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El primer intento de cita [Priv. Marina]

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Mensaje por Nikolas Loreto Lun Oct 19, 2015 6:20 am

Desde su encuentro con Marina en el evento de verano, no se había podido tranquilizar. De hecho, desde la primera vez que la vio supo que su vida daría un giro impresionante y que después del primer encuentro nada podría volver a ser como antes y por más que él lo intentaba no conseguía que nada volviera a como era en un inicio. Tenía un mundo de canciones con letras de amor escritas, un mundo de sentimientos que no encontraba la manera de demostrar o de sofocar todo lo que ella le hacía sentir, la primera semana de conocerla había escrito una canción sofocante sobre el amor.

Cuando salió al evento de verano, había estado pensando todo el día en lo que sería estar con ella. Le había salvado de una pelea con un sirviente idiota que solamente quería buscar pleitos. Dejo escapar un suspiro, porque también en la prueba de valor, estar solo con Marina temblando de nervios, eso había sido demasiado para él y le había roto lo poco que tenía dentro y por último en la despedida del evento, se habían encontrado y habían estado hablando un rato, Nikolas sentía que era el momento de decirle que la quería, pero no lo hizo porque no parecía apropiado, con trabajo le conocía, no podía confesarse enamorado si no habían hablado suficiente tiempo para hacerlo. Dejó escapar otro suspiro.

Ahora, le había pedido a Marina que fuera con él a buscar unas partituras para una canción, aunque lo que en realidad quería era pasar un rato con la chica que comenzaba a volverlo loco y esperaba pasar todo el día con ella, comprando baquetas nuevas para la batería y buscando las partituras, quizás hasta podrían comer un helado y ver una película. Había llegado dos horas antes al punto de encuentro y vestía una camisa negra que le llegaba por encima de la cadera, dejando ver el inicio de su pelvis, jeans negros ajustados, una chaqueta roja abierta y vans negros. Se había cubierto la cabeza con la capucha de la camisa y estaba esperando tonteando con su celular, completamente nervioso.
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El primer intento de cita [Priv. Marina] Empty Re: El primer intento de cita [Priv. Marina]

Mensaje por Marina Valentine Miér Dic 16, 2015 7:08 am

¿Qué se suponía que debía hacer? ¿Qué era exactamente lo que se esperaba de mí? No podía saberlo, nunca antes me había pasado algo como aquello y me encontraba sumamente nerviosa, temerosa de cometer algo indebido o realizar alguna torpeza de las mías, tan características ya. Realmente me había sorprendido el ser abordada por Nikolas en los pasillos del edificio que nuestras especialidades compartían. Por un segundo no pude hacer otra cosa que no fuera contemplarle, con los ojos castaños ligeramente abiertos por el asombro mientras mi cerebro se daba a la difícil tarea de asimilar lo dicho por el contrario. Que él quería... ¿que yo lo acompañara el sábado a la ciudad? Por unas partituras, eso había dicho. Pero no lo entendía, ¿por qué yo? Había aceptado porque aquel día en cuestión no tendría nada que hacer, y porque pasar un rato en compañía del músico no me parecía una mala idea a pesar de lo extraño que había resultado todo. No había visto al pelinegro desde el viaje a la playa y, para ser sincera, me sentía a gusto a su lado. Una parte de mí había guardado la esperanza de volver a verle, aunque fuera de casualidad; la otra se había mantenido tan pesimista como siempre, recordándome más de una vez el por qué alguien como Nikolas podría querer buscar mi compañía. Sencillamente me había resignado. Pero ahora era diferente, podría pasar un día a su lado y el que el joven solicitara mi ayuda en dicha faena de buscar unas partituras, me hacía sentir... útil.
No pensé mucho en mi vestuario, en primera porque ni siquiera se me ocurrió que tuviera que vestir de una forma especial para la ocasión. En segunda porque sólo iríamos a recoger lo que a Nikolas le hacía falta para sus clases y nada más, volveríamos a la academia después de eso. No se necesitaba un atuendo especial para eso, ¿o sí?
El otoño ya había llegado a Idarion desde hacía un par de meses atrás y pronto llegaría el invierno, por lo que el clima solía descender de forma drástica sin previo aviso. Me había vestido con un par de jeans azul oscuro, botines de gamuza café, blusa de manga larga y ligeramente escotada de un color claro, y por último una bufanda tejida en rulos de colores crema, naranja opáco y café, muy acorde con la estación en la que nos encontrábamos. Mi cabello se encontraba recogido en una coleta ladeada, sobre mi hombro izquierdo y cubriendo ese lado de mi cuello.
Había tomado el transporte con media hora de anticipación, por lo que llegaría mucho antes de la hora acordada entre ambos. No me gustaba la idea de hacerle esperar y era mejor prevenir cualquier percance que pudiera suceder. Cual fue mi sorpresa cuando, al virar la esquina, me encontré con la novedad de que Nikolas ya estaba esperando en el lugar señalado, con celular en mano. Detuve mi andar ante este hecho y por varios segundos me dediqué a contemplarle, sintiéndome mal inmediatamente después. ¿Eso significaba que, al final, sí me había tenido que esperarme? Deseaba poder averiguar la hora y así saber si había sido error mío y, como siempre, había cometido una torpeza llegando tarde. Tragué saliva y, armándome de valor, me encaminé hacia donde el chico se encontraba, nerviosa.
-Este... perdón, ¿te hice esperar demasiado? -pregunté con voz suave y, hasta cierto punto, débil. Se notaba tanto en mi voz como en mi expresión lo culpable que me sentía por no haberle podido evitar la espera, a pesar de haber tratado de llegar antes de la hora citada.
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Mensaje por Nikolas Loreto Sáb Ene 16, 2016 8:15 am

¡¿He dicho antes que estaba completamente nervioso?! Llegado a ese punto, Nikolas estaba temblando de lo que sentía en ese momento. La verdad, no sabía como controlarse, ni siquiera podía pensar en ello. Porque Marina era tan impresionante, nunca había podido pensar en alguna chica de la misma forma en la que pensaba en ella. Ninguna se había convertido en su “musa” y lo cierto es que aquel sentimiento dentro de su corazón, le brindaba más motivación e inspiración al músico para componer sus canciones. Ahora tenía de todos géneros y ritmos. Claro que no había tenido la oportunidad de desenvolverse en otro tipo de música, Nikolas solamente tenía la intención de cantarle a Marina aquellas canciones, de revelarle la realidad detrás de su voz, aunque a veces utilizaba distorsionadores de voz para darle otro efecto más tétrico a dichas melodías.

Volviendo al tema de la cita… El plan original era conseguir unas partituras para su clase de música. Necesitaba aprender una canción en guitarra, bajo y batería con el fin de completar un demo que necesitaba para la clase. Todos realizarían una composición de una canción de una banda conocida y aunque podría haber sacado la partitura de internet, quería tener un motivo para ver a Marina en un día fuera de clases. Y ese era el mejor que se le había ocurrido. Ya cuando llegó al lugar, recordó que necesitaba baquetas nuevas para la batería. Necesitaba algo nuevo, algo para seguir derrochando toda la inspiración que sentía en ese momento. Y también, la otra cosa, aunque intentaría no hacer las cosas demasiado obvias, Marina no parecía interesada en una relación amorosa y él no estaba interesado en ser lastimado por la única persona a la que ha querido en su vida, después de su hermano menor.

Estaba esperando a que ella llegue, después de haber llegado estúpidamente temprano. Estaba jugando con el móvil, cuando una voz conocida le hizo sobresaltar y casi lanzar el celular por la borda.

