue a dar un rápido vistazo al lugar del evento para ver que todo estuviera en orden. Era una invitada, pero su trabajo duraba 24 horas al día, siete días a la semana. No se podía permitir ni un sólo fallo, ni el más mínimo descuido o jamás se perdonaría que Salvatore o algún miembro de la familia saliera dañado por su causa. Una vez que se aseguró que la seguridad del baile estaba en orden y que sería muy extraño que algo raro sucediese, salió de allí por las puertas cristalinas que conducían hacia el basto terreno de flora que tenían por jardín, procurando colocarse el antifaz plateado sobre los ojos ambarinos. No se preocupaba en lo más mínimo en la posibilidad de no ser reconocida, ni siquiera eso pasó por su mente. ¿Qué clase de descuidado no podría darse cuenta que se trataba de ella cuando se cargaba con 9 felpudas colas blancas de zorro? Sacó su aparato celular, el más reciente adquirido, y despreocupadamente caminó con paso elegante hacia donde se encontraba si cita ya esperando.
Ahri Amattore jamás era descuidada en su arreglo personal, por lo que en aquella ocasión llevaba un reducido y entellado vestido rojo de coctel y su larga cabellera negra la llevaba suelta y muy bien cepillada, permitiendo que cayera lacia y como cascada sobre sus desnudos hombros y espalda. Sus orejas del mismo color se movían un poco, a la espectativa y atentas a cualquier cosa que pudiera acontecer a su alrededor, a pesar de su vista seguía inmersa en la pequeña pantalla del aparato que tenía entre manos.
-¿Te hice esperar demasiado? -preguntó en cuanto llegó a lado del alto y apuesto hombre que tenía ante sí. Desvió su mirada unos segundos para dedicarle un rápido vistazo de arriba hacia abajo y después asintió, satisfecha ante el resultado del atuendo ajeno. Volvió a centrarse en su celular.
Definitivamente la zorra jamás saldría con alguien que no le resultara atractivo y cautivante; por fortuna aquel hombre tenía todo lo que ella demandaba en un hombre y lograba librar las altas espectativas que la pelinegra había forjado durante el pasar de los años.

Vestuario:

La joven Amattore apenas si percibió el contacto de los labios ajenos sobre su mano disponible. El hombre era divertido para la chica zorra, y una de esas cosas que la habían motivado a aceptar la invitación del contrario, además de su atractivo físico y el aura de misterio que le rodeaba, era sin duda la clase de pensamientos que cruzaban por su mente. No podía leérselos tal cual, pero la pelinegra era sensible a estos y podía darse una ligera idea acertada hacia el rumbo que se encaminaban estos. Además, claro está, de que Lancer no era precisamente reconocido por su discreción, su expresión era más que abierta para ella. Ocultó una sonrisa desdeñosa de diversión y siguió con su atención puesta en aquel aparato de la más reciente tecnología que tenía en una de sus manos. Podía darse cuenta de la desesperación que sucitaba en el caballero el hecho de que ella le cambiara por aquella nimiedad, pero eso a ella le tenía sin cuidado, sumando a su vez que le aportaba cierto placer tener de cierta manera el control de la situación. ¿Quería a una chica que babeara por él en el primer instante en que le vieran? Definitivamente no la encontraría en Ahri Amattore, ella hacía las cosas a su manera, con total indiferencia a lo que aconteciera a su alrededor, o al menos esa era la fachada que siempre exteriorizaba a los demás. La realidad era otra muy distinta, tal vez.
Cuando su acompañante le instó de aquella manera para que sus miradas se encontraran, se dejó ser más por cortecía que por interés, pues para ella hubiera sido de lo más fácil apartar la mano ajena y perder contacto con esta para volver a centrarse en sus propios pendientes. Pero no, al menos en aquella ocasión no lo haría. ¿Por qué? Sencillo, a pesar de todo aún mantenía cierta curiosidad por el extraño sujeto que tenía frente a sí. No era una atracción tan notoria como la hubiera sentido anteriormente por otras personas, y la necesidad de atraer la atención contraria hacia su persona no estaba tan latente como en otras ocasiones, pero al menos allí estaba, y mientras aquello fuera así la pelinegra estaría allí, averiguando qué sería lo que acontecería después. No bastaba más de una sola mirada para que ella pudiera decidir si un hombre reunía la virilidad y atractivo que buscaba, y Lancer había pasado la primera prueba, que aquello le bastara para sentirse más que satisfecho. Quizá el hecho de no haberlo mandado a investigar antes hacía que su postura indiferente y recelosa se intensificara y fuera más notoria, pero a la vez aquella latente señal de peligro que su instinto le arrojaba a cada minuto provocaba interés en su persona. ¿Y a quién no le gustaba arriesgarse en la vida aunque fuera una sola vez? Ahri procuraba evitarlo, pero la razón de ello era porque no deseaba que sus obligaciones de proteger a los Lobbosco, explícitamente a Salvatore, se vieran afectadas. Pero aquella noche sólo eran ellos dos, un humano y una espiritual ligada a un zorro de nueve colas. ¿Qué podía salir mal? Si eso sucedía, ella estaba preparada para enfrentar cualquier obstáculo, siempre lo estaba. Además, aunque tuviera que ocultar esa parte de ella por bien a su reputación, definitivamente a la zorra le atraía el peligro más que cualquier otra cosa.
Le observó por un tiempo relativo que ella consideró suficiente para que el otro se sintiera por bien servido, antes de deslizar con suavidad su barbilla por el tacto de la mano ajena para que sus ojos fueran capaces de mirar la pequeña pantalla de su celular. Tecleó unas cuantas cosas, no mostrando ninguna reacción evidente ante el halago del joven, y creyendo que ya era suficiente tortura para su pareja, apagó el artefacto y lo depositó en la palma de la mano de Lancer. Volteó a verlo con una ligera insinuación de sonrisa, entre traviesa y burlona.
-Sólo por un momento -replicó con suave voz, permitiendo que el otro fuera el custodio de aquel pequeño tesoro. El destino que corriera el aparato en manos del hombre ya le tenía sin cuidado, estaba lista a correr el riesgo- ¿Y bien? -colocó ambas manos sobre sus caderas y unas cuantas colas felpudas se movieron con pereza, a la vez que atractivamente- Sorpréndeme, Lancer, deseo ver que lo consigas... -susurró de manera que seguramente el otro consideraría provocativa.

