Suerte en la habitación #207 [Priv][Krystal]

por **Lucas Seeks** Jue Abr 20, 2017 8:07 am

Estaba preparado para el momento que se daría en pocos instantes, se había preparado por 3 años para que todo sea perfecto, se miraba al espejo mientras se percataba que su traje estuviese perfecto, el saco sin arrugas, su corbatín bien atado, ni un trozo de hilo o cabello que desentonara en su vestimenta, zapatos listos, retocó su cabello y preparó sus largas orejas para que estas estuviesen en perfecto estado ¡Todo debía ser perfecto! No podía presentar una mala primera impresión, debía hacer las cosas muy correctas, era lo que había aprendido después de todo.

-Respira, no tienes nada de que preocuparte Lucas, la suerte está de tu lado, sólo sé tu mismo- y si, es correcto, la terapia de hablarse a si mismo frente al espejo parecía ser la mejor opción en esta ocasión, el día había llegado y los nervios podrían convertirse en un estorbo solamente... ¡Pero la duda existencial podía llegar y causar estragos! Más Lucas trataba de mantenerse lo más relajado posible.

Era el momento, una mirada final y salió del baño en donde se encontraba, era el baño general de caballeros de la institución, salió de ahí y se fue directo al edificio donde estaban las habitaciones de las damas, lugar donde se encontraba a quien serviría a partir de ese día, explicar su situación fue sencilla, lo difícil le fue identificar que iba temprano en la mañana, es decir, que muy probablemente le atrapase aun dormida, pero él confiaba más en su suerte que en fijarse en un detalle tan importante... era una fortuna que fuese observador, pero los nervios empezaban a causarle problemas.

Según la indicación, la señorita Krystal Lutz se encontraba en el segundo piso, y a esa hora en la mañana no encontraría a nadie por ahí, por lo que no había problemas en andar por el lugar, y así fue, encontró la habitación correcta, la número 207, y colocando la diestra en el pomo, aquel ser espiritual tan bien vestido, la giró, logrando abrirla porque tenía suerte que estuviese sin llave, entonces ingresó y cerró la puerta tras si, girando para quedar justo frente del sirviente toda la habitación, y, tras tomar una buena bocanada de aire, empezó el discurso que tenía ya preparado.

¡Señorita Lutz! La dama de la fortuna le ha declarado su suerte y esta es muy buena, soy Lucas Seeks, y a partir de hoy seré su humilde sirviente

Y finalizó inclinando su cuerpo hacia el frente, con el brazo derecho al pecho y realizando una reverencia, quedándose así sin realmente percatarse de la clase de situación en la que se encontraba, ni como se encontraba en ese momento el panorama, sino hasta que abriese los ojos podría ver realmente toda la escena completa.

por **Krystal Lutz** Vie Jun 16, 2017 9:04 pm

'Cinco minutitos más', es lo que mi mente siempre pedía de tregua cada que el amanecer se acercaba y la hora de alistarse para un nuevo día llegaba. No era que tuviera un mal despertar precisamente, ¿pero a quién no le gustaba quedarse a disfrutar un poco más los retazos del sueño y la comodidad de la cama propia?
Además, aún faltaba para que el despertador sonara, por lo que mi consciencia se encontraba profundamente sumergida en el sueño, mi cuerpo hecho olvillo sobre las cobijas y sábanas desordenadas de mi cama. Dentro de mi mente una alarma interna se disparó ante un ruido no habitual en esas circunstancias, pues lo único que debería estar sonando en aquellos momentos sería el rumor de los pajarillos cantándole al alba pero... pero no. Algo se había movido dentro de la habitación, alguien había accionado el pestillo de la puerta y la había abierto. Mis ojos se abrieron parcialmente, somnolientos, pero al dar mi espalda contra la puerta de la habitación, no fui capaz de contemplar la silueta que se acercaba hacia mí, y para una yo adormilada todo se encontraba en perfecta calma. Quizá aquel ruido había sido producto solamente de mi imaginación, de algún sueño experimentado y que no era capaz de asimilar, dentro de aquella franja casi invisible entre lo ficcionario y la realidad. Volví a cerrar los ojos, emitiendo un ligero quejido, y me abandoné una vez más a la maravillosa actividad de dormir. O al menos esas hubieran sido mis intenciones, si no fuera porque...
Porque una voz resonó en la estancia, y lo más alarmante fue la proximidad con la que se escuchaba. Abrí los ojos de golpe y mi cuerpo se tensó, haciéndome ya a la idea de muchas cosas en las que iban desde fantasmas cegados por la venganza hasta de ladrones sin escrúpulos, dispuestos a quitar del camino a cuanto obstáculo se les presentara... Y yo podría ser ese obstáculo.
Segundos después me giré sobre mí misma, aterrada, y pudiendo contemplar de reojo aquella silueta de amorfa figura. No lo pensé más tiempo, de mi garganta brotó un grito ahogado de miedo al tanto que, por acto reflejo, tomaba una de mis almohadas y la arrojaba contra el intruso, casi esperando ver cómo esta atravesaba el cuerpo al tratarse de un fantasma... pero ese no fue el caso, sino que fue a rebotar contra la cabeza del susodicho. Por instinto me trasladé torpemente hasta el otro extremo de la cama, sentándome sobre la misma y apoyando la espalda contra la cabezera al tanto que tomaba la otra almohada y la colocaba contra mí a modo inútil de escudo.
-¡KYA! ¡Shizu! ¡Alguien! Ayuda, ¡un intruso! ¿Quién es usted y qué quiere de mí? ¡Por favor, no me mate! L-le daré todo lo que tengo, ¡pero váyase de aquí!
En medio de mis angustiantes súplicas, pude contemplar un par de orejas de conejo en la cabeza del extraño, y eso me dejó más desconcertada todavía. Dejé de gritar y en cambio lo contemplé con mayor detenimiento, con el corazón desbocado y un molesto martillear en mis oídos. Fue entonces que las palabras iniciales de mi acompañante no deseado cobraron sentido dentro de mi mente.
-¿Sirviente? ¿Un conejo?
No entendía nada.

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