¡No! De hecho, es bastante temprano.— Murmuro algo avergonzado, no pensó que algo como eso sucediera.—Estaba aburrido en mi habitación y pensé que debía llegar más temprano.— No tenía una verdadera excusa, ni mucho menos un motivo para querer estar cerca de ella. Pero aun así, había llegado muy temprano y no tenía una forma de justificarse.—Iremos a la tienda de música a comprar unas cosas, y luego si queda tiempo… ¿Te gustaría hacer algo más?— cuestionó con nerviosismo, mientras se debatía mentalmente si podía tocarle la mano o no.
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Mensaje por Marina Valentine Dom Ene 17, 2016 7:09 pm

Abrí parcialmente los ojos, con asombro, al ver la reacción contraria; después una sutil expresión de vergüenza cruzó en mis facciones. Le había asustado, aunque esa no era mi intención. Retuve un suspiro quedo en mis labios y en cambio enfoqué mi atención en él, quien me explicaba ahora los planes trazados para aquella visita a la ciudad. Iríamos a la tienda de música por unas partituras y baquetas nuevas, eso era lo que yo había creído que sería y lo tenía perfectamente asimilado. Fue la otra parte la que me hizo mirarle con la cabeza ligeramente ladeada hacia uno de mis hombros y pestañear con suavidad ante la confusión. ¿Algo más? ¿No se suponía que sólo le acompañaría a hacer sus recados? ¿Qué otra cosa podríamos hacer? Alcé mi mirada hacia el cielo y me llevé el índice a los labios, en una postura involuntaria de ensimismamiento.
-¿Hacer algo más...? -interrogué en baja voz, más para mí que para él, aunque era totalmente audible para oídos contrarios. Tal vez estaba aprovechando que, ya que ambos estábamos aquí, acompañarme para ir por algo que yo necesitara. Pero no había nada que requiriera en esos momentos, por lo que negué con sutileza y le dediqué una sonrisa de agradecimiento-. Gracias, pero por ahora estoy bien, tengo todo lo que necesito para mis estudios. No es necesario que desviemos el camino; vamos a lo tuyo sin preocupaciones, ¿de acuerdo? -le volví a sonreir y sin más le tomé de la mano amistosamente para instarlo a caminar. Una vez puestos en marcha, le solté repentinamente, desviando la mirada a mi alrededor sintiéndome intimidada por mi propio atrevimiento.
Una radiante expresión iluminó mi rostro al ser capaz de contemplar la belleza citadina: los autos pasar de vez en cuando, las personas llevando su rutinario ritmo de vida, las ocasionales aves oscuras zurcar por el azul pálido del cielo y las hojas muertas caer de los árboles ante la fría brisa que recorría lo largo y ancho del lugar. ¡Todo era tan hermoso! ¿Cómo no podían apreciarlo las personas que tenían el gusto de admirar tal paisaje todos los días? Aunque ciertamente era igual de preciosa la vista de la academia en cualquiera de sus estaciones, para mí no perdía encanto la ciudad tampoco. Todo ocultaba una belleza que sólo aquellos que tienen deseos de contemplarla, podrán encontrarla. Sin pensarlo ni un poco, giré mi rostro hacia mi compañero y permití que este pudiera ver en mis ojos castaños, tan transparentes como el agua, lo feliz que me encontraba de acompañarle y estar allí.
-¡Muchas gracias, Nikolas! Por invitarme a venir contigo... seguramente tendrías opciones mucho más interesantes para que te acompañaran, pero... te agradezco que fuera yo -le expresé en voz alta, totalmente sincera- no tengo muchas oportunidades de disfrutar de los lugares ajenos a la academia -y eso era verdad, pues desde que había sido internada allí no había salido más que en escasas ocasiones. Incluso en vacaciones me veía confinada pues ni para esas temporadas mis familiares deseaban mi presencia, así que ahora Soffio Divino DiAngel era mi nuevo hogar. Pero no lo lamentaba, a pesar de que no podía encajar con ningún estudiante, allí era donde yo encontraba la alegría y la seguridad que necesitaba para seguir adelante. Y el que alguien como Nikolas pensara en mí como amiga, sólo hacía que mi estadía fuera el doble de grata, lo cual le agradecía profundamente-. ¡Oh, mira, un gatito! -exclamé emocionada y cual niña pequeña me adelanté hacia el pequeño animalito de colores claros que se econtraba un poco más al frente. Este seguramente se asustó ante mi presencia, pues fue a esconderse entre unos frondosos arbustos, por lo que fui diminuyendo mi carrera hasta llegar por donde había visto por última vez al minino en cuestión. Me puse en cuclillas- Vaya, desapareció... -extendí mi mano e intente llamarle en vano para que saliera. Quería que Nikolas también lo viera.
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Mensaje por Nikolas Loreto Dom Ene 17, 2016 10:39 pm

Se quedó en silencio mientras esperaba la respuesta de Marina. Y luego se frustró casi de inmediato cuando la escuchó. ¿Qué era lo que estaba mal con esa chica? En realidad, era culpa de Nikolas, tenía que ser más serio pero le daba miedo que ella se burlara de él o ser rechazado. Aunque lo cierto es que Marina era una chica buena y dulce, no le iba a rechazar y hacer sentir su corazón hacerse pedazos… ¿Verdad? ¿Podía mantener la esperanza sobre ello?? Estaba sorprendido por el hecho de que la chica pensara que hacer otra cosa podría ofenderle o molestarle. ¿Era eso lo que pensaba? Si él era feliz con el simple hecho de que estuvieran juntos un rato. Ella era demasiado especial para él.

En realidad, me gustaría hacer algo más cuando terminemos.— Murmuró, pero luego fue su turno para ponerse algo nervioso.—Claro… Solo si tu estás de acuerdo con ello, porque no quiero resultar una molestia para tus estudios.— Expresó con algo de preocupación al respecto, esperaba que Marina no se tomara a mal su propuesta. Quizás ya le había molestado al pedirle que fuera con ella, porque tenía que estudiar, ¿no? Y ella siendo tan buena y dulce no había podido evitar decirle que si aunque sus planes ya fueran otros. Solía pasar en las películas románticas. Solamente que por lo general era un chico el que se encargaba de rechazar la propuesta de la chica tierna que no podía expresar claramente sus sentimientos. Quizás por ser una chica tierna no pudo decirle que no. Diablos, pensar en el amor era tan complicado. Ahora se sentía demasiado confundido.

Especialmente porque la chica le había sujetado la mano cuando comenzaron a caminar y se quedó estático. Su corazón comenzó a latir con cierto frenesí, mismo que fue remplazado por un dolor en el pecho cuando la chica retiró sus dedos de su mano. Frunció el ceño. Y luego bajo la mirada hacia sus manos, las cuales se habían separado. Me quedé observándole, como un acosador, estoy seguro de que la gente nos veía como si fuésemos una pareja que apenas estaba iniciando su relación, los sonrojos y la pena al tomarnos la mano. Seguramente era eso. Pero, tristemente, ni Marina ni yo estamos en una, por más que yo lo desee. Ella no me ve de esa forma.

Por mi parte, iba encantado mirando como caminaba y observaba la ciudad. Lo cierto es que Marina era una chica muy hermosa y la manera en la que se distraía observando a su alrededor, era hermosa. Seguramente estaba admirando la misma belleza que veía Nikolas en otros objetos. Ella era increíble. Le gustaba mucho la forma en la que encontraba el arte en las cosas más simples. Como había encontrado el arte en él mismo cuando se conocieron por primera vez. Aunque si, Nikolas había sido muy tosco, y si, posiblemente le había puesto nerviosa, pero no se había ido.