La joven Amattore le siguió los pasos sin pensarlo ni un segundo, haciendo sonar los tacones de sus zapatillas plateadas al tiempo que sus colas felpudas se mantenían en total reposa, cayendo naturalmente desde el nacimiento de su cóxis hasta casi rozar el suelo. La chica conocía cada rincón de aquella mansión mejor que la palma de su mano, por lo que sabía perfectamente a dónde la conduciría mucho antes de que llegaran a su destino. Una vez allí enarcó una ceja con evidente interés y curiosidad respecto a los métodos realizados para llevar a cabo tan complicada operación. ¿Habrá pedido permiso al dueño de la casa, a Leone Lobbosco? O sencillamente habrá entrado sin autorización alguna, adueñándose de aquello que en defenitiva no le pertenecía. Para las leyes eso que él probablemente haya cometido tenía un nombre: allanamiento de morada. ¿Pero realmente importaba? La verdad era que no mucho, mientras no corriera peligro ninguno de los habitantes de esa casa, o la estabilidad de sus invitados de esta noche estuviera intacta, realmente no importaba. Pero de todas formas, no pasaría por alto tal acción, siempre era bueno tener presente cada clase de mínimos detalles para cuando se llegase a necesitar.
-He de reconocer que me asombraste -responde con total honestidad, mirándole directamente a sus ojos con los suyos ambarinos destellando con algo que ni ella misma podría descifrar con claridad, mientra tomaba asiento en la silla que él muy caballerosamente había corrido para ella. Asintió a manera de gratitud y se acomodó mejor en el asiento- y no por el hecho en sí de la cena, que, aunque un toque bastante romántico y creativo de tu parte, muchos opinarían que no es para nada original. Pero no importa del todo lo que otros pensarían, yo considero que, tomándose en cuenta que se trata de una fiesta brindada por otras personas y que los demás se dedican a compartir interesantes momentos en la estancia destinada para eso, el hecho de que a ti se te ocurriera una... escapada de este estilo, me parece único. Aunque también he de admitir que me interesa más el hecho de que lograras consiguir todo esto en casa ajena; ¿cómo lo conseguiste? -miró a su alrededor para darle un poco más de énfasis a sus palabras. Sonrió de forma encantadora mientras apoyaba los codos sobre la superficie de la mesa y, a su vez, su barbilla en sus manos entrelazadas. Un par de sus colas se menearon suavemente con pereza mientras la chica pelinegra no apartaba la mirada del rostro de su contrario. ¿Quién podría ser capaz de decir que Ahri Amattore no sabía en qué centrar su atención cuando este se lo merecía?- Me impresionas, Lancer, y mucho. He de suponer que no puedo irme a la ligera contigo, ¿deberé, entonces, mantener siempre la guardia en alto, caballero?


Off: No pude ver la imagen T^T

La joven zorra enarcó ambas cejas ante el significado de aquella confesión por parte de su contrario. ¿En realidad había sobornado a los sirvientes de la mansión para lograr su objetivo? Un plan trazado que, por cómo lo contaba, le tomó mucha paciencia, tiempo y dinero llevarlo a cabo. ¿Cómo se suponía que debía reaccionar ante sus palabras? Una parte de ella, aquella que toda mujer sensata tenía residiendo en su interior, se sentía enormemente halagada u ufana por tremenda muestra de esfuerzo y dedicación en ella. La otra, la que la hacía ser digna y orgullosa descendiente de los Amattore, se escandalizaba ante la manera tan fácil en que los sirvientes de la mansión, aquellos que habían sido investigados para saber si eran dignos de confianza, habían cedidos ante los encantos de un extraño. Eso era inadmisible y después se encargaría de averiguar quiénes eran los involucrados de tal faena. Pero esa noche hoy. Aquella velada estaba destinada enteramente a su disfrute mientras los demás hacían lo mismo en el interior de la enorme casa de estilo victoriano. 
Sonrió parcialmente, a manera de confidencialidad y no pudo evitar que su mirada ambarina se posara brevemente en aquella mano contraria que acariciaba la suya de forma tan delicada y grata. Y, por obvias razones, no la aportó. Le agradaba el contacto de Lancer, aunque la Amattore no estuviera dispuesta a reconocerlo tan abiertamente. ¿Dónde estaría lo divertido si lo hiciera? Se valía jugar previamente antes de llegar al platillo principal, ¿no?
-Así que esa fue la manera en que conseguiste tus propósitos -la pelinegra volvió a centrar toda su atención en el caballero y ladeó parcialmente su rostro, demostrando todo el interés que él le provocaba- Admito sinceramente que me impresionas aún más, y que admiro tu perseverancia y dedicación hacia mi persona. Hombres como tú no los hacen hoy en día, ¿o sí? -Y aunque la joven de curvas pronunciadas jamás lo aceptaría, un ligero rubor natural tiñó sus mejillas. En esos momentos odió la facilidad con la que estas solían sonrojarse, pues tampoco le agradaba del todo la idea que pensaran que era la típica chica tímida y virginal a la que se le podría cautivar con cualquier cosa. Ahri Amattore estaba completamente lejos de ser algo por el estilo, ¿pero qué se podía decir en su defensa? En el fondo era una romántica empedernida, y aquella clase de halagos le hacían muy bien, ¿qué mujer no gustana de enaltecerse con cumplidos tan delicados como los que el hombre pronunciaba?- Lo tendré en consideración, lo prometo. Haré mi mejor esfuerzo para que la velada sea aún más cautivante para ti; en cuanto a mí... estoy segura que podrías complacerme en más de un sentido -en ese momento le miró de forma especial, rayando en la seducción, antes de mover ligeramente su mano a modo que pudiera darle una suave caricia a la suya y retirla cuando el mozo que se encargaría de atenderles, hizo acto de presencia. La guardiana de los Lobbosco miró una vez más a su interlocutor, enarcando una ceja y sonriendo de lado- Y las sorpresas no dejan de llegar -canturreó con voz suave y baja, pero audible, mientras permitía que le sirvieran el platillo que por el momento era todo un misterio para la zorra, pues este poseía una cubierta plateada que imposibilitaba mirar, pero si se guiaba por su olfato, iba a admitir que olía sumamente delicioso. Y por supuesto, la exquisita bebida no podía faltar.
Y eso que apenas la velada estaba dando inicio.



Off: ¡Agh! Lamento haberme demorado en responderte, en serio u,ú Me encantó tu respuesta, fue tan asdasdasdasdasd *---* Realmente valió la espera de un mes(? Aunque me temo que ya no podremos continuar debido a que se cerrará el subforo de la mascarada u,ú Pero me encantaría poder seguir roleando contigo en otro tema a parte, aunque la situación sea diferente... ¿Un reencuentro entre ambos después de la mascarada? Sería interesante... Avísame si te agradaría continuar roleando con mi chica y me comprometo a ser yo ahora quien abra el tema C= ¡Gracias por darme oportunidad de rolear con Lancer! Es jodidamente genial >3<