¡Deja de menospreciarte, Marina!— Exclamó en cuanto escuchó sus palabras.—Las pocas veces que nos hemos visto, siempre hablas de ti y de mis elecciones, como si fueran lo último en lo que pienso. Y me molesta.— Estaba siendo algo severo, pero no le gustaba escuchar ese tono de voz en la chica.—Te invité a ti, porque quiero verte a ti.— Respiró profundamente intentando calmarse.—Tu nunca serías mi última opción, ¿de acuerdo?— Dejó escapar un suspiro y dejó que siguieran caminando. Lo siguiente que Marina vislumbró, fue un gatito. Se dio cuenta de que ella estaba intentando atraer al animalito después de que este desapareciera. No le gustaban mucho los gatos, pero estaba dispuesto a cometer una estupidez por ella. Así que se agachó a su lado y silbó para atraer al animalito hasta donde se encontraba.—Ven, gatito…— Su brazo izquierdo se acercó a la de Marina, sujetándole con algo de fuerza la mano.—Acércate, no queremos hacerte daño.— Movió los dedos mientras silbaba suavemente.—Dile algo también, Marina.— Murmuró, al menos el animalito parecía ser atraído por los dedos que se movían y por el silbido inocente emitido por los labios del cantante. Quería ver a Marina feliz y parecía que ese animal era la clave.
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Mensaje por Marina Valentine Mar Ene 19, 2016 5:55 am

Alguna torpeza de las mías había cometido, eso sin lugar a dudas, pues en caso contrario mi acompañante jamás se hubiera mostrado tan disgustado con lo dicho por mí. Pero, ¿qué había estado mal en mis palabras? Le había agradecido por haberme invitado... ¿Eso era menospreciarme? Aunque claro, estaba tan acostumbrada a sentirme inferior a los demás, que probablemente había dado esa impresión aún sin proponérmelo. Me abracé las piernas mientras esperaba, en cuclillas, a que el animal hiciera acto de presencia aún si ya sabía que no lo haría. Me daba un poco de temor dirigirle la mirada ahora, no por el hecho de que me hubiera reprendido sino que lamentaba el haberle hecho enfadar. Porque claro, jamás se me hubiera ocurrido pensar que podría tratarse de otra cosa. Aún así, me sentía feliz y necesitada el que el otro quisiera estar a mi lado y pasar el tiempo conmigo; aunque todavía no podía sacarme de la cabeza qué era lo que veía un chico como Nikolas en mí.
El pesar comenzó a hacer acto de presencia en mis facciones al caer en cuenta que el animalito no iba a salir de su escondite, y a punto estuve de incorporarme para reanudar la marcha cuando sentí el cuerpo del pelinegro aproximándose y colocándose justo a mi lado. Abrí los ojos con sorpresa, sin ser capaz de desviar la mirada de los arbustos por temor de que, si volteaba a verlo, el contrario fuera capaz de mirar el sonrojo que me había causado su cercanía. ¿Por qué me sentía de aquella manera tan repentinamente? Era normal que los nervios habitaran en mí, pero Nikolas era mi amigo y no había razón para sentirme... así, ¿o sí? Además, había algo más, un sentimiento que no podía descifrar con exactitud: deseaba tenerlo cerca de mí lo más que se pudiera, pero contradictoriamente también desebaa huir, con temor de que el otro pudiera al fin descubrir algo en mí que resultara de su desagrado. Y no quería eso, no deseaba decepcionarle de ninguna manera. Finalmente dejé escapar lentamente el aire que había estado conteniendo, y traté mentalmente de calmar mi acelerado corazón. Algo en mi interior se contrajo ante la hermosa visión del chico llamando al gato. Se me hacía sumamente tierno y no pude evitar dedicarle una fugaz mirada de reojo, junto con una tímida sonrisa agradecida. No, no quería que él se apartara de mi lado... no cuando me proporcionaba tan gratas sensaciones y experiencias. Y en cambio, yo, sentía que no le daba nada a cambio... Sólo era una egoista.
Asentí y comencé a mover los dedos al igual que él, sólo que en un inicio los míos se movían algo torpe por los nervios. Poco a poco comencé a desinhibirme y a ser más segura con mis actos. Una cálida y emocionada sonrisa se trazó en mis finos labios.
-Ven, lindo... no te vamos a lastimar -susurré quedamente. Segundos después la duda empezó a hacer mella en mí, y volví a detener los movimientos de mis dedos mas no aparté aún mi mano- C-creo que no saldrá... -musité con mi voz cargada de pesar.
Realmente había deseado que mi compañero viera al felino y comprobara lo hermoso que era, pero... Como si el destino quisiera demostrarme que estaba equivocada, el pequeño en cuestión asomó el rostro y, paulatinamente, comenzó a acercarse ante el insistente llamado del pelinegro. Quedé totalmente inmóvil e incluso contuve una vez más la respiración, temerosa de hacer algo que pudiera asustar al animal, aunque este al parecer estaba más entretenido en terminar de acortar distancias con la mano ajena y, receloso en un inicio, restregar su cabecita contra aquellos dedos que le habían insitado a confiar.
-¡Lo conseguiste, Nikolas! -exclamé en baja voz, alegre. Volteé a verle con una genuina sonrisa de ilusión- ¿Verdad que es hermoso? Parece que le agradas... -regresé mi mirar al gatito y al fin me animé a bajar un poco mi mano para ser capaz de yo también acariciarle. Este empezó a ronronear sutilmente, cosa que provocó una enorme emoción en mí. Seguí extasiada mirando y acariciando al minino, guardando silencio por un momento.- Lamento mucho haberte molestado -hablé al fin, sin desviar mi atención en lo que hacía en aquellos momentos. Si volteaba a verlo, volvería a sentirme nerviosa y quería ser clara en mi argumento en aquel preciso momento para que no existieran más confusiones- sólo pretendía hacerte ver lo feliz que me hiciste... y me sigues haciendo... -dejé que mi voz muriera suavemente, ruborizada, antes de continuar con renovado valor- me entusiasma mucho la idea de pasar el día a tu lado, si es que eso está bien para ti. Por mí no hay ningún problema... ¿Qué dices? -giré mi rostro al fin para poder mirarle directa a los ojos. A pesar de mi sonrojo, no podía dejar de dedicarle aquella tímida sonrisa- iremos a donde tú quieras, yo en verdad quiero acompañarte siempre que sea contigo.
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Mensaje por Nikolas Loreto Lun Mayo 02, 2016 6:20 am

Se sentía mal por hablarle así a Marina, la verdad es que la chica en ocasiones le exasperaba y le daban ganas de jalarse las entradas del cabello y sacárselas porque de verdad, ella le tenía mal de la cabeza. Dejó escapar un suspiro, y luego le acarició la cabeza suavemente. No debió haber sido tan rudo con ella, pero siempre que estaban juntos ella hacía alusión a que solamente estaba con ella porque no había encontrado a nadie mejor. Le desesperaba y odiaba la forma en la que ella le hacía sentir. Como si tuviera que ser más gentil con sus palabras, aunque Marina era un caso perdido. Aunque le gustaba mucho y estaba jodidamente enamorado de ella, no estaba seguro de que le gustaría llevar una relación con alguien que le cuestionara miles de veces sobre lo mismo, quizás después de ese día ella dejaba de pensar que había una mejor forma de gastar su tiempo aparte de estar con ella.

Quizás una forma de arreglar el asunto, sería tomar al animalito que ella deseaba ver. Así que de esa forma estaba haciendo Nikolas, incitando al animal de salir de su escondite. Estaba realmente interesado en hacer feliz a Marina, después de todo había cometido un terrible error. Dejó escapar un suspiro demasiado profundo y miró con una sonrisa a Marina intentando sacar al gatito, la verdad es que ella era terriblemente tierna y la quería tanto, sin duda Marina era la persona que le había enseñado que las emociones eran más de lo que parecían ser. Parecía algo triste por el hecho de que le había regañado y eso le hizo sentir un poco como un estúpido, ella no merecía cargar más sobre él, estaba asustado de que eso arruinara las cosas, pero aun así se ubicó a un lado suyo.

Nunca había sido amante de los animales ni mucho menos de los gatos, pero si ella quería ver de cerca ese animal, tendría que tragarse todo y simplemente hacerlo. Acercó la mano con una sonrisa leve. Marina imitó el gesto y comenzó a salir del lugar donde estaba escondido. Marina no tenía mucha fe, pero él iba a enseñarle que cualquier cosa era posible, incluso capturar a un molesto gato en el centro comercial. Parecía algo huraño, pero al menos era curioso y parecía que Marina le había gustado. Si alguien le hubiera dicho que su “cita” iba a terminar con él en el suelo intentando sacar un gato de un escondite, posiblemente se habría reído y luego habría escrito una canción sobre ello. Quizás cuando la tarde terminara, escribiría una canción sobre su primera cita no cita. El gato terminó por acercarse y comenzó a restregarse con sus manos, lo que no le gusto, pero la sonrisa de Marina le dio valor para acercar más el gatito.

Es lindo, lástima que no nos dejen tener mascotas.— Añadió con algo de pesar, puesto que el gatito parecía callejero y una vida así para un animalito no era algo digno.—Aunque podría ser nuestro secretito… Si quieres conservarlo.— mostró una sonrisa con todos los dientes y acercó más el gato a Marina, para que ella comenzara a acariciarle. Le gustaba verle tan emocionada. Marina era tan linda y tan dulce, ella merecía lo mejor de todo. —Está claro que me encanta la idea de pasar tiempo contigo.— Como buen chico de pocas palabras, se ruborizó con la frase mencionada.—En verdad me gustas.— Confesó y tan pronto como se dio cuenta de sus palabras se quedó en silencio y comenzó a morderse los labios y luego gritó.—Me refiero a que me gusta pasar tiempo contigo.— Confeso con una sonrisa.

Se levantó, tomando al gato entre sus brazos y tomó a Marina de la mano, empujándole con el agarre.—Vamos, iremos a la tienda de música. Necesito partituras.— Le mostró una sonrisa amena y le jaló un poco, esperando por una respuesta.


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Mensaje por Marina Valentine Lun Jun 06, 2016 6:41 am

Asentí ante lo primero que había dicho, cruzando un rostro de pesar por mi expresión. Era una verdadera lástima que no nos dejaran tener mascotas, eso era cierto, y la simple idea de qué podría pasarle al gatito que yo ahora acariciaba y que él me devolvía el favor ronroneando era demasiado triste para que incluso yo pudiera imaginarlo. La vida en la calle debía de ser dura, sobre todo con un ser tan pequeño e indefenso como era aqul. Yo no sabía lo que era carecer de bienes materiales, de un hogar, cobijo y alimento; pero sabía lo que era la soledad y no era algo que le deseaba a nadie, a absolutamente nadie... aún si este es sólo un animal. Si embargo la sugerencia de Nikolas me dejó pasmada por varios segundos, trayendo como consecuencia que volteara a verle con duda y asombro. ¿De verdad sería posible que pudieramos darle protección a esa criaturita? Sin embargo aquella radiante sonrisa del chico no dejaba paso a las mentiras, me instaba a confiar en sus palabras y en que no jugaba con ellas. Poco a poco mi mirada comenzó a brillar por la ilusión y el enorme sentimientode gratitud que comenzaba a profesarlo.
-¿En serio es posible que lo cuidemos juntos? No me gusta ir en contra de las normas, pero... -volví a fijar la mirada en el gato y una triste sonrisa cruzó por mis labios- pero sé lo que es no tener a nadie en quien confiar... y si puedo, me gustaría que fueramos algo sólido para él. Un sostén, juntos -repliqué al final con seguridad, tomando de la mano de Nikolas por un acto reflejo para dar énfasis a mis palabras. Después tuve que apartar tanto la mano como la mirada, totalmente sonrojada por la pena- lo siento... a lo que me refería era...
Preferí callar, o sólo estropearía aún más la situación. En cambio concentré mi mirada al otro extremo de donde estaba mi compañero, escuchando lo que decía. Una tímida sonrisa apareció en mis labios ante sus palabras, y no pude sino sentir gratitud por ello. ¿Cómo podría agradecerle a Nikolas todo lo que estaba haciendo por mí? No podía el joven imaginarse ni un poco cuánto significaba para mí el contar con él como un amigo. Yo, que nunca había sentido la calidez de la amistad hasta que llegué a aquella academia, en esa isla tan lejos de mi hogar y de todo lo conocido. ¿Qué tan cierto era eso? ¿En verdad podría llamarle a España mi hogar? No, mi verdadero lugar estaba allí, en Idarion, donde, si bien existían aún muchos quienes todavía se burlaban de mí, también había personas, como Nikolas y Raffaele, que me tendían una mano amiga desinteresadamente. Quería ser algo igual de verdadero para ellos como estos lo eran para mí, un sostén...
Cerré los ojos ante esta idea, y sumergida aún en aquellos pensamientos y emociones, no me di por enterada del real significado que podrían tener las palabras del pelinegro cuando soltó de buenas a primeras que yo le gustaba. Le encaré, con desconcierto no por sus palabras, sino por su actitud nerviosa. Le dediqué una radiante sonrisa, con mis mejillas eternamente ruborizadas. Ladeé el rostro con inocencia.
-Tú también me gustas, Nikolas. Me gusta pasar el tiempo contigo -y era cierto. Me agradaba la forma sincera de ser del espiritual, su coraje para enfrentarse a muchas cosas y el hecho de que se veía a sí mismo triunfando. Los dos eramos parecidos en muchos aspectos, habíamos sufrido pero a la vez nos manteníamos con un objetivo claro y dispuestos a alcanzarlo. Eso era lo que más admiraba del chico, el que creyera en sí mismo y en su talento, en que sabía que conseguiría lo que se había propuesto. Yo, en cambio, no hacía más que dudar-. Eh... ¡¿Eh...?! -no pude decir nada con lo que aconteció después, pues ya era tomada del brazo y forzada a andar.
Le contemplé parte del perfil de su rostro, con incredulidad y dejándome guiar como si yo no fuera otra cosa que una niña pequeña. Esto duró sólo unos segundos, pues después sonreí con alegría y hasta me permití reír con suavidad. Jamás creí que fuera tan cálido y divertido pasar el tiempo con otra persona, además de mi querida nana.
Recorrimos el par de calles que nos separaban de la tienda de música, sin cambiar nuestras posturas y en silencio. Bueno, en silencio no, puesto que el gatito se quejaba por la forma tan brusca en la que había sido recogido y ahora deseaba buscar cuanto método posible fuera para deshacerse del agarre de su nuevo dueño. No pude hacer otra cosa que no fuera seguir sonriendo con sinceridad ante la situación. Tal vez nunca hubiera creído posible que una felicidad de este tipo fuera posible. Una vez frente a la puerta al fin hice un poco de resistencia para que Nikolas se detuviera, así zafándome de su agarre sólo para encararle.
-Dámelo, creo que ya te ha causado lo suficiente de problemas -comenté entre pequeñas risas al tanto que estiraba los brazos para tomar al animal. Y era verdad, la camisa de Nikolas seguro había visto mejores épocas. Ahora una de las mangas estaba rota y echa jirones, cortecía de las garritas de nuestro querido nuevo amigo; nadie podría creer que fuera de marca. Al tomar al gato en mis brazos, fue imposible el evitar el la piel de ambos tuviera contacto y este hecho mi hizo ruborizar por algún motivo, pero hice a un lado esa idea. En cambio miré a mi acompañante con preocupación-. No te hizo daño, ¿o sí?
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El primer intento de cita [Priv. Marina] Empty Re: El primer intento de cita [Priv. Marina]

Mensaje por Nikolas Loreto Sáb Jul 02, 2016 8:06 am

Al parecer, ese gato tenía experiencia para convencer a la gente, Nikolas podía darse cuenta por la forma en la que pedía el cariño de Marina, por la forma en la que llevaba su cabeza hasta la mano de la chica, pidiéndole caricias silenciosas. Sabía lo que estaba haciendo, porque él también lo hacía cada vez que estaba cerca de Marina, pedirle a gritos silenciosos su cariño, aunque no siempre sabía si ella podía dárselo. Pero aun así lo hacía. Tenía envidia, porque claramente a ese gato le salía mejor que a él, los animales siempre eran mejores causando lástima. Lo bueno era que también podía usarlo para su beneficio. Primero que nada, porque incluso si era algo contra las reglas, sabía que podía hacerlo. Había rotó otras reglas, no significaba que nada impidiera que no rompiera esas. Si pasar más tiempo con Marina significaba tener un odioso gato, lo haría, porque ella valía la pena y los arañazos del animal.

Es posible, igual, puedo ser yo quien lo mantenga. Tú no tienes que romper reglas, solo ser mi cómplice.— Explica. Desde la primera vez que vio a Marina supo que era una chica de reglas. De principios. Entonces, estaba seguro de que no sería capaz de seguir con una mentira diaria, él si podía. Aunque era bastante sincero, crudamente sincero, no tenía miedo a los riesgos y no le gustaba ser atado por las reglas. Se ruborizó por las palabras de Marina, sabía que ella no lo decía con mal sentido. Ella no lo decía con el significado que hacía latir salvajemente su corazón. Ella estaba siendo inocente con sus palabras y aunque en realidad dolía, no podía culparla. Su inocencia e ingenuidad eran las cosas que más le gustaban de ella.—No te preocupes, entendí lo que querías decir. Además, entendería que no quisieras nada conmigo en ese sentido.— Dejó escapar una risa dolorosa. La verdad, no quería dar pena, pero no podía decir nada más inteligente.

Decidió que lo más inteligente era no decir nada al respecto. Prefirió que lo mejor era ir a buscar las partituras y hacer que ella olvidara lo que acababa de decir. Aunque claro que luego le dijo que le gustaba o lo intento. Pero no había sido suficientemente bueno como para decirle lo que quería decirle. No era suficientemente valiente como para afrontar un rechazo o la culminación de su hermosa y corta amistad. Marina era su primera amiga, la primera chica de la que se había enamorado y la primera en verle sonreír. Sus palabras, aunque eran lindas, consiguieron deprimirle un poco. Que una chica, bueno, no. Que la chica que te gusta te diga «Me gusta pasar tiempo contigo.» ¡¡Ningún chico quiere que la chica que le gusta le diga algo como eso!! Mucho menos cuando estas escondiendo un gato para ella. Pero en fin, eso era algo de lo que amaba de ella. Aunque a veces se sintiera como si valiera poco. Ella no tenía la culpa de que él no fuera más claro con sus sentimientos.

Disculpa, solo siento que dije algo que aún no debía decir.— Sus mejillas se tiñeron de carmín. Le soltó la mano un poco nervioso. No quería ser brusco con ella, no sabía que efecto podía tener eso. Si antes estaba confundido, se sintió mucho más fuera de sí cuando la chica comenzó a reír. Era una risa pura, de alegría. Si Nikolas estaba seguro de algo era que no entendía para nada a las mujeres. Eran completamente impredecibles. Nunca sabías de qué forma iban a reaccionar. Sus palabras le dejaron en silencio por un rato, pero fue escaso porque provocó la risa en el joven.—No, no lo hace. Está todo bien.— Mencionó, después de sus pequeñas risas, algo inocentes, pero en el fondo era porque la chica le causaba una ternura indescriptible. Pero, igual permitió que el pequeño gato se fuera, ya le tenía arañados los brazos, más de lo que la tierna punta filosa de la navaja que usaba por las noches le permitía. No podía dejar que Marina volviera a ver las heridas de sus manos. Sería vergonzoso tener una conversación sobre el mismo tema.

Después de la pregunta de la chica, evaluó los daños. Por suerte, aquella no era su playera favorita, pero tenía que reconocer que el pequeño gato tenía talento para causar desastres.—¿Qué nombre te gustaría ponerle?— cuestiona, con una pequeña sonrisa, la verdad es que la respuesta de Marina es importante no quiere seguir llamándole pequeño gato durante todo el día. Quiere ser más flexible y un nombre cortó le vendría perfecto.—Iré a buscar las partituras, mientras tanto piénsalo, ¿sí?— Se adentró en la tienda como un intento para tranquilizar sus sentimientos. Estaba buscando partituras de diferentes bandas, la mayoría de rock o metal porque eran sus géneros preferidos. Dejó a Marina sola, mientras él intentaba tranquilizar y sofocar las emociones que ella le provocaba. Ella era veneno para él. No podían estar cerca mucho tiempo, sin que él tuviera otros deseos con ella. Salió de la tienda y le miró curioso.—¿Entonces?—.
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Mensaje por Marina Valentine Vie Jul 29, 2016 1:19 am

Ladeé la cabeza, confundida, ante las diferentes reacciones del muchacho y aunque ahora Nikolas se había perdido tienda adentro, dejándome a mí con el gatito esperando fuera, algo no me estaba cuadrando del todo. Tampoco era de extrañar, pues no me consideraba la persona más lúcida del mundo, pero una sensación de extrañeza, como si algo estuviera dejando escapar, no me permitía estar tranquila. Observé por un momento a través de la vitrina las acciones del pelinegro dentro de la tienda, después suspiré y salí de mi ensimismamiento cuando la pequeña bola de pelo que tenía en brazos lanzó un sonoro mullido. Bajé la mirada a él y con una cálida sonrisa comencé a mover dos dedos frente a su rostro, para que la criatura buscara atraparlos entre sus patitas. Reí.
-Ahora... ¿cómo te pondremos? -murmuré, concentrada en buscar algún lindo nombre mientras el gatito jugaba con mis dedos. Lo más ideal sería saber primero su sexo, pero no sabía mucho de animales debido a que mis padres nunca me permitieron tener mascota propia, pues decían que era tan torpe que jamás podría hacerme responsable de un ser vivo además de mí. No sabía si tenían razón o no, pero nunca deseé arriesgarme-, ¡oh, ya sé! ¿Qué te parece Whiskas? -el gatito comenzó a ronronear y yo volví a reír-, te gusta, ¿eh? Entonces Whiskas serás... y creo que puede quedarte bien tanto si eres niño o niña. Ahora es cosa de ver qué piensa Nikolas al respecto... -volví a alzar la mirada hacia la vitrina sólo para descubrir que mi acompañante aún seguía ocupado con el dependiente.
Con cuidado me recargué en la pared del local y me dejé resbalar con suavidad hasta terminar sentada en el suelo. Formé un círculo con mis piernas y en el interior deposité al pequeño animal para que no se fastidiara de tanto brazo, aunque siempre alerta por temor a que, de un rápido movimiento, pudiera huir de mí. Así que, para entretenerle, empecé a mover los dedos de mi mano a modo de araña para que este se dedicara a perseguirlos. En un determinado momento lancé un leve quejido de dolor cuando una de las filosas garritas de mi compañero abrió la pálida piel del dorso de mi mano. Le sujeté con la mano sana para que no fuera a escapar y la lastimada la alcé para ser capaz de comprobar los daños: un pequeño rasguño del cual ahora brotaba un hilillo de sangre roja. Siseé por el dolor, pero después fui indiferente a este cuando me percaté que el pobre Whiskas me miraba con curiosidad y arrepentimiento.
-No te preocupes, amiguito, no fue nada serio -le acaricié detras de las orejitas y el minimo se tumbó de lado para ronronear y dejarse querer. Lo cierto era que, aunque en un inicio se había mostrado arisco y receloso con nosotros, el pobre sólo buscaba un poco de amor y comprensión, como todos.
Sin dejar de rascarle la cabecita, alcé la mirada al cielo mientras esperaba y concentrada en mis pensamientos. Lo mismo aplicaba para mí y para Nikolas. Fugazmente, pero había sido capaz de visualizar aquellas cicatrices en su brazo cuando las travesuras de nuestro nuevo acompañante le destrozaron la manga, dejando la piel expuesta. ¿Se avergonzaría el pelinegro de ellas? ¿Seguiría haciéndose daño a sí mismo? Deseaba que no, porque en caso contrario significaría que entonces mi amistad no estaba siéndole de ayuda en lo más mínimo. O quizá ni siquiera él me veía como amiga... Esa era una gran probabilidad, y la simple idea me hacía doler el pecho.
Volví a bajar la mirada al suelo, donde Whiskas estaba quedándose casi dormido ante mis mimos. Sonreí ausente antes de suspirar. Me sentía preocupada pero no sabía el porqué, algo de lo que había dicho había logrado incomodar al espiritual antes de que nos dirigiéramos a aquel punto. Lo sentí un poco reservado tras eso, y seguro fue porque dije algo que no le pareció. ¿A él no le agradaba la idea de pasar el tiempo conmigo? No, eso estaba descartado, me había invitado a verle este día a mí por algo en particular, y el muchacho había dicho que gustaba de mi compañía, ¿cierto? No, no podía seguir sintiéndome insegura al respecto... Estaba conmigo porque quería, pero... ¿entonces?
Abrí los ojos al caer en la cuenta. ¿Quizá no deseaba cuidar de Whiskas y sólo se sentía comprometido a hacerlo sólo por mí? Sí, eso tendría un poco de sentido... Antes de que pudiera suspirar una vez más, abatida, la puerta del local se abrió y por esta salió mi acompañante con una bolsa en la mano. Alcé la mirada para dedicarle una sonrisa y tomé en brazos al gatito para así poder incorporarme, aunque con algu de dificultad, y mirar a Nikolas a la misma altura.
-Pensé en Whiskas... ¿te agrada? -susurré con tímida voz mientras le miraba y acurricaba al somnoliento peludo en mis brazos, aplastándose contra mi seno en búsqueda de calor y protección. Le miré por un segundo antes de alzar la castaña mirada y clavarla en los rojizos ojos del contrario. La sonrisa en mí menguó un poco al tanto que la preocupación se hacía dueña de mi expresión-. Este... ¿Nikolas? ¿Está bien para ti el cuidar de él? N-no quiero que te vayas a meter en problemas por mi culpa, ni tampoco que te cause demasiados inconvenientes. Sería genial quedárnoslo, pero... también podríamos llevarlo a un refugio o tienda veterinaria, seguro allí le encontrarían un lindo hogar cálido donde pueda andar a voluntad sin tener que estar oculto y... y no sé... -mi voz se iba apagando mientras hablaba hasta convertirse en un fino murmullo. Al final acallé.
Sería triste dejar ir a Whiskas puesto que comenzaba a sentirme apegada al animalito, y ya le tenía cariño. Pero precisamente por eso, primero tenía que ver por el bienestar tanto suyo como de Nikolas, y si lo mejor era que a este primero se le buscara un nuevo hogar ajeno al nuestro... pues así se haría.
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Mensaje por Nikolas Loreto Jue Ago 18, 2016 6:52 am

Se estaba tomando su tiempo, porque no se sentía seguro de estar con Marina, el encuentro con el gatito había limpiado un poco el destres que sentía por el hecho de que Marina siguiera menospreciando la decisión que tenía de pasar tiempo con ella, le había gritado feo y sentía que estaba arreglando sus problemas, prometiéndole cuidar del gatito. Por lo general, Nikolas detestaba los animales, pero sentía que en ese momento era una buena idea tener un pequeño animal que escuchara sus nuevas canciones y que se encariñara con él, no pensaba que fuera tan malo. Nunca había tenido una mascota, pero quizás con eso podría estar más tiempo cerca de Marina y ser parte de su vida. Antes de tener el valor para confesarle lo mucho que la quería.

Se quedó hablando con el joven que atendía la tienda, preguntó primero por la canción que necesitaba y luego compró más cuerdas para su guitarra y el bajo que solía usar cuando hacía sus propias mezclas. Se preguntaba si podría tocarle una canción de nuevo a Marina, quizás una más alegre que le hiciera darse cuenta de que tenía talento y no solamente por los screams que cantaba. Se preguntó si la presencia de Marina podría ayudarle para dejar de realizar cortes en su piel. De verdad, quería dejar de hacer esas cosas porque al final solamente a él le lastimaba. Nadie estaría siempre para ayudarle de las cosas que tenía que solucionar y no quería ser el modelo a seguir de los chicos que se cortaban. Su consejero le había dicho que no sería una buena idea que la gente de fuera lo supiera, ese tipo de secretos eran bastante escandalosos.

Salió de la tienda, pero se quedó observando a Marina, estaba sujetando al pequeño gatito y de alguna forma, hablando con él, sentía que ella realmente lo quería. Eso era lindo, poder ayudarle a tener lo que ella quería tener, nunca se había sentido más útil y afortunado en su vida, hasta ese momento. Cuando la conoció, no pensó en quedar enamorado de ella, pero no se arrepentía, ella era una rayito de sol en toda la oscuridad que conocía. Y le daban deseos de cantarle ‘You’re my sunshine’, una canción realmente tierna y… Que en lo personal, le hacía pensar mucho en Marina. El minino se había quedado dormido en sus brazos así que había dudado mucho en romper aquella tierna escena. Así que solo abrió la puerta y la cerró, para ‘salir’ del establecimiento.

Marina le gustaba y mucho.

Whiskas, ¿cómo la marca de comida?— Cuestiona, con una pequeña risa.—Pero, me gusta, es un lindo nombre— Su vista estaba fija en el pequeño gatito, era realmente tierno y se ruborizó al darse cuenta de cómo se restregaba contra la chica. Sus mejillas enrojecieron, elevando la mirada para que ella no pensara nada raro de él, aunque eso no sería nada raro. Porque solamente estaba viendo al gato, ¿no es así? ¿NO ES ASÍ? Obviamente solo veía al animalito. Miro a la chica sin entender sus palabras, bueno, en realidad, si entendía sus palabras, pero no comprendía porque seguía preguntando lo mismo.—Marina, si no estuviera seguro, no lo habría sugerido. A mí me da igual meterme en problemas, solamente quiero lo mejor para Whiskas— se acercó a ella y le abrazó por un lado, sosteniendo al gatito y aplastándolo ligeramente.—Si te gusta Whiskas, no permitiré que lo separen de ti.— Se acercó a ella, suavemente, sutil, como siempre.—Me gustas, Marina. No como amiga.— Y tan rápido como lo dijo, con la piel ardiendo por el toque, se separó de ella.—Disculpa por arruinar esto con mis sentimientos. Entiendo si no te interesa.— Murmuro, apenado.
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Mensaje por Marina Valentine Mar Ago 23, 2016 12:25 am

-¡Ah! Ya sabía yo que en alguna otra parte había escuchado ese nombre -reí cuando Nikolas me hizo notar que así era la marca de la comida precisamente para gatos-, pero es lindo aun así, ¿no te parece?
Me dediqué a acariciar la cabecita de Whiskas mientras esperaba a que mi acompañante dijera algo sobre la sugerencia que le hice con respecto a buscarle un hogar diferente al minino. En el fondo me daba tristeza la idea de dejarlo en un refugio animal, porque no podía saber si le daría un buen hogar o si terminarían haciéndole cosas crueles, pero tampoco teníamos muchas alternativas si es que al pelinegro no le agradaba del todo la idea de cuidar de un animal. Y es que yo no era dada a romper las normas, y tampoco tenía confianza en mí misma para atender a otros, cuando ni siquiera podía hacerlo conmigo. No deseaba que el estudiante de música se sintiera comprometido, era lo último que me gustaría causarle al susodicho después de haberse tomado las molestias de invitarme aquel día a ir a la ciudad, cuando mis otras alternativas habían sido quedarme en el instituto practicando o estudiando. Un cambio de aires siempre era bueno, o al menos eso oía constantemente decir a los demás, yo no tenía demasiadas alternativas de todas formas... hasta que llegó Nikolas aquel día para ofrecerme acompañarle a por unas partituras que necesitaba. No podía pedirle más de lo que ya muy gentilmente me ofrecía.
Con un poco de pena y temor me atreví, tras varios segundos en silencio, a alzar la mirada para verle de reojo, pero en el instante siguiente la volví a bajar hacia el gatito, avergonzada y un tanto temerosa al mismo tiempo, como una cría que está esperando a recibir un regaño por parte de su progenitor. Incluso cerré los ojos de modo inconsciente, creyendo que sería más amena la realidad de esa forma, pero lo que brotó de labios del espiritual distó de cualquier cosa que yo había esperado. Y por lo mismo es que volví a buscar cruzar miradas con él. ¿Estaba seguro de que cuidaramos a Whiskas juntos? ¿Lo decía de verdad y no sólo motivado por el compromiso? En verdad deseaba ser capaz de descifrar al chico que tenía ante mí, pero a la vez mi compañero no tenía razón alguna para mentirme, ni tampoco era responsable de mi propia inseguridad. Quise creerle de verdad en lo que decía, y me permití soltar un suspiro aliviado antes de sonreírle con timidez.
¿Eso quería decir que podíamos quedarnos con Whiskas? No me agrada la idea de que se arriesgara tanto por mí, tampoco el saber que pudieran reprenderle por mi culpa... pero a la vez una agradable y hasta ahora desconocida calidez comenzó a nacer dentro de mi corazón, al percatarme de los extremos a los que él estaba dispuesto a llegar por mí. Yo no lo merecía, tanta bondad suya...
No pude desviar la mirada de sus hipnóticos ojos rojizos cuando él se acercó y me abrazó de aquella forma, y descubrí con sorpresa que no me sentía incómoda por la cercanía ajena. Al contrario, era una sensación que nunca antes había experimentado... me sentía segura y protegida, como si nada malo podría pasarme si estaba a su lado. Ya no era la bailarina torpe y tonta de la que todo el mundo se burlaba en la escuela, ni aquella hija que desacreditaba el honor de la familia Valentine en casa. Allí era solo Marina, sin necesidad de mentir o de tratar de adaptarme a lo que los demás esperaban de mí. Sólo yo...
Por degracia, los momentos de paz no son eternos y aquel terminó más pronto de lo que a mí me hubiera gustado, pues aquellas palabras me trajeron a la realidad como si de un baldazo de agua fría se tratara. También el que Nikolas interrumpiera el abrazo sirvió para que mis pies pisaran tierra. No lo entendía, ¿a qué se refería con...? Por varios segundos le miré, estupefacta y confusa, en silencio. Abruptamente aparté la mirada y la desvié hacia el otro lado, no deseando que el contrario fuera capaz de contemplar el sin fin de emociones que ahora cruzaban por la expresión de mi rostro: incredulidad, vergüenza, desconcierto, miedo... Me sentía como un pez fuera del agua, temorosa ante un terreno que nunca había explorado con anterioridad. ¿Qué hacer? ¿Qué se suponía que se esperaba de mí? ¿Qué debía decirle? ¿A qué se refería? Que yo le gustaba... pero no sólo como amiga. Que yo le gustaba... Internamente negué con violencia, aquello era una mentira, debería ser un sueño nada más. Era imposible que Nikolas Loreto se fijara en alguien tan insulso como yo pero... Y si así era, ¿entonces qué era para mí Nikolas? ¿Qué significaba él en mi vida?
Hasta hacía sólo unos minutos atrás, había estado agradecida de tenerlo como amigo, pero ahora... ¿Y si lo arruinaba todo? ¿Y si terminaba apartándose de mi lado?
Por varios segundos más no supe cómo actuar.
-¿P-podría...? -tragué en seco, hablando con una voz muy queda y tímida, sin el valor todavía para encararle- ¿podría... tener el resto de la tarde para... pensarlo? Mientras vamos a otros lugares y... cuando tengamos que regresar... -dejé la frase al aire, esperando que entendiera que en ese momento le daría una respuesta. Tomé aire de forma profunda y de reojo le miré, sintiéndome enrojecer de sólo contemplar fugazmente sus facciones.
¿Por qué me inquietaba tanto? ¿Por qué mi corazón se oprimía de aquella forma? No lo comprendía, estos sentimientos para mí eran totalmente desconocidos... ¿Qué era lo que sentía con exactitud por Nikolas? Todo esto había sido demasiado abrupto, demasiado rápido para que lo pudiera comprender.
Pero de algo estaba segura, y eso era que no quería que el chico me privara de su compañía... ¿Era demasiado egoísta de mi parte pensar de esa forma?
Me aclaré un poco la garganta y por primera vez desde que mi acomapañante se había confesado, me percaté de la presencia de aquel animalito que tenía acunado contra mi pecho y que ahora dormitaba, ronronéando. Cierto, por el momento era mejor pensar en el bienestar de Whiskas. Necesitaba aclarar mi mente y aquello sería una buena distracción para contener mi impulso de salir corriendo, por la cobardía de no poder enfrentarme a los hechos a la misma velocidad que acontecían.
-¿Qué tal si vamos a la tienda de mascotas? Si vamos a adoptar a Whiskas, necesitará que compremos un par de cosas para su cuidado... ¿Qué dices?
Por favor, no te vayas a enojar conmigo ni a apartarme de tu lado... Eso querían decir mis ojos cuando volteé, finalmente, a mirarle directo a sus orbes.
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Mensaje por Nikolas Loreto Vie Sep 23, 2016 5:52 am

No podía explicarlo, toda su vida le habían dicho que era un monstruo y que nunca sería un humano, que nunca se sentiría bien por todos los pecados que había cometido contra otros. Pero cuando estaba con Marina, se sentía humano. Se sentía frágil y sentía que pertenecía a un sitio, que con ella podía ser la persona que no demostraba que era, pero quizás estaba equivocado, quizás algo como él y Marina nunca sucedería. Ella era brillante y ardiente. Él era triste y oscuro. Ella nunca querría que su mundo brillante se viera sofocado por él, él tampoco quería inquietarle. Quería verle libre y amar con todo el corazón. Esperaba no haberlo arruinado al confesarle lo que sentía por ella, pero sentía que no podría ocultarlo más. Quería abrazarla ya. Quería decirle que no había porque contestarle y que era un estúpido por ponerla en una situación como esa. Pero, no podía. No podía decirle que se arrepentía, no podía decirle que estaba mintiendo. No podía echarse hacía atrás de nuevo.

Su respuesta le dejo en silencio, molesto por su idiotez y por haber arruinado algo tan bonito con Marina. Dejó escapar un suspiro y asintió, dejó escapar un escueto «Sí, el tiempo que quieras.» Dejó escapar otro suspiro y miro a Whiskas, el nombre parecía haberle gustado. No dijo nada más, solo tomó a Marina de la mano y guardó las partituras en el bolso que llevaba colgado. Le acarició el dorso suavemente antes de decidir que debía tomar distancias y no tocarla. No sería bueno, no quería confundirla ni que se sintiera sofocada. Aunque él lo estaba. Se encontraba nervioso, porque sentía que no debía decirlo, no quería apresurar las cosas entre ellos y quizás ella debería saberlo. Solamente quería cuidar de Whiskas, pero se había puesto tan celoso por ese animal... Sentía que la había puesto en un aprieto, porque se notaba que estaba preocupada. No quiso decir nada al respecto, pero asintió cuando la chica le pregunto que si podían ir a la tienda de mascotas. Sonrió, o parecía que lo intento, pero no estaba seguro de haberlo hecho bien. La chica podía darse cuenta de que su humor había cambiado.

Quería cortarse. Quería arrancarse ese sentimiento para poder ser su amigo. Seguramente era aquello lo que ella quería. Que fueran amigos.

Encontré la partitura que buscaba. Me pidieron que cantara unas canciones para una obra. Phantom of the Opera...— Mencionó, le gustaba que después de su última participación en la obra de teatro de Raffaele, le hubieran llamado de nuevo para cantar. Sabía que había muchos buenos cantantes, así que había aceptado encantado cuando le dijeron que querían que fuera el fantasma. Al principio había intentado negarse, pero la chica había sido tan insistente que ni siquiera pudo negarse. El rubor llegó a las mejillas de Nikolas, se sentía tan orgulloso, aunque no sabía si era una emoción correcta después de ser 'rechazado' por Marina. —¿Irías a verme?— Cuestionó de inmediato, con cierta emoción. Como de un niño esperando que su madre acepté ir a verle al mejor día de su vida. Pero, carraspeó, dándose cuenta de lo invasivo que estaba siendo con ella. —Es decir, si puedes ir. No tienes que ir si no quieres.— Se mordió la piel interna del labio.

La tienda de mascotas estaba cerca, así que se adelantó y abrió la puerta para que Marina pudiera entrar sin mover mucho al gato. Como sabía que la chica era un poco tímida, se había acercado a la dependienta para preguntarle por los objetos para gatos. Se dirigió a ese sitio y estaba viendo los collares, no sabía cual coger y no quería acercarse mucho a Marina, temiendo que eso pudiera molestarle. No quería volver a molestarle.
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Mensaje por Marina Valentine Sáb Mayo 13, 2017 7:17 am

¿Por qué me sentía de este modo? ¿Por qué de este agudo dolor en el pecho que no me dejaba respirar con normalidad? Pero lo cierto era que, desde que le había dicho aquello a Nikolas, este había puesto una barrera entre ambos que no había estado alli con anterioridad; una que no sabía si sería capaz de derrumbar.
Desvié mi mirada y quise contener un suspiro, en cambio me abracé con un poco de mayor insistencia en la pequeña criatura que tenía ahora entre brazos, aquel ser que me proporcionaba el calor necesario para hacer aguantable la frialdad que ahora envolvía la presencia del pelinegro.
¿Me había equivocado? ¿Quizá el otro esperaba algo más de mi parte? Pero yo... yo no sabía qué era, jamás me había visto envuelta en esta clase de sentimientos. Sabía de ellos por las novelas que tan ansiosamente solía leer, pero jamás creí que algo así pudiera pasar en la vida real, que me pudiera pasar a mí.
Hacía unos segundos me encontraba tan feliz de tener por amigo a Nikolas... y ahora todo se derrumbaba sin que pudiera detenerlo. ¿Debía disculparme? No, sentía que con aquello empeoraría aún más la situación... Pero entonces, ¿qué se esperaba de mí? Tenía la necesidad de hacerlo y, sin embargo, me mantuve en silencio y me dejé guiar por mi acompañante hacia la tienda de mascotas.
Una sincera sonrisa apareció en mis labios cuando habló de aquella presentación que daría dentro de poco, y un vuelco dio mi corazón ante esa invitación.
-Por supuesto que iré, Nikolas -aseguré con voz calmada y sincera, sonriéndole y con la mirada puesta en la ajena. Deseaba que me creyera, que las cosas volvieran a los alegres momentos de no hacía mucho- te lo prometo, allí estaré...
Por un momento creí que todo se resolvería, que sólo era un mal momento que malinterpreté. Pero una vez en la tienda de mascotas, descubrí que, como siempre, estaba equivocada. Nikolas no volteaba a verme, y hacía todo lo imposible para no acercarse a mí. No sólo física, también emocionalmente, podía sentirlo sin necesidad de ser un espiritual. Tragué en seco y me aparté un poco, para darle su espacio a mi compañero mientras este hablaba con la dependienta. Mientras tanto, Whiskas y yo nos entretuvimos contemplando las variadas peceras. En cualquier otro momento hubiera estado encantada de ello, disfrutando de cada uno de los diferentes peces de colores que allí se exhibían, pero la inquietud no me lo permitía.
-Creo que me he equivocado, Whiskas -musité quedamente, para que sólo el pequeño animalito pudiera escucharme. Este ronroneó sutilmente, como si me estuviera respondiendo-. Volví a ser torpe, y creo que esta vez lastimé a alguien muy importante para mí con ello... Dime, ¿qué se supone que debo hacer?
Ahogué un sollozo y luché por contener las lágrimas que deseaban asomar a mis ojos. Quería llorar, pero aquel no era el momento ni el lugar para hacerlo. Me había prometido que nadie me vería débil, que sólo podría mostrarme vulnerable en la soledad de mi habitación. Porque sólo sería un problema para los demás...
Miré de reojo a Nikolas, quien contemplaba los collares para los felinos con aire crítico, marcando la mayor distancia posible entre ambos. ¿Al final aquello sería una buena idea? Si las cosas estaban así de tensas ahora, quizá lo mejor sería buscarle un refugio a Whiskas en ese momento...
No deseando incomodar al espiritual, me aparté de él para encaminarme hacia el mostrador y, con voz tímida y algo insegura, pregunté por el sexo del animal y qué edad aproximadamente podría tener. Mientras lo examinaban, de nuevo volví a sumergirme en mis propios pensamientos.
¿Para mí, quién era Nikolas Loreto? ¿Qué importancia tenía en mi vida y, sobre todo, qué lugar ocupaba en mi corazón? ¿Podría verlo como algo más que un amigo? Negué internamente, apesadumbrada. No era esa la cuestión; yo no tenía ninguna experiencia y ni siquiera sabría cómo actuar. Precisamente por no saber, fue que terminé haciendo enfadar al chico. Yo, lo más probable, era que no fuera apta para permanecer a su lado... Entonces, ¿por qué me había elegido a mí, de entre tantas? ¡Estaba tan confundida! ¡No sabía qué hacer!
Tomé a Whiskas nuevamente en brazos y regresé hacia donde él me esperaba, tratando de actuar natural. Fingiría que no me daba cuenta de aquella franja que nos separaba, que no me percataba de los intentos del contrario por hacerme a un lado. Le sonreí, un tanto débil.
-La dependienta me dijo que era machito, y que tenía alrededor de tres meses. Sería lindo comprarle un collar azul, ¿verdad? O quizá verde... También habría que comprarle algún juguetito, porque a esta edad es probable que haga vagancias si no se entretiene con algo... No me gustaría que te diera más problemas de lo que será en sí cuidarlo...
¿Por qué no me volteaba a ver? Tampoco era como si fuese una novedad, pero esta vez era diferente... Me dolía. Desvié mi propia mirada y acurruqué mejor a Whiskas en mis brazos; tragué en seco y respiré profundo, armándome de valor.
¿Cómo se suponía que debía responderle a lo que me dijo afuera de la tienda de música?
-También me comentó que ellos pueden dar en adopción a los animalitos... -susurré, con la voz contenida. No tenía el valor suficiente para enfrentarlo, seguía siendo la misma cobarde que vivió en España bajo el yugo de su familia durante años- tal vez, quizá... -la voz se me quebró, fui incapaz de continuar.
Perdóname, Nikolas... En verdad lo siento. Soy sólo una torpe más...
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